La Política Religiosa de la Nueva Monarquía: La Iglesia y la Fe
Con el nombramiento de los obispos e inquisidores, los reyes consiguen el poder de nombrar la jerarquía eclesiástica. Este es un logro importantísimo que garantiza que se pueda tener el control de una parte de la iglesia que se escapaba del control del estado. Hernando de Talavera (orden jerónima y obispo de Granada tras la conquista) y el cardenal Cisneros (franciscano y arzobispo de Toledo) serán personajes importantes, confesores de la reina Isabel. Clérigos con un perfil muy parecido que no comulgan con el alto ni el bajo clero. Buscan con la reina implementar una reforma de costumbres más acordes con la espiritualidad dentro de los monasterios, conventos… lo cual crea conflictos.
Las negociaciones con el papado y los obispos son constantes, y no pueden hacer lo que quieran porque la iglesia puede hacer lo que quiera. Los obispos, muchos de ellos, están centrados en otras labores como militares o políticas. Hernando es un convencido del diálogo mientras que Cisneros es un hombre más pragmático y contundente, que cree que las cosas en algún momento hay que imponerlas: chocarán en la unificación de la fe. No hay un plan preestablecido para la cuestión religiosa, pero sí se sigue una misma línea de actuación.
La Unificación de la Fe y los Problemas con Judíos y Musulmanes
En las cuestiones relacionadas con la unificación de la fe, tienen problemas con los judíos y los musulmanes. Los problemas sociales con los judíos (conversos) son una constante en toda Europa. Esto existe porque tenían gran influencia económica (élite económica), muchos de ellos eran mayoritariamente artesanos o burgueses, se dedicaban a la medicina y a la banca y ocupaban puestos de poder, lo cual provoca desencuentros y recelos (préstamos) en el pueblo. El gran dilema era si los conversos actuaban como tal en la intimidad o seguían practicando sus costumbres.
Comienza el reinado de los Reyes Católicos y hay un punto de inflexión. Pasan un tiempo en Sevilla, allí escuchan constantes quejas con respecto a los judíos y los conflictos en las ciudades y toman conciencia de la animosidad que existe entre el grupo de conversos. Comienzan a ponerse limitaciones a los conversos, se establecen leyes contra la usura, se rodean con cercas las zonas judías… es decir, comienza una labor de discriminación. Isabel no pretende acabar con la comunidad judía, sino que cesen los conflictos en las ciudades. Se señaló y ahondó la distancia entre la comunidad cristiana y judía que durante mucho tiempo habían convivido en buena armonía.
La Inquisición: Un Nuevo Instrumento de Control
Aquí aparece un nuevo instrumento que es la Inquisición. Se inventa en Francia en el siglo XII con la idea de combatir la herejía. En Aragón existía desde el siglo XIII y a partir del XV llega a Castilla. Se apoya en esa institución y se pretende denunciar a todos aquellos conversos que en la intimidad de su hogar practicaban otras costumbres y se empieza a producir una situación llena de acusaciones incluso dentro de la propia comunidad judía (con intención de guardar los intereses propios). Es el primer órgano que funciona a nivel interestatal, es decir, es un organismo al servicio del poder monárquico que no pretende perseguir a judíos y moriscos, sino señalar a judíos conversos que se sospechaba que no seguían las leyes cristianas. Esta institución buscaba señalar a los herejes, no a un colectivo en concreto. La comunidad judía se vio cada vez más acorralada con juicios falsos, intrigas… lo que termina en 1492 con la expulsión de los judíos, cuando muchos se fueron y pocos se convirtieron (los Reyes Católicos esperaban que hubiera muchas conversiones). Se produjo una despoblación importante y una aún más importante descapitalización.
La Situación con la Comunidad Musulmana
Con respecto a la comunidad musulmana, la situación era distinta. Se garantizaba el ejercicio de la religión musulmana y, sin embargo, Hernando de Talavera que quedó en Granada como arzobispo con esta mentalidad de evangelización pretendía mediante el entendimiento y el diálogo que la gente se convirtiera al cristianismo. Se convierte en una persona muy querida en la comunidad musulmana (labor puerta a puerta), trata de comprenderlos, lee los textos de la comunidad y se gana el respeto y el aprecio de la comunidad musulmana, lo hace durante 7 años y consigue pocas conversiones.
Cuando se empieza a ver el poderío de los otomanos y la reentrada de los africanos, se entiende que podría ser un problema tener una comunidad musulmana, y deciden enviar a Cisneros para acelerar la conversión musulmana. Cisneros llega allí con la idea de bautismo y conversión o migración. Es la idea que plantea a los reyes, intenta dar ventajas a aquellos que se conviertan, trata de convencerles y consigue más conversiones, pero ambos confesores chocan. En un momento, Cisneros comete un error: saca los textos de la mezquita del Albaicín, la reconvierte en una iglesia y quema parte de los textos delante de ella. Esto tiene contestación por parte de la comunidad y se asesina a un alguacil de Cisneros, los reyes no están al tanto de lo que ha hecho y no se aprueba, pero se organiza una importante rebelión que llega hasta la zona de las Alpujarras y para sofocarla hay que llegar prácticamente a la guerra.
El clima de entendimiento ya no vuelve a existir, los rebeldes son castigados con una importantísima multa, pero les dan la oportunidad de librarse de ella si se convierten. Tras varias revueltas, se prohíbe la estancia en Granada a todos los musulmanes que no se conviertan. Todo esto no afecta a Aragón y a Valencia, pero poco a poco se encamina hacia la unificación de la fe.