LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
EL IMPERIO DE CARLOS V: CONFLICTOS INTERNOS. COMUNIDADES Y GERMANÍAS
Carlos I de España y V de Alemania heredó el trono tras una breve regencia del Cardenal Cisneros en 1516. Carlos I no conocía el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos que ocuparon los puestos más importantes en la Corte y en la Iglesia. Cuando fue coronado, convocó Cortes para que se votaran nuevos impuestos. La reacción fue inmediata y en Castilla se le recordó que debía residir en el reino y respetar las leyes.
Política Interior
Carlos I tuvo que enfrentarse a dos grandes problemas internos, como fueron las Comunidades y las Germanías.
Las Comunidades: Fue un levantamiento en Castilla debido al descontento de la población, en el que se rebelaron las ciudades contra el monarca. Sus causas son que la aristocracia se sentía humillada por los consejeros flamencos, el empleo del dinero de los nuevos impuestos, que Carlos I no quisiera aprender castellano ni respetar las leyes y por la preocupación del comercio de la lana. La revuelta estalló en Toledo y se extendió por el resto de ciudades. Los Comuneros se organizaron en la Santa Junta que intentó convencer a Juana para que se pusiera al mando de la revuelta, pero ella no quiso. Las disensiones internas y la radicalización antiseñorial del movimiento debilitó tanto el movimiento, que tras la derrota en Villalar (1521) se dio casi por finalizado, salvo en Toledo que resistió hasta 1522 con la muerte de Bravo, Padilla y Maldonado.
Las Germanías: Fue un movimiento iniciado en Valencia en 1520, debido a la crisis económica, el descontento social y las epidemias. La revuelta se extendió hacia el sur del reino donde se atacó a los moriscos debido a que se les consideraba sumisos a la nobleza y a la Corona. Carlos V ordenó al Virrey que sofocara el conflicto, que se terminó convirtiendo en una lucha de la nobleza contra las clases populares hasta 1522.
Con Carlos I se conoció una etapa de máxima prosperidad económica debido a la colonización americana que abrió muchos mercados y la llegada de metales preciosos. Pero las continuas guerras y la política imperialista hicieron que se llegara a una decadencia que se notaría a finales de siglo.
Política exterior
Carlos I de España y V de Alemania recibió una gran herencia territorial debido a sus padres y a sus abuelos. Era español por parte de su madre, alemán por su abuelo Maximiliano, Borgoñón por su padre Felipe I. De su educación, se encargaron Margarita de Austria y el Cardenal Adriano de Utrecht. Su padre le dejó en herencia Holanda, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado; cuando murió su abuelo Fernando, recibió Aragón, Navarra, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña; cuando murió su abuelo Maximiliano, obtuvo los territorios de los Habsburgo y fue elegido Emperador de Alemania.
Influido por el erasmismo, intentó crear un imperio universal cristiano, para lo que consiguió el Milanesado y el Ducado de Borgoña. Ante el problema religioso de los protestantes mantuvo una posición conciliadora, manifestada en la Dieta de Habsburgo que fracasó por el radicalismo de los príncipes alemanes. Los príncipes se unieron en la Liga de Esmalcada que se alió con el rey de Francia y el sultán turco. Se enfrentó a los príncipes alemanes en Mülberg pero tras la derrota en Innsbruck, tuvo que firmar la Paz de Habsburgo (1555) que reconocía la libertad religiosa alemana.
Los turcos llegaron a cercar Viena, aunque Carlos les obligó a levantar el cerco, y tomó Túnez. Cuando los turcos se aliaron con Francia, llegaron a conquistar Budapest.
Las luchas con Francia fueron constantes, ya que continuamente se aliaron con turcos y protestantes. Francia llegó a ocupar Saboya sin que Carlos pudiera hacer nada, esto fue reconocido en la tregua de Niza. La paz de Crepy puso fin al conflicto entre España y Francia en el que obligó a Francia a luchar por la unidad cristiana.
La amargura que le llevó a Carlos la pérdida de las guerras contra los protestantes le hicieron abdicar en 1556 dejando la mayor parte de su Imperio a Felipe II, salvo la dignidad imperial y los territorios patrimoniales de los Austria en Alemania y Austria que heredó su hermano.
LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA
Felipe II fue el hijo del Emperador Carlos V y de Isabel de Portugal y, como su padre, fue preparado para el trono. Gobernó en los territorios de Castilla, Aragón, Navarra, Túnez, Orán, Franco-Condado, Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles y toda América y Filipinas.
Política interior
Tras viajar por Italia y Países Bajos, Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, debido a la situación central de la península o las ventajas ambientales; esto provocó el rápido crecimiento de la zona y la decadencia de otras ciudades. Desde ésta, gobernó con plena dedicación. A diferencia de su padre el centro de gravedad del Imperio se asentó en Castilla.
Felipe II tuvo que enfrentarse a dos rebeliones internas:
La rebelión de los Moriscos fue causada porque la población morisca era objeto de presiones para que abandonase definitivamente sus costumbres y se convirtieran al cristianismo, además de sufrir continuas vejaciones y presiones económicas. Por esto, se sublevaron y tras ser vencidos, fueron expulsados de Granada y repartidos por toda Castilla para facilitar su asimilación.
La rebelión de Aragón estalló por la defensa de sus fueros. El problema fue esencialmente político y tuvo como desencadenante a Antonio Pérez que estaba acusado de traición contra Felipe II. Antonio Pérez recurrió a su condición de aragonés para refugiarse en el fuero de Zaragoza. Felipe II reclamó su entrega a través del Tribunal de la Inquisición, ya que era el único común a toda la monarquía. La Inquisición, con su Justicia Mayor, Juan de Lanuza, se negó y el rey respondió con un ejército que ocupó Zaragoza y mandó asesinar a Juan Lanuza y los demás implicados.
Política exterior
En política exterior, el monarca se preocupó de mantener su Imperio mediante una fuerte y variada política matrimonial. Se casó con María de Portugal (1543) de la que enviudó; posteriormente, con María I Tudor (1554) que llevó el catolicismo a las islas. Tras la muerte de María I Tudor, se casó con Isabel de Valois (1559) de la que también enviudó sin un descendiente varón. En 1570, se casó con Ana de Austria de la que nació Felipe III.
Dentro de los conflictos internacionales destacamos:
El conflicto con los turcos tenía un carácter únicamente religioso. El catolicismo se veía amenazado por las incursiones berberiscas y turcas en el Mediterráneo. Para hacer frente al Imperio Otomano, constituyó la Liga Santa integrada por Estados como Venecia, Génova o el Papado. Luchó contra los berberiscos en Malta, a los que venció aunque siguieron las hostilidades con los otomanos. A pesar de esta victoria, la más importante fue conseguida en Lepanto (1571) que puso fin a la expansión otomana.
Un conflicto que no pudo solucionar fue el político-religioso en Flandes. Era un conflicto político, ya que exigían mayor autonomía, y religioso porque pretendían convertirse en calvinistas. A partir de 1566, se convirtió en el principal problema del Imperio. Felipe II se mantuvo irreductible en cuando a hacer concesiones a los protestantes y los reprimió con dureza, destacando el Duque de Alba. Los rebeldes dirigidos por Guillermo de Orange y apoyados por los príncipes alemanes protestantes, hugonotes e Inglaterra se enfrentaron a todo el poderío español, en una guerra larga y despiadada. Al final del siglo, se estableció que las provincias del sur se mantendrían fieles a la monarquía hispánica y al catolicismo, y las provincias del norte se convirtieron en un estado independiente y protestante. Esta guerra fue un enorme gasto para la monarquía y tuvo repercusiones negativas en la economía.
Las relaciones en la primera parte del reinado de Felipe II con Inglaterra fueron buenas, pero tras la muerte de su mujer María I de Tudor, las relaciones se hicieron hostiles, debido al control marítimo en América y el apoyo de Inglaterra a los protestantes. Felipe II pensaba que derrotando a Inglaterra, cortaría el paso a los protestantes para lo que creó la Armada Invencible dirigida por Álvaro de Bazán, pero ésta fue derrotada, iniciando el declive del poder marítimo hispánico.
La unidad ibérica
Con la muerte del rey Sebastián I de Portugal, se abría la puerta al trono luso que poseía la dinastía Avis. Felipe II era tío del fallecido y descendiente directo del rey Manuel I de Portugal, por lo que reclamó sus derechos al trono. La mayoría de la nobleza y los grandes comerciantes estaban de acuerdo con la adhesión, ya que podía traer importantes beneficios políticos y económicos, pero el pueblo no lo veía con buen ojo, por ello ordenó al Duque de Alba la invasión que no obtuvo casi resistencia.
EL MODELO POLÍTICO DE LOS AUSTRIAS
Los Austrias están divididos en dos tipos:
- Austrias mayores (Carlos I y Felipe II): se dedicaban por completo al gobierno.
- Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II): pusieron al mando del gobierno a un valido.
Los Austrias crearon una máquina de poder para imponer su autoridad siguiendo un modelo iniciado por los Reyes Católicos, que los Habsburgo perfeccionaron con:
- Nuevos órganos de justicia y de gobierno
- Gran aparato burocrático
- Gran ejército permanente
- Importante cuerpo diplomático
- Fuerte sistema financiero
Los Austrias continuaron la organización política de los Reyes Católicos. Procuraron rodearse de letrados que eran funcionarios expertos en leyes, apartando a la aristocracia del poder. Castilla se convirtió en el centro del Imperio y en los demás reinos se nombraron virreyes o gobernadores. El rey estaba asesorado por los Consejos que podían ser sectoriales o territoriales y tenían carácter consultivo. Los Secretarios eran los intermediarios entre el rey y los Consejos. La administración territorial mantuvo la estructura de los Reyes Católicos, en la que los corregidores tenían el control sobre las ciudades y había Contadores y Recaudadores de impuestos y Alguaciles. Las Chancillerías y las Audiencias se encargaron de la administración de la justicia.
Los elementos políticos sobre los que se asentó la política fueron:
- Hegemonía sobre Europa
- Absolutismo monárquico
- Castilla parte central de su política (zona más poblada, economía, América (comercio y metales))
- Grandes gastos de la Hacienda: ejército (Tercios y Armada) y administración (bancarrota)
- Sociedad estamental: privilegiados y no privilegiados.
ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI. LA INQUISICIÓN
La mayoría de la población siguió dedicándose a la agricultura, sobre todo a la de cereal. La producción aumentó paralelamente a la población debido a la expansión de la tierra cultivada. También se extendió el cultivo de vid y olivo. A pesar de ello, la agricultura estuvo limitada por la Mesta. La Mesta defendía los derechos de los ganaderos al tránsito de los ganados por las cañadas y la conservación de los pastos. La mayoría de los ganados estaban destinados a la exportación de lana destinada sobre todo a Italia.
La actividad artesanal vivió un periodo de clara expansión debido a la mayor demanda de productos que suponía el aumento de la población y el nuevo mercado americano. La forma de producción continuó realizándose en gremios.
El comercio fue el sector que experimentó un crecimiento mayor; sobre todo la realizada en América que estaba controlada por la Casa de Contratación. Hacia América se exportaban productos manufacturados vino y aceite. De América, llegaban metales preciosos, especias y materias primas. Debido a los metales preciosos, se creó un precio inflacionario que afectó a toda la economía.
Las continuas guerras en las que se involucró la monarquía hispánica supusieron un gasto para el mantenimiento del Ejército y la Administración. El aspecto más negativo de la Hacienda fue el periodo del déficit crónico que arrastró. La escasez de recursos ordinarios y la lentitud de la recaudación hizo que en épocas de guerra se recurriera a préstamos, nuevos préstamos y emisión de deuda pública. Su hijo Felipe II creó nuevos impuestos y logró que la Iglesia participara en la recaudación, a pesar de ello, tuvo que declarar tres veces la bancarrota.
A comienzos del siglo XVI, había en España seis millones de habitantes que aumentaron a ocho millones a final del siglo. Los territorios más poblados eran los de la Corona de Castilla que albergaba el 75% de la población y era la zona más densamente poblada, por lo que poseyó la hegemonía.
La sociedad era claramente del Antiguo Régimen. Los privilegiados eran la nobleza; la alta nobleza fue desplazada del poder político pero no del ejército. Su potencia económica y social era considerable y poseían tierras y privilegios, como la exención fiscal, por lo que empezó una lucha por ser noble; y el Clero, que contribuía al Estado a través de la entrega del tercio del diezmo y de la venta de bulas, además se vio forzado a entregar una donación. Las clases populares tenían que contribuir al estado y vivieron en una situación de pobreza.
El Humanismo y el Renacimiento tuvieron un amplio desarrollo en la España del Siglo XVI. Luis Vives y Antonio de Nebrija fueron los humanistas más importantes y Cisneros fue promotor de la cultura renacentista ya que fundó la Universidad de Alcalá. El arte del romanticismo tuvo una evolución muy compleja. Durante el siglo XV y principios del XVI, se aprecia una continuidad de las torres góticas, esta época se llama Estilo Plateresco. En el primer tercio del Siglo XVI, se produce el triunfo de las corrientes renacentistas. Algunas obras representativas son el Patio del Palacio de Carlos V, Fachada de la Universidad de Salamanca. En la literatura, los siglos XVI y XVII fueron una época dorada. El castellano se convirtió en una lengua universal.
La Inquisición fue un Tribunal Eclesiástico encargado de la represión de la herejía y otros delitos contra la fe cristiana. Fue creado por el Papa Gregorio IX en 1233 y establecida en España por los Reyes Católicos. Estaba dirigida por el Consejo de la Suprema y General Inquisición; presidida por el Inquisidor General; tenía Tribunales provinciales y sus sentencias podían implicar desde la absolución hasta la muerte.