Principales características de la economía española del S.XVIII
El siglo XVIII es un siglo de crecimiento para España. En la última década del reinado de
Carlos II, a pesar de las circunstancias políticas, ya se da una cierta recuperación, aunque es
desigual. En los territorios de Aragón, la recuperación fue mucho más fuerte y temprana que la de
Castilla, Catalunya lideró el auge económico. Castilla está muy devastada, ha perdido mucha
población y su crecimiento es más complicado. El crecimiento agrícola se va a dar primero en la
periferia y, más tarde, se trasladará hacia el interior. Madrid, como capital, demanda cada vez más
productos, lo que ayudará a la mejora de las comunicaciones. Con todo, hay que seguir hablando
de una economía de tipo antiguo: es verdad que crece, pero en realidad no termina de
desarrollarse. Cuando las cosas van mal, es evidente que cada sector no está preparado para los
inconvenientes que se puedan dar. El crecimiento económico va muy ligado al crecimiento
demográfico, es la demanda de la población hace que se ponga en marcha la economía.
En cuanto a por qué sucede este crecimiento, los grandes conflictos y las pandemias se
reducen considerablemente, y además se hizo un gran esfuerzo para mejoras las técnicas agrícolas
y de cultivo. Gracias a esto, se calcula que hubo un aumento de casi tres millones de personas en
España. Castilla va por detrás en el crecimiento demográfico y económico, por lo que se toman
ciertas mediadas para atajar la cuestión. En el gobierno de Carlos III, por ejemplo, se colonizaron
partes de Andalucía. Se tomaron también mediadas para incentivar los nacimientos, como el
acceso a “hidalgos de bragueta”: se otorgaba el título de hidalgo al padre de familia que
consiguiera tener siete hijos varones. Esto hacía que muchas familias tuvieran doce o catorce hijos,
pero si conseguías demostrar en una chancillería que eran hijos tuyos con tu mujer legítima, se te
otorgaba la hidalguía y dejabas de pagar los impuestos del tercer estado. Esta medida dio
resultados, pues era la salvación de muchas familias.
Se hizo un esfuerzo a través de las sociedades de amigos para llevar a cabo las teorías
económicas en los distintos sectores. Hubo crecimiento, pero no todo el desarrollo que tuvieron
otros estados como Inglaterra.
3.1. Expansión agraria
En el Siglo XVIII hay que hablar de la expansión agraria. En siglos anteriores, ha tenido que
batirse con la ganadería y la mesta. No obstante, debido a la gran demanda poblacional, se va a
extender la agricultura y las tierras dedicadas a ello. No es fácil, la expansión agrícola requiere
también la libertad de comercio de grano, un entendimiento entre la ganadería y la agricultura,
requiere desamortizaciones… Entre las principales mejoras, se extendieron nuevos cultivos (maíz y
patata) y la agricultura se superdite a los intereses de la economía. Durante este siglo, hay un foco
esencial en el comercio, lo que hace que se cultive en mayor o menor medida ciertos productos en
función de la demanda. Por ejemplo, hay muchas modificaciones en los viñedos para aumentar la
producción, al igual que pasa con el pienso o el lino.
La economía, que sigue siendo de subsistencia, empieza a entender que la agricultura debe
verse también como algo que forme parte del comercio, un sector cada vez más popular. Se
hicieron inversiones en los sistemas de regadío, siendo pioneras las zonas del Levante y la Mancha.
Se intentó, desde los círculos ilustrados, implementar reformas que ayudasen a la agricultura.
Ninguna de ellas era suficiente para afrontar el gran problema de este sector: la climatología.
Además, se suman dos problemas: el acceso a la propiedad de la tierra está vetado a la mayoría de
la población y había falta de flexibilidad en el marco productivo. Se legisló para introducir nuevas
técnicas, pero la propiedad aún era un problema y las técnicas no llegaban a solucionar las malas
cosechas ocasionadas por el clima.
3.2. Ganadería
En la ganadería se dan dos fases diferenciadas, enmarcadas en la primera y en la segunda
mitad de siglo, respectivamente. En la primera, la ganadería sigue creciendo, gozando de ciertos
privilegios, sin verse afectada por la extensión de cultivos… Ayudó también que las hierbas de
pasto eran baratas, así como el hecho de que, en el contexto de crecimiento económico, había una
gran demanda exterior de lana de calidad. La cosa cambia en la segunda mitad de siglo, en especial
en el último cuarto, que coincide con la extensión agraria. A partir de ahí, se ven afectadas muchas
tierras de pasto y además se ve también que los cereales panificables tienen más relevancia que
los de pasto. En cualquier caso, la ganadería no sufrió especialmente, siguió teniendo
protagonismo y supeditada al comercio de la lana, aunque esta ya no fuera el producto estrella.
3.3. Manufacturas
En las manufacturas hay crecimiento y muchas innovaciones, aunque de nuevo el
desarrollo no es completo. Hubo preocupación por parte de los gobiernos ilustrados para
potenciar e innovar el sector, intentando cubrir la demanda nacional. El problema es que España
aún importaba gran cantidad de productos, lo que dañaba a la balanza de pagos. Lo cierto es que
la tradición estuvo muy presente y luchó mucho para competir con las innovaciones europeas.
Como en otros sectores, la industria está orientada a satisfacer las necesidades primarias, lo que
nos indica que seguimos en un ciclo económico antiguo. Hay que recalcar que las rentas eran
bajas, lo que no permitía que la población invirtiese en mucho más.
Se hicieron importantes esfuerzos para modificar el sistema de gremios, de alguna manera
se potenció la creación de gremios de mercaderes, que funcionaban con una estructura más ágil.
Aparecieron las manufacturas concentradas en grandes talleres artesanos, la novedad es que
muchos de los talleres son de propiedad estatal, cuya intervención se suma a la privada. El estado
interviene creando, financiando y gestionando directamente algunas manufacturas (Manufacturas
Reales Puras); a través de empresas mixtas, es decir, colaborando con el capital privado; a través
de la concesión de privilegios, como exenciones fiscales o franquicias (empresas lideradas por
particulares con determinados privilegios); y finalmente con la participación en sociedades por
acciones. El peso de la inversión industrial no se deja solo en manos privadas, ya que de esa
manera no podría reflotar, así que aplica las cuatro medidas anteriormente mencionadas.
Empieza a haber una demanda exterior de productos de lujo, a la que se orientarán las
manufacturas reales (fábrica de tabacos de Sevilla, fábrica de tapices de Santa Bárbara…). Se
intenta que la industria pueda satisfacer las nuevas demandas comerciales. La estrategia es más o
menos acertada en función de si responde a objetivos a largo o corto plazo. Por ello, siendo estas
estrategias a corto plazo, hubo crecimiento pero no llegó a haber desarrollo.
3.4. Transportes, comunicaciones y comercio
El crecimiento poblacional, el ritmo de la economía y de la sociedad hace que las
infraestructuras se queden pequeñas. Los trazados de los caminos, además de irregulares, son
insuficientes y los transportes muy primarios. Se hizo un esfuerzo por mejorar esos caminos y crear
vías más directas; aunque hubo mejoras, no se dio ningún cambio significativo. El mayor esfuerzo
estuvo dirigido al comercio. El comercio interior estaba muy polarizado, Madrid cada vez demanda
más productos, pero las zonas de la periferia que se encargaban del comercio con las Indias
también necesitan productos. Por ello, para cubrir tanta demanda interior, hubo que hacer una
importante inversión.
A pesar de ello, la verdadera inversión se la llevó el comercio exterior. Dentro de esto, la
gran protagonista del Siglo XVIII, también en política, fue América. Las colonias seguían siendo
fundamentales para la corona, ya que se obtenían materias primas abundantes y baratas. Además,
era un territorio ideal para exportar los productos españoles. Tampoco puede olvidarse que seguía
generando plata. Se restan esfuerzos a nivel interno y se redoblan a nivel externo, se pone el
acento siempre en las relaciones comerciales. Se da la creación de la Secretaría de Marina y de
Indias para regular el comercio y compañías mercantiles. Se invierte mucho en la creación de
galeones y naves, sobre todo después de la destrucción de la flota en Vigo. El monopolio pasa de
Sevilla a Cádiz, y a partir de Carlos III comienzan a darse muchísimos decretos de libre comercio
para agilizar y facilitar las relaciones comerciales con América.
3.5. Hacienda y fiscalidad
El estado se enfrenta a una balanza comercial deficitaria que aún no es suficiente para
apoyar las reformas, gran parte de la plata de América era destinada a pagar deudas y créditos. En
definitiva, solamente existían dos formas de conseguir dinero: seguir sangrando al pueblo con
impuestos y pedir más préstamos que siguieran endeudando a la corona. La solución que se buscó
fue generar impuestos indirectos, lo que muchas veces fue un error. Las clases privilegiadas
seguían protegidas de la fiscalidad y las clases populares no podían permitirse pagar más
impuestos. Se eliminaron impuestos innecesarios en un intento de racionalizarlos y llegar a un
impuesto único, pero el estamento privilegiado intentó impedirlo por todos los medios.