1.-Introducción
El modelo económico-social y político del Antiguo Régimen fue criticado por una serie de pensadores que conocemos como ilustrados. La nueva corriente de pensamiento tuvo su origen en Francia, pero se extendió rápidamente por toda Europa, hasta el punto que el siglo XVIII se le conoce con el nombre de «el siglo de las luces». La característica básica del pensamiento ilustrado es una ilimitada confianza en la razón humana, ni la autoridad, ni la tradición, ni la revelación, pueden sustituir a la razón, y todo aquello que ésta no pueda aceptar debe ser rechazado como engaño o superstición. En resumen, los ilustrados creían que los hombres, conducidos por su inteligencia, podían alcanzar el conocimiento, que era para ellos la base de la felicidad. Por ello eran firmes partidarios de la educación y del progreso, es decir del enriquecimiento del saber y de la progresiva mejora de las condiciones de vida de todos los seres humanos. Con estas armas, los ilustrados sometieron a crítica los principios de la sociedad estamental, negando la transmisión hereditaria de cualquier virtud o privilegio y afirmando la igualdad y el derecho a la libertad de todos los hombres. Criticaron también la organización económica, la falta de libertad para comprar y vender y defendieron la propiedad y la libertad de comercio e industria. Asimismo, sin negar la existencia de Dios, se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia, a sus privilegios y a la visión conservadora e inmovilista transmitida por el clero. Por último se enfrentaron al absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre gobernantes y gobernados que garantizasen los derechos básicos del individuo, la necesidad de la separación de poderes y el principio de la soberanía popular, afirmando que el poder emana del libre consentimiento de los ciudadanos, expresado mediante el voto. Las ideas de la Ilustración calaron en una minoría de intelectuales españoles pertenecientes a la baja nobleza y a la burguesía que, centraban sus actividades en profesiones liberales: médicos, abogados, escritores y actividades industriales y comerciales. El principal obstáculo a su difusión fue el fanatismo religioso y el temor a la Inquisición. La preocupación básica de los ilustrados era encontrar soluciones a la decadencia española. Para ello propugnaban:
Una reforma del sistema educativo, primando el estudio de las ciencias, para lograr un progreso técnico y científico; una crítica a los estamentos privilegiados, por considerarlos clase improductivas que paralizaban la modernización de España, y un desarrollo de las actividades económicas a través de las “Sociedades Económicas de Amigos del País”. Llegaron al poder en el reinado de Carlos III y desplegaron una amplia política reformista. Constituían una minoría dentro del panorama español pero de gran influencia y poder, , en este ambiente ilustrado, Carlos III accedió al trono español, tras producirse el fallecimiento de su hermanastro, Fernando VI. Hombre de carácter sencillo y austero, estuvo bien informado de los asuntos públicos. Fue consciente de su papel político y ejerció como un auténtico ilustrado. El largo reinado de Carlos III es considerado como la plenitud de la Monarquía ilustrada. El nuevo monarca era hijo de Felipe V y había reinado en Nápoles, donde adquirió una experiencia de gobierno que le permitió tener muy claros sus objetivos, en el sentido de incrementar el peso de una Monarquía reformista e ilustrada frente al tremendo gravitar de la sociedad del Antiguo Régimen. Su carácter era sencillo y llevó una vida alejada de la capital, pues residía habitualmente en los Sitios Reales donde se dedicaba a la caza, pero tuvo una acentuada conciencia de su papel y nunca dudó en su apoyo a los ilustrados. La monarquía española del siglo XVIII tuvo un carácter fuertemente “regalista”. se puede apreciar en el Concordato firmado entre el rey de España y el Papa en el que gobierno español puede intervenir en una serie de aspectos de la vida religiosa del país. Los ministros ilustrados de Carlos III siguieron por el mismo camino pero a las viejas ideas regalistas se añadieron objetivos más modernos, especialmente la disputa del terreno de la educación con los jesuitas. Para expulsar a los jesuitas, el rey y su Gobierno los acusaron de organizar los motines de 1766
Los jesuitas educaban en sus colegios a la mayor parte de los jóvenes que se preparaban para entrar en la universidad y los políticos ilustrados aspiraban a poner estas instituciones educativas bajo el control del gobierno. Así, al empezar el reinado de Carlos III se formó un amplio frente antijesuítico en el que se integraron distintos grupos: los regalistas que veían a los jesuitas como los seguidores más incondicionales del papa, los ilustrados, que les querían arrebatar el control de la educación, algunas órdenes religiosas rivales, los dominicos y los agustinos. A continuación fueron reformadas las universidades controladas por los miembros de Compañía de Jesús; se modificaron los planes académicos, dando más importancia a las ciencias y a la medicina, y se reorganizaron los colegios mayores, que se oponían a la fuerte influencia que los jesuitas ejercían en la vida política a través de sus antiguos alumnos (los “colegiales”) que habían alcanzado importantes cargos dentro de la administración del Estado, como el marqués de la Ensenada. Esta temible coalición de fuerzas presionó sobre Carlos III, pretextando que los jesuitas habían participado en la organización del motín de Esquilache, y logró arrancarle el decreto de expulsión de todos los miembros de la compañía de España y de las colonias americanas. la política de reformas fue impulsada por un Gobierno dirigido por extranjeros esto hizo la oposición de los privilegiados y también las protestas del pueblo, k decian que las reformas eran importadas y se cargaban sus cosumbres y tradiciones.cualquier medida impopular implicaba un gran riesgo para el Gobierno, como sucedió con el incremento de los impuestos y la libertad del precio del trigo para estimular la competencia, pero la medida resultó contraproducente, porque la mala cosecha de ese año y el almacenamiento del grano por parte de los especuladores dispararon el precio y, por tanto, del pan. Estas subidas fueron motivadas también por los problemas económicos provocados por la guerra con el Reino Unido. El descontento fue creciendo a medida que faltaba el pan y aparecía el hambre. El ambiente de tensión fue aprovechado por los opositores al régimen reformista y se atribuye a Esquilache la culpa de la falta de pan. Como consecuencia, estalló una revuelta popular en Madrid, motín de Esquilache. La excusa que desencadenó el motín fue un decreto de la policía urbana de Madrid en el que se insistía sobre la necesidad de cumplir una antigua norma que exigía el abandono ciertas prendas del cuerpo. Estas prendas ocultaban rostros, armas y productos de matute o contrabando. La norma iba, pues, dirigida a reducir la criminalidad y formaba parte de un conjunto de actuaciones de renovación urbana que también eran rechazadas. El pueblo madrileño asaltó las casas de Esquilache y Grimaldi y se enfrentó a los valones de la Guardia Real. . Carlos III apaciguó la revuelta prometiendo al pueblo que el ministro italiano sería destituido y sus medidas anuladas. Garantizó, así mismo, la rebaja de los precios de los comestibles y la supresión de la Guardia Real. Algunas de estas medidas no las cumplió.2.- Desarrollo. El aspecto más característico del reinado de Carlos III fue, el intento de solucionar algunas cuestiones económicas y sociales que apenas habían sido afrontadas por los gobiernos anteriores. El pensamiento de los ilustrados españoles se centra en una preocupación básica: la decadencia de España tiene una raíz económica. Sólo dando un nuevo tono a la actividad económica se podrá dar una nueva vitalidad al país.
puntos básicos de su pensamiento fueran: – La necesidad de desarrollar las “ciencias útiles” (matemáticas, etc.) consideradas como base de una renovación técnica en la que se apoyan el resurgimiento económico. renovar totalmente el sistema educativo del país, – Análisis crítico de la estructura económica y social del país para buscar soluciones. – En muchos ilustrados se manifestó un interés evidente por las nuevas teorías políticas que surgian en Europa. – En todas sus manifestaciones públicas los ilustrados españoles sólo acepta las ideas compatibles con el cristianismo. Pero en privado alugns rechazan las ideas centrales del pensamiento cristiano. Durante el siglo XVIII se registró un continuo crecimiento demográfico; en algunas áreas, como Valencia y Cataluña,hubo muxo y tambien una expansión agrícola en la que se explotaron nuevas tierras. No existía, sin embargo, un mercado interno relevante que pudiera absorber gran cantidad de mercancías industriales a excepcion de cataluña