Proceso de Hominización en la Prehistoria: Nuevos hallazgos
El proceso de hominización en la Prehistoria: Nuevos hallazgos tuvo lugar en el Paleolítico (3º AFRICA). El primer homínido que habitó en la Península Ibérica fue el Homo Antecessor (comparable con el ergaster de África). En 2007 se encontraron en el yacimiento de la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos) sus restos. Las etapas del proceso fueron las siguientes:
1. Paleolítico inferior:
Los Homo Antecessor formaban colonias de recolectores y cazadores (depredadores nómadas, por ejemplo, en Atapuerca). Tenían instrumentos de piedra (lascas y bifaces) y se encontraron restos de Homo Heidelbergensis.
2. Paleolítico medio:
La Península Ibérica fue habitada por Homo Sapiens Neanderthalensis en yacimientos como Gibraltar, Banyoles, con un mayor desarrollo cerebral que el del hombre. El clima frío de la última glaciación los obligó a refugiarse en cuevas y utilizar la técnica de caza avanzada.
3. Paleolítico superior:
El Homo Sapiens Sapiens, antepasado directo del hombre, experimentó un aumento de población debido al proceso de mejora en la técnica de caza y la mejora de la dieta. También hubo perfeccionamiento de instrumentos de piedra y aparición de útiles, como en Cantabria (cuevas de Altamira) y Asturias (cuevas de Tito Bustillo) en el Levante.
Los Pueblos Prerromanos: colonizaciones históricas de fenicios, griegos y cartagineses.
Los pueblos prerromanos eran los habitantes de la Península Ibérica antes de la conquista romana. Se pueden destacar los siguientes:
- Tarterios: procedentes del norte de África, se establecieron en el sur de la península en el siglo VII a.C. Su principal fuente de riqueza fue el comercio de metales (estaño, oro, plata).
- Iberos: ocupaban el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y Guadalquivir. Tenían un alto nivel cultural en el sur entre los siglos V y III a.C. Poseían una lengua común y una rica tradición artística.
- Celtíberos y otros pueblos del área céltica: vivían en el norte y la meseta, siendo los celtíberos los más evolucionados. Tenían una economía agraria pobre pero conocían la metalurgia del hierro. Se agrupaban en tribus y tenían poblaciones fortificadas como los castros gallegos.
- Fenicios: llegaron en el siglo I a.C. procedentes del mar Mediterráneo oriental y se asentaron en la costa andaluza. Su actividad principal era el comercio de metales, desde sus factorías en Gadir (Cádiz) y Málaga, comerciaban con los tartesios. También difundieron el uso del hierro e importaron la conserva de salazón.
- Griegos: se extendieron por la costa catalana y levantina. Su influencia griega sobre las tribus ibéricas se aprecia en el arte, el lenguaje y la industria, como el cultivo de la vid y el olivo. La colonia más importante fue Ampurias (Girona).
- Cartagineses: en el siglo III a.C. fundaron la ciudad de Cartago Nova (Cartagena). Su objetivo principal era el comercio de metales y tuvieron que enfrentarse en las guerras Púnicas para controlar el interior de la península, aunque fueron derrotados.
Conquista y Romanización de la Península Ibérica
La conquista de la Península Ibérica por parte de los romanos se dividió en tres etapas:
1. Conquista:
La conquista de la Península Ibérica por parte de los romanos se inició con la Segunda Guerra Púnica en el siglo III a.C. Conquistaron el este y el sur peninsular. La campaña de Catón reprimió las sublevaciones indígenas y la conquista de Numancia en el centro y oeste. La conquista se completó en el año 19 a.C.
2. Romanización:
La romanización fue el proceso de asimilación cultural del modo de vida romano por parte de los pueblos indígenas. Los principales focos de romanización fueron las ciudades, con difusores como soldados y comerciantes. La lengua latina se convirtió en la lengua oficial y dio origen a las lenguas romances. En España nacieron filósofos como Séneca, Lucano y Quintiliano.
El derecho romano: defendía los derechos del individuo y la propiedad.
La religión romana: incluía el culto al emperador, aunque las creencias autóctonas no desaparecieron y llegaron a la península religiones como el cristianismo y otras del Mediterráneo oriental, como el culto a Mithra o Isis.
Las construcciones monumentales: templos como el de Diana en Mérida, foros y teatros como los de Mérida y Sagunto, anfiteatros como Itálica y Tarragona, puentes como el de Alcántara o Mérida en el Guadiana, y acueductos como los de Segovia y Mérida.
Las calzadas: caminos empedrados construidos por el ejército que comunicaban las ciudades por donde transitaban mercancías, viajeros y tropas. Las rutas principales eran la Vía Augusta (Tarragona, Cartagena, Sevilla, Cádiz) y la Vía de la Plata (Astorga, Cáparra y Mérida).
Evolución Política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
Evolución Política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba: Al-Ándalus se divide en 5 etapas:
1. Emirato dependiente:
En el año 711, los musulmanes del norte de África, aprovechando la crisis interna del reino de los visigodos, invadieron la Península Ibérica. Tras su victoria en la batalla de Guadalete (711), la conquista se completó en 4 años. La Península Ibérica pasó a ser una parte del Imperio Islámico bajo el nombre de Al-Ándalus, con capital en Córdoba.
2. Emirato independiente:
En 756, Al-Ándalus se independizó políticamente del imperio musulmán, aunque religiosamente seguía dependiendo del califa de Bagdad.
3. Califato:
En 929, Abderramán III se desligó religiosamente del resto del imperio musulmán al proclamarse califa. El Califato de Córdoba (929-1031) fue la época de mayor esplendor económico, político, cultural y militar. Destacaron el auge del comercio y los impuestos a los reinos cristianos, la estabilidad interna, el reinado de Al-Hakam II y las victorias de Almanzor sobre los cristianos.
4. Reino de taifas:
Tras la muerte de Almanzor, se sucedieron rebeliones de gobernadores provinciales que independizaron sus territorios. Al-Ándalus quedó dividido en pequeños reinos independientes conocidos como reinos de taifas, como Toledo, Zaragoza, Valencia y Sevilla, que alcanzaron prosperidad económica y cultural.
5. Reino Nazarí de Granada:
En el siglo XI, el Reino de Granada se independizó de los reinos de taifas y se convirtió en el último reino musulmán de la Península Ibérica.
La crisis del siglo XI: Reinos de taifas e imperios norteafricanos:
Tras la muerte de Almanzor, se sucedieron rebeliones de gobernadores provinciales que independizaron sus territorios. Al-Ándalus quedó dividido en pequeños reinos independientes conocidos como reinos de taifas, como Toledo, Zaragoza, Valencia y Sevilla, que alcanzaron prosperidad económica y cultural. Construyeron palacios y alcazabas, promovieron las letras y las ciencias. Sin embargo, su debilidad militar impedía resistir los ataques de los reinos cristianos, por lo que pagaban tributos anuales llamados parias. En su reconquista, Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo en 1085. Los reinos de taifas buscaron apoyo de los almorávides y almohades, pueblos del norte de África, que trataron de unificarlos y derrotaron a los cristianos en la batalla de Sagrajas y Alarcos.
Al-Ándalus: la organización económica y social:
Al-Ándalus prosperó económicamente, con un gran desarrollo agrícola gracias a nuevas técnicas de regadío y nuevos cultivos como el arroz, la naranja, la caña de azúcar y el algodón en los valles de Ebro, Guadalquivir y Segura. En ciudades como Córdoba o Toledo florecieron las actividades artesanales con talleres de productos textiles, cerámica y seda. El comercio tuvo gran importancia debido a la situación geográfica de la península, que permitía la llegada a Europa de productos africanos como el oro y los esclavos.
En cuanto a la sociedad, estaba estructurada en base a la religión, siendo la minoría aristocrática árabe la que controlaba la riqueza y los cargos políticos y militares. La población campesina estaba compuesta por bereberes (musulmanes norteafricanos) y muladíes. Los judíos y mozárabes vivían en las ciudades y tenían que pagar impuestos por no ser musulmanes. Los esclavos ocupaban el último escalón social y eran de origen europeo.
Legado Cultural
La cultura andalusí fue producto de la fusión de tradiciones orientales e hispanas. Al-Ándalus actuó como puente entre la cultura musulmana de Oriente Medio y la cristiana de Europa Occidental. La cultura fue floreciente en el Califato de Córdoba, especialmente bajo el reinado de Al-Hakam II. Los reyes de taifas mantuvieron el apoyo a las letras y las ciencias. Además del árabe, convivieron otras lenguas como el latín, el romance y el hebreo. En filosofía destacaron Averroes y en medicina Al-Zahrawi. En matemáticas, se destacaron los estudios en álgebra.
En cuanto al arte hispano-musulmán, destacan la mezquita y el palacio. Las mezquitas comenzaron con Abderramán I y fueron ampliadas en cuatro ocasiones. Son recintos grandes con techumbre sostenida por arquería de arcos de medio punto y herradura. Los palacios más importantes son el de la Alhambra, cuyos pabellones se hallan dispuestos en torno a patios y jardines con decoración en yeso y madera, y el Palacio de Medina Azahara.
Los Reinos Cristianos
Los reinos cristianos aparecieron entre los siglos VIII y X en zonas musulmanas que no llegaron a conquistar. En la zona occidental, en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, y en la zona oriental. En Asturias, Don Pelayo se proclamó rey de los astures y reivindicó la herencia visigoda, extendiendo su poder por Galicia.