EEUU: De la Prosperidad a la Crisis
Los Felices Años 20 (1918-1929)
El crecimiento económico de EEUU se prolongó durante una década, estos años de prosperidad reciben el nombre de “felices años veinte”. El modelo de vida americano (american way of life) y los valores que lo sustentaban (iniciativa, esfuerzo y éxito) que prometían enriquecimiento y bienestar, se convirtieron en un modelo para todo el mundo. La expansión de EEUU se basó en una profunda transformación en el proceso de producción, con la introducción del taylorismo o fordismo, que contribuyeron a incrementar la productividad y reducir los costes. El salario de los obreros aumentó y las campañas publicitarias, la compra a plazos y los préstamos abrieron el camino a la era del consumo de masas. La prosperidad se reflejó en un gran auge de la bolsa. Los buenos resultados empresariales hicieron aumentar la demanda de las acciones, cuyo valor subía constantemente.
Las Contradicciones de la Prosperidad
Una serie de elementos anunciaban la crisis que se avecinaba. La agricultura conoció graves dificultades. Los precios aumentaban menos que los industriales, muchos campesinos se habían endeudado por préstamos y el mercado no podía absorber la producción. Los stocks se acumularon, los precios bajaron y muchos campesinos no pudieron devolver sus préstamos y perdieron sus propiedades. En la industria, el aumento de salarios fue menor que el de los beneficios. La sobreproducción (exceso de productos para la capacidad de compra) empezó a ser un problema.
El Crack de la Bolsa de 1929
Muchas empresas y particulares invirtieron en la compra de acciones porque ofrecían beneficios seguros. Para realizar estas inversiones se recurrió a los créditos que concedían con facilidad los bancos. El incremento de la demanda de acciones aumentó su precio y la especulación: se compraban acciones para obtener rápidos beneficios a pesar de que su precio no se correspondía con el valor real de las empresas. Muchos accionistas eran conscientes de que la cotización de las acciones era muy superior a su valor real, cuando estas empresas empezaron a tener problemas, los accionistas quisieron vender. El 24 de octubre de 1929 se pusieron a la venta millones de acciones que no encontraron comprador, lo que provocó la caída de su precio por exceso de oferta. Fue el conocido como “jueves negro”, que supuso el hundimiento de la bolsa de Nueva York (Wall Street) o crack. La crisis se extendió a los bancos (crisis financiera) que no tenían dinero porque los inversores, al no poder vender las acciones, no devolvieron sus créditos y los ahorradores intentaron rescatar sus ahorros, lo que dio lugar a la ruina y al cierre de los bancos.
La Crisis de los Años Treinta
La gran depresión de los años treinta se inició con la crisis bursátil y se mantuvo toda la década. Esta crisis implicó la caída de los precios (deflación) y acabó con la prosperidad. La crisis se extendió rápidamente por Europa y otros lugares del mundo, porque EEUU dejó de invertir y solicitó la devolución de los préstamos. Las consecuencias fueron:
- Las empresas cerraron debido a la caída de ventas y a la falta de créditos.
- Los bancos se hundieron por la falta de liquidez.
- Los salarios bajaron y el paro aumentó. Miles de personas tuvieron que vivir de la caridad y de las ayudas del gobierno.
- El comercio mundial se resintió, EEUU redujo las importaciones, los países adoptaron medidas proteccionistas para salvar su producción.
El nivel de vida de la población descendió y generó gran descontento hacia el sistema liberal y capitalista, al que consideraban causante de la crisis.
La Lucha Contra la Crisis: El New Deal
Los gobiernos intentaron acabar con la crisis a través de la intervención estatal en la economía. Destacó la actuación del presidente Franklin Roosevelt en EEUU que implantó en 1933 el New Deal (Nuevo pacto), conjunto de medidas económicas y sociales adoptadas por el gobierno para reactivar la demanda. Las medidas fueron:
- Ayudas a los agricultores para que hiciesen frente a sus deudas.
- Realizar obras públicas estatales para reducir el desempleo.
- Limitar la producción agrícola e industrial para impedir la caída de los precios.
- Establecer un control sobre la Bolsa y la Banca para garantizar los ahorros de los ciudadanos.
- Establecer un salario mínimo y crear un seguro de desempleo, invalidez y vejez para evitar la miseria del obrero.
A partir de 1938, la economía norteamericana empezó a recuperarse, aunque no volvió a alcanzar el pleno empleo.