Prosperidad y Crisis: Los Felices Años 20 y el Crack del 29 en Estados Unidos

Los Felices Años 20: Una Época de Prosperidad en Estados Unidos

La crisis de 1929, conocida como el Crack del 29, tuvo lugar tras unos años de notable prosperidad económica en Estados Unidos. Este periodo fue conocido como los «Felices Años 20». El papel de Estados Unidos como proveedor de mercancías y de capital aceleró el crecimiento de su producción industrial. Tras la Primera Guerra Mundial, el aumento de sus exportaciones permitió la penetración de Estados Unidos en la mayoría de los mercados abastecidos por las potencias europeas, generando un superávit en su balanza comercial.

Transformación Productiva e Innovación

La expansión de la economía fue posible gracias a una profunda transformación productiva, impulsada por la innovación técnica y los cambios en la organización del trabajo. Se produjo una gran renovación del sector energético, lo que supuso un incremento significativo del uso de la electricidad y el petróleo. Se popularizó el uso del teléfono, del automóvil y de electrodomésticos como la radio, la plancha y los frigoríficos.

El automóvil fue el sector emblemático de este auge, siendo el primero en aplicar la producción en serie mediante las cadenas de montaje. Sus efectos en otros sectores como el del hierro, acero, material eléctrico y vidrio fueron muy positivos. También se generalizó la construcción de elevados rascacielos en las grandes ciudades, como Chicago, y todo ello en medio de un proceso de concentración empresarial.

Aumento de la Productividad y Cambios en el Consumo

Como consecuencia, se produjo un gran aumento de la productividad, superior al de la economía europea, lo cual permitió a la economía estadounidense reducir los costes de producción. Esto tuvo efectos muy positivos sobre el empleo, que a su vez generó un aumento de la demanda. Así, entre 1922 y 1929 se constituyó un periodo de gran prosperidad.

Este periodo conoció un gran cambio en los sistemas de compraventa. Los establecimientos especializados y de reducidas dimensiones tuvieron que enfrentarse a las cadenas de grandes almacenes que impusieron un nuevo método de venta, estimulante para el consumo: la compra a plazos o a crédito. El deseo de vender más dio a la publicidad y al marketing un papel muy relevante, y el aumento masivo del consumo comportó una verdadera revolución de los consumidores, que abrió las puertas a la denominada «sociedad de consumo».

Endeudamiento y Sobreproducción

La confianza de gran parte de la población hizo que el consumo creciera en una proporción superior a los ingresos, lo cual provocó un gran endeudamiento de las familias. Sin embargo, no todos los grupos de población vieron mejorar su situación. La mejora de la capacidad adquisitiva de los trabajadores no fue suficiente para absorber el aumento de la producción. Así, el fenómeno de la sobreproducción empezó a ser un problema para la economía estadounidense.

La agricultura fue el sector más perjudicado. Los productores agrarios se habían endeudado durante los años de la guerra para aumentar la producción, y vieron cómo se reducían sus ingresos debido a la disminución de las exportaciones y de los precios, que se mantuvieron muy por encima de los agrícolas, provocando la ruina de millones de agricultores.

La Fiebre Bursátil y la Burbuja Especulativa

Se produjo un aumento de las inversiones bursátiles. A partir de 1925, los beneficios empresariales tendieron a invertirse no en sectores productivos, sino en los circuitos de crédito y en la Bolsa. Inicialmente, el auge bursátil fue resultado de la buena situación de las empresas, pero dio paso a una burbuja especulativa: el aumento del valor de las acciones se producía, sobre todo, por el convencimiento de que cuanto antes se comprara, mayor sería la ganancia, resultado de la diferencia entre el precio de compra y el de venta (plusvalía bursátil). Esto generó una gran demanda de valores bursátiles que hacía aumentar todavía más su cotización en el mercado.

El interés por la Bolsa llegó a los pequeños inversores, muchos de los cuales pidieron préstamos para comprar acciones, pensando que podrían resolverlos vendiendo parte de las mismas. Mientras el precio de las acciones mantuvo su tendencia al alza, la euforia continuó. El problema se inició en 1929, cuando el valor de las acciones empezó a descender.

Causas del Crack de la Bolsa de Nueva York en 1929

Para entender las causas del Crack del 29, hay que considerar las diferencias que existen entre la economía real (que responde a la buena marcha de las empresas, es decir, su productividad y aceptación en el mercado) y la economía financiera (que es la cotización de las acciones de las empresas en la bolsa). Debe existir un equilibrio entre ambas, pero no siempre es así, y las acciones pueden estar sobrevaloradas debido a la especulación en bolsa.

Factores que Contribuyeron a la Crisis

  • Especulación Bursátil: La especulación se convirtió en un medio rápido de obtener dinero mediante la compra de acciones, cuyo precio aumentaba velozmente.
  • Descenso de Inversiones Productivas: Se produjo un descenso de inversiones de capital (bancos, personas privadas, etc.) en actividades productivas porque la bolsa ofrecía más beneficios.
  • Préstamos Bancarios: Las empresas, al bajar sus ventas y no tener liquidez, se vieron obligadas a pedir préstamos bancarios. Los bancos solicitaban dinero a la Reserva Federal, que lo prestaba a un 5%, mientras que ellos lo hacían a un 12%.
  • Préstamos para Invertir en Bolsa: Se concedieron préstamos para invertir en la bolsa a particulares, convencidos de que los beneficios superarían a los intereses.
  • Sobreproducción: El crecimiento económico de Estados Unidos presentaba desequilibrios. El sector más productivo era el de bienes de consumo, debido a la fuerte demanda, y también la agricultura, gracias a las nuevas técnicas de producción y a la mecanización. Sin embargo, se producía más de lo que se vendía, como consecuencia de la bajada de la renta de los agricultores.
  • Desequilibrios en la Distribución de la Renta: En los sectores energéticos como el carbón, y en otros como el textil y la siderurgia, la productividad descendió. Se produjeron desequilibrios entre las rentas de los campesinos y las de los habitantes urbanos, en desfavor de los primeros. Además, los beneficios de los empresarios fueron muy importantes, creciendo un 65%, pero los salarios solo aumentaron un 17%.
  • Endeudamiento: Se produjo una bajada del consumo en el sector agrario y, en los sectores urbanos, un endeudamiento al recurrir a préstamos o a la compra a plazos.

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