Este texto es un fragmento del discurso pronunciado por el último presidente del gobierno de la II República, Juan Negrín López, en el Council of Foreign Relations de Nueva York el 8 de Mayo de 1939. Como se expone en el primer párrafo, la II República (1931-1936) contó con dos gobiernos: el primero de la coalición de los republicanos de izquierdas, presidido por Manuel Azaña durante el Bienio Reformista (1931-1933); y el segundo gobierno de ideología centro-derecha republicana durante el Bienio Conservador (1933-1936). En cuanto al segundo párrafo, el gobierno derechista convoca en Febrero de 1936 unas elecciones, que para sorpresa de la mayoría gana el Frente Popular El tercer párrafo cuenta que tras los resultados de las elecciones se desatan una serie de actos violentos parte de altos cargos derechistas, la izquierda radical también actuó, asesinando al líder de la derecha monárquica y fascista, Calvo Sotelo. Finalmente, este homicidio trató de utilizarse como el detonante del Golpe de Estado dado por los militares conspiradores en Julio de 1936, según afirma el cuarto párrafo, hecho que se desmiente al exponer que esta acción estaba prevista desde la victoria del Frente Popular en las elecciones de Febrero de 1936. Partiendo del contexto internacional, la crisis económica de 1929, un mal cierre de la I Guerra Mundial provocaron el desprestigio de las democracias liberales. En cuanto al contexto nacional, el desencadenamiento de la Guerra Civil se sitúa principalmente en la victoria del Frente Popular (1936) cuando se reanudan las reformas interrumpidas durante el Bienio Derechista la restauración de la autonomía de Cataluña y la reanudación del proceso reformista. Tras esto, los sectores más conservadores, fomentaron un clima de enfrentamiento civil y la radicalización y polarización de la vida política, incentivando la enemistad entre las dos ideologías.
El plan consistía en una serie de sublevaciones del mayor número posible de guarniciones, que deberían hacerse con el poder en sus respectivas zonas. Una vez tomada la capital, se formaría una junta de generales que sustituiría al gobierno. Finalmente, el avance de los militares sublevados, ahora liderados por Franco, dio lugar a la derrota republicana y el fin de la Guerra Civil que había tenido lugar desde el Golpe de Estado en Julio de 1936 hasta el 1 de Abril de 1939; dando comienzo así a la dictadura franquista, que se prolongará hasta 1975.
A comienzos del Siglo XX, el sistema político de la Restauración aún seguía vigente y se sustentaba en una monarquía liberal, aunque no democrática, que se apoyaba en la Constitución de 1876.
Este sistema había funcionado con bastante estabilidad gracias al pacto entre los dos
grandes partidos dinásticos Sin embargo, el inicio del reinado de Alfonso XIII en 1902 coincidirá con una larga y permanente crisis política y con el colapso final del sistema de la Restauración. Debido a muchas causas como: la pérdida de fuerza del caciquismo por el desarrollo urbano, el aumento de la oposición política y social y el debilitamiento de los partidos de turno, el gobierno y los partidos dinásticos se unieron pretendiendo llevar a cabo algunas reformas para hacer una revolución desde arriba, desde el poder, para evitar que se produjera una revolución desde abajo. A esto se le conoce como revisionismo político.
El gobierno del partido conservador estaba liderado por Francisco Silvela y posteriormente por Antonio Maura. Con su ayuda pretendía configurar un Estado fuerte y eficaz, desbancar a la vieja casta caciquil e impedir un excesivo protagonismo de las clases populares. Su proyecto modificó la Ley electoral y la Ley de Administración Local para poner fin al caciquismo.
El proyecto reformista también intentó integrar el catalanismo aprobando una tímida autonomía para Cataluña, sin éxito. Por otra parte, se adoptaron medidas proteccionistas para impulsar la actividad industrial española y se mejoró la legislación laboral con la Ley protectora de accidentes de trabajo. Y se creó el Instituto Nacional de Previsión (1908). Finalmente, el Gobierno impulsó una activa política exterior en la que se aceptaba que España interviniera en Marruecos. Después de Maura, en 1910, el liberal José Canalejas, líder del Partido Liberal, llevó a cabo el
último intento regeneracionista.
Canalejas planteó la separación de la Iglesia y Estado y promovíó la denominada Ley de Candado. Por otro lado, su gobierno elaboró el proyecto de la Ley de Mancomunidades y la Ley de Cabildos Insulares para dar cierta autonomía a cada una de las Islas Canarias y acabar con el pleito Inter capitalino entre Gran Canaria y Tenerife. Asimismo, el gobierno de Canalejas reformó el sistema impositivo y promovíó la Ley de reclutamiento que establecía como obligatorio el servicio militar en tiempos de guerra. Todas estas reformas parecían marchar bien, hasta que Canalejas fue brutalmente asesinado por un anarquista en 1912. Su asesinato marcó el final de la etapa regeneracionista promovida desde el propio sistema. A partir de entonces se agravó la crisis de los partidos del turno, tanto por las divisiones internas como por la falta de entendimiento entre ambos.