El Proyecto Modernizador de la Segunda República Española (1931-1933)
El proyecto modernizador de la Segunda República surge como consecuencia de la crisis social y política que, desde comienzos de siglo, reflejaba la descomposición del bloque histórico que había servido de base a la monarquía de la Restauración. A esto se sumó la crisis económica internacional, configurando un período de confusión y aguda conflictividad.
Tras la dictadura de Primo de Rivera y el fin del régimen monárquico —debido a la aprobación del rey a esta y la opresión de la dictadura a los españoles—, en abril de 1931 la inmensa mayoría de la población era antimonárquica. El sufragio universal se interpretó como un voto contra el rey y los dictadores, más que como un voto estrictamente republicano. La República se presentaba como la consecuencia necesaria para intentar acabar con el pasado e intentar modernizar el país. Era una manera de dar forma a las aspiraciones del pueblo y al espíritu público.
Aunque el camino de la República presentaba serias e inmensas dificultades, consecuencia del momento en el que había sido proclamada (con la crisis de 1929, que en España llegaría más tarde, y con los contrastes sociales producidos por los regímenes anteriores), se arrastraban problemas estructurales: la cuestión agraria (España no había realizado durante el siglo XIX la revolución liberal), los conflictos religiosos y la falta de educación de los ciudadanos. El cambio de régimen, por tanto, era necesario.
Se había intentado volver al principio a la monarquía, pero el mundo había cambiado y poco a poco se fue imponiendo el cambio hacia el proyecto republicano, inicialmente fragmentado en pequeños partidos políticos. Estos partidos se unieron en el Pacto de San Sebastián y el 12 de abril de 1931 triunfaron en las elecciones. La República llegó cuando el rey Alfonso XIII se marchó de Madrid tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, a la cual había dado su beneplácito. El «turno del pueblo» iba tomando fuerza. Sin embargo, los políticos que llegaron a la República tenían poca experiencia, ya que pensaban que el país podía cambiar en cuatro meses, algo que era sumamente difícil. La República fue acogida con alegría por los españoles, que tenían grandes esperanzas y aspiraciones depositadas en ella.
La Oportunidad de Democratización y las Reformas
El nuevo régimen se mostraba a los ojos de gran parte de la población española como una oportunidad para democratizar y modernizar el Estado mediante un amplio programa de reformas económicas y sociales. Pero, la Segunda República nació en circunstancias muy difíciles: la crisis del 29 y el ascenso del fascismo, que ponía en peligro a los sistemas democráticos. Las élites sociales y económicas recibieron con temor el nuevo régimen y, más tarde, estos grupos se opondrían activamente a la República.
El Bienio Reformista (1931-1933): Las Reformas de Azaña
Durante el bienio de izquierdas de la Segunda República (1931-1933), el gobierno presidido por Manuel Azaña, e integrado por republicanos de izquierda y socialistas, impulsó un programa de reformas, ya iniciadas durante el período constituyente, con el objetivo de modernizar y democratizar la sociedad española. Entre estas reformas, destacan:
- La cuestión religiosa: Fue uno de los primeros objetivos de la República. Se buscaba limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española. Esto se plasmó en la Constitución con la aconfesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión del presupuesto de culto y clero.
- La reforma educativa: Se prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza. Con la Ley de Congregaciones (1933) se limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas y se contempló la posibilidad de su disolución en caso de que pusieran en peligro al Estado.
- La modernización del ejército: Manuel Azaña pretendía crear un ejército profesional y democrático. La Ley de Retiro de la Oficialidad (1931) establecía que todos los oficiales en activo debían prometer su adhesión a la República, dándoles la posibilidad de retirarse con el sueldo íntegro a quienes no estuvieran de acuerdo. Se creó la Guardia de Asalto, una fuerza de orden público fiel a la República. La reducción del presupuesto dificultó la modernización del material, del armamento y de los equipamientos, a pesar de la disminución de los gastos del ejército.
- La reforma agraria: Pretendía acabar con el latifundismo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres (jornaleros). La Ley de Reforma Agraria tenía como objetivo la modernización de la agricultura y permitía la expropiación sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza o de aquellas que no eran cultivadas suficientemente o que, pudiendo ser regadas, no lo eran. Los resultados fueron escasos debido a la lentitud y las dificultades burocráticas, la falta de presupuesto para las indemnizaciones y la resistencia de los propietarios. Los campesinos vieron frustradas sus esperanzas.
- Reformas laborales: Impulsadas por Francisco Largo Caballero, buscaban mejorar las condiciones de trabajo. Se estableció la semana laboral de 40 horas y se estimuló el aumento de los salarios. Se aprobó la Ley de Contratos de Trabajo (que regulaba la negociación colectiva) y la Ley de Jurados Mixtos.
- La reforma de la enseñanza: El objetivo primordial era promover una educación laica y liberal. Se crearon escuelas y se incrementó el presupuesto de educación. Se intentó acabar con la enseñanza religiosa y se adoptó el modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Era necesario mejorar el nivel cultural de la población y extender la cultura a la mayoría, puesto que España contaba con un gran porcentaje de analfabetismo.
- La cuestión autonómica: Se configuró un Estado que permitiera a las regiones con sentimientos nacionalistas tener una organización propia y derecho a la autonomía. En Cataluña se formó un gobierno autonómico provisional (Generalitat), tras la anulación de la República Catalana proclamada por Francesc Macià. Se elaboró un Estatuto de Autonomía, aprobado en septiembre de 1932, no sin la oposición de la derecha y algunos sectores republicanos. En el País Vasco, el PNV y los carlistas elaboraron el Estatuto de Estella, pero su aprobación se retrasó indefinidamente por ser incompatible con la Constitución republicana (excesivamente confesional y poco democrático). En Galicia, el proceso fue más lento debido a una conciencia nacionalista menos acusada, y el Estatuto de Autonomía nunca llegó a ser aprobado, pues cuando se sometió a plebiscito estalló la Guerra Civil.
Estas reformas pretendieron modernizar la sociedad española con la llegada de la República. Por eso, la República era necesaria como un proyecto que abordara el retraso en algunos aspectos clave del país.