Reforma de Estado Centralista
La configuración de un estado que permitiera a las regiones con sentimientos nacionalistas tener una organización propia y acceder a la autonomía era una cuestión pendiente en la vida política española. El régimen autonómico catalán contaba con un gobierno y un parlamento propios. Las primeras elecciones legislativas al parlamento catalán dieron la victoria a Esquerra Republicana de Catalunya y Francesc Macià fue elegido presidente de la Generalitat. En el País Vasco, los nacionalistas del PNV vieron cómo su aprobación se retrasó indefinidamente debido a la oposición del republicanismo de izquierdas y socialistas. En 1936, ya iniciada la guerra, se aprobó un estatuto; José Antonio Aguirre, principal dirigente del PNV, fue elegido primer lendakari.
Obra Educativa y Cultural
Otra reforma importante fue la enseñanza. El objetivo primordial era promover una educación laica y liberal. El centro de su actividad fue la enseñanza primaria y se crearon 10,000 escuelas. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó el modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Para mejorar el nivel cultural, con el apoyo de numerosos intelectuales y artistas, se promovieron campañas culturales destinadas a los sectores más humildes, llamadas misiones pedagógicas, que llevaban a zonas rurales bibliotecas, etc.
Reformas Laborales
El socialista Francisco Largo Caballero inició, desde el Ministerio de Trabajo, una serie de reformas para mejorar las condiciones laborales. Se estableció también la semana laboral de 40 horas y se estimuló el aumento de los salarios. Se promovió la creación de seguros sociales y se redujo la jornada laboral.
Coyuntura Económica Desfavorable
El cambio de régimen coincidió con la fase más grave de la depresión económica mundial, iniciada con el hundimiento de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929. La crisis mundial paralizó la emigración a América, que constituía una válvula de escape para el paro crónico de regiones como Galicia. La crisis internacional agravó problemas internos económicos españoles: paro agrícola, reparto desigual, etc. A estos problemas crónicos se sumaron los derivados de la política económica del gobierno republicano: el aumento de los salarios hizo descender los beneficios empresariales y la inversión privada se hundió, mientras que la política estaba orientada a disminuir el gasto público.
Conflictividad Social
La lentitud de las reformas emprendidas provocó el desencanto y la impaciencia de los trabajadores. La conflictividad social alcanzó su punto álgido a partir de 1933, cuando a los intentos revolucionarios de la CNT se sumaron los sectores más radicales del socialismo. El Partido Comunista aumentó su afiliación. Las huelgas, insurrecciones y ocupaciones de tierras fueron en progresivo aumento. Los anarquistas propiciaron una sublevación de campesinos en Andalucía. Estos hechos produjeron un enorme desgaste del gobierno, que se vio desacreditado como consecuencia de las duras medidas policiales adoptadas para establecer el orden público.
Reorganización de las Derechas
Las reformas republicanas y la conflictividad social disgustaron a las élites económicas, sociales e ideológicas y a amplias capas de las clases medias. El centro-derecha se reestructuró alrededor del Partido Radical de Lerroux. La CEDA contó rápidamente con un buen número de afiliados y con un líder indiscutible, José María Gil Robles. Renovación Española, Comunión Tradicionalista y, muy especialmente, grupos fascistas como JONS y Falange realizaron una actividad de agitación. El general Sanjurjo protagonizó un golpe de estado, pero fracasó estrepitosamente.
Elecciones de 1933: Gobierno de Derechas
La izquierda se presentó a los comicios desunida, mientras que la derecha se presentó unida y organizada. El resultado fue la victoria de los partidos de centro-derecha, lo cual inauguró dos años de gobierno conservador, conocido como el bienio negro. Dos fuerzas políticas obtuvieron los mejores resultados: el Partido Radical de Alejandro Lerroux y la CEDA de Gil Robles. El presidente de la República, Alcalá Zamora, confió la formación de gobierno al Partido Radical.
Paralización de las Reformas
El nuevo gobierno, presidido por Alejandro Lerroux, inició su mandato paralizando una buena parte del proyecto reformista anterior. En el campo, se frenó la reforma agraria. La cuestión agrícola enfrentó también al gobierno central con la Generalitat de Cataluña, en manos de los republicanos de izquierda. El gobierno central también se enemistó con los nacionalistas vascos al paralizar en las Cortes la discusión del proyecto de estatuto vasco impulsado por el PNV. También intentó contrarrestar la reforma religiosa aprobando un presupuesto de culto y clero, lo que llevó a la radicalización de PSOE y UGT, así como a huelgas y conflictos.