Reinado de Alfonso XIII: Modernización, Regeneracionismo y Crisis del Sistema de la Restauración

La pérdida del imperio ultramarino y la subsiguiente crisis nacional impulsaron una corriente de opinión a favor de la regeneración de España y acciones políticas regeneracionistas. El proyecto más ambicioso fue el promovido por la Unión Nacional (1900), dirigida por Joaquín Costa, Basilio Paraíso y Santiago Alba, que se disolvió en 1903. Los intentos regeneracionistas más importantes fueron los del gobierno largo de Maura (1907-1909) y los del gobierno de Canalejas (1910-1912).

El Regeneracionismo Conservador de Maura

Antonio Maura emprendió en 1907 un ambicioso programa de reformas que incluyó medidas de inversión pública, un plan de reconstrucción naval y actuaciones para mejorar la situación de la agricultura y de las capas populares. En el terreno político, defendió una reforma que movilizara a las clases medias hacia la participación política para acabar con el caciquismo. Para ello, modificó la ley electoral (1907) para establecer el voto obligatorio. La nueva ley de administración local (1907) creaba mancomunidades, asociaciones de las diputaciones de cada región, como primer paso hacia el gobierno regional. La resistencia de los representantes de la oligarquía impidió su aprobación.

La represión de las protestas y manifestaciones de julio de 1909 contra la movilización de reservistas para la guerra de Marruecos desencadenó una campaña política contra Maura, en la que participó incluso el Partido Liberal, que acarreó el cese de Maura y la ruptura del Pacto del Pardo.

El Reformismo Social de Canalejas

La propuesta del gobierno de Canalejas (1910-1912) se basó en el intento de democratización del sistema político liberal, incorporando tres variables:

  1. Un papel activo e intervencionista del estado en materia social y laboral: regulación de la jornada laboral, el trabajo de mujeres y niños, supresión de los consumos.
  2. Secularización de la vida política, mediante la separación entre Iglesia y Estado: las Cortes aprobaron en 1910 la “Ley del Candado”, que prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas.
  3. Cierta descentralización política: en 1912 el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades, que permitía un autogobierno (demandado por los catalanes).

Canalejas fue asesinado en Madrid por un anarquista el 12 de noviembre de 1912. Su muerte inició una etapa de crisis permanente y fragmentación de los partidos dinásticos, que se agudizó en España durante la Primera Guerra Mundial.

La Crisis de 1917

En 1917 confluyeron tres conflictos:

  • Conflicto Militar: En junio de 1917 estalló un enfrentamiento entre el gobierno y el ejército, incapaz de llevar la guerra a término. Los oficiales “peninsulares”, para defender sus reivindicaciones, organizaron las Juntas de Defensa. Cuando el gobierno decidió disolverlas, los militares respondieron con un manifiesto criticando la situación de los cuarteles y la política de ascensos, y dando un ultimátum al gobierno para que aceptara sus reivindicaciones. Éste, incapaz de restablecer la disciplina, dimitió y el nuevo gobierno se plegó a las exigencias de los militares.
  • Crisis Parlamentaria: Tras la suspensión de las Cortes en febrero, por las críticas de la oposición al gobierno, en julio estalló una crisis parlamentaria cuando la Lliga Regionalista convocó una reunión de diputados republicanos, reformistas y socialistas, que convocó una Asamblea Nacional de Parlamentarios para promover la reforma de la vida política. El 19 de julio, 70 diputados y senadores se reunieron en Barcelona y aprobaron una moción pidiendo un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.
  • Conflicto Social: Las desigualdades sociales reforzaron el sindicalismo obrero, que aspiraba a lograr un reparto más equitativo de la riqueza. El paro se extendió por todo el país. Madrid, Bilbao, Oviedo, Gijón y otras capitales quedaron paralizadas. Las zonas mineras e industriales secundaron el paro masivamente. El gobierno sacó a las tropas a la calle, que llevaron a cabo una durísima represión y, tras una semana, se restableció la normalidad. Pese a la derrota, los sindicatos habían demostrado su capacidad de movilización.

De 1917 a 1923 la crisis del sistema se agravaría, culminando en el golpe de estado de Primo de Rivera.

La Guerra Colonial de Marruecos

A los problemas internos del período se sumó el de la guerra de Marruecos, sin el apoyo de la opinión pública ni de los partidos de oposición, y que adquiriría mayor relevancia con el desastre de Annual en 1921. España había ocupado la franja norte entre Ceuta y Melilla, responsable del protectorado de Marruecos, con el reconocimiento de la comunidad internacional en la Conferencia de Algeciras (1906). La penetración en el territorio fue pacífica entre 1906 y 1909, pero desde 1909 se convirtió en una guerra constante.

Berenguer planteó una penetración segura hacia el interior, que tuvo éxito en la zona de Yebala. Sin embargo, Fernández Silvestre realizó un avance rápido desde Melilla, dejando las tropas españolas dispersas en un amplio frente y en un número elevado de posiciones, con problemas de aprovisionamiento. Hubo elevadas pérdidas materiales y humanas y Abd el-Krim recuperó todos los territorios ocupados por España los dos años anteriores. Cuando la noticia llegó a Madrid, el gobierno dimitió.

El Expediente Picasso, redactado por el general de división Juan Picasso, ponía en evidencia enormes irregularidades, negligencia de los mandos, corrupción e ineficacia en el ejército español en África. Pero antes de que la comisión del Congreso se reuniera para emitir su dictamen, se produjo el golpe de estado de Primo de Rivera. El desembarco de Alhucemas en 1925 dividió la zona rifeña y puso fin a la resistencia de las cabilas del Rif. En 1927 la guerra en Marruecos había concluido.

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