Fernando VII: Absolutismo, Liberalismo y la Emancipación de la América Española
Fernando VII fue liberado el 24 de marzo de 1814 en virtud del Tratado de Valençay, donde Napoleón le devolvía los derechos al trono español, poniendo fin a la experiencia liberal representada por las Cortes de Cádiz. El reinado de Fernando VII (1814-1833) puede dividirse en 3 etapas:
1. El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Los diputados partidarios del absolutismo ofrecieron su apoyo al rey redactando el Manifiesto de los Persas (abril de 1814), con el objetivo de restaurar la monarquía absoluta. Nada más llegar a España, Fernando VII firmó el decreto del 4 de mayo de 1814 (Decreto de Valencia) que significó la vuelta al Antiguo Régimen y la anulación de toda la legislación de las Cortes de Cádiz. Este cambio fue favorecido por la Restauración del Antiguo Régimen en Europa tras el fin del Imperio Napoleónico y la creación de la Santa Alianza (1815). La política de Fernando VII se sustentó en las fuerzas tradicionales: iglesia, nobleza y ejército, y se centró en 3 vías de actuación:
- La restauración de las instituciones del Antiguo Régimen, las jurisdicciones señoriales y la Inquisición.
- La crisis económica debida a la Guerra de Independencia y el descenso de los beneficios comerciales ocasionados por la emancipación de las colonias americanas.
- La represión sistemática de los liberales, lo que motivó la creación de sociedades secretas (masonería) y pronunciamientos militares para tomar el poder: Espoz y Mina (1814), Porlier (1815), Lacy (1817).
2. El Trienio Liberal (1820-1823)
El comandante liberal Rafael de Riego protagonizó un pronunciamiento militar en Cabezas de San Juan (Sevilla) en enero de 1820, proclamando la Constitución de 1812, que fue jurada por el rey el 7 de marzo. Esta etapa se caracterizó por:
- El restablecimiento del régimen liberal y la Constitución de 1812, con una amnistía para los presos liberales.
- La recuperación de la obra legislativa de Cádiz, con medidas desamortizadoras (supresión del mayorazgo) y anticlericales (expulsión de los jesuitas y abolición de la Inquisición).
- La reforma del sistema fiscal y de la justicia, acabando con los privilegios de nobleza y clero, y el restablecimiento de la Milicia Nacional.
El liberalismo se dividió en 2 corrientes:
a) Moderados (1820-julio 1822), como Martínez de la Rosa, partidarios de reformar la Constitución, reforzando el poder real y restringiendo el derecho a voto.
b) Los Exaltados (julio 1822-1823), como Romero Alpuente, minoría que defendía la Constitución de 1812, radicalizando la revolución (desde 1833 progresistas).
La oposición al liberalismo encabezada por el rey, la nobleza y el clero, y apoyada por amplios sectores del campesinado empobrecido, originó conspiraciones contra el estado liberal (Regencia en Urgel) que culminó con la intervención en España de los Cien Mil Hijos de San Luis (abril de 1823), ejército francés mandado por la Santa Alianza tras el Congreso de Verona (1822) que repuso a Fernando VII como rey absoluto (1 de octubre).
3. La Década Ominosa (1823-1833)
La vuelta al absolutismo supuso la represión (“purificaciones”, “depuraciones”) y el exilio de los liberales, con la creación de la Superintendencia General de la Policía, el Cuerpo de Voluntarios Realistas y las Juntas de Fe. Sin embargo, desde 1825 Fernando VII intentó conseguir el apoyo de los liberales moderados promoviendo reformas que sacasen al estado de la crisis económica: reforma fiscal de 1824 y reducción de la deuda pública, Código de Comercio (1829), creación de la Bolsa y del Banco de San Fernando (antecedente del Banco de España). También se elaboró un proyecto de centralización del estado que atentaba contra los fueros vascos y navarros.
Estas reformas provocaron la oposición de los ultrarrealistas (sector más reaccionario del absolutismo), apoyados por el hermano del rey Carlos María Isidro, produciéndose enfrentamientos contra la política de Fernando VII, sin que cesara la conspiración liberal:
a) Oposición realista. Pedían la afirmación del absolutismo y la restauración de la Inquisición, como sucedió en la revuelta de los Agraviados o Malcontents (1827) en Cataluña. Estas reivindicaciones serían recogidas por el carlismo.
b) Oposición liberal. Promovió pronunciamientos militares para acabar con el absolutismo (Espoz y Mina en 1826 y Torrijos en 1831) que fracasaron. En los años finales del reinado se planteó la cuestión sucesoria, que permitió el pacto de los liberales moderados con la reina María Cristina a favor de Isabel a cambio de un gobierno reformista y, a la muerte de Fernando VII en 1833, provocó la Primera Guerra Carlista.
La Emancipación de la América Española
Desde comienzos del siglo XIX el imperio español en América empieza a desmoronarse ante una serie de factores que favorecen el nacimiento de movimientos independentistas:
- La discriminación de la burguesía criolla en la administración colonial.
- Los fuertes impuestos (estancos) y la prohibición de comerciar libremente con otros países.
- La guerra en España impidió el envío de tropas para luchar contra los independentistas.
- La influencia de la independencia de EE.UU. (1776) y de la Revolución Francesa (1789).
- La ayuda proporcionada por Gran Bretaña a los independentistas para obtener beneficios comerciales.
- La formación de una conciencia nacionalista estimulada por jesuitas exiliados y las sociedades económicas y la penetración de la ideología ilustrada.
El proceso de emancipación fue iniciado por la burguesía criolla aprovechando la Guerra de Independencia. Se puede dividir en 2 fases:
1ª Fase: 1808-1815
En 1808 los criollos formaron juntas, a imitación de las españolas, que asumieron el poder en las colonias. En 1811 las autoridades españolas solo controlaban las Antillas y Perú.
Los principales focos secesionistas fueron:
- El Virreinato del Río de la Plata (Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina), donde el militar José de San Martín dirigió la sublevación.
- El Virreinato de Nueva Granada y Venezuela (Venezuela, Colombia y Ecuador), con el liderazgo de Simón Bolívar.
- México, cuyo levantamiento fue dirigido por Miguel Hidalgo y José María Morelos, y sofocado por los propios criollos ante el radicalismo agrario que suponía.
En 1814, tras finalizar la Guerra de Independencia, el monarca envió tropas para pacificar las colonias, pero en el Virreinato del Río de la Plata, Paraguay en 1811 y Argentina en 1816 se declararon independientes.
2ª Fase: 1816-1824
Simón Bolívar y José de San Martín extendieron la rebelión por toda América, prometiendo la abolición de la esclavitud, mientras que Gran Bretaña ayudaba económicamente a los insurgentes.
Desde el sur San Martín atravesó los Andes y derrotó a los españoles en la batalla de Chacabuco (1817) precipitando la independencia de Chile en 1818, mientras que Bolívar desde el norte derrotó al ejército español en la batalla de Carabobo (1821), lo que permitió la creación de las repúblicas de Venezuela, Colombia y Ecuador.
En México el movimiento independentista fue liderado por Agustín de Iturbide con apoyo de la iglesia y los terratenientes, independizándose de España en 1821 (Plan de Iguala).
Finalmente los ejércitos de Bolívar y San Martín unidos (Guayaquil, 1822) derrotaron a las tropas españolas en la batalla de Ayacucho (1824), logrando la independencia de Perú y Bolivia y acabando con la presencia española en la América continental. Solo las islas de Cuba y Puerto Rico permanecieron bajo soberanía española.
Este último impulso independentista coincide con la etapa del Trienio Liberal, donde el gobierno fue incapaz de enviar refuerzos militares en un momento de crisis interna.
Consecuencias de la Emancipación
Las consecuencias de la emancipación fueron las siguientes:
- La creación de nuevos estados pese a los intentos de Bolívar de lograr una América unida que condujeron a continuas guerras y al fraccionamiento político.
- Gran Bretaña y los EE.UU. dominaron económicamente a las nuevas naciones. Los británicos controlaron el comercio latinoamericano.
- Se agravaron los problemas económicos de España por los gastos ocasionados en el conflicto, la disminución de los ingresos fiscales y la pérdida del mercado americano.
- El caudillismo militar heredado de la guerra y el poder de los caciques locales obstaculizaron el desarrollo político y limitaron la democratización.