La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación de Navarra
La Guerra de Granada (1481-1492)
A los objetivos políticos se sumó la unidad de fe. Para ello, había que acabar con la presencia del Islam en la Península.
Las relaciones de Castilla con el reino nazarí de Granada estaban deterioradas. Los reyes nazaríes eran débiles, con una población excesiva, y dependían de las importaciones. Las luchas entre las grandes familias minaban la capacidad de resistencia militar. Aun así, la *Guerra de Granada* supuso un esfuerzo militar impresionante para la Castilla de los Reyes Católicos. La victoria se debió a mantener un ejército enorme, lo que exigió una elevada inversión. Tomaron protagonismo los ingenieros y los hospitales de campaña. Se utilizó la flota para bloquear los puertos nazaríes. Fernando dirigió personalmente las campañas y animó a sus tropas.
La guerra se inició a finales de 1481, cuando los cristianos tomaron Alhama, próxima a Granada. Los reyes explotaron las tensiones entre los miembros de la familia de los nazaríes para ir conquistando poco a poco el territorio granadino. Finalmente, las tropas castellanas sitiaron Granada, que capituló a finales de 1491, y donde los reyes entraron el 2 de enero de 1492. Terminaba la presencia de reinos islámicos en la Península.
La capitulación, pactada con Boabdil, el último rey nazarí, garantizaba la libertad, los bienes y la conservación de la religión y costumbres musulmanas.
La población de Málaga fue esclavizada. La guerra y el exilio de quienes optaron por abandonar el territorio significó la pérdida de la mitad de la población del reino.
Navarra
La otra incorporación territorial fue Navarra. Castilla y Francia llegaron a un acuerdo para mantener la independencia de Navarra. Ambos estados aspiraban a anexionarse el reino. Un tratado con Francia autorizó a los castellanos a instalar guarniciones en el territorio navarro.
En 1512, Fernando de Aragón ordenó ocupar el reino. Las tropas del Duque de Alba conquistaron el territorio, que quedó anexionado a Castilla. Se mantuvieron las instituciones propias y los fueros navarros, con novedades como la instauración de la Inquisición o la expulsión de los judíos.
La Política de Unidad Religiosa y Racial
La Inquisición
El recelo y la oposición de los cristianos viejos hacia los conversos crecieron en el siglo XV.
Los reyes solicitaron al Papa que les autorizara a nombrar inquisidores bajo su autoridad directa. En 1478 los Reyes Católicos fueron autorizados a establecer la Inquisición.
En Sevilla iniciaron rápidamente las detenciones, los interrogatorios y las sentencias.
Los tribunales se extendieron a toda Castilla, y Fernando el Católico inició su implantación en los reinos de la Corona de Aragón.
El Santo Oficio era la única institución común a todos los reinos, todos los tribunales dependían de la Inquisición. Al frente estaba el Inquisidor General, fray Tomás de Torquemada. Él estableció las instrucciones por las que se fijaron los métodos del Santo Oficio.
La represión fue brutal en los primeros veinte años, hubo miles de ejecutados. En 1500, la violencia remitió a casos más concretos.
La obsesión por evitar la acusación de judaizar desembocó en una auténtica segregación racial. Las instituciones adoptaron los estatutos de limpieza de sangre, medidas para apartar a familias de conversos, independientemente de que su conversión fuera o no sincera.
La Expulsión de los Judíos
Tras la *Guerra de Granada*, la expulsión de los judíos fue el siguiente paso en el proceso de unificación religiosa.
Los reyes tomaron medidas para protegerles de los ataques populares contra las aljamas. En 1480 dictaron medidas para aislarlos, juntándolos en barrios judíos cerrados y separados del resto del mundo.
El argumento contra ellos era que la práctica de ritos judíos provocaba que los conversos judaizaran.
La decisión de expulsarles siguió a la caída de Granada. En dos decretos del 31 de marzo de 1492, uno para Castilla y otro para Aragón, en el plazo de tres meses, los judíos de los reinos debían optar entre la conversión o el abandono del país.
Los judíos tuvieron que vender sus bienes a los cristianos, que se aprovecharon de su situación. La mayoría optó por el exilio antes de convertirse. Se fueron hacia Portugal y África, pero algunos volvieron.
El impacto económico y social se notó mayormente en Castilla. Su marcha no repercutió en exceso en el crecimiento económico, pero fue un impacto en el terreno cultural.
Los Musulmanes
Tras la conquista de Granada se incorporaron al reino unos 200.000 musulmanes. La capitulación permitía a los musulmanes mantener sus costumbres, sus ritos y su cohesión. En 1499, Cisneros, Inquisidor General, impuso una política más dura: los musulmanes fueron confinados y obligados a convertirse. La respuesta fue una rebelión, que fue aplastada por las tropas, y que los reyes utilizaron para dar por cancelados los acuerdos de capitulación. Algunos musulmanes abandonaron el reino, otros se convirtieron.
En la Corona de Aragón, las comunidades musulmanas eran importantes, pero no se tomaron medidas. Aquí los musulmanes eran trabajadores agrícolas, protegidos por los señores, y Fernando optó por no presionarles.
La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal
Las Islas Canarias
Las islas fueron objeto de disputa entre Portugal y Castilla, hasta que en el *Tratado de Alcaçovas-Toledo* de 1479, Portugal renunció al archipiélago. En 1477 se inició la conquista, y terminó en 1496, tras conquistar isla por isla.
El proceso de conquista lo hicieron particulares, que firmaban un contrato con la Corona para efectuar la empresa en su nombre.
Se repartieron las tierras a los peninsulares. Esclavizaron a la población autóctona, pese a las prohibiciones de los reyes y del Papa.
La escasez de población provocaba que los salarios fuesen altos, y que se trajeran esclavos. El azúcar fue la principal fuente de riqueza. Más tarde, comenzó el tráfico con América.
Las Relaciones con Portugal
Superada la guerra civil, los Reyes Católicos y Portugal intentaron recomponer sus relaciones. El *Tratado de Alcaçovas-Toledo* de 1479 significó el reconocimiento de Isabel como reina, y se pactó la boda de Isabel con el heredero del trono portugués.
Portugal renunció a las Islas Canarias, y los Reyes Católicos a las Azores y Madeira, como a la costa africana.
Tras el descubrimiento de América, un nuevo pacto, el *Tratado de Tordesillas* de 1494, donde Portugal reconocía el derecho castellano sobre las tierras recién descubiertas, y obtenían el derecho sobre Brasil.
Política Internacional y Alianzas Matrimoniales
La unión dinástica entre Aragón y Castilla afectó a sus relaciones internacionales. La fortaleza del Estado les dio dinero para costear las empresas, un ejército y una marina poderosos, etc.
La Política Italiana y la Lucha con Francia
La monarquía española era una de las grandes potencias europeas. Francia era el país rival por la hegemonía en la zona occidental del continente. La política francesa se dedicó a limitar el poder de los Reyes Católicos, y estos respondieron con una serie de alianzas matrimoniales con otros Estados.
Las relaciones de Francia con Aragón eran tensas. En los primeros años el conflicto se mantuvo en el terreno diplomático, y en el *Tratado de Barcelona* de 1493, Francia cedió el Rosellón y la Cerdaña a cambio de que los Reyes Católicos renunciaran a los matrimonios previstos con Borgoña e Inglaterra.
En 1494 comenzaron los enfrentamientos hispano-franceses en Italia, cuando Francia invadió Nápoles. La respuesta española fue organizar coaliciones antifrancesas, y las tropas españolas hicieron retroceder a las francesas. Una nueva guerra estalló en 1499, cuando Francia anexionó Milán e invadió Nápoles de nuevo.
En 1505 se llegó a un acuerdo por el que Francia se quedó con el Milanesado, y renunció a Nápoles.
La Política Africana
La hostilidad hacia África obedecía a razones económicas, ideológicas y estratégicas. Se trataba de evitar una invasión de los musulmanes. La piratería berberisca era un problema, desde que recibía ayuda del sultán turco. Había que garantizar el circuito comercial en el Mediterráneo occidental y en el Atlántico.
Entre 1497 y 1510 unas expediciones permitieron la conquista de Trípoli y Melilla.
La Política Matrimonial
Los Reyes Católicos negociaron una serie de matrimonios dinásticos para sus hijos con las principales casas reinantes europeas. El objetivo era doble: asegurar la permanencia de la herencia de las coronas en la familia y, por otro lado, establecer una red de alianzas con los Estados que estaban dispuestos a colaborar en el aislamiento de la monarquía francesa.
Se consolidó la alianza con Portugal con un nuevo matrimonio de la viuda Isabel, con el nuevo rey portugués, Manuel I.
La Crisis Sucesoria y el Fin del Reinado
El fallecimiento sucesivo de los herederos al trono de los Reyes Católicos hizo que la herencia pasara a Juana, que vivía en Flandes. Pronto surgieron dos problemas. Felipe *el Hermoso* desconocía la política española y manifestaba abiertamente su disposición a una alianza con Francia. Juana daba síntomas de desequilibrio mental, lo que planteaba serias dudas sobre su capacidad para gobernar Castilla.
En 1504 murió Isabel *la Católica*. En su testamento insinuaba que Juana no podía reinar, y confirmaba a su hija como heredera. Fernando asumió el gobierno de Castilla, pero Felipe confirmó su voluntad de gobernar en nombre de su esposa. Castilla se dividió entre los partidarios de Fernando y los de Felipe. Entre estos últimos, miembros de la nobleza que esperaban recuperar el poder político. Fernando y su yerno llegaron a pactar una regencia compartida, que implicaba declarar a Juana incapaz de reinar. El rey católico decidió retirarse a Aragón en 1506. Meses antes había contraído matrimonio con Germana de Foix, hermana del rey francés. Las dos coronas se separaban.
En 1506, Felipe *el Hermoso* falleció. Castilla volvió a un clima de guerra civil, y como no se recuperaba el reino, Fernando *el Católico* volvió a Castilla.
Meses después consolidó su papel como único regente. Recluyó a su hija en un castillo de Tordesillas, luego llegó a un acuerdo con Maximiliano de Austria para ejercer la regencia de Castilla hasta que Carlos cumpliera la mayoría de edad.
Fernando ejerció el gobierno hasta su muerte en 1516. En su testamento otorgaba la regencia al príncipe Carlos, con dieciséis años de edad.
Cisneros y Alfonso se encargaron del gobierno de Aragón, hasta que meses después llegó Carlos de Habsburgo, iniciándose con él la dinastía de los Austrias españoles.