Reinado de los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Transformación de España

Los Reyes Católicos: El Nacimiento de la Monarquía Hispánica y la Transición a la Edad Moderna

El Compromiso de Caspe (1412) marcó un hito al establecer al infante Fernando de Castilla como heredero al trono aragonés. Diversos candidatos aspiraban al título, pero Fernando, respaldado por hábiles consejeros, prevaleció. Este evento impulsó los contactos entre Castilla y Aragón, especialmente a través de estrategias matrimoniales, que intensificaron entre 1415 y 1420.

Pugnas y Ascensos al Poder (1420-1469)

El período entre 1420 y 1445 estuvo marcado por la pugna entre la Monarquía y la nobleza castellana, así como entre Álvaro de Luna y los Infantes aragoneses. La traición del rey de Castilla a Álvaro de Luna culminó con la ejecución de este último. En 1454, Enrique IV ascendió al trono con escaso apoyo popular y de figuras influyentes como el arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo. Estos nobles entronizaron a Alfonso de Castilla, hermanastro del rey y hermano de Isabel, permitiendo a la nobleza gobernar en nombre del joven rey. Este reinado «bífido» concluyó con la muerte de Alfonso tres años después, abriendo el camino al ascenso de Isabel.

En 1469, el proyecto matrimonial entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, con el objetivo de unir los reinos, se concretó. Tras la muerte de Enrique IV en 1474, Isabel se proclamó reina en Segovia. Fernando juró los fueros castellanos, consolidando la unión dinástica.

Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479)

La proclamación de Isabel desencadenó la Guerra de Sucesión Castellana, con los partidarios de Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV, disputando el trono. Juana contaba con el apoyo de parte de la nobleza castellana y del rey de Portugal, mientras que Isabel y Fernando contaban con mayor respaldo. La Concordia de Segovia estableció a Isabel como reina y a Fernando como consorte, fortaleciendo su posición. El Tratado de las Tercerías de Moura (1479) puso fin a la guerra, con Juana renunciando al trono castellano y los Reyes Católicos al portugués. El tratado también estipuló el ingreso de Juana a un convento, el control castellano sobre Canarias y el portugués sobre las Azores, Guinea y Cabo Verde, además de un matrimonio entre la infanta Isabel de Castilla y el príncipe Alfonso de Portugal.

Reformas y Consolidación del Poder (1480-1504)

A partir de 1480, los Reyes Católicos implementaron reformas para reorganizar la Corona. Las Cortes de Toledo afianzaron el poder real, reorganizaron la economía castellana, fortalecieron el papel de los letrados, remodelaron el Consejo Real y consolidaron la Santa Hermandad. En 1478, Isabel instauró la Santa Inquisición para controlar la fe y perseguir a los falsos conversos. Fray Tomás de Torquemada fue nombrado Inquisidor General en 1482. La instauración de la Inquisición en Aragón enfrentó resistencia, culminando con el asesinato del Inquisidor General Pedro de Arbués en 1485.

La política matrimonial de sus hijos, destinada a aislar a Francia, fue otra estrategia clave. Los matrimonios incluyeron a:

  • Isabel de Castilla con Alfonso de Portugal y, posteriormente, con Manuel I de Portugal.
  • Juan de Castilla con Margarita de Austria.
  • María de Castilla con Manuel I de Portugal tras la muerte de su hermana Isabel.
  • Catalina de Castilla con Arturo de Inglaterra y, posteriormente, con Enrique VIII de Inglaterra.
  • Juana de Castilla con Felipe de Austria (Felipe el Hermoso).

Sucesión y Regencia (1497-1517)

La muerte del príncipe Juan en 1497, seguida por las de Isabel (1498) y el infante Miguel (1500), llevó a Juana a ser nombrada Princesa de Asturias. La desconfianza hacia Felipe el Hermoso por sus contactos con Francia y sus aspiraciones al trono castellano generaron tensiones. Tras la muerte de Isabel I en 1504, Juana y Felipe fueron coronados reyes de Castilla, mientras que Fernando el Católico, nombrado gobernador general de Castilla por el testamento de Isabel, mantuvo el trono de Aragón. El enfrentamiento entre Felipe y Fernando llevó a este último a retirarse a Aragón y luego a Nápoles. La repentina muerte de Felipe I en 1506 sumió a Juana en la locura, llevando al cardenal Cisneros a la regencia hasta el regreso de Fernando en 1507. Fernando asumió el poder de Castilla hasta su muerte en 1516, momento en que Cisneros retomó la regencia hasta la llegada de Carlos I en 1517, quien unificó los reinos de Castilla y Aragón y posteriormente se convirtió en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlos I enfrentó numerosos desafíos debido a su desconocimiento del reino. Juana, incapacitada por su enfermedad mental, permaneció recluida en Tordesillas, conservando su título de reina hasta su muerte.

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