5.3.La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
De los territorios que integraban la Corona de Aragón, tres de ellos: Cataluña, Valencia y Mallorca se abrían al Mediterráneo, lo que determinó su vocación comercial y su ámbito de actuación. Desde finales del Siglo XIII los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión política por el Mediterráneo. A pesar de la oposición de Francia y el Papado incorporaron a la Corona: Sicilia, Cerdeña y el reino de Nápoles. Incluso durante un tiempo pertenecieron a Aragón los ducados griegos de Atenas y Neopatria conquistados por tropas mercenarias catalanas, los almogávares, en árabe los que entran en tierra enemiga, que habían acudido en ayuda del emperador bizantino contra los turcos.
Gracias a esta expansión se desarrolló un activo comercio internacional, en el que Cataluña y sobre todo Barcelona, tuvo un papel prioritario. Se exportaban hierro y tejidos y se importaban cereales, pieles y especias. La etapa de máximo esplendor del comercio catalán fue en el Siglo XIV, pero la crisis bajo medieval afecto a esta actividad y Valencia sustituyo a Barcelona como principal puerto mercantil.
La caída de del Imperio bizantino (1453) y el avance turco aceleraron la decadencia del comercio Mediterráneo, al mismo tiempo que surgían las rutas atlánticas.
A la muerte de Isabel (1504) Castilla quedó bajo el gobierno de su hija Juana y Fernando pasó a ser exclusivamente rey de Aragón, pero la muerte de Felipe de Austria marido de Juana y la pérdida de la razón de esta convirtió a Fernando en regente de Castilla. Finalmente ambas coronas recayeron en un mismo heredero: carlos, nieto de los reyes católicos e hijo mayor de Juana
5.1. La organización política. Las instituciones
. [Incluye reino de Castilla y corona de Aragón]
El reino de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial, donde la nobleza se opónía a las pretensiones monárquicas. Esto llevó, en el Siglo XIV, a la Guerra Civil entre Pedro I, y Enrique de Trastámara, que encabezó una rebelión nobiliaria. Tras la guerra se instauró una nueva dinastía en el trono, (Trastámara), y la nobleza fue recompensada con generosas concesiones por su apoyo al nuevo monarca (mercedes enriqueñas).A pesar de ello en la baja edad media la monarquía se fortalecíó. Se produjo la fusión de las Cortes de Castilla y León, nace la Audiencia (Chancillería) como órgano supremo de justicia, sólo supeditado al rey; y aparecen la Contaduría o hacienda, y el Condestable que dirige el ejercito regio. La Corte extraordinaria, limita su función al voto de subsidios extraordinarios a la corona. Se crea el Consejo Real, con legistas que asesoraban al rey en todo tipo de decisiones. En el ámbito local destaca la intervención monárquica en los municipios; se establecen los regimientos formados por regidores nombrados por el rey con carácter vitalicio y con la figura del corregidor, representantes permanentes del rey en los principales municipios. La Corona de Aragón tenía un carácter confederal, ya que estaba constituida por una serie de reinos, Aragón, Cataluña y Valencia, con diferentes leyes e instituciones. Tras varios enfrentamientos entre los nobles y el rey, en 1283, Pedro III, firmo el Privilegio General. Gracias a esto las relaciones entre el rey y sus vasallos fueron mejores que en Castilla. Las instituciones reflejaban las peculiaridades del carácter federal de la Corona: Existían cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia. Las comisiones temporales de las cortes se convirtieron en diputaciones permanentes, que ampliaron sus competencias: la de Cataluña o Generalitat, la diputación del reino de Aragón y la del reino de Valencia. En el reino de Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón, su función primordial era la defensa de los fueros del reino. La autoridad real estaba representada en los distintos territorios por lugartenientes o virreyes, que actuaban en su nombre. Los municipios fueron cayendo bajo el control de oligarquías urbanas con distintos cargos donde destaca el consejo municipal como el consejo de Ciento en Barcelona.
5.2.Crisis demográfica, económica y política
Los dos últimos siglos medievales coinciden con una fase de crisis en Europa, que también afectó a los reinos peninsulares. En la primera mitad del Siglo XIV malas condiciones climáticas arruinaron las cosechas y desencadenaron crisis de subsistencia; También la peste negra o bubónica llegó a la península en 1348, y se extendíó con rapidez desde las Baleares y la costa levantina hacía el interior; después de la primera oleada la población, debilitada por el hambre, era más propensa a contraer enfermedades, después hubo otros brotes más localizados. Afectó más al litoral que al interior y más a las ciudades que al campo, además de gran mortandad, se produjeron movimientos de población y despoblamientos en algunas zonas. Además disminuyó la mano de obra y subieron los precios. La crisis no sólo afecto a los más pobres, sino que supuso para los señores (nobleza y clero) una disminución de rentas y vasallos; la reacción señorial se centro en recuperar sus pérdidas a costa de los campesinos y de la monarquía. Esto produjo conflictos sociales: se dieron rebeliones campesinas de carácter antiseñorial como la de los forans en Mallorca, las guerras hermandiñas en Galicia o el movimiento remensa en Cataluña. También se dieron enfrentamientos en las ciudades, como en Barcelona y rivalidades entre bandos de la nobleza por el control municipal, como en Salamanca. Además se produjeron ataques contra la población judía por parte del pueblo llano. Por otro lado se inicia el proceso de fortalecimiento de las monarquías que choca con las pretensiones de la nobleza de detentar el máximo poder en sus señoríos y fuera de ellos. Para completar el panorama de crisis general se producen guerras civiles en los reinos de Castilla, Cataluña y Navarra, que aunque tuvieron causas específicas también en ellas emergieron tensiones sociales. Esta situación de crisis política y demográfica permitíó liquidar la vieja sociedad feudal y poner las bases para la Edad Moderna.