Restauración Borbónica en España: Auge, Crisis y Caída

El Manifiesto de Sandhurst y la Restauración Borbónica

Después de que el rey Amadeo I renunciara al trono en 1873, España entró en una etapa de caos con la Primera República, que tuvo cuatro presidentes en muy poco tiempo y enfrentó varios conflictos: la guerra de independencia en Cuba, la última guerra carlista y rebeliones dentro del país, como el levantamiento cantonalista.

En 1874, el general Pavía dio un golpe de Estado y estableció una dictadura dirigida por Serrano. Mientras tanto, el príncipe Alfonso (hijo de Isabel II) publicó el Manifiesto de Sandhurst, en el que decía que estaba dispuesto a volver como rey para restaurar la estabilidad. Finalmente, en diciembre de 1874, el general Martínez Campos dio otro golpe en Sagunto y proclamó a Alfonso XII como rey, iniciando la Restauración borbónica.

Cánovas del Castillo y el sistema de la Restauración

Antonio Cánovas del Castillo diseñó un sistema para evitar más golpes de Estado. Su idea era que el rey tuviera autoridad sobre el ejército para evitar que los militares se metieran en política y que hubiera alternancia en el poder entre dos partidos:

  • El Partido Conservador, liderado por Cánovas.
  • El Partido Liberal, dirigido por Sagasta.

Se pusieron de acuerdo para turnarse en el gobierno sin conflictos. Cuando un partido se desgastaba, el rey llamaba al otro y organizaban elecciones amañadas para asegurarse de que todo quedara bajo control. Cuando Alfonso XII murió en 1885, su esposa María Cristina de Habsburgo asumió la regencia hasta que su hijo, Alfonso XIII, fuera mayor de edad. Para mantener la estabilidad, los partidos firmaron el Pacto del Pardo, continuando con el turno pacífico de poder.

La Constitución de 1876

Fue una constitución bastante conservadora que daba el poder tanto al rey como a las Cortes (Parlamento). Se reconocían algunas libertades, pero podían ser limitadas por leyes posteriores. También establecía que la religión oficial era la católica y que otras solo podían practicarse en privado.

El Parlamento tenía dos cámaras:

  • Congreso de los Diputados, elegido por los ciudadanos (aunque con muchas trampas).
  • Senado, con miembros elegidos por el rey y los más ricos.

Pero el poder real lo tenía el rey, que decidía quién gobernaba.

Corrupción electoral: el turnismo y el caciquismo

Las elecciones eran una farsa. Antes de cada votación, se decidía quién iba a ganar con el “encasillado”, una lista con los candidatos que debían ser elegidos. Luego, los gobernadores y los caciques (ricos con poder en las zonas rurales) manipulaban los resultados con trampas como:

  • Comprar votos.
  • Amenazar a los votantes.
  • Contar votos de personas muertas.
  • Cambiar los resultados de las urnas.

Esto dejaba fuera del sistema a republicanos, obreros, nacionalistas y otros grupos políticos.

El Desastre del 98 y la pérdida de las colonias

Cuba llevaba años luchando por su independencia desde 1868. Aunque España prometió reformas en 1878, nunca las cumplió. En 1895, José Martí y otros líderes revolucionarios iniciaron una nueva guerra con el apoyo de EE.UU.

Estados Unidos tenía interés en quedarse con Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En 1898, el hundimiento del barco estadounidense Maine en La Habana (posiblemente un pretexto) llevó a EE.UU. a declararle la guerra a España. En pocos meses, España perdió sus principales batallas y firmó el Tratado de París, por el que:

  • Cuba se independizó.
  • Puerto Rico y Guam pasaron a manos de EE.UU.
  • España vendió Filipinas a EE.UU.

Este Desastre del 98 causó una gran crisis en España. En lo económico, la repatriación de capitales ayudó a mejorar un poco la situación, pero en lo político y cultural hubo un fuerte pesimismo, lo que llevó al nacimiento de la Generación del 98, un grupo de escritores que reflexionaban sobre los problemas del país.

Crisis económica y desigualdad social

España seguía siendo un país rural y con grandes desigualdades. Aunque en algunas zonas hubo industrialización (textil en Cataluña, minería en Asturias y siderurgia en el País Vasco), la mayor parte de la población vivía en condiciones muy duras.

  • En el campo, los grandes terratenientes controlaban la tierra, mientras que los campesinos pobres sufrían malas condiciones laborales y aumentaban las migraciones a las ciudades.
  • En las ciudades, la clase obrera creció en fábricas con jornadas largas y sueldos bajos, lo que llevó al auge de movimientos obreros y huelgas.

Los anarquistas y socialistas empezaron a organizarse, creando sindicatos y partidos políticos. En 1879 se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y en 1910, Pablo Iglesias Posse se convirtió en el primer diputado socialista.

Mientras tanto, los movimientos nacionalistas en Cataluña, el País Vasco y Cuba cobraban cada vez más fuerza, preparando el terreno para los conflictos del siglo XX.

Este fue el panorama de la Restauración en España: un sistema corrupto que mantenía la estabilidad a costa de manipular las elecciones y excluir a muchos sectores. Aunque hubo ciertos avances económicos e industriales, la crisis del 98 y las tensiones sociales demostrarían que el sistema no era sostenible a largo plazo.

El fin de la Restauración

En 1898, España sufrió una grave crisis tras perder sus últimas colonias en América y el Pacífico debido a la guerra contra Estados Unidos. Como resultado, el país cedió Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y en 1899 vendió otras posesiones en el Pacífico a Alemania. Esta pérdida marcó el inicio de una crisis política y social profunda, ya que el sistema político de la Restauración, basado en el turno pacífico entre liberales y conservadores, comenzó a perder legitimidad. La inestabilidad se agravó con la muerte de sus principales líderes: Antonio Cánovas del Castillo fue asesinado en 1897 y Práxedes Mateo Sagasta falleció en 1903, dejando un vacío de liderazgo que debilitó el bipartidismo. Al mismo tiempo, surgieron nuevos movimientos políticos, como el republicanismo, los nacionalismos periféricos y los partidos obreros, que cuestionaban el modelo de gobierno vigente. En 1905, un grupo de militares atacó y destruyó la sede de una publicación catalanista en protesta por unas viñetas satíricas contra el ejército. En lugar de sancionar a los responsables, el gobierno aprobó la Ley de Jurisdicciones, que otorgó mayor poder a la justicia militar sobre asuntos que afectaran al ejército, aumentando así la influencia de los militares en la política.

Antonio Maura y su proyecto de reformas

En 1907, Antonio Maura asumió la presidencia del gobierno con el objetivo de modernizar el país mediante una «revolución desde arriba», es decir, reformar el sistema antes de que la presión social provocara un cambio radical. Entre sus principales medidas estuvieron la creación del Instituto Nacional de Previsión, precursor de la seguridad social, y una reforma electoral para reducir el fraude. También promovió el desarrollo industrial y naval, además de intentar descentralizar la administración mediante la unión de municipios y diputaciones, aunque esta última propuesta no llegó a aprobarse.

Sin embargo, su gobierno se vio gravemente afectado por la Semana Trágica de Barcelona en 1909. El conflicto comenzó cuando el gobierno movilizó a reservistas para combatir en Marruecos, lo que generó protestas en Barcelona. Las manifestaciones derivaron en una revuelta de carácter anticlerical, con la quema de iglesias y conventos, así como enfrentamientos con las fuerzas del orden. La represión fue muy dura, con más de un centenar de muertos y cientos de detenidos, entre ellos el pedagogo anarquista Francesc Ferrer i Guàrdia, cuya ejecución provocó indignación internacional. Las críticas a Maura por la represión llevaron a su destitución en octubre de 1909.

El gobierno de Canalejas y la inestabilidad política

En 1910, José Canalejas asumió el gobierno con el objetivo de continuar con las reformas. Entre sus medidas más destacadas estuvo la eliminación del impuesto de consumos, que afectaba a los productos básicos, y la aprobación de la Ley del Candado, que restringía la expansión de nuevas órdenes religiosas en España, generando una fuerte oposición en sectores conservadores.

Canalejas también retomó el proyecto de mancomunidades, permitiendo la unión de municipios y diputaciones para gestionar servicios públicos. Sin embargo, su asesinato en 1912 a manos de un anarquista interrumpió estos avances y dejó al Partido Liberal dividido, mientras que el Partido Conservador también se fragmentó en distintas facciones.

En este contexto de debilidad de los partidos tradicionales, en 1914 se aprobó la Mancomunidad de Cataluña, aunque con competencias limitadas.

Crisis durante la Primera Guerra Mundial y el Desastre de Annual

España se mantuvo neutral en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), lo que le permitió beneficiarse económicamente del conflicto. Sin embargo, las desigualdades sociales aumentaron, lo que llevó a una creciente agitación obrera y militar. En 1917, una combinación de protestas obreras, militares y parlamentarias generó una grave crisis, aunque la falta de coordinación entre los distintos sectores permitió al gobierno controlar la situación mediante la intervención del ejército.

El punto culminante de la inestabilidad llegó en 1921 con el Desastre de Annual, una derrota militar en Marruecos en la que más de 10.000 soldados españoles murieron en una emboscada de las tropas rifeñas. La investigación sobre lo ocurrido reveló corrupción y errores estratégicos graves, debilitando aún más la imagen del sistema político y del rey Alfonso XIII.

Ante esta crisis, el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con apoyo militar y del rey, estableciendo una dictadura que se prolongaría hasta 1930, poniendo fin al sistema de la Restauración.

El golpe de Estado de 1923

La dictadura de Primo de Rivera tuvo su origen en la crisis económica y política que afectaba a España a principios del siglo XX. La inflación aumentaba, los militares tenían cada vez más poder con el apoyo del rey Alfonso XIII, los obreros exigían mejores condiciones laborales y los nacionalistas pedían más autonomía. Además, la derrota en la guerra de Marruecos en 1921, conocida como el Desastre de Annual, dejó al ejército y al gobierno en una situación muy débil.

El Expediente Picasso, una investigación sobre lo sucedido en Annual, reveló graves errores militares y amenazaba con desprestigiar a altos mandos y al propio rey. Para evitar una crisis mayor, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, con el respaldo de sectores conservadores y de Alfonso XIII.

Desde su llegada al poder, Primo de Rivera se presentó como un «salvador» del país, con la intención de poner orden y acabar con los problemas de España. La burguesía (los empresarios y gente adinerada) lo apoyó porque temían el crecimiento del movimiento obrero. El ejército también vio con buenos ojos su llegada al poder, mientras que los anarquistas fueron los primeros en enfrentarse a su régimen.

Primo de Rivera suspendió la Constitución y puso el país bajo control militar. También se rodeó de empresarios y personas influyentes para asegurar su poder.

El Directorio Militar (1923-1925)

En 1924, Primo de Rivera intentó reforzar su control creando la Unión Patriótica, un partido político que apoyaba la dictadura y que tenía como lema «Patria, Religión y Monarquía». Sin embargo, este partido no tenía un verdadero proyecto político, sino que solo servía para dar apoyo a su régimen.

Además, su gobierno se caracterizó por una política centralizadora, es decir, concentró todo el poder en Madrid. Como parte de esta estrategia, en 1925 disolvió la Mancomunidad de Cataluña, eliminando su autonomía y prohibiendo el uso del catalán en instituciones públicas.

El Directorio Civil (1925-1930)

En 1925, España y Francia organizaron una ofensiva militar conjunta en Marruecos, logrando una victoria clave en el desembarco de Alhucemas. Este éxito le permitió a Primo de Rivera cambiar su gobierno militar por un Directorio Civil, con la intención de darle más estabilidad a su dictadura. En 1927, creó la Asamblea Nacional Consultiva, un órgano que debía proponer reformas, pero que en realidad solo servía para aparentar que existía una participación política.

A pesar de sus intentos de consolidar su poder, la oposición al régimen fue creciendo. Militares, intelectuales (como Miguel de Unamuno), estudiantes y trabajadores empezaron a manifestarse en su contra. Incluso la burguesía catalana, que al principio lo había apoyado, se alejó de él debido a sus políticas centralistas.

El papel del Estado en la economía

El régimen de Primo de Rivera tuvo una política económica basada en el intervencionismo del Estado. Su estrategia se dividió en dos fases:

  1. 1923-1925: Se centró en estabilizar la economía y evitar conflictos laborales. Aplicó medidas proteccionistas para evitar la competencia extranjera y proteger la producción nacional.
  2. 1925-1930: Impulsó grandes inversiones en infraestructuras, como la construcción de carreteras y obras hidráulicas. Además, creó monopolios estatales como Telefónica y CAMPSA para controlar sectores clave de la economía.

Aunque al principio la economía creció, la crisis financiera mundial de 1929 afectó gravemente al país y debilitó aún más al régimen.

La caída de Primo de Rivera y la «Dictablanda»

La crisis económica y la creciente oposición hicieron que Primo de Rivera perdiera apoyos. En enero de 1930, presentó su dimisión y Alfonso XIII puso en su lugar a Dámaso Berenguer, quien intentó volver a un sistema democrático sin éxito. Este periodo, conocido como la «Dictablanda», duró hasta febrero de 1931.

Durante este tiempo, los republicanos se organizaron y firmaron el Pacto de San Sebastián, con el objetivo de acabar con la monarquía. En abril de 1931, se celebraron elecciones municipales, y la victoria de los republicanos en las grandes ciudades dejó claro que la mayoría de la población quería un cambio. Ante la presión, Alfonso XIII decidió exiliarse y el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *