La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista
El pronunciamiento del general Martínez Campos en diciembre de 1874 significó la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII. El 1 de diciembre, Alfonso XII había firmado el Manifiesto de Sandhurst que sintetizaba el programa de gobierno de la nueva monarquía. Antonio Cánovas del Castillo asumió la regencia hasta la llegada del rey en enero de 1875.
Objetivos del Sistema Canovista
El sistema político de la Restauración fue diseñado por Cánovas y buscaba un nuevo modelo que superase los problemas del liberalismo. Para conseguirlo, se propuso dos objetivos:
- Elaborar una constitución que vertebrase un sistema político basado en el bipartidismo.
- Pacificar el país, poniendo fin a la guerra de Cuba en 1878 con la Paz de Zanjón y al conflicto carlista; se rindieron en 1876 y se abolieron los fueros.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876, muestra del liberalismo doctrinario, se basaba en la soberanía compartida, el bicameralismo, la confesionalidad católica del Estado y amplios beneficios para la Corona. Estableció el sufragio censitario en 1870 y en 1890 pasó a sufragio universal. Contaba con una amplia declaración de derechos, aunque sujeta al desarrollo normativo posterior, que en general tendió a restringirlos.
El Turnismo y la Corrupción Electoral
Funcionamiento del Sistema de Turnos
El funcionamiento del sistema dependía del turno pacífico de los dos partidos dinásticos: Cánovas, al frente del Partido Conservador (moderado), y Sagasta, al frente del Partido Liberal (progresista). Conservadores y liberales coincidían en lo fundamental: defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación de un Estado liberal, unitario y centralista. Su base social era similar: élites económicas y clase media acomodada.
Las diferencias entre ellos eran escasas: los conservadores eran partidarios del sufragio censitario y defendían la Iglesia y el orden social, mientras que los liberales defendían el sufragio universal masculino, un reformismo más progresista y laico. El ejército quedó subordinado al poder civil y, así, se terminó con la intervención de los militares en la vida política.
El Caciquismo y el Pucherazo
El sistema del turno de partidos pudo mantenerse gracias a la corrupción electoral. El triunfo del partido que convocaba las elecciones se conseguía gracias al falseamiento de los resultados realizado desde el Ministerio de Gobernación y llevado a cabo por los caciques locales. Estos eran personas notables con gran influencia que orientaban la dirección del voto. Al conjunto de trampas electorales se le conoce como pucherazo: se falsificaba el censo, se manipulaban las actas electorales, se compraban votos o se coaccionaba al electorado.
El Pacto del Pardo y el Gobierno Largo de Sagasta
Entre 1876 y 1898, el sistema de turno funcionó con regularidad, pero atravesó su peor momento con la muerte de Alfonso XII en 1885. Cánovas y Sagasta, a través del Pacto del Pardo, acordaron mantener el sistema y apoyar a María Cristina. Se inició entonces el gobierno largo de Sagasta (1885-1890) durante el que impulsó una importante obra reformista. Se aprobó la Ley de Asociaciones en 1887 y se introdujo el sufragio universal en 1890.
Deterioro del Sistema y Nuevos Liderazgos
En la última década del siglo XX, se mantuvo el turno pacífico, pero el personalismo deterioró el sistema. Tras la muerte de Cánovas y Sagasta, surgen las figuras de Maura y Canalejas al frente de conservadores y liberales respectivamente.
La Oposición al Sistema
Carlismo y Republicanismo
La oposición se llevó a cabo por el carlismo y el republicanismo, pero también surgieron el movimiento obrero y los partidos nacionalistas. Aunque estas fuerzas no fueron decisivas en la primera etapa de la Restauración, fueron importantes porque respondían al gran problema del acceso de las masas a la política y porque se convirtieron en protagonistas en el siglo XX.
El carlismo había sido derrotado en 1876, su dirección acabó en el exilio y continuó organizando conspiraciones. Perdió el apoyo de la Iglesia que aceptó a Alfonso XII. Una escisión encabezó el Partido Nacional de carácter antiliberal e integrista.
El republicanismo salió debilitado después de la experiencia de la I República. Dentro había fuertes discrepancias y su presencia en las Cortes fue testimonial, aunque se convirtió en la principal fuerza de la oposición, especialmente cuando se logró la unidad del movimiento en 1903 con la Unión Republicana. En 1908, surge una división del republicanismo, el Partido Radical encabezado por Lerroux. A excepción de este grupo, el republicanismo se alió con el socialismo formando la Conjunción Republicano-Socialista en 1909.
Nacionalismos y Regionalismos
Los nuevos movimientos nacionalistas y regionalistas se producen como reacción a la política uniformadora del liberalismo. Encontramos: el catalanismo (Renaixença), el nacionalismo vasco (en 1894 Sabino Arana fundará el PNV), el galleguismo, el aragonesismo y el andalucismo.
Movimiento Obrero: Anarquismo y Socialismo
Por último, se desarrollarán las corrientes internacionalistas del movimiento obrero: anarquistas y socialistas. Las ideas anarquistas serán difundidas a través de Giuseppe Fanelli, enviado de la AIT. El primer congreso de la FRE de la AIT se celebró en 1870 y se definió la huelga como el arma fundamental del proletariado. Durante los dos primeros años, la FRE tuvo que actuar en la clandestinidad, pero en 1881 se volvió a la legalidad. La FRE cambió el nombre a FTRE.
Los desacuerdos dentro de la organización y la constante represión favorecieron que una parte del anarquismo optara por la acción directa y otra por la acción de masas, planteando la revolución social como objetivo y la necesidad de fundar organizaciones de carácter sindical como Solidaridad Obrera o la CNT.
El Desastre del 98 y sus Consecuencias
La Cuestión Colonial: Cuba, Puerto Rico y Filipinas
Tras la independencia de la mayor parte del imperio en el siglo XIX, solo las islas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas continuaron formando parte del imperio español. En Cuba, la Guerra Larga (1868-1879) había sido un primer intento de las aspiraciones independentistas, pero la ausencia de reformas tras la Paz de Zanjón en 1878 estimuló la insurrección e independencia que fue apoyada por EE. UU.
Paralelamente, en 1896, se produjo la rebelión de las islas Filipinas, donde la población española era escasa, había poco capital invertido y se sustentaba de una pequeña presencia militar y en el poder de órdenes religiosas. En 1895, se había fundado la Liga Filipina y la organización clandestina de Katipunan que protagonizaron un movimiento independentista. El gobierno español llevó a cabo una negociación en 1897 con los líderes independentistas y, como resultado, hubo una pacificación momentánea de las islas.
La Guerra de Cuba y la Intervención de EE. UU.
En 1897, se produjo un primer intento de insurrección en Cuba con la Guerra Chiquita y en 1895, con el Grito de Baire, se inició el levantamiento generalizado. El gobierno español optó por la represión, pero la dificultad del terreno no ayudaba. En 1897, se inició una estrategia de reconciliación, pero los independentistas, que contaban con el apoyo de EE. UU., no aceptaron el fin de la insurrección.
El Desastre del 98 y el Regeneracionismo
La pérdida de las últimas colonias se llamó Desastre del 98 y supuso el hundimiento moral de España porque significó la destrucción del mito del imperio español. Algunos intelectuales hablaban de una regeneración de España, consideraban que la sociedad y la política estaban muy influidas por la Iglesia, lo cual no favorecía la modernización de la cultura ni el desarrollo de la ciencia. Así surge el movimiento del regeneracionismo, cuyo mayor exponente fue Joaquín Costa. Además, un grupo de pensadores y literatos conocidos como la Generación del 98 analizaron el problema de España en un sentido crítico y pesimista.
Consecuencias Políticas del Desastre
El Desastre del 98 significó el fin del sistema de la Restauración como había diseñado Cánovas y la aparición de una nueva generación de políticos. Sin embargo, las reformas no fueron profundas y el sistema siguió funcionando con mínimos cambios.