La Restauración Borbónica (1874-1902): Bases y Características
El periodo de la Restauración Borbónica en España (1874-1902) se caracterizó por la continuidad política tras la inestabilidad del Sexenio Democrático. Este periodo incluyó los reinados de Alfonso XII, la regencia de María Cristina y el inicio del reinado de Alfonso XIII. La Restauración fue impulsada por Antonio Cánovas del Castillo, quien diseñó un sistema político basado en la pacificación de conflictos como la última guerra carlista y la guerra de Cuba (Paz de Zanjón en 1878), fortaleciendo la monarquía y estableciendo un centralismo político que vinculaba al ejército con la Corona para evitar intervenciones políticas.
El Sistema Político de la Restauración
El sistema político se organizó con base en la Constitución de 1876, caracterizada por su flexibilidad y su soberanía compartida entre el rey y las Cortes. Estas últimas eran bicamerales: un Senado elegido por designación real y un Congreso por sufragio censitario, que en 1891 se amplió a sufragio universal masculino. El turno de partidos, gestionado mediante el fraude electoral (caciquismo), permitió la alternancia entre el Partido Conservador de Cánovas, defensor del orden social y la propiedad, y el Partido Liberal de Sagasta, más reformista, que impulsó medidas como el sufragio universal en 1890, la abolición de la esclavitud en 1886 y la ley de asociaciones en 1887.
El Movimiento Obrero y la Oposición
El movimiento obrero también se consolidó como una fuerza opositora. Los anarquistas, con figuras como Anselmo Lorenzo, lideraron luchas sociales y sindicales, culminando con la fundación de la CNT en 1910. Los socialistas, por su parte, se organizaron en torno al PSOE y la UGT, con una visión más moderada y partidaria de la acción política, destacando Pablo Iglesias como líder.
La Crisis de 1898 y el Regeneracionismo
La crisis de 1898, con la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Filipinas y Puerto Rico), marcó un punto de inflexión. La guerra de Cuba, influenciada por factores políticos, sociales y económicos, culminó con la intervención de Estados Unidos y el Tratado de París. Las consecuencias fueron devastadoras: pérdidas humanas, el deterioro de la economía, una crisis política que cuestionó el sistema de la Restauración, y un profundo pesimismo social que dio lugar al regeneracionismo.
Este movimiento, liderado por Joaquín Costa, criticó la corrupción política, el atraso económico y la falta de modernización, promoviendo reformas agrarias, educativas y políticas hidráulicas, e impulsando la necesidad de un «cirujano de hierro» que regenerara el país.
El Reinado de Alfonso XIII (1902-1931): Crisis y Descomposición del Sistema
El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) estuvo marcado por la crisis del sistema de la Restauración y el aumento de la conflictividad social y política. Tras el desastre del 98, que supuso la pérdida de las últimas colonias de ultramar, España entró en una profunda crisis que afectó a la monarquía y al sistema político establecido. Alfonso XIII, que accedió al trono en 1902, mostró desde el principio un fuerte intervencionismo en los asuntos de Estado y una inclinación hacia el ejército, lo que generó inestabilidad y un creciente rechazo hacia su figura. Durante su reinado, la política estuvo marcada por intentos de reforma, graves conflictos sociales y el desgaste del bipartidismo, que terminaron por desembocar en la dictadura de Primo de Rivera en 1923.
Intentos de Reforma y Revisionismo Político
En la primera etapa del reinado, el revisionismo político trató de modernizar el país mediante reformas impulsadas por los líderes de los partidos dinásticos: Antonio Maura (conservador) y José Canalejas (liberal). Maura intentó una “revolución desde arriba” para evitar una revolución desde abajo, proponiendo medidas como la Ley de Reforma Electoral de 1907, que intentó reducir el fraude electoral, y la creación del Instituto Nacional de Previsión (1908), antecedente de la Seguridad Social. También promovió la expansión colonial en Marruecos, obteniendo el protectorado en la Conferencia de Algeciras (1906), aunque las campañas militares derivaron en desastres como la derrota en el Barranco del Lobo. Por su parte, Canalejas impulsó reformas laborales como la reducción de la jornada a nueve horas y la Ley del Candado (1910), que limitaba la presencia de órdenes religiosas en España. Sin embargo, su asesinato en 1912 puso fin a estos intentos de reforma y abrió un periodo de crisis política.
Oposición al Sistema: Republicanismo, Movimiento Obrero y Nacionalismos
La oposición al sistema se fortaleció con la expansión del republicanismo, el movimiento obrero y los nacionalismos. Los republicanos, representados por el Partido Radical de Lerroux y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, defendían el anticlericalismo y la democratización. El movimiento obrero, encabezado por UGT y CNT, creció al ritmo del desarrollo industrial, aumentando su influencia en Cataluña, Levante y Andalucía. También se radicalizaron sectores anarquistas, que promovieron atentados contra figuras políticas como Canalejas o Eduardo Dato. En el ámbito nacionalista, la Lliga Regionalista consolidó el catalanismo conservador, mientras que en el País Vasco el PNV moderó sus posturas iniciales para integrarse en el sistema político sin renunciar a sus principios soberanistas.
Conflictos Sociales y Crisis de 1917
Los grandes conflictos sociales comenzaron con la Semana Trágica de 1909 en Barcelona, un levantamiento popular contra el reclutamiento forzoso para la guerra de Marruecos, que derivó en huelgas, enfrentamientos y quema de conventos. La dura represión gubernamental, incluida la ejecución del anarquista Ferrer Guardia, provocó la dimisión de Maura y acentuó el descontento. Posteriormente, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) generó un auge económico en España debido a la exportación de materias primas a los países en conflicto, pero también provocó inflación y el empobrecimiento de las clases trabajadoras. En 1917 estalló una crisis con tres frentes:
- Las Juntas Militares de Defensa, que reclamaban mejoras para los oficiales del ejército.
- La Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, promovida por la Lliga Regionalista y republicanos para reformar el sistema.
- La Huelga General revolucionaria de agosto, organizada por socialistas y anarquistas contra el deterioro de las condiciones de vida.
La represión fue brutal, pero el sistema de la Restauración quedó gravemente dañado.
Descomposición y Dictadura de Primo de Rivera
Tras la crisis de 1917, la inestabilidad aumentó con la violencia sindical en Barcelona, donde la lucha entre patronal y obreros anarquistas llevó a una oleada de atentados y represión policial. En el campo andaluz, el Trienio Bolchevique (1918-1921) estuvo marcado por huelgas y ocupaciones de tierras por jornaleros inspirados en la Revolución Rusa. Mientras tanto, en Marruecos, la guerra contra los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim se convirtió en un desastre tras la derrota de Annual en 1921, donde murieron más de 12.000 soldados españoles. La indignación contra el ejército y el gobierno llevó a la apertura del Expediente Picasso, una investigación que señalaba la corrupción y la incompetencia militar, y que afectaba directamente al rey Alfonso XIII.
En este contexto de crisis generalizada, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923 con el apoyo del rey, instaurando una dictadura militar que puso fin al sistema de la Restauración. Esto marcó el inicio de una nueva etapa política en España, en la que la monarquía quedó aún más debilitada, lo que finalmente llevó a la proclamación de la Segunda República en 1931.