I. Las Jornadas de Octubre
En vista de que la situación se agravaba cada día en Francia, y ante la impasibilidad del rey, que no adoptaba ninguna medida para resolver esta crisis ni promulgaba los acuerdos de la sesión del 4 de agosto, las vendedoras de los mercados y amas de casa de París decidieron realizar una marcha hacia Versalles los días 5 y 6 de octubre. El objetivo era exponer sus quejas al monarca y exigirle que resolviese esta situación. En el trayecto se fueron plegando campesinos y labriegos hasta constituir una numerosa muchedumbre. Armada con picas, palas y armas de fuego, irrumpieron en el Palacio de Versalles, asesinaron a muchos miembros del Cuerpo de Guardias que habían ofendido al pueblo e incluso estuvieron a punto de poner en peligro la vida de la reina María Antonieta, que se vio obligada a ponerse a salvo en la recámara del rey. Ante esta circunstancia, el populacho resolvió conducir al monarca francés a París, donde quedó instalado en el Palacio de las Tullerías.
II. La Fiesta de la Federación
La Asamblea Constituyente consideró necesario medir el ambiente revolucionario que reinaba en toda la nación. Para ello, al conmemorarse el primer aniversario de la Toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1790, se realizó en París una gigantesca manifestación en el Campo de Marte, a la cual asistieron más de 14,000 delegados de las milicias y comunas de las distintas regiones de Francia. Del mismo modo, se hicieron presentes el rey y la reina, quienes prometieron cumplir con la Constitución, por lo que fueron aplaudidos. Acto seguido, el obispo de Autun ofició una misa, mientras que, por la noche, el pueblo enfervorizado cantó y bailó en lo que antes había sido La Bastilla. El apoyo a la Revolución Francesa estaba consolidado; Francia marchaba hacia una nueva estructuración política y social.
III. Constitución Civil del Clero
En agosto de 1790, la Asamblea Constituyente planteó la reorganización de la Iglesia en un documento denominado «Constitución Civil del Clero», en cuyos puntos más saltantes se consignaba:
- Nacionalización de los bienes del clero. En adelante, la Iglesia no poseería más bienes ni riquezas, las cuales pasaban a poder del Estado.
- Elección de sacerdotes y obispos sin intervención del Papa, y por voto popular.
- Reducción del número de conventos y de obispos.
- Emisión de unos billetes llamados «asignados», teniendo como respaldo los bienes nacionalizados de la Iglesia.
Los miembros del clero debieron prestar juramento a estas nuevas disposiciones. Entonces, los religiosos franceses se dividieron en: Clero Juramentado, aquellos que aceptaron la constitución, y Clero no Juramentado o Refractario, los que no la aceptaron y siguieron dependiendo de la autoridad del Papa.
IV. La Huida del Rey
La reforma religiosa provocó una honda reacción en el espíritu profundamente católico del rey y aún de los franceses. Entonces, viendo que la situación se hacía cada vez más conflictiva, el monarca decidió romper con la Revolución Francesa y huir al extranjero. En efecto, en junio de 1791, salió de las Tullerías junto con su familia disfrazado de criado, en dirección a la frontera prusiana, pero, en el trayecto fue descubierto y reconocido en la localidad de Varennes y conducido nuevamente a París, donde quedó prisionero en la Torre del Temple.
La Constitución Francesa de 1791
En septiembre de 1791, después de dos años de labor, la Asamblea Constituyente tenía ya terminada la primera Constitución francesa. Sus artículos fueron precedidos por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y ella consagraba los principios y las ideas preconizadas por los filósofos como Rousseau y Montesquieu, ya que se establecía la descentralización de las funciones del gobierno al implantar la división de poderes en:
- El Ejecutivo: sería ejercido por el monarca con el título de «Rey de los franceses, por la gracia de Dios y por la voluntad de la nación». Nombraba a los ministros que habían de acompañarle en sus funciones y sancionaba las leyes que votaba la Asamblea Legislativa.
- El Legislativo: estaba representado por una sola cámara, compuesta por 745 diputados que no hubieran pertenecido a la constituyente. Ellos representaban la expresión de la voluntad popular, puesto que eran elegidos en sufragio directo y universal.
- El Judicial: lo formaban los magistrados encargados de la administración de la justicia en toda la nación.
El rey juró cumplirla y acatarla el 14 de septiembre. El día 20 del mismo mes, la Constitución fue promulgada y, por último, el día 30 los diputados declararon que habían terminado sus labores y que, en consecuencia, quedaba disuelta la Asamblea Constituyente.