La Revolución Francesa (1789-1799)
La Revolución Francesa (1789-1799) se considera el modelo de revolución política de su época y representó la conquista del poder por la burguesía y el desplazamiento de la aristocracia y el clero.
A finales del siglo XVIII, el reino de Francia, como la mayor parte de Europa, estaba sometido al Antiguo Régimen. Era, por tanto, una sociedad estamental basada en el privilegio y la propiedad de la tierra. La monarquía absoluta de Luis XVI era incapaz de mejorar la situación de crisis financiera, hambre y debilidad de la vieja estructura de clases. En este contexto, se produce una serie de revueltas que condujeron a la abolición del Antiguo Régimen.
Etapas de la Revolución Francesa
La Revolución Francesa se divide en tres etapas principales:
- Monarquía Constitucional (1789-1792): Los miembros del Tercer Estado realizaron una revuelta jurídica y se constituyeron en Asamblea Nacional. Esta asamblea proclamó la soberanía nacional, la división de poderes y el sufragio censitario, al tiempo que eliminó todos los vestigios del Antiguo Régimen y promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Paralelamente, estalló una revuelta popular en el campo y en París, simbolizada por la toma de la Bastilla. La Asamblea Constituyente, en 1791, aprobó la primera constitución.
- Convención Republicana (1792-1794): Los problemas económicos, sociales y políticos, sumados a la oposición de la monarquía y la aristocracia, causaron una nueva oleada revolucionaria que desembocó en la instauración de una república. El rey Luis XVI fue juzgado, condenado y ejecutado. La Convención tuvo un carácter liberal, con la excepción del violento período jacobino.
- Directorio (1795-1799): Consolidó el poder de la burguesía que, para mantenerse ante la presión de los extremos monárquicos y de la izquierda jacobina, promovió un golpe de estado (1799) encabezado por Napoleón Bonaparte, con lo que finaliza el período revolucionario.
La Toma de la Bastilla
Al mismo tiempo que se produjo la revolución jurídica, se inició la revolución popular en París y otras ciudades, que consolidó la revolución burguesa ante la reacción del monarca y de los privilegiados del Antiguo Régimen. El pueblo tenía el convencimiento de que el rey, que acababa de cambiar parte del gobierno el 11 de julio, atacaría a los manifestantes que se estaban reuniendo ante el ayuntamiento para protestar en contra de esta medida. Los sectores populares acabaron atacando el Hôtel des Invalides para conseguir armas de fuego con las que defender la revolución y, a continuación, robaron la pólvora almacenada en la Bastilla, la fortaleza donde arrestaban a los detenidos políticos y que se había convertido en la encarnación del poder absoluto del soberano. Dominada la reacción, Luis XVI vuelve a París y la nobleza inició la huida y la oposición al nuevo régimen.
Los sans-culottes, los parados, los sectores más miserables de las ciudades, que se organizaron en clubes y sociedades fraternales, fueron un factor decisivo en los sucesos revolucionarios, y este aspecto del movimiento popular, con el hambre como trasfondo, está presente en el asalto a la fortaleza de la Bastilla.
El Gran Miedo
La revuelta surgida del Parlamento se extendió por la Francia rural y, en las provincias, las masas campesinas se incorporaron a la revuelta contra los señores, período conocido como el Gran Miedo del verano de 1789. Los campesinos creían que los nobles habían contratado bandoleros y tomaron las armas y se sublevaron; a pesar de no encontrar a los supuestos bandoleros, atacaron a los señores y quemaron los castillos donde se guardaban las listas donde se inscribían rentas y obligaciones feudales.
Los Grupos Políticos
Los revolucionarios concibieron la transformación de la nación de formas diferentes. En la Asamblea Constituyente, los constitucionalistas ejercieron una influencia notable, dirigidos por Mirabeau y La Fayette, partidarios de una monarquía moderada con el control de una constitución. Una parte de la aristocracia se integró en este grupo.
- Los girondinos representaron el sector moderado. Su personalidad más destacada es Jacques Pierre Brissot, y sus miembros más relevantes formaban parte de la alta burguesía de la Gironda, de Burdeos y Nantes, que habían intervenido en el comercio de ultramar. Este grupo era partidario de realizar la revolución empleando las leyes, desaprobaba el terror y defendía la propiedad; creían que las ideas revolucionarias tenían un valor universal y daban importancia a un incremento del poder de las provincias ante el centralismo de la capital, París.
- Los jacobinos representaron la burguesía media y las clases populares. La figura más representativa de esta ideología fue Maximilien Robespierre. Este grupo pensaba que la revolución había de lograr sus objetivos por cualquier medio; pedían actuaciones y no teorías. Eran centralistas y opinaban que la revolución había que hacerla desde París, donde controlaban el ayuntamiento. Estaban dispuestos a limitar la propiedad privada y la libertad individual.
- Los demócratas, el sector más exaltado, liderado por Lazare Carnot, defendían el sufragio universal y la asunción directa de la soberanía por el pueblo. El grupo de Jean-Paul Marat estaba relacionado con los demócratas, pero actuaban de forma preferente en la calle, en lugar de hacerlo en la Asamblea.