La Revolución Francesa
Los Poderes del Estado y la Asamblea Legislativa (1791-1792)
- Legislativo: Lo ejercería la Asamblea.
- Ejecutivo: El rey.
- Judicial: Los tribunales independientes.
La Asamblea se elegiría por sufragio censitario restringido. Solo podían votar los varones mayores de 25 años y con una determinada renta. Tras la celebración de elecciones, en octubre de 1791 se constituyó la Asamblea Legislativa. La nobleza y el clero se resistían a perder sus privilegios, al igual que el propio monarca. Muchos privilegiados emigraron y empezaron a conspirar contra la Revolución desde el exterior. Las monarquías europeas también se sintieron amenazadas por las ideas revolucionarias francesas. Austria y Prusia declararon la guerra a Francia. Otros grupos revolucionarios radicales fueron los jacobinos, apoyados por los sans-culottes.
La Radicalización de la Revolución
La Convención Girondina
La revuelta de agosto de 1792 dio lugar a una asamblea llamada Convención Nacional, que abolió la monarquía. El comienzo de la República marcó el camino hacia la fase radical y popular de la Revolución. Los girondinos, republicanos moderados, controlaron la asamblea inicialmente, junto a los jacobinos, más radicales. La Convención juzgó y condenó a Luis XVI por traición, y fue ejecutado en la guillotina. Esto provocó la declaración de guerra del resto de las potencias europeas contra Francia, lo que radicalizó la Revolución.
La Convención Montañesa (1793-1794)
El temor a la derrota de la Revolución provocó un golpe de Estado de los sans-culottes contra los girondinos en 1793. Los montañeses, dirigidos por Robespierre, se hicieron con el poder. Aprobaron una Constitución democrática en 1793 que reconocía la soberanía popular y el sufragio universal masculino. Robespierre asumió todos los poderes e implantó una dictadura. Ante la amenaza militar en el exterior y el deseo de frenar a los contrarrevolucionarios en el interior, se inició el periodo conocido como el Terror. Cualquier persona sospechosa de no apoyar a la República podía ser condenada a muerte en la guillotina. Robespierre intentó frenar la crisis económica con el establecimiento de precios máximos para los artículos de primera necesidad, pero también se limitaron los salarios, lo que le hizo perder apoyos. En 1794, él y sus seguidores fueron guillotinados.
El Directorio y el Fin de la Revolución (1795-1799)
Para evitar una nueva dictadura, se instauró un gobierno moderado que aprobó la Constitución de 1795. Esta reconocía la soberanía nacional, el sufragio censitario y la separación de poderes: el poder legislativo era ejercido por dos cámaras (Consejo de los Quinientos y Consejo de los Ancianos), y el ejecutivo, por un Directorio integrado por cinco miembros. El nuevo régimen hizo frente a diferentes conspiraciones. En la Conjura de los Iguales, Babeuf y sus seguidores trataron de imponer una sociedad igualitaria, pero fueron ejecutados. Los realistas intentaron restaurar a los Borbones y provocaron una revuelta, que fue frenada por Napoleón Bonaparte. Gracias a esto, Napoleón se hizo muy popular y, con una creciente influencia, fue enviado a luchar a Italia, donde acabó victorioso en todas las batallas. Él, apoyado por la alta burguesía, dio un golpe de Estado en 1799 y estableció el Consulado, en el que el poder lo ejercían tres cónsules: Napoleón, Ducos y Sieyès.
La Europa Napoleónica
El Consulado
Napoleón acaparó todo el poder, lo que se reflejó en la Constitución del año VIII, donde no había división de poderes. En 1799 fue nombrado primer cónsul y en 1802 se proclamó cónsul vitalicio. Napoleón modernizó Francia: elaboró un Código Civil que simplificó las leyes, se creó el Banco de Francia y se regularon las relaciones con la Iglesia mediante la firma de un Concordato con la Santa Sede.
El Imperio Napoleónico
En 1804, Napoleón se proclamó emperador. Desarrolló una política expansionista y mantuvo continuas guerras contra otros países. Fue derrotado en Trafalgar contra los británicos, pero salió victorioso en Austerlitz contra los austriacos y en Jena contra los prusianos. Estableció el bloqueo continental para evitar el comercio británico con Europa. Portugal no lo aceptó, y Napoleón decidió invadirlo, aprovechando su paso hacia Portugal para ocupar España. Rusia comenzó a comerciar con el Reino Unido, y Napoleón intentó invadirla, pero fue derrotado. Finalmente, fue vencido por una coalición (Reino Unido, Prusia, Rusia y Austria) en la batalla de Leipzig. También en ese mismo año fue derrotado en España. Napoleón abdicó y marchó al exilio en la isla de Elba. Retornó al poder durante cien días, pero fue derrotado definitivamente en Waterloo y deportado a la isla de Santa Elena.
La Restauración
La Vuelta del Antiguo Régimen
Tras la derrota de Napoleón, se inició en Europa el periodo conocido como la Restauración, que se basaba en los siguientes principios:
- Legitimismo monárquico: Se consideraba que la paz solo era posible con un monarca legítimo al frente del Estado. Por ello, los monarcas del Antiguo Régimen volvieron al poder como si la Revolución Francesa no hubiera sucedido.
- Responsabilidad internacional: Las grandes potencias podrían intervenir en otro país si una monarquía legítima estaba amenazada.
- Sistema de congresos: Se establecían reuniones de las grandes potencias para resolver los problemas internacionales.
El Congreso de Viena (1814-1815)
Se reunieron las principales potencias europeas para garantizar una paz duradera y evitar nuevas revoluciones. Se remodeló el mapa de Europa, pero se produjeron algunos problemas, como las falsas uniones de Noruega y Suecia, y no se resolvieron los nacionalismos ignorados de Polonia, Italia y Alemania.
Las Alianzas Internacionales contra la Revolución
Las potencias europeas consolidaron la Restauración mediante una serie de alianzas, que dieron lugar a la formación de dos bloques:
- La Santa Alianza: Formada por Prusia, Rusia y Austria. Surgió del Congreso de Viena. De carácter antiliberal, reconocía el origen divino del poder de los reyes y sus miembros se comprometían a intervenir donde fuera necesario para defender el absolutismo y sofocar cualquier movimiento revolucionario.
- La Cuádruple Alianza: Formada por el Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia. Tenía un carácter militar y los países se comprometieron a mantener en el trono de Francia a Luis XVIII y a defender el orden creado en el Congreso de Viena.
Nuevas Oleadas Revolucionarias (1820-1848)
Fundamentos de las Revoluciones
Los intentos de volver al Antiguo Régimen no tuvieron éxito, y pronto surgieron nuevas oleadas revolucionarias, que se basaban en:
- La afirmación de los sentimientos nacionales: La invasión napoleónica había exacerbado el sentimiento de pertenencia a una nación. El Congreso de Viena reorganizó el mapa de Europa sin tener en cuenta la identidad nacional, la cultura y la lengua de pueblos con culturas diferentes. Algunos pueblos reivindicaron su independencia.
- La defensa del liberalismo: Una doctrina política que rechazaba el absolutismo y buscaba recuperar los derechos y libertades reconocidos en la Revolución Francesa. Se propugnaba que los poderes del monarca estuvieran limitados por una Constitución y que se reconocieran la soberanía nacional y las libertades individuales.
Las Revoluciones de 1820 y 1830
En España, en 1820, un pronunciamiento militar dio inicio al llamado Trienio Liberal, obligando al rey Fernando VII a gobernar respetando la Constitución de 1812. La Santa Alianza ordenó la invasión de España y restauró el absolutismo. En 1821, los griegos se sublevaron contra el Imperio Otomano y lograron su independencia en 1829. En 1830, en Francia, Carlos X trató de gobernar de forma absoluta, pero fue derrocado. Luis Felipe de Orleans implantó una monarquía de tipo liberal. En Bruselas, un levantamiento contra el rey de los Países Bajos llevó a la independencia de Bélgica en 1831. Las revoluciones fracasaron en otros lugares, como en Polonia, donde se produjo un levantamiento contra el Imperio Ruso en 1831, o en algunos Estados italianos.
Las Revoluciones de 1848
Afectaron a numerosos países. Además de los ideales liberales y nacionalistas, se sumaron las demandas sociales de las clases populares. Se reivindicó el sufragio universal masculino. En Francia estalló una crisis que derribó la monarquía de Luis Felipe de Orleans y se proclamó la Segunda República. Se redactó la Constitución de 1848, y Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, se convirtió en el presidente de la República. En 1852, tras un golpe de Estado, proclamó el Segundo Imperio. En otros lugares de Europa se exigieron Constituciones y el respeto de las libertades individuales. Aunque las revoluciones fracasaron, las Constituciones supusieron un avance del liberalismo.
Los Nacionalismos. La Unificación de Italia
Los Movimientos Nacionalistas
La creación de los Estados nacionales fue un proceso lento. En el siglo XIX, el término nación adquirió una dimensión política, y se empezó a reivindicar que las fronteras de los Estados coincidieran con las fronteras raciales, lingüísticas, etc. Nacía así la ideología nacionalista. Hubo dos tipos de nacionalismos:
- Disgregadores: Reclamaban la independencia de nacionalidades diferentes englobadas en grandes imperios. Ejemplos: Grecia, Serbia, Rumanía, Montenegro, Bulgaria y Albania.
- Unificadores: Pretendían unir en un solo Estado a pueblos con una misma identidad nacional, pero que estaban divididos en diferentes Estados, como en los casos de Italia y Alemania.
La Unificación Italiana
Italia estaba dividida en diversos Estados, algunos de ellos bajo dominación extranjera, como el reino lombardo-véneto, bajo dominio austriaco. Pero la existencia de una lengua y una historia comunes forjaron un sentimiento de unidad entre los italianos. El proceso de unificación fue liderado por el reino de Piamonte, y sus protagonistas fueron Víctor Manuel II, Cavour y Garibaldi. La unificación se desarrolló en varias fases:
- 1859: Piamonte, con el apoyo de Francia, derrotó a Austria y se anexionó Lombardía. A cambio de su apoyo, Piamonte cedió a Francia Saboya y Niza.
- 1860-1861: Se produjo la vinculación de Nápoles y Sicilia al reino de Piamonte, tras la expedición de Garibaldi. Víctor Manuel II fue proclamado rey de Italia.
- 1866: Piamonte apoyó a Prusia en su guerra contra Austria, lo que le permitió anexionarse Venecia.
- 1870: Se produjo la retirada de los franceses de Roma, lo que permitió ocupar la ciudad, que se convirtió en la capital de Italia.
La Unificación de Alemania
Alemania antes de la Unificación
En 1815, el territorio alemán estaba dividido en 39 Estados. El Congreso de Viena los agrupó en la denominada Confederación Germánica, que estaba presidida por Austria. Prusia, el Estado más poderoso, se convirtió en el eje de la unificación. En 1834, Prusia organizó una unión aduanera en la que no participaba Austria. El avance del nacionalismo se hizo evidente en 1848, cuando un Parlamento reunido en la ciudad de Frankfurt ofreció la corona de una Alemania unificada al rey de Prusia, pero este la rechazó. En 1862, Guillermo I, rey de Prusia, y su primer ministro, Otto von Bismarck, aceleraron el proceso de unificación por la vía militar.
Las Fases de la Unificación
- Primera fase (1864): La crisis de los ducados de Schleswig y Holstein permitió a Prusia invadir y anexionarse estos territorios, que estaban bajo soberanía de Dinamarca.
- Segunda fase (1866-1869): Prusia se enfrentó a Austria, aprovechando que esta estaba inmersa en la rebelión de los Estados italianos. Tras su victoria, Prusia creó la Confederación de la Alemania del Norte.
- Tercera fase (1870-1871): Bismarck firmó una alianza militar con los Estados alemanes del sur. Francia se oponía a su anexión a Prusia, pues consideraba que una Alemania unificada sería peligrosa para ella. El conflicto entre Prusia y los Estados del sur de Alemania provocó el estallido de una guerra con Francia. Napoleón III fue derrotado y tuvo que ceder a Alemania los territorios de Alsacia y Lorena. En 1871 se produjo la proclamación del Segundo Imperio Alemán o Segundo Reich, y Guillermo I fue coronado emperador. El nuevo país, regido por el canciller Bismarck, experimentó un gran crecimiento económico y un notable desarrollo militar, y se convirtió en una de las principales potencias europeas hasta la Primera Guerra Mundial.