Revolucion gloriosa causas y consecuencias

Rev.68:


causas Entre las causas de la Revolución destacan una triple crisis: moral, política y económica.


Crisis moral:

El sistema parlamentario estaba viciado ya que no era el cuerpo electoral quien decidía los cambios políticos sino las camarillas que actuaban sobre la reina. Estas conseguían el encargo de formar gobierno (la reina encargaba la formación de gobierno al político preferido), el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, que manipulándolos fácilmente las ganaban. Las elecciones se hacían desde arriba: se fabricaban las mayorías parlamentarias. Así, el régimen moderado fue agotando tanto por la corrupción como por el comportamiento de los moderado de mantenerse en el poder por la fuerza despreciando el sistema parlamentario. Los gobiernos moderados cada vez tenían un talante más conservador, autoritario, intransigente, inmovilista y reaccionario. Además, además había una gran insensibilidad social del gobierno ante las reivindicaciones de la España obrera y campesina: incapacidad para resolver los problemas del país al cerrarse a las reformas necesarias y negar los derechos políticos a la mayoría de los ciudadanos que se quedarían fuera del sistema (sufragio censitario). • Crisis política:
Provocada por el agotamiento y las contradicciones internas del régimen moderado cada vez más reaccionario y autoritario. El régimen al faltarle el pilar de la oposición (los progresistas) estaba condenado al fracaso. Por ello, evolucionaría a posturas casi dictatoriales. Además, además, los hombres que habían levantado la España moderada van envejeciendo y mueren: O’Donnell en 1867 (será sustituido por Serrano) y Narváez en 1868. Le sucedió el gobierno de González Bravo (abril-septiembre de 1868) que era un dictador y endureció las medidas represivas hacia los militares unionistas (Serrano, Dulce) y redujo los presupuesto de la marina con lo que algunos almirantes también estaban descontentos (Topete). Así pues, el verano de aquel 1868, el régimen moderado se encontraba totalmente aislado política y socialmente. Sólo lo apoyaban los sectores directamente beneficiados por su política, como la antigua nobleza o la iglesia. La reina cada vez estaba más sola, con su camarilla, aislada de la clase política (sobre todo, tras la muerte de Narváez). En la oposición al régimen isabelino se fue añadiendo los partidos políticos excluidos de toda posibilidad de acceso al poder por la vía legal, en los que se unieron a militares y intel • lectuals imbuidos de ideas democràtiques.En la crisis política destacamos 3 fases:
1. agravamiento del antagonismo moderat/progressista.2. En agosto de 1866, la oposición estableció una plataforma para poner fin al moderantismo en el poder. Se trata del Pacto de Ostende (Bélgica) firmado en esta ciudad por progresistas y demócratas exiliados, en el que se establecieron las bases para preparar un movimiento revolucionario. Acordaron el destronamiento de Isabel y la creación de unas Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal, donde se decidiría la futura definición del Estado: monarquía o república. De esta manera, progresistas y demócratas, ante la imposibilidad de conseguir el poder por vías legales, optaron por un movimiento revolucionario para destronar a la reina.3. Adhesión de los unionistas al Pacto de Ostende en noviembre de 1867 tras la muerte O’Donnell. Su sucesor al frente de la Unión Liberal sería Serrano que estaba menos dispuesto a mantener en el trono a Isabel, ello facilitaría la adhesión. La participación de generales unionistas aseguró el apoyo militar necesario, al mismo tiempo que imprimió un giro menos radical a la revolución. Fue fundamental para su triunfo.Crisis económica: Tiene una doble naturaleza: una crisis de tipo moderno, financiera e industrial, y una crisis de tipo antiguo o crisis de subsistencia. La grave crisis financiera europea de 1866 afectó también a España (conectada ya la economía europea desde las reformas del bienio) y puso fin a la prosperidad económica (1856-65). La caída del valor de las acciones del ferrocarril en la Bolsa arrastraría a otros, provocando una crisis bursátil, bancaria ferroviaria y comercial.La construcción de la red ferroviaria supuso una gran inversión de capitales en bolsa, pero una vez comenzada la explotación de las líneas se vio que su rendimiento económico era menor de lo esperado. El escaso desarrollo industrial español no era suficiente para que el transporte de mercancías y viajes tuvieron una gran demanda, y el valor de las acciones se derrumbó. Los inversores exigieron subvenciones al gobierno, pero éste no disponía de fondos y no podía recurrir al préstamo, porque también se habían hundido las cotizaciones de la deuda pública. La situación provocó la crisis de muchas entidades financieras, que cancela • lar los créditos y extendieron la alarma. Entonces, las inversiones ferroviarias no eran rentables, una vez finalizado el período de construcción de las líneas más importantes, su explotación era deficitaria: retirada del capital extranjero invertido y paralización de la construcció.Aquesta crisis financiera coincidió con una crisis industrial, sobre todo en Cataluña. La Guerra de Secesión de los EEUU. había interrumpido sus exportaciones de algodón en rama y había hecho subir el precio de esta materia prima ( «hambre de algodón»). Muchas pequeñas industrias algodoneras no pudieron hacer frente al alza de precios en unos momentos en que había contracción de la demanda textil como consecuencia de la crisis económica general y, especialmente, por el aumento de los precios agrarios provocado por la crisis de subsistencia . Algunas industrias tuvieron que cerrar, el paro aumentó y el nivel de vida de las clases trabajadoras todavía se redujo més.La crisis de subsistencia se inició hacia el 1866 provocada por una serie de malas cosechas que dieron como resultado la subida de precios (entre 1866-68 el precio del pan en Madrid aumentó un 100%), el hambre por la carestía del trigo (alimento básico de la población), mayor mortalidad y descontento popular. La agricultura todavía estaba muy atrasada, sus estructuras eran arcaicas pesar de la desamortització.La combinación de ambas crisis, la agrícola y la industrial, agravó la situación. En el campo, el hambre provocó un clima de violencia social. En las ciudades, la consecuencia fue una ola de desempleo que provocó la disminución del nivel de vida de las clases populares. La crisis económica se generalizó y acabaría afectando a todos y sería un buen caldo de cultivo para la revolución. Esta crisis económica aportará a la crisis política una gran fuerza social. El descontento social nutre los partidos de izquierda (demócratas y republicanos) ya que sus programas contemplan la «cuestión social». Las clases populares tendrán un gran protagonismo en la revolución, ya que confiaban en que ella traería grandes transformaciones sociales que mejorarían sus condiciones de vida (abolición de quintas y consumos, reparto de tierras, mejores condiciones de trabajo etc.). La burguesía también se despegó del régimen: los hombres de negocio reclamaban medidas para salvar sus inversiones en


Bolsa y los industriales medidas proteccionistas. Hacia el 1868, la mayor parte de la población tenía motivos para rebelarse en contra del sistema isabelino: los hombres de negocio que veían como se derrumba la Bolsa pedían medidas al gobierno, los industriales defendían una política proteccionista y los trabajadores y campesinos denunciaban su miseria y pedían al gobierno que hiciera algo.

Conclusión: La Revolución de 1868 fue la expresión de una coincidencia de intereses políticos entre progresistas, unionistas y demócratas y del malestar social ante una crisis económica que afectaría a todos. El apoyo incondicional de la reina a los moderados ató su suerte a la del moderantismo y acabaría arrastrándola. El desprestigio y la impopularidad de la reina era tal, que los revolucionarios dejaron bien claro que la desaparición de Isabel II era esencial para la renovación de la vida política española y su modernización económica.
Desarrollo de la rev la gloriosaEl Levantamiento:
La fórmula elegida para llevar adelante la revolución fue el pronunciamiento de la armada al mando del brigadier Topete en la bahía de Cádiz, el 19 de septiembre de 1868, al grito de «Viva España con honra» un manifiesto donde exponían las razones del levantamiento y pedían a los ciudadanos que acudieron a las armas para defender la libertad, el orden il’honradesa. A este pronunciamiento pronto se sumaron los generales Prim (progresista), Dulce y Serrano (unionistas) que fueron extendiendo la sublevación. Rápidamente en muchas ciudades se constituyeron de forma espontánea Juntas Revolucionarias, que organizaron la rebelde • lió y lanzaron llamamientos al pueblo. El movimiento se extendió en un santiamén sin encontrar casi resistencia. Estas Juntas transformaron el pronunciamiento en revolución que se fue extendiendo como la pólvora por todo el país: la revolución se consolidaría gracias a la acción de las Juntas. Las Juntas estarían formadas por elementos demócratas y algunos republicanos (en 1868 nace el partido Republicano Federal de Pi y Margall). Las consignas eran similares por todas partes: libertad, Soberanía Nacional, sufragio universal, supresión de las quintas y los consumos, elecciones a Cortes constituyentes, reparto de la propiedad o proclamación de la república. El radicalismo de algunas propuestas de las Juntas no era compartido por los dirigentes unionistas y progresistas, que habían visto cumplido su objetivo de hacer caer la monarquía. El gobierno y la Corona se encontraron completamente aislados ya que sólo los apoyaban una pequeña camarilla pero defender el trono por las armas. Enviaron desde Madrid un ejército para enfrentarse con los insurrectos, que se reagruparon en Andalucía, comandados por Serrano. Las tropas sublevadas se impusieron sobre las escasas tropas que aún permanecían fieles a la reina en la batalla de Puente de Alcolea (Córdoba) el 28 de septiembre. Con este triunfo y ante la generalización del alzamiento por todo el país, el gobierno no vio otra salida que dimitir y la reina abandonaría el país hacia el exilio, en Francia, el 29 de septiembre de 1868 (acogida para Napoleón III). Se inicia una nueva etapa histórica: el Sexenio Democrático 1868-1874.Durant las primeras semanas el poder efectivo estuvo en manos de las Juntas que organizaría la vida civil y restablecer la antigua Milicia Nacional, ahora denominada «los Voluntarios de la Libertad «integradas por las clases populares urbanas. Se convertirían en el instrumento de defensa de la revolución. A pesar de la multitud de Juntas, la Junta de Madrid encargó a Serrano la formación de un Gobierno Provisional. Esta decisión no se bien acogida por el resto de las Juntas ya que significaba poner la revolución en manos del sector más conservador (progresistas-unionistas) y la imposición de una solución monárquica. Sin embargo, pronto se hizo patente que en la revolución de 1868 había varias revoluciones y que la que se impondría era la de Serrano (unionista) y Prim (progresista) que estabilizar. Para ellos, el objetivo esencial de derribar al gobierno ya se había conseguido. Quedaron fuera, frustradas, las revoluciones de los demócratas y republicanos y, sobre todo, de las masas populares. De esta manera, en los inicios de la revolución hubo una dualidad de poderes: el de las Juntas y el del Gobierno Provisional que acabaría imponiéndose. •Significado: La Revolución de 1868 comenzó como un pronunciamiento militar pero no era un pronunciamiento más, ya que no se apela • lava al trono para provocar un cambio de gobierno sino que se apela • lava a la nación, la Soberanía nacional. Esto determina el carácter democrático de la revolución y el apoyo de las clases medias, medias-bajas y populares. Fue la primera experiencia democrática ya que daba al país la posibilidad de gobernarse por sí misma. Significó el establecimiento del liberalismo democrático basado: Soberanía Nacional, sufragio universal, amplia declaración de derechos y libertades. Fue el segundo hecho de masas importante del siglo XIX, el protagonismo del pueblo se introducirá en la Historia. Los principios democráticos atrajeron a las clases populares hacia el sistema político burgués. El pueblo, como poder constituyente, podía elegir la forma política del Estado: monarquía o república. Unionistas y progresistas eran partidarios de la monarquía, pero que no fuera Isabel la que la represente. También son partidarios de una minoría de demócratas (cimbrios). Mientras que el resto del demócratas y los republicanos eran partidarios de la república. Acabaría imponiéndose la línea más conservadora, la de Serrano-Prim, partidaria de la monarquía. El resto quedó fuera. La participación popular había sido imprescindible para consolidar la revolución, pero una vez en el poder, la burguesía ya no los necesitaba, más bien todo lo contrario. Las clases populares vieron frustradas sus expectativas de reformas sociales que tanto esperaban. Decepcionados fueron despolitizado-y acercándose al movimiento obrero (internacionalismo). Son conscientes de que el sistema liberal y capitalista no podía satisfacer sus necessitats.Dins de la Revolución de 1868 había varias revoluciones impone la más conservadora.

Valoración final del sexenio:

El sexenio quería crear un Estado democrático pero fracasó, porque las estructuras socioeconómicas del país, que la revolución mantuvo prácticamente intactos, no consintieron a la larga otra forma de gobierno que la del liberalismo doctrinario. Este desfase entre la utopía política y la realidad socioeconómica explican la inestabilidad y los problemas del Sexenio: descontento republicano, guerra de Cuba (1868-78), conflictividad social en el campo y la ciudad, enfrentamiento con la Iglesia. La Gloriosa fue la última ocasión en que la burguesía protagonizó un movimiento revolucionario para tratar de sustituir el régimen moderado del 45 por otro de carácter democrático. Habrá que esperar hasta la II República para que se vuelva a intentar el establecimiento de un Estado democrático. Esta vez también se frustraría por el estallido de la guerra civil y la posterior dictadura franquista.

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