1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña (1760-1850)
La Revolución Industrial, un proceso global de transformación entre 1760 y 1850, marcó el cambio de una economía preindustrial a una industrial. Este proceso se caracterizó por una serie de cambios:
- Crecimiento económico continuado: Aumento en la producción de bienes y servicios, la inversión y la renta.
- Mecanización: Desarrollo de nuevas tecnologías que permitieron un crecimiento de la productividad.
- Transformación de las unidades de producción: Los talleres artesanales fueron sustituidos por fábricas, que requerían grandes inversiones y producían para el mercado nacional o exterior.
- Modificación de las estructuras de los mercados: Las transformaciones del sector industrial, junto con los cambios del sector agrario y las innovaciones en los transportes, contribuyeron a modificar las estructuras de los mercados.
- Consolidación de cambios estructurales profundos: Los sectores secundario y terciario desplazaron al sector primario como principal componente de la estructura económica. Socialmente, la burguesía se consolidó como nueva clase social.
1.1. Las Ventajas del Pionero: Gran Bretaña
Gran Bretaña reunió de forma rápida y completa las condiciones favorables al crecimiento económico:
- Recursos naturales: Dotación de recursos naturales.
- Sistema político-institucional: Evolución de una monarquía absolutista hacia un régimen parlamentario con control de las finanzas públicas. Grandes propietarios agrícolas y comerciantes pactaron medidas para incentivar el crecimiento económico y la movilidad de los factores productivos. Ejemplos: leyes de cercamientos, libertad para las industrias, reforma de la hacienda, flexibilidad en la creación de sociedades mercantiles y sistema de patentes.
- Participación en la expansión geográfica: El Estado promovió la participación en las exploraciones geográficas y la colonización, facilitando la implicación en el comercio internacional, la mejora de los transportes marítimos y la creación de grandes compañías comerciales. Además, el Estado practicó una política mercantilista.
Gracias a los recursos naturales y al marco institucional, se multiplicaron las iniciativas empresariales. La mejora de la productividad, alcanzada por la innovación tecnológica, permitió a Gran Bretaña superar los límites de la ciudad preindustrial.
1.2. Los Cambios Demográficos
Entre 1750 y 1850 se consolidaron cambios demográficos que transformaron el régimen demográfico. La población aumentó de 18.5 millones en 1761-1891 a 20.8 millones en 1851. Las tasas de natalidad y mortalidad favorecieron un crecimiento sostenido. El aumento de la natalidad fue consecuencia de un adelanto de la edad nupcial, gracias al incremento de la demanda de trabajo. La reducción de la mortalidad se debió a las innovaciones sanitarias, los avances en la higiene pública y las mejoras en la alimentación. Estos cambios promovieron un intenso proceso de urbanización, con ciudades como Manchester, Liverpool, Birmingham, Sheffield, Cardiff, Newcastle y Londres experimentando un gran crecimiento. Los cambios económicos promovieron los cambios demográficos, y la revolución demográfica favoreció el crecimiento económico al incrementar la demanda agregada y la oferta de trabajo.
1.3. Las Transformaciones Agrarias
Desde finales de la Edad Media, la estructura feudal de la propiedad de la tierra se modificó. La reforma anglicana y la revolución de Cromwell propiciaron la venta y desamortización de tierras, concentrando la propiedad en manos de landlords y gentry. Durante el siglo XVIII, la producción y la productividad agraria crecieron gracias a innovaciones en los sistemas de cultivo y transformaciones en los derechos de propiedad.
1.3.1. Las Nuevas Técnicas de Producción
La concentración de la propiedad propició el arrendamiento a corto plazo a farmers, que contrataban mano de obra asalariada. Se introdujeron nuevos sistemas de rotación de cultivos (rotación cuatrienal), que eliminaban el barbecho. Otras innovaciones fueron la selección de semillas y la mejora del utillaje agrícola (máquina sembradora, arado de hierro). La cría selectiva de ganado mejoró la alimentación. Estas innovaciones se difundieron a través de libros y boletines.
1.3.2. Los Cambios en los Derechos de Propiedad sobre la Tierra
Las leyes de cercamientos extendieron los nuevos sistemas de cultivo. Los landlords compraron tierras a los yeomen, concentrando la propiedad y reforzando las inversiones en innovaciones. Muchos campesinos se convirtieron en asalariados, y el aumento de la pobreza se intentó compensar con las Leyes de Pobres.
1.3.3. El Ritmo de Crecimiento Agrario
El aumento de la producción agraria permitió elevar el consumo de alimentos, evitando la «trampa maltusiana». La acumulación de capital en el sector agrario financió otras actividades. El desarrollo agrario aumentó la demanda de bienes industriales, y el crecimiento de la productividad agraria facilitó el desplazamiento de mano de obra hacia la industria y los servicios.
2. El Desarrollo Industrial
2.1. Tradición Industrial Previa
Hacia 1750 existían en Gran Bretaña importantes concentraciones industriales. Ciudades como Londres, Dublín y Edimburgo generaban demanda de bienes de lujo y demanda masiva por parte de soldados y criados. La concentración industrial creó «economías externas» que aceleraron la diferenciación espacial, como la creación de infraestructuras (canales, carreteras). La industria textil se benefició de la localización de habilidades. El desarrollo de las regiones industriales incrementó la demanda de alimentos.
2.2. El Proceso de Cambio: La Industria Algodonera
Los altos precios de los productos manufacturados incentivaron la innovación tecnológica, especialmente en la industria algodonera. Inventos como la lanzadera volante (John Kay), la Spinning Jenny (James Hargreaves), la Water Frame (Richard Arkwright), la Mule Jenny (Samuel Crompton) y el telar mecánico (Edmund Cartwright) aumentaron la productividad. La máquina de vapor (James Watt) se aplicó a las máquinas de hilar y tejer. Se sustituyeron sustancias orgánicas por inorgánicas en el proceso de blanqueo y tintado. El sistema fabril concentró la producción y reorganizó el trabajo, aumentando la productividad y reduciendo costes y precios. Esto incrementó la demanda de tejidos de algodón. El ludismo, un movimiento de destrucción de máquinas, surgió como reacción al desempleo. La importación de algodón en rama creció gracias a la desmontadora mecánica (Eli Whitney). La producción de tejidos de algodón se convirtió en un producto de exportación.
2.3. La Industria Siderúrgica, el Carbón y el Ferrocarril
A principios del siglo XVIII, la producción de hierro se limitaba por el uso de carbón vegetal y la energía hidráulica. La invención del coque (Watson) y los fuelles movidos a vapor (Wilkinson) aumentaron el rendimiento de los altos hornos. La sustitución de la energía hidráulica por el vapor en martillos y laminadores elevó la productividad. La demanda de hierro creció gracias a la agricultura, la urbanización, la industria del algodón, la minería, los astilleros y los gastos militares. La construcción de ferrocarriles impulsó la industria siderúrgica. El crecimiento de la producción de carbón se debió a innovaciones como la máquina de vapor, los raíles de hierro y el ferrocarril. La construcción del ferrocarril impulsó la industria siderúrgica.
2.4. Fábricas y Regiones
La industrialización se desarrolló a partir de iniciativas locales en regiones como Lancashire, Yorkshire y Derbyshire. Las economías de aglomeración impulsaron el crecimiento. Las nuevas tecnologías y el sistema de fábrica se adoptaron gradualmente. La industria británica se benefició de las ventajas del pionero. La innovación tecnológica permitió un crecimiento de la productividad y una gran acumulación de beneficios.
3. El Comercio y la Política Comercial Británica
3.1. El Crecimiento de la Actividad Comercial y los Medios de Transporte
El aumento de la producción, junto con el crecimiento de la población y la renta, estimuló la actividad comercial. Las carencias de los transportes tradicionales incentivaron mejoras. Se construyeron carreteras de peaje, canales y clippers (buques de vela más rápidos). El ferrocarril (Stephenson) abarató los costes del transporte, fomentando el comercio interior y exterior. Carreteras, canales y clippers generaron efectos de arrastre sobre otras industrias. La construcción del ferrocarril tuvo un impacto positivo en la economía.
3.2. Colonialismo y Expansión Comercial
El comercio exterior jugó un papel destacado en la economía británica. En el siglo XVIII, las exportaciones inglesas se incrementaron. Gran Bretaña desarrolló una compleja red mundial de transacciones comerciales centrada en Londres. Las Indias Occidentales eran un eslabón valioso en esta red, basada en el comercio de esclavos. La independencia de las colonias americanas tuvo un impacto comercial reducido. Londres se convirtió en el centro financiero del mundo. El comercio de reexportación contribuyó a este desarrollo. La industria algodonera dependía del comercio internacional. Desde el siglo XIX, el comercio británico se expandió con el impulso del imperio colonial. Gran Bretaña consolidó su predominio marítimo. Las guerras del opio contra China le permitieron obtener ventajas comerciales en Asia (Tratado de Nankin). En las colonias, se impuso una legislación comercial favorable a los intereses británicos. El comercio de esclavos fue abolido en 1834, pero la trata continuó.
3.3. La Evolución de la Política Comercial
La política comercial británica pasó del mercantilismo a una política menos restrictiva. El Tratado Eden (1786) rebajó tarifas comerciales con Francia. Las guerras napoleónicas obligaron a subir las tarifas. Tras la guerra, se mantuvo una política proteccionista. La reforma arancelaria de Huskinsson (1823-1825) racionalizó el sistema, eliminando prohibiciones y reduciendo tarifas. Se liberalizaron las leyes de navegación. Gran Bretaña negoció tratados comerciales con sus rivales. Peel reintrodujo el impuesto sobre la renta en 1842, abriendo la puerta a reducciones arancelarias. En 1845 se derogaron derechos aduaneros. La derogación de las Leyes de Cereales en 1846 marcó la pérdida de importancia de la agricultura. La crisis de precios de los cereales tras la guerra provocó un movimiento social contra las Leyes de Cereales. La hambruna irlandesa de 1846 forzó la abolición. Los economistas clásicos (Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill) defendieron el librecambio.
3.4. La Estructura del Comercio Exterior Británico
Hacia 1858, Estados Unidos e India eran los principales socios comerciales de Gran Bretaña. El crecimiento económico y la liberalización comercial provocaron un exceso de importaciones, cubierto por ganancias del transporte marítimo, seguros e inversiones exteriores. El comercio exterior creó demanda de productos industriales, dio acceso a materias primas, dio poder de compra a países no desarrollados, creó un excedente económico que financió la expansión industrial y contribuyó al desarrollo de las ciudades y la industria.
4. El Sistema Monetario
4.1. El Periodo Anterior a las Guerras
En el siglo XVIII, Bruselas y Londres eran los principales mercados de cambios. Gran Bretaña tenía un sistema monetario y bancario desarrollado. Evolucionó hacia un patrón oro de facto. Se utilizaban monedas metálicas, cheques y billetes de banco. El Banco de Inglaterra emitía billetes. El volumen de dinero en circulación dependía de la oferta de oro. El oro era la moneda internacional. También emitían billetes los bancos provinciales de Inglaterra y Escocia. Los problemas de transporte y el bandidaje hacían que los comerciantes recurrieran a los bancos provinciales. Los bancos operaban con reservas en metálico flexibles. El Banco de Inglaterra descontaba efectos comerciales. En 1797 se suspendieron los pagos en efectivo debido a las salidas de oro, la guerra con Francia, las dificultades del comercio británico y la demanda de oro por parte de Francia. Se inició la época de los billetes de banco y los efectos comerciales. La libra se devaluó.
4.2. El Periodo Posbélico. La Consolidación del Patrón Oro
Tras la guerra, el patrón oro de facto se convirtió en un sistema iure. Se restauró la convertibilidad de los billetes en oro. El sistema británico tenía tres componentes: el Banco de Inglaterra, bancos privados en Londres y bancos privados provinciales. Los bancos provinciales participaron en la primera Revolución Industrial. La ley limitó el tamaño de los bancos provinciales. Entre 1809 y 1830 hubo numerosas bancarrotas de bancos provinciales. El colapso financiero de 1825 puso de manifiesto la debilidad del sistema crediticio. La legislación de 1826 y 1833 redujo la influencia de los bancos provinciales, permitió la creación de sociedades bancarias y autorizó al Banco de Inglaterra a abrir sucursales. El Bank Charter Act de 1844 concentró la emisión de billetes en el Banco de Inglaterra, consolidando su supremacía. La «Regla de Palmer» proponía que el Banco mantuviera dos tercios del pasivo en efectos y un tercio en reserva metálica. Los bancos ejercieron un papel vital en la economía. Financiaron el comercio y la construcción de ferrocarriles. Canalizaron capitales hacia el extranjero.