Transformaciones Agrarias y Crecimiento Demográfico
Los dos grandes motores que precedieron y acompañaron al surgimiento de la industria moderna fueron la mejora de la producción agrícola y el sostenido crecimiento de la población.
La Revolución Agrícola
Una serie de transformaciones en la agricultura hicieron posible un notable aumento de la producción de alimentos, que permitió la supervivencia de una población en rápido crecimiento. Innovaciones agrarias, cambios en el sistema de cultivo, la introducción de nuevas máquinas, la rotación de cultivos (sistema Norfolk), se incrementó la cabaña ganadera y el estiércol mejoró la fertilidad de la tierra, introducción de nuevas herramientas, de nuevos cultivos y de nuevos fertilizantes.
El Aumento de la Población
El aumento de la oferta de alimentos hizo posible un elevado crecimiento demográfico. Este crecimiento fue el resultado de cambios en la mortalidad, como la reducción de la tasa gracias a una mejor alimentación y algunos avances médicos e higiénicos (por ejemplo, vacunas). Como consecuencia, la esperanza de vida creció notablemente.
El Desarrollo de la Industria
La Mecanización y el Sistema Fabril
El cambio en los sistemas de producción se caracterizó por el uso de máquinas y por la sustitución del trabajo humano o de animales por energía hidráulica y carbón. Esto originó la ruina de muchos artesanos.
La mecanización del proceso productivo se inició en la industria textil con la lanzadera volante, las nuevas hiladoras y los telares mecánicos. Fue la máquina de vapor, patentada por James Watt en 1769, la que permitió abandonar la dependencia y las limitaciones de las fuentes de energía tradicionales. La mecanización, el vapor y la concentración en fábricas provocaron el aumento de la productividad y la producción, lo que permitió disminuir los costes y el precio.
La Industria Algodonera
El sector representativo de la Revolución Industrial fue la industria textil algodonera. El algodón resultaba sumamente económico y la industria textil británica consiguió abastecer el mercado interior y exportar buena parte de su producción.
El Carbón y el Hierro
El carbón se convirtió en un gran combustible y la transformación de la siderurgia permitió emplear el hierro en múltiples instrumentos y fabricar máquinas. El resto de la economía no permaneció al margen de los cambios, como la industria química, la metalurgia y la construcción.
Los Nuevos Transportes
En Gran Bretaña se mejoraron los caminos y se construyeron muchos canales. El ferrocarril provocó una revolución en el transporte, gracias a su rapidez, enorme capacidad de carga y mayor seguridad para pasajeros y mercancías. Stephenson inventó en 1829 la locomotora. Robert Fulton, un ingeniero estadounidense, aplicó la máquina de vapor a la navegación, creando el primer barco de vapor. La mejora de las infraestructuras y el transporte hizo posible el paso hacia una economía de mercado. Había un mercado exterior, pero la transformación de mayor alcance fue el desarrollo de un mercado interior.
La Industrialización del Continente
A finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, el proceso industrializador se expandió por el continente europeo, Estados Unidos, Japón, Francia, Bélgica y Alemania. En la Europa meridional, el crecimiento industrial fue más tardío, lento y, en muchos casos, incompleto.
Liberalismo Económico y Capitalismo
El Liberalismo Económico
Pensadores británicos como Adam Smith defendieron la importancia del individuo frente a los estamentos. David Ricardo argumentó que los salarios no subirían por encima del mínimo imprescindible para la subsistencia. Thomas Malthus señaló que el crecimiento de la población desequilibraría su relación con los recursos existentes, y John Stuart Mill desarrolló estas ideas. Según estos pensadores, los intereses contrarios se equilibran en el mercado a través de una «mano invisible» que ajusta la oferta y la demanda. El Estado debe abstenerse de cualquier intervención en la economía y debe eliminar las barreras proteccionistas y los monopolios.
Capital, Trabajo y Mercado
El capitalismo se configuró como un sistema en el que los medios de producción y lo que se produce con ellos son propiedad privada. Esta propiedad se concentra en la burguesía o capitalistas, mientras que la mayoría de la población se convierte en asalariados o proletariado.
El capitalismo tiene como objetivo la búsqueda del máximo beneficio individual. Los desajustes entre oferta y demanda provocan crisis periódicas que se corrigen ajustando los costes o la producción. A lo largo del siglo XIX, desaparecieron las crisis de subsistencia, pero no las situaciones de crisis económica.
Proteccionismo y Librecambio
Gran Bretaña se mostró partidaria del librecambio (no intervención estatal en el comercio internacional), lo que permitió el intercambio libre de mercancías. El proteccionismo, por otro lado, defiende la imposición de aranceles a la entrada de productos extranjeros con el objetivo de encarecerlos para que no sea rentable su importación.
La necesidad de capital para fundar una nueva empresa, ampliar una ya existente o el deseo de reducir el riesgo económico llevó a la creación de las sociedades mercantiles, agrupaciones de varios inversores para aportar capital y repartirse los beneficios. La sociedad anónima consiste en la división del capital en participaciones que pueden venderse y dan derecho al cobro de una parte del beneficio. La emisión de nuevas acciones y su compraventa se realizan en la bolsa. El desarrollo industrial originó el crecimiento de las entidades bancarias.
Las Consecuencias Sociales
La nueva sociedad industrial originó un crecimiento de las ciudades y significó la consolidación de dos nuevas clases: la burguesía y el proletariado. La burguesía edificó nuevos y confortables barrios residenciales, pero las calles no estaban pavimentadas, no había alcantarillado y tampoco existía un servicio de recogida de basura.
La Nueva Sociedad Industrial
La producción fabril arruinó a la mayor parte de los artesanos. Muchos campesinos y artesanos pasaron a engrosar las filas del naciente proletariado industrial. Surgió una nueva clase, la burguesía, vinculada a la propiedad de fábricas, minas, etc. Los empresarios, los banqueros y los grandes propietarios agrícolas formaban esta burguesía.
Los nuevos valores burgueses se basaban en la exaltación de la propiedad privada, el trabajo, el ahorro y el individualismo. Los jóvenes varones de estas familias eran quienes accedían a la enseñanza secundaria y a la universidad. En medio de esta élite económica y los trabajadores fabriles surgió la clase media, formada por profesionales liberales (abogados, médicos, profesores, etc.).
Los asalariados constituían el grueso de la fuerza de trabajo. Sus condiciones de vida eran precarias, sus sueldos escasos y su jornada de trabajo muy prolongada (12-13 horas).
Las Mujeres en la Sociedad Industrial
La esfera pública quedaba para los hombres, mientras que se reservaba la esfera doméstica a las mujeres. La mujer se orientaba hacia el matrimonio, y su situación jurídica y legal reflejaba una clara inferioridad. Las mujeres también carecían de derechos políticos. Sus tareas primordiales eran el cuidado de la casa y de los hijos. La mujer obrera realizaba largas jornadas, de 10 a 12 horas, a las que había que añadir el cuidado de la casa y la familia, y su remuneración era inferior a la del hombre.