La Revolución Liberal, las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
1. La Revolución Liberal
La revolución liberal fue la encargada de poner fin al Antiguo Régimen y de establecer un sistema político basado en la monarquía parlamentaria, la aplicación de la división de poderes y el reconocimiento de que el poder, la soberanía, reside en la nación.
2. Las Cortes de Cádiz
La coyuntura política de 1810 favoreció un cambio en el sistema tradicional de gobierno. La Junta Suprema Central asumió la idea de convocar Cortes, y el Consejo de Regencia organizó las elecciones. Estas Cortes rompieron con el modelo estamental del Antiguo Régimen y se establecieron como una Cámara única, representativa de la nación y depositaria de la soberanía nacional. En cuanto a la composición de las Cortes, los diputados provenían de diversos sectores sociales y reflejaban dos grandes posturas ideológicas: los liberales, que impulsaban reformas y defendían la soberanía nacional, y los absolutistas o serviles, que buscaban conservar el sistema tradicional.
3. La Constitución de 1812
La Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo de 1812 (“La Pepa”), estableció en España un Estado liberal. Consta de 384 artículos. Sus principios fundamentales son: es confesional (religión católica), recoge el principio de la soberanía nacional, la separación de poderes, fija unas Cortes unicamerales, una monarquía constitucional y un amplio reconocimiento de derechos y libertades. Establece una división de España en provincias: uniformidad y centralización administrativa.
4. La labor legislativa de las Cortes
La labor legislativa de las Cortes puso fin al Antiguo Régimen, y puso en marcha un nuevo Estado liberal: libertad de imprenta, abolición de los señoríos jurisdiccionales y del régimen señorial, fin de los gremios y reconocimiento de la libertad económica, supresión del mayorazgo e inicio de la desamortización, abolición de la Inquisición…
El Reinado de Fernando VII
El reinado de Fernando VII se divide en tres etapas:
El restablecimiento del absolutismo (1814-1820)
Fernando VII decidió abolir toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, apoyándose en el Manifiesto de los Persas y en el general Elío. Con el decreto del 4 de mayo de 1814, declaró que las medidas adoptadas por dichas Cortes quedaban anuladas «como si no hubiesen pasado jamás tales actos». A partir de entonces, se inició una fuerte represión política, en la que liberales y afrancesados fueron perseguidos, dando lugar al primer exilio contemporáneo. Los gobiernos del periodo se caracterizaron por su mediocridad, enfrentando graves problemas como la crisis de la Hacienda y el proceso de emancipación de las colonias americanas. Además, comenzaron las conspiraciones liberales y los pronunciamientos militares, que buscaban reinstaurar el sistema constitucional.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, el pronunciamiento liderado por Riego triunfó, lo que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Las nuevas Cortes llevaron a cabo una intensa labor legislativa para eliminar el Antiguo Régimen y establecer un Estado liberal. Sin embargo, surgieron divisiones internas entre los liberales, que se agruparon en dos facciones: los moderados y los radicales o exaltados. El nuevo régimen liberal enfrentó numerosos problemas como: la oposición de los países absolutistas europeos, levantamientos campesinos en rechazo a las reformas, una Hacienda sin recursos que debilitó el gobierno y conspiraciones desde la propia monarquía, como el golpe contrarrevolucionario de julio de 1822, que fracasó pero permitió a los radicales acceder al poder. El Trienio Liberal terminó con la actuación de las guerrillas realistas, como la Regencia de Urgel, y la intervención de la Santa Alianza, que envió a los Cien Mil Hijos de San Luis, restaurando el absolutismo de Fernando VII.
La Década Absolutista o “Década Ominosa” (1823-1833)
Tras la restauración absolutista en 1823, Fernando VII derogó todas las reformas aprobadas durante el Trienio Liberal mediante el decreto del 1 de octubre. Además, se inició una fuerte persecución contra los liberales a través de las Comisiones Militares y las Juntas de Purificación.
En el seno del absolutismo surgieron tensiones entre dos facciones: los absolutistas reformistas, liderados por figuras como López Ballesteros (ministro de Hacienda), que buscaban modernizar el sistema sin abandonar el absolutismo; y los ultrarrealistas, encabezados por Carlos María Isidro, hermano del rey y posible sucesor. Por su parte, los liberales continuaron intentando revertir la situación mediante pronunciamientos, como el de Torrijos, que terminó con su fusilamiento y el de sus compañeros en 1831. La cuestión sucesoria se convirtió en un tema clave, allanando el camino hacia el Estado liberal. El matrimonio del rey con María Cristina de Borbón y la aprobación de la Pragmática Sanción en 1830, que derogaba la Ley Sálica, permitieron que su hija Isabel fuera proclamada heredera. Este proceso culminó con los llamados “sucesos de La Granja” en septiembre de 1832, que reafirmaron esta decisión. Finalmente, con la muerte de Fernando VII en septiembre de 1833, comenzó una guerra civil entre los carlistas, que apoyaban a Carlos María Isidro, y los isabelinos, defensores de Isabel II, marcando el inicio del enfrentamiento entre el absolutismo y el liberalismo en España.
Comentario
1. Es un documento historiográfico, una fuente secundaria de temática histórico-política cuyo propósito es el ensalzamiento del liberalismo político del siglo XIX.
2. En el fusilamiento de Torrijos, observamos cuando Torrijos y sus hombres van a ser fusilados en las playas malagueñas. Según la realidad, el grupo de Torrijos estaba formado por sesenta hombres, pero el artista solamente optó por representar a dieciséis. Cinco ya han sido ejecutados y otros once disponen a enfrentarse a la muerte, mientras algunos frailes les leen la Biblia o les vendan los ojos. Al fondo se encuentran los soldados esperando órdenes para continuar la ejecución. Torrijos, destaca sobre el resto ubicado en el vértice de la composición. A su izquierda, un hombre anciano con ojos verdes (Francisco Fernández Golfín) ex ministro de la guerra y a su derecha, (Flores Calderón) vestido con una levite clara.
3. El fusilamiento de Torrijos se inscribe en el período de la restauración absolutista en España bajo Fernando VII, tras la caída del Trienio Liberal. En este contexto los intentos por restaurar una monarquía constitucional y acabar con el absolutismo fueron duramente reprimidos. Torrijos, un general liberal, lideró un intento de sublevación que culminó en su captura y ejecución (1831). La obra de Gisbert Pérez (1888) refleja la creciente valoración de los ideales laborales y la crítica del absolutismo que caracterizó las décadas posteriores.
4. En cuanto a su finalidad, la pintura busca preservar la memoria histórica en los hechos, ensalzando los ideales de justicia y libertad en un período en el que el liberalismo comienza a consolidarse en España. Su tono conmemorativo refuerza la idea de la lucha por los derechos frente a la soberanía.