Revolución Rusa: Causas, Desarrollo y Consecuencias del Comunismo de Guerra (1917-1921)

La Revolución Rusa y el Comunismo de Guerra (1917-1921)

La Guerra y el Estallido de la Revolución

Rusia entró en la Primera Guerra Mundial con una industria de armamento débil y un sistema de comunicaciones deficiente. La falta de preparación para el enorme gasto en armas y municiones se hizo evidente rápidamente. En los primeros meses, se consumieron casi todas las reservas de material militar. Tras la ofensiva alemana, los rusos se vieron obligados a una continua retirada. Los desastres en Polonia mermaron la popularidad del régimen zarista. El subdesarrollo de la industria mecánica deterioró la red de transportes, y la falta de estos agudizó los problemas de abastecimiento de las grandes ciudades.

La escasez de alimentos y el cansancio de la guerra fueron los principales factores que provocaron las huelgas y manifestaciones de febrero de 1917. La negativa de las tropas a disparar contra las multitudes originó la caída del Gobierno y la abdicación del zar Nicolás II.

El vacío de poder lo ocupó un Gobierno provisional, liderado por figuras como Kerenski y Lvov. Este gobierno se propuso establecer un régimen parlamentario y se pronunció a favor de mantener a Rusia en la guerra. Se tomaron algunas medidas socialmente progresivas, como la promulgación de leyes protectoras del trabajo y la tolerancia hacia la implantación de comités de fábrica. Se decretó el monopolio estatal para la compra de cereales, pero el Gobierno fue incapaz de exigir su entrega a los precios que el Estado estaba dispuesto a pagar. Los campesinos, reacios a entregar sus productos, exigieron también la distribución de la tierra de los grandes terratenientes. Sin embargo, el Gobierno provisional no tomó ninguna decisión al respecto por temor a un abandono masivo de los campesinos movilizados.

La situación de la industria tampoco mejoró, ya que persistió la escasez de materias primas, maquinaria y transportes. Incapaz de controlar una situación caótica, el Gobierno provisional sucumbió al golpe de Estado de los bolcheviques en noviembre de 1917.

El Comunismo de Guerra (1917-1921)

El triunfo de la insurrección bolchevique abrió un nuevo periodo crítico en la historia rusa. El gobierno bolchevique tuvo que afrontar unas tortuosas negociaciones con los alemanes que culminaron con la paz de Brest-Litovsk. La crisis interna desembocó en una cruel guerra civil, en la que una coalición antibolchevique intentó desalojar a los bolcheviques del poder.

Se conoce como comunismo de guerra al periodo comprendido entre el control bolchevique del Estado en 1917 y el final de la guerra civil hacia 1921. El decreto sobre la tierra del 8 de noviembre de 1917 nacionalizó la tierra, estableciendo que nadie tendría más tierra que la que pudiera cultivar por sí mismo. A partir de este principio, cada aldea llevó a cabo sus propios acuerdos.

El 27 de noviembre de 1917 se publicó un decreto sobre el control obrero, que concedió amplios poderes a los comités de fábrica. Sin embargo, la actuación de estos comités agudizó los problemas de coordinación entre las diferentes empresas y actividades.

En diciembre de 1917, todos los bancos privados fueron nacionalizados. Se creó el Consejo Supremo de Economía Nacional con la finalidad de dirigir los sectores económicos que se fueran nacionalizando. El proceso de nacionalización comenzó con los ferrocarriles y la marina mercante, y se aceleró con la promulgación del decreto de nacionalización que afectó a todas las fábricas.

A pesar de las medidas, el deterioro de la situación económica continuó. El hambre adquirió caracteres de suma gravedad. Los precios pagados a los campesinos iban muy por detrás del alza general de los precios de los bienes de consumo. Los campesinos tendían a eludir el monopolio de compra de cereales, estimulando el desarrollo de un importante mercado negro.

El colapso de la producción y del transporte, y la desorganización de las relaciones de mercado fueron acompañadas por un esfuerzo por racionar los alimentos a través de los órganos del Estado y por el intento de suprimir el comercio libre de los artículos de primera necesidad. Para una amplia gama de artículos de consumo, el comercio privado estaba prohibido. Sin embargo, la ausencia de artículos que vender y de un mecanismo eficaz de distribución impidió una acción eficaz.

Las escaseces se hicieron más agudas a medida que la guerra civil se extendió por Rusia durante el verano de 1918 y se fueron sintiendo los efectos del Tratado de Brest-Litovsk. La secesión temporal de Ucrania asestó un duro golpe a la ya desorganizada economía. Entre julio de 1918 y finales de 1919, gran parte de Rusia se vio afectada por la guerra civil. Los ferrocarriles se hallaban desorganizados, los puentes habían sido volados y los almacenes, destruidos. El territorio en manos de los soviets estaba aislado de las fuentes esenciales de materias primas y alimentos. Además, se extendió una epidemia de tifus. En este contexto, los bolcheviques aceleraron su programa de nacionalizaciones y trataron de reforzar el control estatal de la economía.

Medidas del Gobierno Bolchevique durante la Guerra Civil

  • Control de los ferrocarriles: Los bolcheviques redujeron el control obrero de los ferrocarriles y los colocaron bajo un mando semimilitar, lo que resultó fundamental para el desenlace de la guerra civil.
  • Integración de los consejos obreros en sindicatos: Los consejos obreros se integraron en sindicatos controlados por el Partido Bolchevique, con el objetivo de reforzar la disciplina en los centros de producción y su subordinación a las directrices estatales.
  • Represión estatal para el control de alimentos: La escasez de alimentos se intentó superar con una acción represiva del Estado. Desde junio de 1918, los bolcheviques recurrieron a la fuerza, apoyados en destacamentos de obreros y de la policía secreta, para incautarse de los stocks de los campesinos y comerciantes.
  • Entregas forzosas de cereal: Se impusieron las entregas forzosas de cereal que obligaron a los campesinos a entregar sus excedentes al Estado. Los bolcheviques intentaron contar con la ayuda de los campesinos más pobres para denunciar el acaparamiento de los campesinos que se resistían a las requisas.

Se planteó una lucha encarnizada entre el Gobierno y los campesinos, y también entre los campesinos entre sí. Patrullas armadas trataban de impedir el traslado fraudulento de artículos alimenticios a los mercados urbanos, aunque en muchos casos este era el único medio de que dichos productos llegasen a las ciudades, dada la ineficacia e insuficiencia de la red oficial de recogida y distribución.

Esta política represiva propició el estallido de motines campesinos, la reducción de la superficie cultivada y de la producción agrícola. Las requisas se hicieron más implacables, las cantidades recogidas por el Estado aumentaron, pero no mejoró el abastecimiento de las ciudades y el mercado negro siguió extendiéndose. Se calcula que el 60% del consumo de cereales en las ciudades pasaba por conductos ilegales. Se produjo un espectacular descenso de la población en las grandes ciudades, especialmente en aquellas como Petrogrado, que se hallaban situadas lejos de las fuentes de productos alimenticios.

En las angustiosas circunstancias de guerra civil, desgobierno, caos, hambre y ruina, el rublo se hundió. La mayoría del gasto público se cubría con la impresión de billetes. Los precios en el mercado libre subieron de forma acelerada y continua. Desde marzo de 1919, las empresas estatales se financiaban exclusivamente por el presupuesto; obtenían de él cuánto dinero necesitaban y entregaban sus ingresos a Hacienda. Casi todas las transacciones entre las empresas estatales eran solo de carácter contable y no en dinero en efectivo.

El dinero perdió su función efectiva dentro del sector público de la economía. En 1919-1920, los salarios de los obreros se pagaban casi íntegramente en especie, y el exiguo racionamiento era gratuito. Los tranvías y trenes, cuando los había, circulaban atestados y eran también gratuitos, así como los servicios municipales.

El Fin del Comunismo de Guerra y la Nueva Política Económica

Conforme el dinero perdió todo su valor, el comercio privado fue declarado ilegal y se abordó la nacionalización de prácticamente todas las empresas industriales, pero su producción continuó en descenso durante 1919 y 1920. En 1921, la producción industrial alcanzó el 30% de lo manufacturado en 1913. La población obrera siguió abandonando las ciudades: de 2,6 millones de obreros en 1917 se pasó a 1,2 millones en 1920. La crisis alimentaria y el hambre siguieron extendiéndose. La producción agrícola en 1921 se cifró en el 60% de lo conseguido en 1913. El colapso del comercio exterior también fue muy llamativo, en parte, por el bloqueo de las potencias occidentales.

La disciplinada estructura del Partido Comunista facilitó la creación de un sistema administrativo que sustituyó al antiguo Estado y trató de organizar la economía con la finalidad de obtener la victoria en la guerra civil. Los objetivos revolucionarios se combinaron con las necesidades de obtener la victoria en la guerra y con la urgencia de superar una situación caótica y desesperada. En el contexto de una cruel guerra civil, el nuevo Estado también se apoyó en el terror y la coacción como medios para reforzar su poder.

A comienzos de 1920, los ejércitos blancos huían en todos los frentes y los bolcheviques controlaron un país exhausto. Terminada la guerra con Polonia a finales de 1920, los bolcheviques se plantearon la necesidad de una revisión de su política económica ante la urgente tarea de la reconstrucción económica. Cada vez resultó más evidente que los órganos del Estado eran absolutamente incapaces de hacer funcionar todos los sectores de la industria, los procesos de asignación de materias primas, el racionamiento y el comercio. La mayoría de los campesinos se oponía a las requisas, y la recuperación agrícola resultaba imposible a menos que se pudiera dar a aquellos algún incentivo y cierta seguridad. Los acontecimientos forzaron las cosas. Las revueltas de los campesinos ganaron en intensidad conforme disminuyó la amenaza de una victoria blanca. En algunas provincias fue necesario enviar considerables fuerzas militares para sofocar la rebelión, en especial la de Antónov, en Tambov. La última gota fue la sublevación de Kronstadt, cuando los marineros se rebelaron contra las miserables condiciones de vida, reflejando en sus consignas la hostilidad campesina hacia la política del Partido. La sublevación se inició el 28 de febrero de 1921 y fue sofocada violentamente. Pero los líderes bolcheviques terminaron por aceptar la necesidad de una profunda rectificación para evitar el hundimiento del nuevo Estado, dando paso a la *Nueva Política Económica*.

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