Las revoluciones de 1820 y 1830
En la restauración, los liberales pasaron a tener sociedades secretas (clandestinas). El grupo más importante eran los masones, que eran herederos de la revolución francesa, de la ilustración y preconizaban la rebelión contra el absolutismo. 1 oleada: Esto se produjo entre 1820 y 1824 y tuvo éxito en España, Portugal, Nápoles y Piamonte, donde los absolutistas acabaron con los liberales. Mientras que la Santa Alianza hizo una intervención en España e Italia. 2 oleada: Se produjo entre 1829 y 1839, la intervención del pueblo hizo que el poder aristocrático perdiera en la Europa occidental.
La revolución empezó en Francia, donde los Borbones perdieron en 1830 y crearon una monarquía constitucional con Luis Felipe de Orleans. Su influencia hizo que Bélgica se independizara. En Polonia, un movimiento independentista fue frenado por el ejército ruso. En 1830 el absolutismo desapareció de Europa y supuso un liberalismo moderado y se consolidó el mando de la burguesía y aristocracia que mantenían su poder económico pero rechazaron sus derechos. Los liberales defendían el sufragio censitario y limitaron el ejercicio de las libertades.
Experiencia democrática y social: 1848
El sistema de la restauración se acabó con la nueva revolución. En Europa oriental se aprobó la abolición del feudalismo y en Europa occidental se crearon unos nuevos ideales democráticos: sufragio universal masculino + soberanía popular. La revolución empezó en París en febrero de 1848. El rey Luis Felipe de Orleans prohibió las libertades. El movimiento insurreccional culminó con el asalto al Palacio Real, el rey huyó y se proclamó la república. El gobierno provisional hizo varias reformas políticas y sociales como: sufragio universal masculino, se prohibió la esclavitud y la pena de muerte y se crearon los Talleres Nacionales.
Las elecciones realizadas con el sufragio universal masculino hicieron que se creara un nuevo gobierno de republicanos y hizo que se cerraran los Talleres Nacionales y acabaron con las reformas sociales que habían empezado.
La respuesta se produjo en forma de insurrección popular en Junio de ese año que creó un enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado. La rebelión fue derrotada por el ejército y la burguesía se cohesionó alrededor de un nuevo y fuerte gobierno, este garantizó el funcionamiento de un régimen liberal frente a las aspiraciones populares. Napoleón III obtuvo el poder y proclamó el Segundo Imperio. El impacto de la revolución de París fue muy rápido y se extendió por Europa. El imperio Austriaco se transformó en monarquía constitucional y se acabó con la esclavitud, menos en Rusia.
Nación y movimientos nacionalistas
Nación: La revolución nacional desarrolló este concepto, según el pensamiento liberal, se define como el conjunto de personas unidas por la lengua, raza, religión, costumbres, cultura y por la voluntad de vivir juntos y seguir las mismas leyes e instituciones. Otros filósofos alemanes de la época la definían como: un alma espiritual inmutable y eterna, que tiene una cultura, lengua y va más allá de la voluntad de la población.
En algunos países, las naciones se correspondían con su frontera política, y los procesos de afirmación nacional se realizaron al mismo tiempo que los de la revolución liberal. En otros países, el estado liberal tenía gente de otras nacionalidades ya fuesen políticas-culturales.
En Europa central y oriental, había un desajuste entre los territorios y las fronteras políticas. Italia y Alemania estaban separados pero los nacionalistas querían unir los territorios para formar un solo estado. El imperio austriaco y húngaro estaba formado por muchos territorios. El objetivo del movimiento nacionalista era unir o independizar las naciones según su poder político.
Los primeros movimientos nacionalistas (1820-1830): Grecia, bajo el poder del Imperio turco (1820). Comenzó una insurrección independentista liberal, que recogía las ideas nacionalistas y la población rechazaba el dominio político, cultural, religioso y económico que ejercían los turcos. Los delegados se reunieron en el Congreso de Epidauro porque querían independencia. No fue aceptada hasta 1829. La ayuda de Francia, Rusia y Gran Bretaña fue decisiva para la simpatía con los rebeldes y para debilitar al Imperio Otomano. Bélgica se independizó de los Países Bajos después de la guerra civil entre holandeses. Se formó un gobierno provisional reconocido por las grandes potencias occidentales. Se impuso al ejército holandés con la ayuda militar francesa.
Primavera de los pueblos. La revolución de 1848 tuvo un importante contenido nacionalista en los países del Imperio Austriaco, una entidad absolutista en la que la minoría austriaca dominaba a los demás y tenía poder en forma de monopolio. Se inició en marzo en Viena y con la caída de Metternich, la elección de una asamblea constituyente mediante el sufragio universal y la abdicación del emperador. También hubo movimientos nacionalistas en Praga, Polonia, Croacia, que reclamaban el reconocimiento de su identidad y la igualdad de derechos.
En Lombardía italiana, se retiraron los austriacos, en Venecia se proclamó la república y en Hungría se proclamó la independencia pero como Austria no la aceptó, entraron en guerra. Todos estos movimientos fueron derrotados, el Imperio austriaco tuvo que hacer reformas, estableció un sistema liberal moderado basado en el sufragio censitario, se restableció la unidad territorial y en 1867 se convirtió en una monarquía dual: Austria y Hungría gobernada por Francisco José, rey de Hungría y emperador de Austria. La situación se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial.
Unificación de Italia
En 1815, Italia estaba dividida en estados desiguales, según su importancia y tamaño, y algunas estaban bajo el dominio austriaco. En 1830 se formó el Risorgimento, un movimiento de afirmación nacional que tuvo expresión política en la estrategia de unificación de Giuseppe Mazzini y la Joven Italia. Querían una república democrática unitaria y laica (mediante insurrección popular). En 1848 los intentos fracasaron y el dominio de Austria continuó. Piamonte se consolidó como un estado constitucional bajo la monarquía de los Saboya. Cavour, jefe de gobierno, impulsó una estrategia para la unificación, la consolidación del Piamonte como un Estado fuerte y moderno capaz de tener un ejército y una diplomacia que permitían la unificación.
La monarquía de Víctor Manuel II de Saboya fue la beneficiaria. Cavour derrotó a los austriacos (1859), anexó la Lombardía y los Estados Generales (1860). Se añadió la acción diplomática a la militar, supuso la sucesión de Niza y Saboya a Francia por el nuevo reino Italiano. Giuseppe Garibaldi, republicano, conquistó el reino de las dos Sicilias con un pequeño ejército que consiguió el apoyo popular para acabar con los Borbones. Garibaldi, al no querer dividir el movimiento nacionalista, renunció a lo republicano y cedió a Víctor Manuel II (rey de Italia) las conquistas realizadas.
Cuando Véneto se unió (1866) tras la derrota a los austriacos, y conquistó los Estados Pontificios en 1870 (el papa se oponía y se quedó con el estado del Vaticano). El nuevo estado se enfrentó al contraste entre un norte industrializado y un sur agrario y atrasado, la hostilidad del papado y el carácter incompleto de la unidad ya que Istria y Trento permanecieron bajo dominio austriaco.
Unificación de Alemania
Los componentes culturales del nacionalismo cultural quedaron establecidos por los filósofos Herder y Fichte y fueron reforzados con el romanticismo. El pueblo alemán vivía con núcleos liberales y democráticos que querían una nación basada en la voluntad de los ciudadanos. El Congreso de Viena estableció la Confederación Alemana con 39 estados, y la presencia de Prusia y el imperio austriaco. La Unión Aduanera (Zollverein) estableció un mercado comercial libre. Prusia se integró en la Unión Aduanera, estado que dirigiría el proceso unificador.
En la revolución de 1848 los liberales y democráticos formaron un Parlamento en Frankfurt, con representantes elegidos por sufragio universal. Se ofreció la corona de la Alemania unificada a Federico Guillermo IV, pero la monarquía prusiana rechazó la oferta y la unificación. El canciller Bismarck impuso la estrategia: Prusia dirigiría la unificación con su supremacía económica y militar. Esto supuso la guerra con Dinamarca por los ducados y otra contra Austria a la que derrotó en 1866.
La victoria militar acabó cuando se proclamó el Segundo Reich y a Guillermo I como emperador en 1871. Se creó una estructura confederal con el dominio de Prusia que imprimió una ideología conservadora y militarista al nuevo Estado.