De la Semana Trágica a la Huelga Revolucionaria (1909-1917)
El régimen de la Restauración fue incapaz de solucionar los conflictos sociales. En 1909, un clima de tensión, agravado por la guerra de Marruecos, estalló en la Semana Trágica. En 1917, la situación de crisis económica desembocó en una huelga general revolucionaria.
3.1 El conflicto colonial de Marruecos
A partir de 1909, España consolidó su penetración en el norte de África. La Conferencia de Algeciras (1906) y el posterior Tratado Hispano-Francés (1912) establecieron un protectorado francoespañol en la zona de Marruecos. España se encargó del territorio de El Rif, zona montañosa del norte, con la obligación de pacificarlo y organizarlo.
Interés económico y militar
El interés español por esta región estaba motivado por posibles beneficios económicos, como las minas y las inversiones en ferrocarriles, así como por el deseo de restaurar el prestigio del ejército y convertir a España nuevamente en una potencia colonial.
Conflictos con los rifeños
La presencia española en la zona fue desafiada por los continuos ataques de los rifeños, organizados en cabilas. En 1909, los rifeños infligieron una importante derrota a las tropas españolas en el Barranco del Lobo, con numerosas bajas.
3.2 La Semana Trágica de Barcelona
La movilización contra la guerra comenzó en el puerto de Barcelona el 18 de julio. El 24 de julio se constituyó un comité de huelga, con la participación de republicanos lerrouxistas, socialistas y anarquistas, que llamaron a una huelga general para el día 26.
Revolta popular
La huelga derivó en una revuelta popular que desbordó el objetivo inicial de protesta contra la guerra de Marruecos, convirtiéndose en el estallido espontáneo de todas las tensiones sociales acumuladas.
Represión y consecuencias
Los incidentes en la calle se multiplicaron, se levantaron barricadas y hubo enfrentamientos con las fuerzas del orden público. La represión posterior fue muy dura y se celebraron 216 Consejos de Guerra que afectaron a 1700 personas, con 17 condenas de muerte, incluida la de Francisco Ferrer Guardia.
3.3 El impacto de la Gran Guerra
En verano de 1914, el estallido de la Primera Guerra Mundial enfrentó a los imperios centrales con las potencias aliadas. España declaró su neutralidad, lo que supuso una oportunidad económica para el país al poder exportar productos industriales y agrarios a los combatientes.
La carestía de vida se convirtió en un problema para las clases populares, lo que llevó al movimiento huelguístico del verano de 1917.