El Socialismo Utópico
Los primeros socialistas denunciaban la miseria y las penalidades del proletariado y proyectaban sociedades futuras alternativas. Fueron llamados «utópicos» por Marx, porque decía que estos pensadores no tenían en cuenta la lucha social entre patronos y obreros. El pensamiento utópico se basaba en las siguientes ideas:
- Perseguían una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano viviera en paz, armonía e igualdad.
- Este proyecto social se realizaría de forma pacífica.
- Primaban la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.
- Defendían las novedades de la industria moderna, pero condenaban sus efectos nocivos para los obreros.
Tuvo su máximo apogeo en la primera mitad del siglo XIX. Entre sus principales ideólogos destacaron:
El Conde de Saint-Simon
Para él, la sociedad entera se basaba en la industria, entendida como producción agrícola, industrial o comercial, única fuente de prosperidad. Propietarios y trabajadores, igualados en la producción, debían ser dirigidos por los más capaces, elegidos democráticamente. Esta élite de intelectuales, científicos y sabios formaban una tecnocracia, que aseguraría la vida de los más pobres.
Charles Fourier
Odiaba la empresa industrial capitalista, causante, según él, de la explotación, la miseria y la monotonía laboral de la clase obrera. Propuso la formación de los falansterios, centros de actividad agrícola e industrial con administración propia y autosuficientes, que llevarían a la armonía social.
Robert Owen
Fue empresario textil. Socio de la fábrica textil de New Lanark, aplicó medidas para mejorar las condiciones de vida de sus obreros, como la reducción de jornada de trabajo, mejores salarios, educación infantil, etc. Su obra influyó en el desarrollo del cooperativismo, el sindicalismo y el mutualismo obreros.
También destacaron Louis Blanc, defensor de los Talleres Nacionales, y Étienne Cabet.
El Socialismo Marxista
El marxismo fue elaborado por Karl Marx y su amigo y mecenas Friedrich Engels. En 1848 publicaron juntos el Manifiesto Comunista, un resumen de su doctrina social y política. El marxismo trataba de analizar las contradicciones del sistema capitalista. Para los marxistas, la lucha de clases era el motor del cambio social en la historia, y las relaciones sociales derivadas de la producción determinaban la estructura socioeconómica de cada una de las etapas de esa evolución de la humanidad. Marx denominó a esas etapas como modos de producción. La medida de la explotación del trabajador por parte del patrono se expresaba mediante la plusvalía, que era la diferencia entre lo que recibe el obrero para su manutención y el valor de lo que produce. El socialismo marxista postulaba la conquista del poder por el proletariado, la sustitución del sistema capitalista por otro sin clases y sin propiedad privada, y la transformación del Estado burgués en una dictadura del proletariado, forma transitoria del Estado hasta alcanzar la sociedad comunista, donde el Estado no sería necesario. El marxismo fue la base ideológica de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y todo el siglo XX.
El Anarquismo
Fue la gran teoría de base obrera. La palabra «anarquía» significa «sin autoridad». Su principal teorizador fue el aristócrata militar ruso Mihail Bakunin, quien defendía la rebelión espontánea contra la sociedad capitalista y el Estado. Pretendía la acción del proletariado industrial y de todos los sectores oprimidos de la sociedad. Era más radical que el marxismo, tenía como objetivo la destrucción total e inmediata del orden social burgués y del Estado y sus instrumentos de control. Para los anarquistas, se debía destruir inmediatamente el Estado, mientras que los marxistas postulaban la necesidad de que los obreros conquistasen el Estado y controlaran el poder durante una fase transitoria. Por eso, los anarquistas calificaron a los marxistas como autoritarios y centralistas, mientras que se definían a sí mismos como antiautoritarios y federalistas o comunalistas. Estas diferencias provocaron el enfrentamiento en el seno de la Primera Internacional.
El Imperio Ruso
Imperio plurinacional, con nacionalidad dominante rusa. En el siglo XIX llevó a cabo una política de expansión territorial por Asia que extendió ampliamente sus fronteras, apoderándose del Asia central musulmana, y rivalizando con los ingleses por el dominio de Irán y Afganistán. Era una monarquía absoluta. Los zares gobernaban a través de decretos y contaban con el apoyo de la Iglesia católica ortodoxa y de la burocracia. En el plano socioeconómico estaban atrasados.
El decreto del zar otorgaba la mitad de las tierras a la comunidad aldeana o MIR, y los campesinos tenían que pagar una indemnización a sus señores por las pérdidas que les supuso su liberación. Así se abolió el feudalismo en Rusia. Con el zar Alejandro II se crearon las asambleas representativas de los pueblos, y comienza una tímida industrialización, así como una fuerte oposición a la autocracia. Por un atentado terrorista murió el zar Alejandro II en 1881. Su sucesor fue Alejandro III, que continuó con su política de industrialización, fundamentalmente con capital extranjero, sobre todo francés. A finales del siglo XIX se potenció la construcción de ferrocarriles, como el Transiberiano (de Moscú a Vladivostok), y se llevó a cabo una política de rusificación. Mantuvo una fuerte represión sobre la oposición y creó la policía secreta.
Con el último zar, Nicolás II, continuó la expansión, dando lugar a la guerra ruso-japonesa, donde los rusos fueron derrotados. Derrota que favoreció la revolución de 1905, que obligó al zar a establecer una monarquía parlamentaria, para la que se constituyó el Parlamento. El zarismo cayó en Rusia con la revolución de 1917.