DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y Madoz
La medida económica más importante durante el de reinado de Isabel II, fueron las desamortizaciones. Estas suponen la transformación jurídica de la propiedad de la tierra o, la incautación del Estado de los bienes de la Iglesia, de la nobleza q después se vendían a pública subasta. Era esto un modo para aumentar los ingresos de la Hacienda, primero por la venta y después por los impuestos. Aunque hubo intentos desamortizadores previos las más trascendentales fueron las llevadas a cabo durante el reinado de Isabel II: la de Mendizábal y la de Madoz. A) LA DESAMORTIZACIÓN DE Mendizábal: El progresista Mendizábal emprendíó una gran desamortización eclesiástica. En 1836 se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular (conventos y monasterios), . Más tarde se desamortizarán también tierras del clero secular. Con estas medidas, Mendizábal pretendía sacar adelante un programa de gobierno más amplio: Obtener fondos para mantener un ejército capaz de derrotar a los carlistas Reformar y sanear una Hacienda tener el acceso a la propiedad de los burgueses que mejorarían la producción agrícola y la revalorizarían Crear un sector social de nuevos propietarios fieles al régimen liberal y al bando cristino en la guerra carlista / Después de nacionalizar y confiscar los bienes del clero regular son puestos a pública subasta. La necesidad de obtener dinero para la guerra carlista propició la venta acelerada de los bienes que se vendieron muy por debajo de su precio real. El resultado final es que se habían desamortizado, expropiado y vendido más del 60% de las tierras de la Iglesia, casi el 10 % de la superficie de España. Pero esto solo alivió parcialmente las cuentas del Estado e hizo aumentar el número de enemigos de los liberales entre los más católicos. Sin duda alguna, el desmantelamiento de los fundamentos materiales del poder económico de la Iglesia y el aumento del distanciamiento entre el clero y el régimen liberal fueron dos de sus principales consecuencias. En cuanto a las propiedades de los nobles, Mendizábal el año 1836, simplemente suprimíó mediante decreto los mayorazgos, lo que permitíó a sus titulares poder vender las tierras o mantener la propiedad plena. Al año siguiente declaró la abolición de los señoríos de la nobleza, que fue aprovechado por los señores para transformar el señorío en propiedad privada en contra de los deseos de los campesinos. Pero en ningún caso expropió, nacionalizó y vendíó en pública subasta las tierras de los nobles.
B) LA DESAMORTIZACIÓN DE Madoz Los progresistas liderados por Espartero consiguieron gobernar entre 1854 y 1856. Durante este bienio se desarrolló una nueva desamortización dirigida por el ministro Madoz que establecía la pública subasta de todas las tierras pertenecientes a la Iglesia, al Estado, a los ayuntamientos y en general todos los bienes que permanecieran amortizados. Es por tanto una desamortización con mayor alcance que la de Espartero, que había afectado únicamente a la Iglesia.
La desamortización de las tierras comunales de los ayuntamientos perjudicó a los vecinos más pobres, que perdieron la utilización de los terrenos comunales donde podían obtener leña y llevar a pastar a su ganado, lo que forzó a una parte de la población a emigra a las ciudades.
Al igual que la de Mendizábal pretendía salvar la difícil situación de la Hacienda pública, aunque no se encontraba tan mal como en 1936. También se pretendía financiar las infraestructuras necesarias para modernizar el país, especialmente la construcción del ferrocarril. También se utilizó el sistema de subasta, pero ahora no se admitían los títulos de deuda como pago, se exigía el pago en efectivo.
Con la desamortización de Madoz desaparecieron definitivamente de los bienes de manos muertas. En cualquier caso, su importancia fue extraordinaria ya que afectó al 20% del suelo español, aumentando en un 60% la superficie roturada.
Consecuencias:
Acabó con las tierras amortizadas: Liberalizó el sistema de propiedad de la tierra liberalizando su compraventa
Los compradores fueron gente adinerada (vieja aristocracia y burgueses de los negocios). La nobleza consolidó su patrimonio, aunque perdíó los derechos señoriales, consiguió la plena propiedad de las tierras.
Incrementó el número de grandes terratenientes (no se modificó la estructura de propiedad de la tierra con grandes latifundios en el Sur y minifundios en el Norte)
Los grandes perdedores fueron la iglesia, los campesinos y los municipios: los campesinos pasan de ser usuarios de tierras comunales o de tierras de baja renta a pagar rentas elevadas por tierras de cultivo dentro de una mentalidad capitalista. La Iglesia perdíó parte de su patrimonio inmobiliario (tierras), artístico y documental. Los municipios perdieron ingresos al privatizar las tierras que poseían.
Permitíó poner en cultivo gran cantidad de tierras abandonadas
En parte, colaboró al saneamiento de la Hacienda
CarácterÍSTICAS ESENCIALES DE LA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA DE 1869
La revolución de 1868, “la Gloriosa, triunfó y obligó a exiliarse a Isabel II. El general Serrano controló la situación y formó un gobierno Provisional que debía convocar a Cortes Constituyentes. Las elecciones se celebraron a comienzos de 1869 con sufragio universal para los hombres mayores de 25 años y dieron el triunfo a la coalición de progresistas, unionistas con demócratas, con 236 escaños de ideología demócrata y monárquica. Los republicanos consiguieron sacar 85 escaños y los carlistas 20.
Las Cortes redactaron una nueva constitución, la Constitución de 1869, que fue aprobada con la abstención de carlistas y algunos republicanos. Se trata de la primera constitución democrática de España y una de las primeras de Europa. Aunque su vigencia fue muy escasa pues solo duró hasta 1873. Estos son sus principales principios:
Amplio régimen de derechos y libertades: manifestación, reuníón, asociación… y con garantías para ejercerlos. Libertad de enseñanza.
Soberanía nacional. Se debatíó incluir el término “popular” sin lograrlo
Se mantienen las cortes bicamerales: congreso y senado
Sufragio universal masculino. Si bien el senado será de forma indirecta.
Forma de gobierno: monarquía, pero plenamente democrática y constitucional
División radical de poderes:
o Poder ejecutivo recae en el monarca ejercido a través de sus ministros
o Poder legislativo: cortes. El rey no tiene iniciativa legislativa, sin derecho a veto
o Poder judicial: tribunales
Libertad religiosa, proclamada por primera vez en una constitución española
Elección democrática de Ayuntamientos y Diputaciones
ARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA SOCIEDAD DE CLASES Y COMPÁRALA
Con la implantación del liberalismo a lo largo del S.XIX, la Sociedad Estamental del Antiguo Régimen, dio paso a la sociedad de clases en la que, ante la desaparición de los privilegios y el establecimiento de la igualdad jurídica, la posición social aparecerá determinada por el nivel de riqueza. La sociedad ya no se va a dividir en estamentos cerrados, definidos jurídicamente, con derechos y obligaciones diferentes y con escasa movilidad vertical.
Las constituciones y leyes liberales declaran la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, no hay privilegios ni exenciones. Sin embargo, el nivel de riqueza y el acceso al voto, con un sistema electoral censitario, condicionaron el surgimiento de las clases sociales, eso sí con mucha más movilidad vertical.
Podemos dividir esta nueva sociedad de clases en tres grupos: clases dirigentes que detentan el poder económico y político, una reducida clase media y una gran masa de población se escaso poder económico, las clases populares:
a) Clases dirigentes: vieja aristocracia, altas jerarquías eclesiásticas y alta burguésía
La alta aristocracia (nobleza), siguió siendo un grupo social poderoso. Habían perdido sus privilegios legales, pero la desvinculación convirtió sus señoríos en propiedades privadas y la desamortización le permitíó aumentar sus tierras. Su modo de vida y su mentalidad se basaron en el rentismo, vivir lujosamente de sus rentas sin necesidad de dedicarse a ninguna actividad ni modernizar sus propiedades, aunque en ocasiones participaba en negocios industriales aliándose con la burguésía con quien concertó matrimonios de gran rentabilidad económica.
La alta burguésía en este siglo logró acceder al poder político y aumentar sus negocios económicos. La integraban terratenientes que habían adquirido propiedades con la desamortización, grandes empresarios, comerciantes y banqueros. Esta élite social, que aspiró a vivir como la nobleza, vivía en los grandes núcleos urbanos. Se vincularon con el Partido Moderado en su mayoría, salvo algunos comerciantes que apoyaban el librecambismo de los progresistas.
b) Clases medias
Formaban un complejo conglomerado, que incluía la baja burguésía comercial urbana, pequeños propietarios rurales de vida acomodada, profesionales liberales (profesores, médicos, abogados, arquitectos, etc.),
funcionarios, oficinistas, mandos intermedios del ejército. Su escaso número (tan solo el 5% de la población) evidencia la fuerte polarización social entre ricos y pobres y el bajo nivel de industrialización y urbanización del país. Su riqueza era mucho menor que la de las clases dirigentes, pero compartían con ellas la forma de ocio y el nivel de instrucción. Las clases medias aun sin conciencia clara de su posición social, estaban a caballo entre las clases dirigentes a las que admiraban y el proletariado al que miraban con terror.
c) Clases populares:
Constituían la gran mayoría de la población (80% aproximadamente) y también era un grupo muy heterogéneo. En general, apenas poseían grandes bienes y su situación económica y laboral era precaria. Además, este grupo sufría aún a finales del siglo, un 60% de analfabetismo.
El campesinado rural era el grupo más numeroso (60%). Entre ellos se distinguían medianos y pequeños propietarios, arrendatarios y, sobre todo, la gran masa de jornaleros que no poseen tierras, predominantes en la mitad sur peninsular. Su principal carácterística durante esta época fue la pérdida general de nivel de vida. Las causas son muy variadas: tendencia general de caída de los precios, jornales tendentes a la baja; las desamortizaciones eclesiásticas y desvinculaciones señoriales. El golpe mortal se la lo dio la desamortización de Madoz, al poner en venta las tierras de propios y comunes. Por tanto, la revolución liberal no contó ni con la ayuda ni el apoyo del campesinado que prefirió apoyar al carlismo. Y a finales de siglo el acercamiento a las ideas anarquistas sobre todo los jornaleros andaluces.
Los grupos populares urbanos integraban a artesanos, sirvientes del servicio doméstico (numerosos en Madrid) y proletariado industrial, los “jornaleros de las fábricas” que desde los años 30 van creciendo en número. El desarrollo de la industria de algodón y la primera siderurgia hicieron afluir a las ciudades a miles de trabajadores agrícolas en paso o que habían sido expulsados por la guerra o la expropiación de sus tierras. El resultado es que empiezan a crecer las barriadas obreras y a extenderse las ideas de los movimientos obreros. La situación laboral de estos últimos era durísima, con jornadas de 12 horas o más, sin seguros de enfermedad o vejez y sin una legislación sociolaboral que garantizara sus derechos.