1.1 SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE PALEOLÍTICO.
Se basaban en la caza, la recolección y la pesca con útiles de piedra tallada, eran nómadas, vivían en pequeños grupos sin una clara jerarquización social y económica y usaban cuevas que les protegieran del frío causado por las glaciaciones.
Paleolítico Inferior (…?…- 100.000).
Diferentes especies de presapiens desde hace unos 800.000 años. Abundan los útiles de piedra tallada hallados cerca de las zonas de caza. Destacan los yacimientos de Atapuerca (Burgos), Torralba y Ambrona (Soria).
Paleolítico Medio (100.000 – 35.000).
El protagonista es el hombre de Neanderthal quien perfecciona la talla de piedra usando lascas o pequeñas hojas de silex mucho más especializadas. Destacan El Castillo o Cueva Morín (Cantabria) y Lezetxiki (País Vasco).
Paleolítico Superior (35.000 – 8000/5000).
El Homo Sapiens perfecciona nuevas técnicas líticas. Usa nuevos materiales como el hueso y crea la pintura rupestre franco-cantábrica (en cuevas, polícromo, con animales y sin escenas). Resaltamos Altamira, El Castillo o La Pasiega en Cantabria, Santimamiñe (Vizcaya) y Tito Bustillo en Asturias.
NEOLÍTICO (8000/5000 – 2500).
La “revolución neolítica” trae la piedra pulimentada y gracias a un clima más suave la agricultura, la ganadería, la cerámica, el sedentarismo y los primeros poblados estables. La pintura levantina (en abrigos de las sierras mediterráneas, monócromo, con escenas y figuras humanas). Cogull o Valltorta son ejemplos muy significativos.
La Primera fase se da en abrigos del Mediterráneo, destacando la cerámica cardial.
En una Segunda fase predominan los poblados con necrópolis abundantes en ajuar (sepulcros de fosa de Cataluña y cultura de Almería). Comienza el megalitismo (menhir, dolmen, cromlech, etc…) en Antequera, Extremadura y noreste de Cataluña.
Edad de los Metales (2500-1000 aprox.).
Con el cobre, bronce o hierro y la expansión del megalitismo, abre la entrada a la Historia cuando aparece la escritura.
1.2 LOS PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS Y GRIEGOS. TARTESOS.
Las primeras descripciones escritas hablan de un Estado o núcleo cultural en el entorno del golfo de Cádiz llamado Tartessos cuyo desarrollo económico (minería) atrajo al comercio mediterráneo. Apenas quedan restos de tesoros (Carambolo en Sevilla o Aliseda en Cáceres), piezas arqueológicas y algunos edificios, pero no ciudades.
A la llegada de Roma, en la Península destacaban dos grupos de poblaciones:
– Pueblos de cultura ibera (layetanos, turdetanos, etc…), descendientes de comunidades prehistóricas, asentados en el Mediterráneo y Andalucía. A su economía de sector primario (agricultura mediterránea) añaden metalurgia y orfebrería y gracias al comercio fabrican moneda. Habitan en poblados amurallados (Azaila, Ullastret), conocen la escritura y su jerarquía social se basa en fuertes lazos guerreros de dependencia (“devotio ibérica”).
– Pueblos celtas, de origen indoeuropeo, que penetran por Pirineos y fueron ocupando paulatinamente la mitad noroeste de la Península. Mantienen diferencias: más agrícolas en la Meseta, más ganaderos en las montañas; poblados con construcciones circulares o castros en el norte y más rectangulares en otras zonas.
Los denominados celtíberos parecen ser comunidades indígenas del centro peninsular que adoptan rasgos culturales celtas.
El área meridional de la Península fue uno de los lugares escogidos por pueblos del Mediterráneo oriental para fundar establecimientos y colonias de carácter comercial.
Fenicios. El auge de la ciudad de Tiro en el siglo VIII a.C. permite el inicio de su colonización en la península ibérica. Su relación comercial con Tartessos se afianzó con la creación de varias ciudades como Gadir (Cádiz), Sexi (Almuñecar) o Abdera (Adra).
Griegos. Su presencia está confirmada en el siglo VII a.C. y su expansión sigue el modelo comercial de otras ciudades helenas del Mediterráneo. Localidades como Emporion (Empuries) o Sagunto tienen origen griego.
Los cartagineses (s. VI/V a.C.), sucesores de los fenicios, crearon un sólido sistema de posiciones estratégicas en el Mediterráneo. Con Aníbal controlaron gran parte de la península y casi derrotan a Roma. Fundan Ibiza y Carthago Nova (Cartagena).
1.3 CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PRINCIPALES APORTACIONES ROMANAS EN LOS ÁMBITOS SOCIAL, ECONÓMICO Y CULTURAL.
La lucha entre Cartago y Roma, la defensa de las poblaciones indígenas aliadas y las luchas políticas provocan la llegada y permanencia de Roma en nuestra península.
1ª Etapa (218 – 1ª mitad del siglo II a.C.). Mediterráneo, Ebro y Guadalquivir: Se desarrolla en el contexto de la 2ª Guerra Púnica y destacan las conquistas de Publio Cornelio Escipión cuyas victorias permitieron el acceso al interior peninsular.
2ª Etapa (2ª mitad del siglo II a.C.). Conquista de la Meseta: Dos conflictos:
– Guerra con los lusitanos en el sistema central y valle del Tajo. Es conocido el liderazgo de Viriato y su sistema de guerrillas.
– Guerra celtibérica en el entorno del valle del Duero. Sobresale la lucha con los arévacos y su resistencia en Numancia hasta que fue arrasada por Escipión Emiliano.
3ª Etapa (29 – 19 a.C.). Conquista del norte peninsular. Octavio Augusto somete militarmente a los pueblos del norte aunque su romanización fue mucho menor que en el resto de Hispania.
La Romanización, es decir, la aceptación, integración e incorporación de la cultura romana, produjo una fuerte transformación de las sociedades indígenas de Hispania. Las estructuras socio-económicas y, sobre todo, el latín, el derecho y las instituciones, la religión (romana y posteriormente cristiana) acabarán cohesionando a la población. El alto nivel de romanización queda patente en figuras culturales como Séneca, Lucano, Marcial o Quintiliano e incluso en emperadores como Trajano o Teodosio. El Edicto de Caracalla (212 d.C.) otorga la ciudadanía romana a las ciudades del Imperio consolidando la romanización. Tarraco (Tarragona), Emerita Augusta (Mérida) Caesaraugusta (Zaragoza) o León siguen el urbanismo romano: plano en cuadrícula, espacios públicos (foro, templos, termas, basílicas). Tendrán puentes (Córdoba, Salamanca, Zaragoza), acueductos (Segovia, Mérida) y embalses (Mérida). El ocio se atendía en muchos teatros, anfiteatros y circos (Mérida, Segóbriga, Tarraco, Toledo, etc). A todo ello hay que añadir la extensa red de calzadas que unían las ciudades hispanas entre sí y con el resto del Imperio, destacando la Vía de la Plata y la Vía Augusta.
1.4 EL REINO VISIGODO: ORIGEN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. LOS CONCILIOS.
La crisis que afectaba al Imperio permitió que en Hispania los suevos, vándalos y alanos entren el año 409. Para frenar ese avance Roma realiza un pacto o “foedus” con un pueblo bárbaro de la frontera, los visigodos, cuya capital estará en Toulouse (Francia).
La desaparición del Imperio Romano de Occidente (476) y la derrota frente a los francos (507) hizo que el reino visigodo se desplazara a Hispania. Con capital en Toledo, el dominio territorial visigodo se redujo a las zonas llanas de la Meseta. Este escaso dominio y las interminables luchas nobiliarias por el poder debilitaron el reino y permitirán la invasión musulmana en el año 711.
Con una escasa población de origen germánico y una mayoría de hispanorromanos, la sociedad visigoda presenta varios caracteres: fusión de culturas (fruto de una lenta romanización), ruralización y decadencia urbana fruto de la inestabilidad e inseguridad del dominio territorial y las rutas comerciales, así como un cristianismo que distingue entre las etapas arriana y católica fruto de la conversión de Recaredo (589).
Por otra parte, irán estableciéndose sistemas de encomendación social prefeudales: gardingos, si el señor es el rey, y bucelarios si lo es un noble.
La Monarquía visigoda era tradicionalmente electiva aunque se fue transformando en hereditaria tras muchas tensiones. El rey se apoyaba en el “Aula Regia”, especie de consejo asesor formado por altos funcionarios, nobles y clérigos.
Los Concilios eran unas asambleas político-religiosas cuyas decisiones tenían carácter de ley. Serán un precedente de las posteriores cortes medievales al igual que los sistemas de dependencia personal (gardingos con el rey, bucelarios con nobles).
Si la unificación religiosa se consigue con la conversión de Recaredo, la unificación jurídica se produce con una ley común a visigodos e hispanorromanos, el Fuero Juzgo o Liber Iudiciorum de Recesvinto (654).
Culturalmente destaca San Isidoro de Sevilla con sus “Etimologías” y diversos obispos y monasterios que transmiten y mantienen el saber.
2.1 AL ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE CÓRDOBA.
– CONQUISTA
Siendo rey D. Rodrigo, las luchas internas dividieron y debilitaron el poder visigodo. En el año 711 se realiza una “razzia” o saqueo que culmina con la victoria de Tariq en la batalla de Guadalete. Vista la facilidad para vencer, el gobernador Muza inicia una invasión que en 716 ocupará la península salvo reductos en la zona cantábrica.
En 722 sufren la primera derrota en la batalla de Covadonga ante D. Pelayo y su expansión hacia el norte se ve frenada por los francos en la batalla de Poitiers (732). Al Ándalus pasó a convertirse en un emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco.
– EMIRATO (756-929) Y CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031)
Tras ser derrocados por los Abbasíes, el último de los Omeyas, Abderramán I o Abd al Rahman I, se refugia en la Península Ibérica. Sobreponiéndose a las luchas internas y a los intentos exteriores, Abd al Rahman I declara sus dominios como independientes en lo político y militar pero no en lo religioso, fundando el Emirato de Córdoba (756). Un ejército fuerte, el cobro de impuestos y administradores fieles no evitaron una crisis al final del siglo IX.
Abd al Rahman III se independiza en lo religioso y funda el Califato de Córdoba (929). Extendió su poder en el norte de África y hará pagar tributos a los reyes cristianos. Su sucesor Al Hakem II favoreció que Al – Andalus se convirtiera en el foco intelectual, cultural y artístico más importante de la época. Posteriormente Hixem II quedará eclipsado por su ministro o “hayib” Al Mansur o Almanzor que se hizo con el poder efectivo y sometió duramente a los cristianos (llegó a saquear Santiago de Compostela y Barcelona). A su muerte, el califato se enfrentó políticamente llevando a la creación de reinos independientes que inician el periodo de los reinos de Taifas en 1031.
2.2 AL ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ.
Los Reinos de Taifas (1031-1094) dependieron del origen étnico de su población musulmana más influyente, siendo más potentes y ricos los dominados por árabes (Sevilla, Córdoba, Badajoz, Toledo o Zaragoza). En general, fueron brillantes cultural y artísticamente pero muy débiles política y militarmente, lo que aprovecharon los cristianos para avanzar hacia el sur y pasar a cobrarles tributos (parias).
La Reconquista obligó a los Taifas a pedir ayuda
a los almorávides (1094-1145) del norte de África, quienes recuperan el Tajo y reunifican temporalmente Al Ándalus incorporándola a su imperio norteafricano hasta nuevas dificultades.
Una nueva invasión norteafricana, los almohades (1145-1212), recuperará parte de los dominios peninsulares (batalla de Alarcos en 1195). La reacción cristiana culminó en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) abriendo el avance hacia el Guadalquivir.
Una de las consecuencias de esa derrota fue una nueva división en unos debilitados Segundos Reinos de Taifas. Sobreviven gracias a los pagos ante los reinos cristianos y, de todos ellos, el más rico y prolongado en el tiempo fue el Reino Nazarí de Granada.
El interés económico y la división cristiana favorecieron que hasta mediados del siglo XV no se planteara realmente terminar con la Reconquista. Tras la pérdida de Málaga aprovechando las disputas nazaríes, la conquista de Granada en 1492 por los Reyes Católicos finaliza la presencia de estados musulmanes en la Península Ibérica.
La conversión religiosa o la expulsión y emigración suponen una tragedia para gentes que llevaban siglos viviendo aquí. Las consecuencias sociales y económicas serán muy importantes, especialmente en el sur, y algo menores en el levante.
2.3 AL ANDALUS. ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA.
Economía: se basaba en un mercado interior fundamentalmente urbano y en el mantenimiento de un mercado exterior con el mundo musulmán y con países europeos.
En agricultura predominó la tradicional trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) pero también introdujeron cultivos (cítricos) y nuevas técnicas (extensión del regadío). El sector secundario se centró en la industria textil del lino y el algodón así como en el desarrollo de colorantes y la lujosa producción de seda.
Sociedad: los árabes y sirios constituían la élite y ocupaban los mejores cargos y tierras. Los bereberes norteafricanos quedaban en un nivel más bajo. La mayoría de la población era de origen hispanogodo y se diferenciaba entre muladíes (convertidos al Islam) y mozárabes (cristianos respetados a cambio de tributos). Los judíos mantenían relaciones distantes pero influyentes con el poder (como en los reinos cristianos).
Bajo la autoridad del califa estaban los visires, entre los que destaca el hayib o primer ministro. La administración de las provincias quedaba a cargo de gobernadores.
Cultura: se fue gestando mediante la combinación de las tradiciones islámicas, las influencias orientales y la asimilación de las particularidades hispanogodas.
En literatura destaca el interés por la poesía, en la que conviven las tradiciones orientales con una poesía popular peninsular.
En los campos del pensamiento, la historia o la filosofía, junto a los estudios de la época, se tradujeron numerosas obras de la antigüedad clásica, de los persas y de Extremo Oriente. La medicina, la botánica, la astronomía o las matemáticas tuvieron grandes aportaciones. Así, Avempace, Averroes o Al Idrisi forman parte de la cultura mundial.
En el arte hispano-musulmán la arquitectura alcanzó un especial relieve. En la época califal se erigió la Mezquita de Córdoba y se construyó el recinto de Medinat al-Zahra. Durante los reinos de Taifas destacan la Aljafería de Zaragoza y alcazabas como las de Málaga y Almería. De época almohade son la Giralda o la Torre del Oro de Sevilla. Con los nazaríes se edificó el recinto de la Alhambra de Granada.
2.4 LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA. MODELOS DE REPOBLACIÓN.
En el noroeste, la frontera se consolida en el Duero-Ebro. Alfonso I funda el Reino de Asturias y en el siglo IX Alfonso III repuebla la “tierra de nadie” iniciando el Reino de León. En el siglo X, el conde Fernán González independiza Castilla. En la zona pirenaica la Marca Hispánica de Carlomagno resistió a Al Ándalus. En el siglo IX los condados navarros y aragoneses se independizan de los francos, surgiendo el Reino de Navarra y el Condado de Aragón, unido a Navarra hasta 1035 cuando se convierte en Reino de Aragón. Los condados catalanes consiguen su independencia de los francos en el siglo X. Desde el final del califato en 1031 hubo varias etapas en la RECONQUISTA:
SIGLO XI. Sobresale Navarra, que con Sancho III el Mayor ocupaba Castilla, León y Aragón. Sus hijos Fernando I en Castilla y Ramiro I en Aragón separarán las posesiones. Rodrigo Díaz de Vivar, «el Cid», realiza sus campañas en este periodo.
SIGLO XII. Cabe resaltar: el repetido fracaso de una monarquía unida para Castilla y León, la independencia de Portugal (1143), la creación de la Corona de Aragón (1137) tras el matrimonio de Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón y, por último, el bloqueo de Navarra, encerrada hacia el Sur.
SIGLO XIII. Fernando III el santo crea definitivamente la Corona de Castilla (1230) y ocupa Andalucía occidental, y por otro lado, Jaime I de Aragón conquista Mallorca y Valencia incorporándolas a la Corona de Aragón. Ambas coronas acordarán en varias ocasiones el reparto de tierras a reconquistar, destacando el Tratado de Almizra de 1244. Según la época y la corona, junto a la reconquista se hará la REPOBLACIÓN: En la zona de León y posteriormente Castilla:
– Hasta el siglo XI adopta dos formas principales, la pressura o concesión de tierras a hombres libres para cultivarlas, y la concesión de fueros o cartas puebla que otorgan privilegios para atraer población. Ambas predominan en la zona norte y cuenca del Duero.
– Siglos XII y XIII. Se ocupan tierras más pobladas (del Tajo hacia el sur) y los monarcas castellanos devuelven favores haciendo repartimientos a nobles o a las Órdenes Militares y generaron grandes latifundios en señoríos (territoriales y jurisdiccionales). A algunas localidades se les conceden fueros especiales (realengo).
En la Corona de Aragón la población musulmana permaneció en sus tierras y en general mantuvo su economía y costumbres a cambio de pagos. Esto hizo que no fuera tan destacada la labor de repoblación y reparto de tierras reconquistadas. El dominio territorial de los nobles dificultará la movilidad de la población (remensas) hasta épocas posteriores.
2.5 LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y SOCIEDAD ESTAMENTAL.
Las monarquías cristianas van abandonando la influencia visigoda, fortaleciéndose lentamente y, aunque con algunas limitaciones (fueros, oposición señorial, Cortes), mantuvieron el poder frente a la nobleza y a las instituciones.
La España medieval no tuvo feudalismo como el de otras monarquías europeas (excepto en la zona catalana). La lucha contra los musulmanes, los conflictos entre territorios cristianos y las formas de repoblación originaron formas de poder monárquico y nobiliario diferentes y condicionaron sus relaciones con el estado llano.
La sociedad se estructuraba en tres estamentos: la nobleza y el clero son los grupos privilegiados mientras el estado llano estaba formado por el campesinado y una incipiente burguesía urbana. Los privilegiados poseían tierras, estaban exentos de impuestos y poseen leyes especiales mientras que el campesinado libre, por necesidad de protección, fue evolucionando hacia un régimen de mayor dependencia en los señoríos.
El régimen señorial sustituyó el sistema de prestaciones por el de censos y rentas, que ofrecía mayores posibilidades monetarias al señor. El campesinado mejoró su condición histórica de dependencia en el señorío territorial pero se vio inmerso en el sistema de señorío jurisdiccional, donde se encontraba sometido a las arbitrarias exacciones y multas destinadas a mantener las rentas de los señores (nobles y alto clero).
2.6 ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, DE LA CORONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA.
CORONA DE CASTILLA. Aunque con más poderes que en Aragón, la monarquía mantiene una continua pugna con las ciudades que le demandan mayor influencia política, y con la nobleza que le exige privilegios por su colaboración. El poder real se basaba en el Código de las Partidas de Alfonso X el sabio (fines del siglo XIII) y el Ordenamiento de Alcalá (siglo XIV). Desde el siglo XII existían cortes con carácter consultivo aunque sin poder legislativo. Los municipios se organizaron como concejos en los que están los dirigentes locales. En el siglo XIV, tras la guerra entre Pedro I y su hermano bastardo Enrique II Trastámara (“el de las mercedes”), éste vence apoyándose en nobles a los que entrega concejos y ciudades. No obstante, consolida la monarquía pues reduce poder a las Cortes, reforma el Consejo Real (especie de gobierno), crea los Corregidores (controlaban los concejos) y también las Audiencias como altos tribunales de justicia.
CORONA DE ARAGÓN. Su estructura (Reino de Aragón, Condados catalanes, Reino de Valencia y Reino de Mallorca) y sus arraigados usos hacen que el rey sea considerado un “primero entre iguales” con el consentimiento de los gobernados; es el pactismo. Cada territorio tenía sus propias Cortes con algún poder legislativo y fiscal (a diferencia de las cortes castellanas). Además, el monarca debía jurar respeto al derecho y costumbres del reino (los “usatges” catalanes) para ser aceptado. Muestra de la influencia de las Cortes fue el Compromiso de Caspe (1412) por el que eligieron como rey a Fernando I de Antequera, tío del rey de Castilla (por tanto, de los Trastámara que también reinaban en Castilla). Fruto de las presiones y tensiones políticas, la Corona aceptará la creación de la Diputación General o Generalitat que era una comisión permanente de las Cortes pero que en la práctica funcionaba como un gobierno. En el reino de Aragón tuvo que aceptar la jurisdicción de un Justicia Mayor que defendía los privilegios estamentales frente al rey.
REINO DE NAVARRA. Mantuvo su independencia frente a Castilla y a Aragón aunque se colocó en la órbita francesa con frecuencia hasta Fernando el católico. El rey debía respetar los fueros y consultar ciertas decisiones al Consejo Real y a las Cortes. El Fuero General de Navarra fue recopilado a mediados del siglo XIII.
3.1 LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO.
Tras un periodo de inestabilidad y luchas en las que se llega a simular el asesinato del rey («Farsa de Ávila», 1465), el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 abre la posibilidad de una monarquía hispánica bajo la misma dinastía.
Enrique IV Trastámara dejó la corona de Castilla a su hija Juana «la Beltraneja» mientras que Isabel (hermana de Enrique IV) reclama sus derechos al trono al considerar que Juana no era hija legítima. La Beltraneja gana apoyos al casarse con su tío, el rey de Portugal, mientras que Isabel los busca al casarse con el heredero de Aragón.
Isabel será reconocida como reina de Castilla en el Tratado de Alcaçovas (1479). Su triunfo provoca la unión dinástica en Castilla y Aragón aunque mantuvieron sus propias instituciones, excepto la Inquisición que se extiende a ambos territorios.
Los Reyes Católicos instauran una monarquía autoritaria (entre la feudal y la absoluta). Para ello se establecieron durísimas penas a muchos nobles, se afianzó el poder monárquico frente a la Iglesia y las ciudades y se restableció el orden rural al crear la Santa Hermandad, fuerza con atribuciones civiles, judiciales y militares.
En Castilla, el poder real se intensificó nombrando corregidores permanentes. La estructura judicial se reforzó mediante Audiencias que dependían de la Real Chancillería de Valladolid y la de Granada. Se reformó el Consejo Real (que era consultivo) aumentando el poder de los letrados y se reorganizó la Hacienda.
En Aragón se creó el cargo de virrey que ejercía la autoridad en nombre del rey en cada uno de los territorios de la corona aragonesa. No obstante, se mantienen la mayoría de las instituciones tradicionales y particulares de cada reino.
Institución común a ambas coronas (lo que le daba un poder inmenso) fue el Tribunal de la Inquisición que en la práctica sobrepasaba sus funciones religiosas. La lenta burocratización de la monarquía llevó a la creación de otros consejos reales con funciones específicas: el de Aragón, Inquisición, Navarra, Ordenes Militares.
3.2 EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
Los Reyes Católicos pacificaron el territorio, consolidaron sus monarquías y mantuvieron las respectivas expansiones. Con ello, Canarias se incorpora a Castilla (1479), se conquista el reino de Granada (1492), los judíos son expulsados (1492), sucede el descubrimiento de América (1492) y Navarra es anexionada fallecida ya la reina (1512).
La conquista de Granada se preparó como una cruzada contra los infieles (el Papa emite una bula en ese sentido). Las disensiones entre los líderes musulmanes nazaríes favorecieron las victorias castellanas aunque muy lentamente. Las campañas se prolongaron durante diez años necesitando un enorme esfuerzo de coordinación y financiación de los monarcas, la Iglesia y la nobleza.
La capitulación de Boabdil permitió la conquista el 2 de enero de 1492 con unas condiciones generosas para la población, que más tarde se incumplieron en gran medida.
EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
El comercio con Oriente buscaba rutas más rápidas y seguras que las que ya se usaban por tierra (como la «Ruta de la seda») y las de los portugueses por la costa africana. El proyecto de Cristobal Colón debía contar con conocimientos y cálculos basados en cartógrafos y marinos de la época pero ya había sido rechazado por otros monarcas como el portugués, por lo que Colón presenta su proyecto a los Reyes Católicos quienes lo apoyaron con el deseo de extender el catolicismo pero también por interés económico y político. Esto explica los amplios privilegios que le conceden en las Capitulaciones de Santa Fé mientras atacan Granada. Hoy sabemos que Colón erró acerca de las dimensiones del planeta pero acertó en el uso de los vientos alisios para navegar hacia el Oeste. En el primer viaje, los buques Santa María (carabela), Pinta y Niña (naos) parten de Palos (Huelva) el 3 de agosto, repostan en Canarias y tras las incertidumbres de la tripulación y de los hermanos Pinzón, llegan a la isla de Guanahaní, en las Antillas el 12 de octubre de 1492. Descubren y ocupan varias islas pero el resultado económico será decepcionante. Las siguientes expediciones, con más naves y hombres consolidan la posesión de las tierras descubiertas aunque no se llega al continente hasta el tercer viaje (1498). La disputa hispano-portuguesa por la legitimidad de la posesión de las nuevas tierras culmina con la firma del Tratado de Tordesillas (1494) que reparte las zonas de expansión de España y Portugal a partir de 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. La publicación del primer mapa incluyendo las nuevas tierras por parte de Juan de la Cosa (1500) quedó eclipsada por la mayor difusión del publicado posteriormente por Americo Vespuci, quien dará nombre al nuevo continente.