Economía y Sociedad en la Edad Moderna
El Comercio
El Gran Comercio Internacional
El comercio, especialmente el internacional, experimentó un gran desarrollo en la Edad Moderna. La expansión colonial y el aumento de la demanda impulsaron esta transformación. Los Estados modernos, siempre que fue posible, establecieron monopolios comerciales con las zonas que dominaban. Estos monopolios eran controlados por grandes compañías privilegiadas, patrocinadas por los gobiernos. En el siglo XVI, destacaron las Compañías de Indias española y portuguesa. Durante los siglos XVI y XVII, muchas de estas compañías funcionaron bajo la protección de la monarquía, vendiendo productos nacionales, a menudo de industrias protegidas, a cambio de metales preciosos para financiar los gastos estatales. En el siglo XVIII, las compañías británicas cobraron importancia, gracias a la política de libre comercio adoptada por el gobierno de Londres, que resultó en intercambios más rentables.
El Comercio Interior
El comercio interior se desarrollaba en ferias anuales y mercados semanales, siguiendo una tradición medieval. Los mercados eran centros de comercio local o regional, mientras que las ferias abarcaban intercambios nacionales e internacionales. Existía también un comercio itinerante realizado por buhoneros y vendedores ambulantes. Durante la Edad Moderna, los mercados mantuvieron su vigor a nivel local, pero las ferias entraron en decadencia en la segunda mitad del siglo XVII, siendo sustituidas por lonjas o centros de contratación, donde el negocio era diario y las ventas se realizaban sobre muestras.
La Sociedad de los Privilegios
La sociedad europea del Antiguo Régimen se define como aristocratizante, debido a la dominancia de los valores nobles y a una división social basada en el privilegio jurídico. La sociedad se dividía en tres estamentos con escasa movilidad: nobleza, clero y tercer estado (pueblo llano). Los dos primeros gozaban de privilegios, mientras que el pueblo llano se ocupaba de las actividades productivas. Era una sociedad desigual, donde el nacimiento determinaba la posición social. Esta rigidez generó oposición y el surgimiento de ideas reformistas y revolucionarias.
Nobleza y Aristocracia en Europa
Entre los siglos XVI y XVIII, la sociedad estaba dominada por los valores aristocráticos. La nobleza se definía por privilegios de nacimiento, pero existía una gran diversidad de situaciones económicas y de influencia. La aristocracia, el nivel más alto de la nobleza, estaba compuesta por las familias más ricas y poderosas, que ocupaban altos cargos en la administración y el ejército. Despreciaban el trabajo productivo, se casaban entre ellos y monopolizaban el gobierno. En el siglo XVIII, su poder creció, mientras que el resto de la nobleza se debilitó, acercando las posiciones de la alta burguesía y la nobleza.
El Clero
El clero, otro estamento privilegiado, se dividía en regular (monjes, monjas, abades, etc.) y secular (resto de miembros de la Iglesia). Al igual que los nobles, no pagaban impuestos y tenían leyes y tribunales propios. Recibían rentas de las tierras de la Iglesia y el diezmo. Existía una gran diversidad interna: el alto clero tenía gran poder económico y político, mientras que la mayoría vivía modestamente. La carrera eclesiástica era una vía de ascenso social desde el estado llano.
El Pueblo Llano o Tercer Estado
El pueblo llano, la mayoría de la población, carecía de privilegios. La burguesía, el grupo mejor posicionado, incluía comerciantes, propietarios, rentistas, funcionarios, profesionales, etc. Representaban la iniciativa económica y cultural, pero su papel social era limitado por el poder de la aristocracia y el clero. En el siglo XVIII, comenzaron a exigir mayor influencia política y social, buscando ascender a través del matrimonio o la participación en puestos influyentes.
Otros grupos urbanos: Aprendices, oficiales, empleados domésticos, etc., carecían de propiedades y vivían de escasos sueldos. Los marginados, abundantes en las ciudades, vivían de las oportunidades.
El campesinado: Aproximadamente el 80% de la población era campesina. Trabajaban la tierra como vasallos, siervos o arrendatarios, aunque también había campesinos propietarios. Los conflictos sociales eran frecuentes, motivados por la desigualdad en la propiedad de la tierra, los impuestos y las malas cosechas.
y las malas cosechas.