Sublevación Militar y Guerra Civil Española (1936-1939)
La Guerra Civil Española constituye, sin duda, el acontecimiento más dramático de nuestra historia reciente.
La Sublevación
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, algunos generales iniciaron los preparativos para un golpe de Estado. El general Mola procuró atraerse a sectores políticos de la derecha y contactó con otros generales como Goded, Franco y Sanjurjo.
La sublevación se inició en Melilla el 17 de julio. El Jefe de Gobierno, Casares Quiroga, se negó a entregar las armas para evitar una revolución social. Ante los acontecimientos posteriores, Casares Quiroga dimitió. Azaña quiso parar la guerra formando Gobierno con Martínez Barrio, pero esta proposición fue rechazada. El Gobierno Giral, nombrado inmediatamente, inició sin más demora el reparto de armas a los civiles.
La rebelión triunfó rápidamente por Castilla la Vieja, Galicia, Aragón y Navarra, parte de la provincia de Cádiz, Canarias y Baleares (excepto Menorca) y por algunos enclaves importantes dentro del territorio leal a la República: Sevilla, Córdoba, Granada, Oviedo…
La actuación de las organizaciones obreras armadas fue decisiva para el fracaso de la rebelión en el resto del país y, sobre todo, en las dos ciudades claves del Estado: Madrid y Barcelona.
La sublevación había triunfado en media España y fracasado en la otra mitad. La situación estratégica de las dos zonas era:
- Zona leal a la República: Se mantuvo fiel a la República todo el norte peninsular, que eran las regiones industriales y mineras. La fachada cantábrica y la mitad de la zona pirenaica le aseguraban buenas comunicaciones con el resto de Europa. Cataluña, las comarcas trigueras de Castilla la Nueva, el Valle del Guadalquivir, las tierras regadas de Valencia y Murcia y toda la fachada mediterránea hasta Gibraltar, le daban la mejor agricultura del país. La República contaba con la mitad de los efectivos del Ejército de Tierra, con la práctica totalidad de la escuadra, aunque sin oficiales, y con casi toda la aviación. Sin embargo, este ejército era poco operativo ante la falta de mandos superiores.
- Bando sublevado: Contaba con el ejército de África, el mejor equipado y entrenado. Eso sí, con el grave inconveniente de su traslado a la Península a través del Estrecho de Gibraltar, sin barcos para su transporte y con la flota republicana anclada y vigilante en Tánger. La carencia de aviación militar y de transporte impedía también su traslado por vía aérea. Para la alimentación de la población civil y combatiente contaba con las zonas trigueras de Castilla la Vieja y las ganaderas de Galicia.
El balance inicial de las fuerzas en conflicto era muy favorable a la República.
El Desarrollo Militar de la Guerra
1. Guerra de Columnas (Julio a Diciembre de 1936)
El objetivo principal de los sublevados era la toma de Madrid. El ejército operó al modo empleado en la Guerra de Marruecos: pequeñas columnas avanzaban a pie o en avance rápido mediante camiones.
El bando rebelde hizo recaer el avance hacia Madrid sobre las fuerzas del ejército del sur. El inconveniente inicial era la necesidad de trasladar el ejército desde África, para lo que Franco gestionó la ayuda de barcos y aviones italianos y alemanes. Una vez conseguido, se aseguró el dominio de gran parte de Andalucía y se inició la marcha hacia Madrid, hacia donde se dirigían también las tropas del norte. Franco tomó una decisión decisiva para el resto de la guerra: optó por liberar Toledo, en cuyo Alcázar resistía un grupo de sublevados mandados por el coronel Moscardó. Una vez tomado Toledo, se reinició el ataque a Madrid. Ante la proximidad de los sublevados, el gobierno republicano se trasladó a Valencia. Sin embargo, los esfuerzos de Largo Caballero en organizar un ejército popular ya habían dado resultado y la llegada de las Brigadas Internacionales permitió que el eslogan de la Pasionaria de «¡No Pasarán!» se convirtiera en una realidad.
2. Inicio de las Grandes Batallas (Enero – Noviembre 1937)
La guerra creció en envergadura desde finales de 1936 debido a la ayuda exterior a ambos bandos y a la organización de ejércitos totalmente operativos. Desde el punto de vista militar, la guerra adquirió entonces un carácter moderno, que anunciaba lo que iba a ser la Segunda Guerra Mundial: la aviación comenzó a ser el arma fundamental, por su capacidad de observación y ofensiva; los carros de combate tuvieron un papel básico; se llegó al concepto de «guerra total» con bombardeo de ciudades y se intensificó la «guerra psicológica», utilizando la radio, los periódicos y la llamada «literatura de trinchera».
Durante el año 1937, la ayuda italiana y alemana en carros de combate, aviación, submarinos y soldados a los nacionales fue compensada por la llegada de las Brigadas Internacionales y material bélico, sobre todo de origen soviético, al bando republicano.
Franco intentó por segunda vez tomar Madrid, pero fracasó en la Batalla del Jarama, una de las más encarnizadas de la guerra, y la de Guadalajara, donde las tropas italianas enviadas por Mussolini fueron derrotadas.
Entonces Franco cambió de estrategia. Aceptó la idea de una guerra larga y centró sus esfuerzos en la Campaña del Norte, con la conquista de Asturias, Cantabria y País Vasco. Tras la conquista de Bilbao, tuvo lugar el bombardeo de Guernica por parte de la Legión Cóndor. La ofensiva republicana en Belchite tampoco consiguió su objetivo de parar la campaña del Norte.
3. Batallas Decisivas de 1938 y Fin de la Guerra
A finales de 1937, los republicanos desarrollaron una ofensiva en el bajo Aragón, logrando entrar en Teruel en enero del 38, pero pronto la ciudad fue recuperada por los nacionalistas. Tras esto, Franco se dirigió hacia el Mediterráneo, cortando en dos el territorio de la República con la toma de Vinaroz.