Transformación Económica Argentina: Del Modelo Agroexportador al Neoliberalismo y la Globalización

El estado argentino organizó su modelo productivo basándose en las ideas liberales que proponían una limitación del poder del estado en cuestiones económicas para permitir el libre cambio y una mayor libertad en el accionar de las empresas privadas. Argentina asumió el rol de proveedor de materias primas. La aplicación de este modelo fue estructurando la sociedad y las economías regionales, donde algunos grupos sociales y espacios geográficos se desarrollaron más que otros.

La crisis del 29 se extendió al sistema bancario y el comercio, y sus consecuencias se sintieron en todo el mundo durante años. Europa dejó de comprar alimentos y otros productos en América Latina. Como consecuencia de la crisis, surgieron nuevas teorías: Keynes propuso que el estado debe asumir un rol más protagónico y comenzar a intervenir en cuestiones sociales.

Desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de la ONU, se diseñaron propuestas económicas favoreciendo la industrialización de los países latinoamericanos y la intervención estatal en la economía. Mediante los llamados *estados de bienestar*, el estado argentino, como otros de la región, adoptó un rol más interventor. Se inauguró el modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Los estados de bienestar acompañaron el proceso de desarrollo industrial con la regulación de los aranceles de las importaciones y exportaciones, y asumieron funciones como el cuidado de la salud, la educación pública, la provisión de infraestructura con capitales propios y dirección estatal. Este tipo de política generó un mayor gasto público y, en ocasiones, algunos estados emitieron moneda nacional sin respaldo para distribuir entre los trabajadores y sostener la demanda de los productos nacionales. Esto trajo como consecuencia la devaluación monetaria y la inflación.

Tras la 2GM, las Naciones Unidas intentaron crear un sistema financiero y monetario estable a nivel mundial mediante la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), y el uso del dólar como moneda internacional.

Crisis de los 70: Causas

La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) dispuso el alza en el precio del petróleo crudo. La caída del dólar, que se produjo ante una crisis de la economía estadounidense (devaluación de su moneda), puso fin a este sistema.

Grupos económicos de la escuela de Chicago recomendaron mantener fija la moneda para evitar la devaluación y reducir drásticamente los gastos del Estado, poniendo el cobro de fuertes impuestos a los productores y comercializadores. Las políticas neoliberales fueron inauguradas en Gran Bretaña y Estados Unidos en la década de 1980. Cuando algunas propuestas comenzaron a aplicarse en otros países, se comenzó a hablar de ellas como neoliberalismo. A nivel mundial, se aplicaron medidas como la instauración del sistema en el comercio mundial, caracterizada por la integración entre países regido por el Acuerdo General de Tarifas y Comercio y la Organización Mundial del Comercio. La extensión de la iniciativa privada a todas las áreas de la economía y la limitación del papel del estado en la economía.

A partir de 1976, Argentina, al igual que otros estados latinoamericanos, comenzó a contraer préstamos en bancos internacionales. Entre el 70 y el 80, América Latina multiplicó por 7 su deuda pública, lo que implicaba un pago anual de intereses que superaban en algunos casos el producto interno bruto, por lo que la década del 80 fue llamada la *década perdida*. El gobierno de los Estados Unidos, los banqueros privados y las autoridades del FMI impulsaron a los países latinoamericanos a duros términos en el régimen de pago de las deudas. FMI, BM y OMC comenzaron a sugerir medidas que recibieron en su conjunto el nombre de *Consenso de Washington*. Estas medidas tendían a evitar el déficit presupuestario compensándolo con impuestos y tributos a ser aplicados al consumo, mantener una moneda estable sin inflación y devaluación reduciendo la oferta de dinero en el mercado interno, propiciar la intervención pública en la economía para emitir decretos que facilitaran la aplicación de medidas de ajuste, privatizar los servicios públicos para achicar el rol económico del Estado, liberar el comercio y las inversiones, reducir a un mínimo necesario las reglas y las leyes que inhiben las actividades económicas, desregularizar la economía.

Aplicación en América Latina

En los países de América Latina se comenzaron a aplicar estas medidas que significaron: la apertura de la economía nacional al mercado y a las inversiones extranjeras, la finalización del estado benefactor con el consiguiente abandono de las políticas sociales y económicas basadas en la industrialización, la suspensión de partidas económicas destinadas a la salud, educación y acción social, la flexibilización del empleo, la reducción del sueldo del sector público y la privatización de los servicios. Todas estas medidas orientaban a lograr la reducción de los gastos públicos.

En la década del 90 se observaron altos índices de desempleo, trabajo en negro, creciente pobreza y mayor exclusión social.

Argentina en los ’90

Las medidas de ajuste, privatización, desregularización y flexibilidad laboral se aplicaron a partir del ’89 sin importantes series de privatizaciones. El argumento principal para privatizar era que estas empresas públicas generaban gastos y déficit porque eran ineficientes y corruptas. Al pasar a manos privadas, se reduciría el déficit fiscal, se celebraría la estabilidad monetaria y se reduciría la inflación. Además, sería la forma de lograr la modernización para el sector. Con la privatización, el estado estaría pagando parte externa y los capitales económicos volverían a confiar e invertir en Argentina. Se caracterizó por la eliminación de los organismos de control, la reducción del personal, la contratación de técnicos extranjeros, el aumento del horario de trabajo y del ritmo de producción, pérdida de estabilidad laboral, etc.

La desregularización por parte del estado se extendió al sistema comercial y quedó liberado y sin controles. Se inicia un proceso de libre entrada de capitales y mercado sin trabas. Esto trajo inmediatamente consecuencias económicas, culturales y territoriales. Grandes firmas comerciales se instalaron en las ciudades argentinas, a la vez que se producía la fuga de capitales multinacionales. Surgieron los hipermercados con capitales mayormente extranjeros que reemplazaron a los comercios tradicionales, instalando nuevos modos de consumo (quiebra de industria nacional). Estos impactos culturales caracterizan a la globalización, un proceso cultural que abarca todos los ámbitos de la sociedad.

Consecuencias

En Argentina, el proceso de privatización y globalización afecta fundamentalmente a algunos poblados locales. En algunas regiones petroleras generaron despidos y desocupación al privatizarse YPF. Otro caso paradigmático fue el de los ferrocarriles. La concesión a empresas privadas del sistema fue concesionada por partes para atraer a un mayor número de empresas interesadas. Se produjo el desmantelamiento de la red ferroviaria y gran parte de esta fue desmantelada. El tren dejó de llegar a las zonas cuyos ramales fueron considerados no rentables. El desarrollo y hasta la existencia de algunos poblados del interior se relacionaba íntimamente con el ferrocarril, ya que dependían de los trenes para relacionarse con el resto del mundo y adquirir mercaderías. El cierre de los ramales ferroviarios dejó desarticuladas esas localidades porque perdieron su conexión con las ciudades. Además, muchos de los pobladores que trabajaban como empleados ferroviarios perdieron su única fuente de ingresos. Las poblaciones comenzaron un proceso de migración, algunas localidades disminuyeron demográficamente y otras desaparecieron totalmente convirtiéndose en pueblos fantasmas.

El espacio geográfico se transformó generando dos procesos: la desconexión (el cierre de los ramales del ferrocarril dejó aisladas algunas zonas del país, al igual que con las aerolíneas argentinas que interrumpió algunos vuelos de cabotaje y otros internacionales) y la fragmentación (la concentración de los bienes productivos o rentables en manos de determinados factores sociales, grandes productores rurales, pools de siembra y firmas internacionales impactó también en los espacios rurales y urbanos, en las zonas rurales apareciendo grandes extensiones de tierra con monocultivo, en las ciudades las inmobiliarias impulsaron la tendencia de barrios cerrados o countries). Nuevas empresas privadas adoptaron un funcionamiento por el cual enviaban a sus casas matrices en el exterior todas las ganancias obtenidas.

Los piquetes se originaron en Cutral Có en 1996 como forma de protesta contra los despidos de trabajadores de YPF en esa ciudad neuquina. Los manifestantes expresaron su rechazo realizando cortes en la ruta nacional 22 que impedían la circulación de camiones. Esos piquetes convocaron a casi toda la sociedad local. La metodología fue adoptada por el resto del país como protesta política. Esta metodología de protesta es cuestionada porque impide a muchas personas ejercer su derecho a transitar libremente por determinada ruta. Sin embargo, como el corte de tránsito es una noticia que se reproduce en los medios de comunicación, la protesta adquiere visibilidad social, el resto de la sociedad se entera del reclamo y éste tiene mayores posibilidades de ser escuchado por parte de las autoridades. Por lo general, los reclamos y las protestas están relacionados con las notables desigualdades sociales generadas a partir de las políticas neoliberales y el aumento del desempleo.

En la década del 90, Argentina no podía mantener una moneda estable, por lo que se tomaron medidas económicas. Una de las más emblemáticas fue la ley de convertibilidad por la que la moneda nacional, el peso, se igualaba con el dólar estadounidense. Esta medida, muy celebrada en su momento, permitió el ingreso y la venta de productos importados en el país, pero destruyó la industria nacional y aumentó dramáticamente los niveles de pobreza.

Los modelos de sustitución de importaciones en América Latina se aplicaron a partir de un proceso denominado *fordismo periférico*. El fordismo fue el sistema productivo que constituyó una estrategia de expansión del mercado a partir de la producción en serie para lograr mayor volumen de unidades de un producto cualquiera y un costo menor como resultado de una mayor velocidad de la producción. La producción en serie consistió en la implementación de una cinta de montaje en productos se iba industrializando pieza por pieza y estas se ensamblaban unas con otras. Las consecuencias del sistema se pueden mencionar la automatización del trabajo, la especialización del obrero en un único sector y la despersonalización de la producción. El fordismo convivió con el taylorismo, sistema por el cual se reprogramó el ritmo productivo de todos los trabajadores a partir del rendimiento de los más capaces que se convirtieron en los encargados de regular la producción del resto de sus compañeros. Este sistema también daría como resultado una mayor productividad y una expansión del mercado.

El fordismo periférico surgió de la necesidad de sustituir las importaciones, fue diseñado para un mercado interno y llevado a cabo con una mano de obra no especializada proveniente del espacio rural.

Cuando el stock se acumuló en los depósitos y la oferta superó la demanda, los productores reconocieron que el sistema había llegado a su fin. En América Latina, el modelo de sustitución de importaciones surgió a partir de una crisis de los países desarrollados y su finalización se relaciona con el agotamiento del fordismo en el norte y con las características locales de la industrialización.

El capitalismo de los países centrales buscó una nueva estrategia para recuperarse tras la crisis de la década del 70 y la encontró en la movilidad de los capitales hacia los lugares rentables. A medida que la tecnología industrial se complejizaba, las firmas internacionales se instalaban donde esa demanda se localizaba y donde pudiesen reducir sus costos de producción. Estos procesos de capitalismo posfordista trajeron consecuencias territoriales como la mundialización de las economías, los capitales se instalaban en aquellos territorios que ofrecían mano de obra barata y recursos disponibles, difundiendo su producción por el mundo entero. A medida de la década del 70, la Argentina, al igual que los demás países de América Latina, comenzó un proceso de reestructuración y reconversión de su economía caracterizado por un fuerte proceso de desindustrialización.

La falta de planificación territorial que acompañó el desarrollo industrial en el país trajo consecuencias. Se produjo un proceso de urbanización exagerada en el área metropolitana de Buenos Aires. Tras la desindustrialización, el crecimiento urbano no se detuvo porque las grandes ciudades poseían los servicios especializados y disponibilidad laboral que seguían atrayendo población, pero se observa un gran deterioro urbano a partir de las villas miserias. También hubo un mayor dinamismo en otras áreas de la ciudad que comenzaron a ser más rentables, sea que se adoptaron a las tendencias de la globalización como las que se conectaron con el mercado externo de importación. Algunas agroindustrias regionales también se fueron adaptando a las exigencias del mercado externo riguroso y algunos productos consiguieron ganar buenos mercados en el exterior. Otra tendencia productiva característica del postfordismo fue el surgimiento de parques industriales que se asociaron con centros de investigación como las universidades, se ubicaban en zonas de buena circulación, por lo general a lado de la ruta.

La globalización creó condiciones de integración entre las economías nacionales. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se crearon organismos internacionales como la ONU que conformaban instituciones supranacionales intergubernamentales para trabajar en pos de la paz o de otros temas como el desarrollo económico, la alimentación y los problemas ambientales. Los estados fueron buscando acuerdos con sus países vecinos para establecer áreas de libre comercio que permitieron un crecimiento económico regional. Se conformaron los bloques de países que se fueron transformando en espacios de integración económica y, en algunos casos, también política.

El primer bloque regional fue la Comunidad Económica Europea (CEE), un tratado comercial acordado entre algunos de estos estados europeos que reconocían además la necesidad de finalizar la etapa de enfrentamientos entre países y proyectar una Unión no solamente económica sino también política que se lograría progresivamente y a largo plazo. 30 años después se formó la Unión Europea, un bloque de integración política con instituciones supranacionales y una moneda común, el euro, para los países que cumplieron con ciertas condiciones económicas. Las primeras asociaciones de países latinoamericanos tuvieron carácter económico como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) creada en 1960. Esta organización se ocupaba solamente del intercambio de bienes. En 1969 surgió el Pacto Andino que integraba países con economías similares: Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, que eran miembros de la ALALC. La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) fue creado en 1980 en sustitución de la ALALC y la integraron 14 estados miembros. Entre otros bloques regionales se puede mencionar la Comunidad Andina, con el Grupo de los 3 (Colombia, México y Venezuela), el Mercado Común Centroamericano (MCCA) y la Comunidad del Caribe (CARICOM). A fines de 2011, 33 Estados Americanos crearon un nuevo bloque regional, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), puede verse como una extensión a nivel Panamericano del surgimiento de la UNASUR, organismos que aglutina a 11 estados de América del Sur y que entró en plena vigencia jurídica en marzo de 2011.

A partir de 1991, mediante la firma del Tratado de Asunción, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay integraron el Mercosur, un acuerdo de libre circulación de bienes, servicios y factores productivos que funciona como un mercado único en cuanto a los intercambios con el resto del mundo. En la actualidad, además de los 4 países fundadores, son miembros socios Chile, Bolivia y Colombia, y está en evaluación el ingreso de Venezuela como miembro pleno. En el marco del bloque se establecieron también mecanismos de consulta y concentración política como las declaraciones sobre el compromiso democrático. Además, se establecieron zonas de paz para evitar la profundización de conflictos interestatales regionales o extrarregionales. Esta integración política se profundizó en los últimos años mediante el accionar de otro bloque regional, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Actualmente, el Mercosur trabaja para lograr una integración productiva de sus países miembros, es decir, la puesta en práctica de políticas homogéneas en materia de producción agropecuaria e industrial. La estrategia del desarrollo nacional de la Argentina se articula en dirección a un fuerte proceso de reindustrialización. Brasil es el mayor mercado para las exportaciones argentinas y la Argentina es el segundo mercado en importancia para Brasil. Argentina exporta a este país automóviles, combustible y cereales, e importa máquinas, materiales eléctricos, químicos y metales comunes.

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