Contexto Económico y Social
Durante el siglo XIX, el cambio social, unido a la baja densidad de población y al crecimiento tardío en comparación con el resto de Europa, debido a las guerras y a las diferencias de clases, condicionó la economía española. La falta de capitales se manifestó a lo largo del siglo, impidiendo un verdadero avance en la industrialización, ya que los grandes propietarios estaban más interesados en los latifundios que en las empresas. España continuó siendo un país agrícola, cuya economía estaba basada en el comercio cerrado de productos tradicionales.
Este retraso vino dado por razones estructurales, como la composición del suelo y la escasez hídrica. En cuanto a los factores sociales, faltaba motivación para introducir transformaciones técnicas. Finalmente, en la economía, carecía de un mercado nacional estructurado. El impacto de las desamortizaciones del modelo económico liberal permitió mejorar la agricultura, la cual experimentó un proceso de expansión. El cereal se incrementó con el trigo, la cebada y el maíz. Las epidemias que afectaron al sector en Francia jugaron un papel fundamental para la expansión de la vid en España, al igual que la del olivo. La demanda interna fue complementada con una modesta exportación para garantizar la rentabilidad del sector. Se trataba de un desarrollo apoyado en bases que no pudieron solucionar las crisis alimentarias.
Crisis Agraria y Proteccionismo
En los últimos años del siglo, los propietarios agrarios de Europa tuvieron que solucionar una crisis de subsistencia. A pesar de los costes de transporte, los rendimientos agrarios más elevados de estos países favorecían precios más bajos. Los agricultores utilizaron una doble estrategia: medidas proteccionistas y reconversión del sector con nuevos productos.
Industrialización y Desarrollo Regional
En cuanto al sector industrial, se dio un retraso en la industrialización española, como el incremento de los valores demográficos, la ausencia de la burguesía y las inversiones extranjeras, y la extracción del carbón, ya que era muy costosa y generó dependencia del extranjero. Cataluña se convirtió en la principal región fabril española gracias a las mejoras agrarias y a la demanda interior. Así comenzó la expansión de la burguesía industrial. Cataluña atrajo industrias textiles históricamente implantadas en otras regiones. Al margen del sector textil, la industria acabó por consolidar una industria metalúrgica y mecánica.
La siderurgia puso de manifiesto las insuficiencias energéticas y las dificultades para la aplicación de la tecnología. Fueron tres los focos principales:
- Andalucía, pionera en la apertura de hornos.
- Asturias, con los yacimientos hulleros.
- El País Vasco, que inicia su despegue con el intercambio de hierro por coque británico.
En el resto de España, los antiguos talleres artesanales convivían con fábricas más modernas. En regiones como La Mancha o Andalucía, se desarrolló una industria agroalimentaria; en Valencia, la agricultura para la exportación; en Aragón, la decadencia textil fue compensada con el desarrollo de la industria harinera; y en Madrid evolucionó el gran taller con la fábrica de tabacos y el desarrollo del ferrocarril.
El Ferrocarril: Motor de Cambio
El ferrocarril llegó con retraso a España gracias a la reducida capacidad tecnológica y la escasez de capitales interiores. La primera línea férrea se inauguró en 1848 entre Barcelona y Mataró. La Ley de Ferrocarriles de 1855 regulaba la explotación y la inversión. Al importar capital extranjero, la Ley de Sociedades de Crédito de 1856 sentó las bases de un sistema de financiación que animó la entrada de capital extranjero.
En 1856 nació la Sociedad de Crédito Mobiliario Español, filial de multinacionales francesas. En 1858, se constituyó la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España, encargada de unir Madrid con Francia. También se formó la Compañía General de Crédito en España, promocionada con capital francés.
La red básica de ferrocarril era una estructura radial con centro en Madrid, que respondía a la idea centralista del Estado propuesta por los liberales. Un hecho importante fue el establecimiento de un ancho de vía de 1,67 m. En cuanto a la seguridad nacional, se intentó evitar una conexión directa con Francia, y se buscó una anchura de ejes que garantizase la estabilidad de los convoyes ante los grandes desniveles.
Comunicaciones: Correo y Telégrafo
Paralela a la construcción del ferrocarril fue el sistema creado en torno al correo y el telégrafo, que posibilitó los primeros ensayos del teléfono. Junto al ferrocarril, contribuyó a articular el Estado liberal, facilitó las transacciones en la Bolsa, resultó esencial para la incorporación de la economía española al sistema económico mundial y posibilitó el nacimiento de la prensa de información.
El correo se modernizó tras la aparición del sello y el telégrafo jugó un papel importante en la modernización de las comunicaciones. Había dos tipos:
- Telégrafo óptico: Mediante señales codificadas que permitían transmitir entre torres signos alfabéticos y numéricos.
- Telégrafo eléctrico: Constituyó la verdadera revolución.