Transformación Social y Demográfica en la España del Siglo XIX
Los cambios políticos y económicos del siglo XIX en España dieron lugar a una nueva estructura social basada en la igualdad legal y la movilidad social, determinada por el poder económico:
La Nueva Estructura de Clases
- Clase Alta: Compuesta por la aristocracia terrateniente y la gran burguesía (propietarios, financieros y comerciantes), esta élite económica imponía las formas culturales y controlaba la política a través del sufragio censitario y la corrupción electoral. A finales del siglo XIX, surgió la burguesía industrial en Cataluña, Asturias y País Vasco.
- Clases Medias: Este grupo, en crecimiento, incluía medianos propietarios, pequeños empresarios, profesionales liberales y funcionarios.
- Clases Trabajadoras: Constituyendo el 80% de la población, este grupo estaba formado por campesinos, obreros, artesanos, empleados y servicio doméstico. La mayoría de los campesinos, especialmente en el sur latifundista, eran jornaleros sin tierra que vivían en condiciones precarias. Con la industrialización, muchos se convirtieron en obreros, aunque a finales del siglo XIX aún representaban el 65% de la población activa. Los obreros industriales, concentrados en la periferia, crecieron en número pero solo representaban el 17% de la población activa a finales de siglo.
Dinámica Demográfica
El crecimiento de la población española fue lento, pasando de 10,5 a 18 millones de habitantes durante el siglo XIX. Las altas tasas de mortalidad (esperanza de vida de 35 años en 1900) se debieron al atraso económico, las crisis de subsistencias, las malas condiciones sanitarias y las epidemias (cólera en 1865-66, tuberculosis). El atraso económico también impulsó la emigración, especialmente a Latinoamérica (Argentina), con medio millón de españoles emigrando entre 1830 y 1900. Las migraciones internas se dirigieron a las costas mediterránea y atlántica meridional, despoblando la Meseta. A partir de 1860, se produjo un éxodo rural, pero solo Madrid y Barcelona alcanzaron los 500.000 habitantes a finales del siglo XIX.
El Surgimiento del Movimiento Obrero
Las primeras luchas obreras en España, en las décadas de 1820 y 1830, se enmarcaron en el movimiento ludita, con episodios como los de Alcoy en 1821 y la fábrica de Bonaplata en 1835. A partir de la década de 1840, el asociacionismo y la huelga se convirtieron en las principales formas de lucha, especialmente entre el proletariado catalán. Surgieron las primeras asociaciones de socorros mutuos, como la Asociación de Protección Mutua de Tejedores de Algodón de Barcelona. En el campo, los jornaleros del latifundio, especialmente en Andalucía, protagonizaron conflictos sociales como la sublevación de Loja en 1861, con protestas como la ocupación de tierras, la quema de cosechas y el bandolerismo.
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874), el movimiento obrero se fortaleció con el reconocimiento del derecho de asociación y reunión, y la influencia del anarquismo y el socialismo, introducidos por Fannelli y Lafargue, respectivamente. En 1870, se fundó en Barcelona la Federación Regional Española de la AIT, dominada por los anarquistas. Con la Restauración borbónica, el internacionalismo fue perseguido y prohibido.
Polarización Ideológica: Socialismo vs. Anarquismo
- Socialismo: Predominante entre el proletariado industrial y cierta clase media de Madrid, Asturias y País Vasco. En 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE y, en 1888, el sindicato UGT. Con el sufragio universal (1890), el PSOE comenzó a participar en las elecciones.
- Anarquismo: Tendencia mayoritaria en España, con fuerte arraigo entre los obreros catalanes y el campesinado andaluz. Legalizado en 1881 con la creación de la Federación de Trabajadores de la Región Española. En la década de 1890, el terrorismo practicado por una parte del movimiento llevó a su represión e ilegalización.