El Fenómeno Urbano
El aumento de la población fue notable en Europa y en Estados Unidos:
- El continente europeo duplicó su población y superó los 400 millones de habitantes.
- Estados Unidos multiplicó su población por 10 y rebasó los 100 millones de habitantes.
El aumento de la población en los países industrializados se debió a que la mayoría de ellos entró en un período de transición hacia el ciclo demográfico moderno (altas tasas de natalidad, descenso de la mortalidad y crecimiento vegetativo). Las migraciones, facilitadas por los avances en transportes y comunicaciones, las oportunidades y la desigual industrialización existente entre países, también contribuyeron a este crecimiento. A partir de 1850 se incrementaron las migraciones transoceánicas, y su destino principal fue Estados Unidos. Entre las migraciones destacó el desplazamiento de la población del campo a las ciudades. Las ciudades crecían sin ningún tipo de planificación, y las clases sociales estaban segregadas en barrios diferenciados, lo que hacía que los inmigrantes tuvieran sensación de desarraigo.
La Sociedad de Clases: Nuevas y Viejas Diferencias
La riqueza se convirtió en el criterio básico que diferenciaba a las personas y a los grupos sociales. Los antiguos estamentos fueron sustituidos por las clases sociales, más abiertas al enriquecimiento y al ejercicio del talento personal. El siglo XIX es conocido como el siglo de la burguesía, ya que fue la clase más beneficiada por los cambios. La sociedad decimonónica era variada y compleja; destacaban diversos grupos sociales.
Los Aristócratas
Este grupo social, hasta entonces dominante, no desapareció; sus privilegios fueron suprimidos al mismo tiempo que iban creando otros nuevos. En la mayor parte de Europa conservaron la posesión de la tierra. Los que no pudieron se casaron con ricos burgueses. La mayoría de los burgueses soñaba con ser terratenientes y vivir de las rentas.
Los Burgueses
Los Recursos Económicos
La posición social de los burgueses procedía de sus negocios industriales, financieros y comerciales. Habían adquirido propiedades agrarias procedentes de nobles arruinados o de expolios. Otros miembros de la burguesía eran dueños de inmuebles urbanos o de negocios coloniales. Los profesionales debían su posición social a una elevada cualificación cultural y a una buena educación, inaccesibles para la mayoría de la población. Así, los grupos sociales dominantes se perpetuaban.
La Casa y la Familia
La casa se convirtió en un espacio privado. La familia aristócrata y burguesa era «nuclear» (padre, madre e hijos), a diferencia de la familia «extensa» (un elevado número de parientes). La casa y la familia burguesa estaban regidas por la autoridad paterna.
El Ocio y las Costumbres
Burgueses y aristócratas frecuentaban sus propios espacios sociales. Los burgueses más modestos iban a la tertulia en el café, clubes, círculos y casinos privados, el teatro y la ópera. Los más ricos, a salones aristocráticos y bailes. Desde finales del siglo XIX comenzó a practicarse el deporte, lo que demostró su gran capacidad para fomentar el sentimiento nacional y el individualismo competitivo. La vestimenta era ostentosa y abundante. La burguesía cuidaba la apariencia personal porque realzaba la respetabilidad, el puritanismo y la diferencia entre los sexos.
Los Campesinos
Los campesinos seguían siendo, a principios del siglo XX, el grupo mayoritario de la población. Su modo de vida siguió siendo tradicional y su punto de vista conservador. Estos se mostraron hostiles al liberalismo, primero, y al socialismo, después. Por el contrario, se manifestaron conservadores y partidarios del orden y de la religión:
- Los más acomodados se convirtieron en propietarios agrarios.
- Los jornaleros, que no poseían tierras, solo cobraban por el trabajo realizado. En estas áreas geográficas prendieron ideologías revolucionarias como el anarquismo.
Obreros y Marginados
En los núcleos urbanos aparecieron dos grupos de trabajadores (los de la industria y los del sector servicios). Con la creación de fábricas se produjo un retroceso de la producción artesanal tradicional. Aparecieron así los nuevos trabajadores de la gran industria. Entre estos obreros industriales era frecuente la mano de obra femenina e infantil. Junto a estos, sobrevivían los obreros herederos de las tradicionales gremiales y de los viejos oficios artesanos (panaderos, sastres, zapateros, tipógrafos…). A partir de 1880 empezó a ser visible la unión en la protesta entre los antiguos y los nuevos obreros. En las ciudades, el número de trabajadores ocupados en el sector servicios era abundante. En las capitales, funcionarios y oficinistas se hallaban en creciente expansión. Los más numerosos eran los dependientes de comercio y el servicio doméstico.