El Camino hacia el Desarrollo: De la Autarquía al Milagro Español (1940-1975)
La España Autárquica y el Inicio del Cambio (1940-1959)
En las décadas de los 40 y 50, España se vio sumida en una profunda crisis económica debido a su política de autarquía. El racionamiento se convirtió en una realidad cotidiana hasta 1954, llevando al país al borde del colapso. Sin embargo, la llegada al poder de un nuevo gobierno en 1957 marcó un punto de inflexión. El Plan de Estabilización Económica, con medidas como la reducción del gasto público, la devaluación de la peseta y la apertura a los mercados exteriores, sentó las bases para el crecimiento económico de la década de 1960.
El Desarrollismo y sus Contradicciones (1960-1975)
El período comprendido entre 1960 y 1975, conocido como el desarrollismo, se caracterizó por un crecimiento económico acelerado, aunque desequilibrado. La abundancia de mano de obra, la acumulación de capital, los ingresos del turismo y la emigración, junto con una industrialización concentrada en ciertas regiones, impulsaron este crecimiento. Los Planes de Desarrollo, dirigidos por Laureano López Rodó, establecieron directrices estatales para modernizar la industria y la agricultura, y desarrollar regiones no industrializadas.
A pesar de los avances, el modelo desarrollista presentaba importantes contradicciones. La industria, con escaso contenido tecnológico, dependía del exterior. La emigración se incentivó para paliar el desempleo masivo. La renta per cápita seguía por debajo de la media de los países occidentales. Y un sistema fiscal regresivo facilitaba el fraude fiscal.
Transformaciones Sociales y Desequilibrios Regionales
El fin del racionamiento y la autarquía trajo consigo un aumento de la población española, que pasó de 29,4 millones en 1957 a más de 34 millones en 1970. Las migraciones internas hacia Madrid, Cataluña y Valencia provocaron el crecimiento de suburbios y ciudades dormitorio, mientras que otras zonas como Andalucía, Castilla, Extremadura y Galicia sufrieron una intensa despoblación, agudizando las disparidades regionales. A esto se sumó la emigración de más de 1,5 millones de personas, principalmente a países como Alemania, Francia, Suiza y Bélgica.
En 1970, la estructura de la población activa experimentó una modernización. El sector primario ocupaba al 29% de los trabajadores, el secundario al 37% y el terciario al 34%. La disminución de jornaleros en el campo y el aumento de obreros impulsaron el desarrollo de la clase media. La mejora del nivel de vida dio lugar a una sociedad de consumo, con aumentos salariales y la generalización de electrodomésticos, teléfonos, automóviles como el SEAT 600, vacaciones y una nueva cultura del ocio. Este crecimiento económico transformó profundamente la sociedad española, a pesar del inmovilismo y la represión política del régimen franquista.
La Oposición al Franquismo: Resistencia y Disidencia (1939-1975)
El Exilio: Pérdida y Resistencia
Tras la Guerra Civil, el exilio se convirtió en la única opción para muchos españoles, lo que supuso una importante pérdida demográfica, económica e intelectual para el país. Miles de niños, conocidos como»los niños de la Guerr», fueron enviados a Rusia y otros lugares de Europa. Francia y México se convirtieron en los principales destinos de acogida al final de la guerra. Algunos exiliados se unieron a la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, siendo víctimas de campos de exterminio. Muchos permanecieron en los países de acogida, mientras que otros regresaron a España en las décadas de los cincuenta y sesenta. Algunos, sin embargo, tuvieron que esperar hasta la muerte de Franco para poder volver.
Formas de Oposición al Régimen
La oposición al franquismo durante la posguerra estuvo representada por diferentes grupos y movimientos:
- El Gobierno republicano y los gobiernos autonómicos en el exilio.
- Los monárquicos, liderados por Don Juan de Borbón, quien en el Manifiesto de Lausana de 1945 reclamaba para España una monarquía constitucional.
- La guerrilla interna o maquis, liderada por el Partido Comunista de España (PCE).
Otros grupos que destacaron en la oposición fueron:
- El movimiento obrero, representado por sindicatos clandestinos como la Unión Sindical Obrera (USO) y Comisiones Obreras (CCOO), con frecuentes huelgas industriales a partir de 1967.
- El movimiento estudiantil universitario, revitalizado en 1969 y 1971 con huelgas de profesores no numerarios.
- El movimiento vecinal en barrios obreros.
- Un sector de la Iglesia católica, liderado por el cardenal Tarancón y el clero catalán y vasco, incluyendo sacerdotes obreros y cristianos por el socialismo.
- Políticos moderados como Gil Robles y Joaquín Satrústegui en el Contubernio de Munich en 1962.
- Oposición dentro del ejército, representada por la Unión Militar Democrática (UMD).
- La oposición política liderada por el Partido Comunista bajo Santiago Carrillo, que encabezó la Junta Democrática en 1974, y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dirigido por Felipe González desde el Congreso de Suresnes en 1975.
- Los nacionalistas, tanto moderados como la tendencia terrorista de ETA y otros grupos extremistas como el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).
Cultura en la España Franquista: Entre la Censura y la Renovación
Tras la Guerra Civil, entre 1939 y 1955, la cultura en España se vio sometida a una fuerte censura y se centró en el nacionalismo y el catolicismo. Durante el desarrollismo, de 1956 a 1975, el franquismo promovió una cultura de evasión con cine folklórico y comedia intrascendente. La televisión se convirtió en un instrumento clave para difundir los valores del régimen.
A pesar de la censura, surgieron voces críticas. Una generación de escritores realistas, como Sánchez Ferlosio y Miguel Delibes, reflejó la realidad social del país. En el cine, directores como García Berlanga y Luis García Berlanga criticaron la sociedad española con ironía. También se difundieron semanarios políticos y culturales de diversas tendencias. La cultura española, además, continuó desarrollándose fuera del país, con figuras destacadas como Rafael Alberti y Salvador de Madariaga.