1. Evolución Política
En esta fase tiene lugar la definitiva institucionalización del régimen; se inicia la apertura al exterior y con ella la liberalización de la economía. En febrero de 1957 se produjo el ingreso en las áreas económicas del gobierno de un grupo de ministros, pertenecientes al Opus Dei, calificados como “tecnócratas”. El nuevo gabinete desmanteló los restos de la autarquía nacionalsindicalista que seguía regulando y controlando gran parte de la economía, abrió a España al neoliberalismo económico, a las inversiones extranjeras, y al auge espectacular de la década de los sesenta. El desarrollismo se inicia con la aplicación del Plan de Estabilización de 1959.
En el terreno político, la llegada al poder de los tecnócratas del Opus Dei produjo un proceso titubeante de apertura o liberalización que, si en algún momento levantó ciertas esperanzas, no llegó a transformar ni mucho menos la estructura monolítica del régimen. La condición de dictadura personal se mantuvo, por mucho que se aumentara la tolerancia, y el resultado fue un evidente desfasamiento entre unas estructuras políticas que no se habían modificado y una sociedad en la que la base económica había cambiado y también lo hizo la mentalidad de la sociedad.
A. La Tecnocracia: El Dominio del Opus Dei (1957-1969)
Esta etapa del franquismo va a estar marcada por los intentos de preparar el régimen para el futuro. Así, temas como un cierto pluralismo político y la sucesión de Franco se van a convertir en el eje del periodo, ante los que aparecen dentro de las familias del régimen posturas diferenciadas. Pese al dominio de los tecnócratas, apareció una corriente proveniente del Movimiento, la antigua Falange, que era partidaria de un mayor aperturismo. Esta lucha entre tecnócratas y aperturistas va a ser otra de las claves del periodo.
a) La definitiva institucionalización del régimen
Los tecnócratas pusieron en marcha entre 1957 y 1965 una amplia reforma de la administración pública. Se trataba de adaptar la administración a las nuevas circunstancias de desarrollo económico. Fue una reforma técnica que pretendía garantizar mínimamente los derechos de los administrados y conseguir un mayor grado de eficacia y racionalidad.
En 1958 se aprobó la sexta ley fundamental, la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento, una recopilación de leyes y normativas anteriores. Mediante referéndum se aprobó la séptima y última de las leyes fundamentales del Estado, la Ley Orgánica del Estado. Ésta abordaba el tema central del periodo: el intento de asegurar el futuro del régimen. Separó los cargos de Jefe de Estado y de presidencia del gobierno, asentó la institución monárquica, pero sobre todo abrió las Cortes a una cierta participación popular.
Una de las cuestiones más importantes del periodo fue la Ley de Sucesión de Franco, ya que afrontaba las dos grandes cuestiones del periodo: la preparación del futuro y las distintas posiciones políticas existentes. Entre los distintos pretendientes que optaban al cargo, Franco optó por el candidato de Carrero Blanco y los tecnócratas: Don Juan Carlos de Borbón. La elección fue muy madurada y lenta e implicaba saltarse la línea dinástica con el objetivo de garantizar el funcionamiento de las instituciones después de la muerte del dictador, naciendo el sucesor de las mismas entrañas de la dictadura.
b) La estrategia política de los aperturistas
Aunque el dominio político de esta etapa corresponde a los tecnócratas surgen otros grupos que se enfrentan a ellos, dentro del contexto de los cambios económicos y sociales que se estaban produciendo y sobre todo ante la perspectiva de un régimen sin Franco. Dentro de estos grupos destacan los inmovilistas o búnker (sector duro del Movimiento que pretendía el inmovilismo más absoluto) y los aperturistas, provenientes también del Movimiento y liderados por Fraga y Solís. Ambos llegan a ser ministros e intentan a través de sus leyes y disposiciones hacerse con un lugar político en el régimen para preparar la sucesión e imponer sus ideas.
Solís intentó imponer su idea de que el desarrollo económico y social demandaba cambios políticos importantes. Fraga, como ministro de Información y Comunicación intentó una cierta apertura con la Ley de Prensa de 1966. La nueva ley abolió la censura previa y concedió una cierta libertad de prensa con la que la oposición incrementó su capacidad de expresarse. Pero también tenía bastantes limitaciones como la contemplación de delito cuando se «atentase» contra el Jefe del Estado, los principios del Movimiento, las Leyes Fundamentales, la seguridad nacional y el orden público. Además se controlaban las noticias extranjeras a través de la agencia EFE, se podía cerrar medios de comunicación y se controlaban la mayoría de los medios informativos. En definitiva, la prensa que se había configurado con la ley de Fraga no era una prensa libre, pero tampoco la de los primeros tiempos de la dictadura.
En 1969 estalla el escándalo Matesa, un tema de corrupción financiera e industrial en que estaban implicadas personas pertenecientes a los tecnócratas y al Opus. El enfrentamiento entre los aperturistas y los tecnócratas estalló definitivamente. Fraga y Solís maniobraron para que el asunto se conociera a través de la prensa, desprestigiando a sus adversarios políticos. Esta vez Franco no tenía la capacidad de maniobrar entre las distintas familias políticas. Formó un nuevo gobierno, pero en este caso monocolor, con personas adictas a Carrero Blanco. La división entre las familias franquistas era ya un hecho consumado.
c) La política exterior
Desde 1957 la política exterior franquista se fijó como objetivos el acercamiento a la Europa comunitaria, el mantenimiento de una estrecha relación los EEUU y la recuperación de Gibraltar. España alcanzó durante este tiempo la mayor aceptación internacional en los casi cuarenta años de franquismo.
Desde que en 1957 se creara la CEE -actualmente Unión Europea- los tecnócratas, imponiéndose a los militares y los falangistas que no estaban de acuerdo, eran partidarios de la entrada de España en ella. No obstante, la entrada no se conseguiría hasta 1986, debido al impedimento político, no obstante se cerraron acuerdos comerciales.
Las relaciones con EEUU estuvieron marcadas por los pactos bilaterales y las sucesivas prorrogas. España basó su política exterior en estos acuerdos y aunque pedía más colaboración americana a cambio de las bases, no lo consiguió. La presión para la recuperación Gibraltar se convirtió en una constante y símbolo de la política exterior española. A la presión diplomática se le unieron otras medidas como el aislamiento del Peñón, pero sin resultado positivo. España aceptó la independencia de Guinea Ecuatorial y cedió el Ifni a Marruecos (independizado de España y Francia en 1956), no obstante pretendió conservar el Sahara. Pero en 1975 firmó un acuerdo en el que lo repartía entre Marruecos y Mauritania, esta decisión es la base de la problemática actual de la población saharaui.
B. El Tardofranquismo: El Declive del Régimen (1969-1975)
Tras el nombramiento de Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado en julio de 1969, el que era vicepresidente del gobierno, almirante Luis Carrero Blanco, se esforzó en sentar las bases de una transición pacífica hacia la «Monarquía del 18 de julio».
a) Carrero Blanco y el fracaso del aperturismo (1969-1973)
Después del escándalo político-financiero originado por el caso Matesa (uso indebido de créditos por esta empresa), Franco separó del gobierno a los ministros responsables, y a Fraga que dio publicidad al delito. El vicepresidente Carrero, en octubre de 1969, se hizo cargo del nuevo gobierno, que trazó un amplio programa político:
- En primer lugar intentó relanzar la economía, objetivo que se consiguió.
- En política exterior el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, López Bravo, firmó un acuerdo comercial con la CEE y estableció relaciones diplomáticas con China y con la República Democrática de Alemania (la Alemania comunista).
- En el aspecto cultural y educativo se produce la reforma del sistema educativo con la Ley Villar Palasí de 1970, que pretendía la equiparación con Europa, extendiendo la enseñanza básica gratuita, es el sistema anterior al actual.
Pero también se produjo un gran número de proyectos que no se llevaron a cabo, como el Anteproyecto de Asociaciones de acción política del ministro Torcuato Fernández Miranda o el intento de mejorar sus relaciones con la Iglesia. En el campo laboral se intenta resolver la conflictividad obrera con la nueva Ley Sindical, resultó un fracaso. Simultáneamente un nuevo enemigo se iba fortaleciendo: ETA, que se mostró especialmente activa. La respuesta del gobierno fue endurecer en 1971 la Ley del Orden Público de 1959.
A principios de 1973 el enfrentamiento en el seno del franquismo, entre los aperturistas y los ultraconservadores provocó una crisis de gobierno que resolvió Franco separando por primera vez -tal como preveía la Ley Orgánica de 1967- la Jefatura del Estado y la del gobierno. El nuevo gabinete, que practicó un “giro a la derecha”, apenas sí se estrenó: el día: el 20 de diciembre de 1973, el presidente Carrero Blanco moría en Madrid víctima de un espectacular atentado de ETA.
b) Gobierno de Arias Navarro
Ante la sorpresa general, el sucesor de Carrero fue Arias Navarro, quien forma gobierno con predominio de franquistas puros. No obstante pretendió dar una imagen de ruptura con la etapa de Carrero y en un discurso pronunciado ante las Cortes en febrero de 1974 parecía adoptar una vía aperturista al declararse partidario de ciertas reformas y de la aprobación de un estatuto de Asociaciones (espíritu del 12 de febrero). El estatuto se estuvo estudiando durante todo el año y se aprobó el 21 de diciembre, pero era poco viable (los partidos debían quedar bajo el techo de los Principios Fundamentales del Movimiento). No contentó a una oposición que exigía cada vez más la reforma del sistema.
Por otra parte, el 28 de abril, el falangista y ex ministro Girón de Velasco, lanzaba en el diario “Arriba”, una furiosa crítica contra la aventura del “12 de Febrero”. La confrontación se hizo intensa y el propio Arias Navarro se desdijo de lo dicho y dio marcha atrás, pronunciando en Barcelona, un discurso que suprimía el espíritu de apertura. La apertura finaliza en el mes de octubre, por el propio Franco, que había recibido en El Pardo un dossier sobre los excesos de la prensa y la televisión, exige a Carlos Arias Navarro el cese inmediato del Ministro Pío Cabanillas, ministro reformista que era acusado de demasiada simpatía hacia la oposición catalana. La aventura del cambio había terminado.
c) Enfermedad del dictador
El 9 de julio de 1974, se produce la primera enfermedad de Franco, ingresa en una clínica para ser tratado de una flebitis, dos días después sufre un empeoramiento y Arias obtiene de palabra la conformidad de Franco y le plantea al Príncipe don Juan Carlos que asuma la Jefatura del Estado con carácter provisional. Pero el problema de la monarquía queda resuelto. Las relaciones entre Franco y don Juan, que siempre habían sido tensas, se encienden en 1975. El 14 de junio, ante un grupo de españoles que le visitaban en Estoril (Portugal), don Juan aseguró no haberse sometido nunca a ese poder personal. La reacción a estas palabras fue precipitada, Franco prohibió a don Juan pisar tierra española, sin informar antes al príncipe.
d) Circunstancias adversas para el régimen
- Crisis económica de 1973, cuyos efectos habían empezado a notarse: subida de los precios, aumento del paro y la inestabilidad social, descenso del turismo, retorno de emigrantes y disminución de divisas.
- Proceso de descolonización, tras conceder la independencia a Marruecos (1956) y a Guinea (1969), se plantea el problema del Sahara, donde el Frente Polisario reclama el final de la presencia española. Pero en Marruecos, país que reclama también el territorio, en 1975 el rey Hassan II toma la iniciativa organizando la Marcha Verde (350.000 civiles más tropas en la retaguardia) invaden “pacíficamente” el territorio español. Ante la agonía del dictador y el riesgo de un conflicto se llegó a los acuerdos de Madrid por los que el antiguo territorio español se repartía entre Marruecos y Mauritania.
- Factores externos que hacían inviable la pervivencia del franquismo: El 25 de abril de 1974, en la llamada revolución de los Claveles, caía en Portugal la dictadura de Salazar, este hecho no era en absoluto favorable para los franquistas. Por otra parte se intensifican las presiones de la Comunidad Económica Europea contra Franco: se exigía a España estructuras democráticas si quería su ingreso en esta asociación. Las presiones exteriores también aumentaron por parte de dos tradicionales amigos del régimen: Estados Unidos y la Iglesia nacida del concilio Vaticano II. En ambos casos se criticaba la falta de libertades.
- El incremento del terrorismo de ETA hizo aumentar aún más la inestabilidad política y la incertidumbre.
2. Evolución Socioeconómica
A. La Economía Española
a) El plan de estabilización (1957-1959)
Las dificultades que, a partir de 1956, se fueron acumulando en el campo de la economía provocaron una radical modificación en la política económica del régimen franquista. La situación era tan crítica que, por ejemplo, en 1959 España se podía haber quedado sin petróleo por falta de dinero público para pagarlo. Franco había formado, en 1957, un nuevo Gobierno en el cual dos personalidades destacadas del grupo tecnócrata –técnicos ligados al Opus Dei- ocuparon dos carteras básicas del área económica. Éstas fueron la de Comercio, desempeñada por Alberto Ullastres, y la de Hacienda por Mariano Navarro Rubio. A lo largo de la década de los 60 serán siempre políticos de esta tendencia tecnócrata los que dirigirán la política económica en España y los que dirijan la mayoría de los ministerios.
Los nuevos ministros, Ullastres y Navarro Rubio, elaboraron un Plan de Estabilización Económica, que consideraban imprescindible para asentar sobre una base sólida el proceso de crecimiento económico que se quería iniciar. El Plan de Estabilización no gustó demasiado a algunos de los ministros del nuevo Gobierno, aun así fue aprobado mediante un decreto fechado el 21 de julio de 1959. Mediante este decreto se impusieron una serie de medidas básicas para orientar la economía del país:
- Reducción del gasto excesivo del Estado y del de los particulares. Esto implicó restricciones en la concesión de créditos y congelación de los salarios.
- Desaparición progresiva de los controles del Gobierno sobre las actividades económicas.
- Apertura de la economía española a los mercados exteriores aumentando las facilidades para la realización de importaciones. La finalidad última de esta operación de política económica era poner en contacto la economía española con la internacional. Esto se hacía en un momento en que ésta se encontraba en una etapa de fuerte crecimiento. Por otra parte, poco después de la publicación del decreto citado, el Gobierno dio muchas facilidades a las empresas extranjeras que quisieran instalarse en España. Con ello se eliminaban buena parte de los obstáculos que, en este terreno, se habían creado a lo largo de la etapa autárquica. Para realizar esta transformación económica, España pudo contar con la concesión de importantes créditos internacionales.
En resumen, este Plan de Estabilización fue calificado como «la operación económica de más alcance realizada por el Estado en el período 1939-1959», fue una «operación singular y laudable de política económica». Sus efectos fueron inmediatos y positivos: reducción de la demanda interna y de la inflación, estabilidad de los precios. Pero a cambio se produjo una restricción de la actividad económica y un notable incremento del paro, que tendrá como válvula de escape la emigración de españoles a la Europa en desarrollo.
b) La España del desarrollismo
Los resultados del Plan de Estabilización fueron inmediatos. Entre 1959 y 1960 la economía española sufrió un brusco frenazo: bajada de salarios, caída de precios y del consumo… todo estaba previsto y entraba dentro de los cálculos. Pero a partir de 1961 se produjo un fuerte crecimiento económico calificado por algunos como milagro español. El crecimiento se basó en una fuerte expansión industrial que se produjo por los bajos salarios y la masiva llegada de capitales extranjeros que veían en España un lugar favorable para las inversiones. Se construyó así un tejido industrial diversificado y potente, un fenómeno sin precedentes en la Historia de España. El crecimiento industrial atrajo a un gran número de campesinos que huyeron en masa a las ciudades, este fenómeno motiva a su vez un alza de los salarios agrícolas por la falta de mano de obra y este hecho conlleva la mecanización del campo por lo cual se produce también la modernización del sector que iba paralelo con el despoblamiento del interior del país. En el sector servicios el sector turístico fue el verdadero motor de la economía: miles de europeos acudían a España aprovechando los bajos precios, la amplia oferta de sol y playa y la existencia de una infraestructura hotelera en rápida expansión.
La balanza comercial (diferencia entre importaciones y exportaciones) era deficitaria, pero la balanza de pagos (donde intervienen además más factores) estaba equilibrada por los ingresos del boom del turismo y por las remesas de los emigrantes españoles en Europa.
A partir de 1963 el Gobierno intentó regular el crecimiento mediante los Planes de Desarrollo, copiados del modelo francés. Desde el Gobierno se marcaban objetivos económicos a cumplir cada tres años en determinados sectores, complementando las medidas con subvenciones públicas e incentivos fiscales. Dos de los objetivos perseguidos eran la industrialización de nuevas zonas y lograr disminuir el desequilibrio económico regional, en estos aspectos el balance fue un rotundo fracaso. El crecimiento fue ininterrumpido entre 1961 y 1973 y fue debido en gran parte a la bonanza económica internacional que se da en este periodo que posibilita el crecimiento, de la misma manera, cuando llegue la crisis del 1973 el contexto internacional influirá poderosamente sobre la economía española.
El aumento de los intercambios con Europa impulsó al gobierno español a iniciar «conversaciones exploratorias» con la CEE. En junio de 1970 España y la CEE firmaron un Acuerdo preferencial que estuvo en vigor hasta la plena integración de nuestro país en la CEE, el 1 de enero de 1986.
c) La crisis económica mundial y la agonía del régimen (1973-1975)
En octubre de 1973 se desencadenaba la guerra del petróleo como medida de protesta de los países árabes exportadores de petróleo contra Occidente por su apoyo a Israel. Dos meses después, moría el jefe del Gobierno, Carrero Blanco, en un atentado terrorista. Dos hechos coincidentes en el tiempo que abren paso al declive del régimen y a su descomposición interna.
La política económica de los años finales del franquismo, pese a la crisis económica mundial, se caracterizó por su permisividad, debido a la creencia de que la crisis era transitoria, la existencia de abundantes reservas de divisas y la constatación de una reducción del P.I.B. (producto interior bruto), por lo que no era conveniente arriesgar un aumento del paro.
Las consecuencias fueron el hundimiento de la tasa de crecimiento del P.I.B, el incremento de la inflación y los resultados negativos en la balanza de pagos. Para el ciudadano medio la crisis supuso un fuerte aumento del paro y una subida espectacular de los precios, entre otras cosas. La crisis reflejaba las contradicciones del crecimiento de la década anterior y los puntos débiles sobre los que se había asentado el crecimiento económico. Estos puntos débiles de la economía española eran:
- La débil base energética de la economía, lo que la hace más vulnerable por su mayor dependencia exterior.
- La fuerte dependencia tecnológica del exterior.
- El elevado endeudamiento de la empresa española, cuyos efectos negativos serán claros al encarecerse el dinero.
- La ineficacia de la empresa pública (I.N.I.).
- La falta de flexibilidad económica y de movilidad laboral.
B. Las Transformaciones Sociales
Muchas son las diferencias con el primer franquismo. La más evidente es el espectacular desarrollo económico que vive el país, aunque con retraso con respecto a Europa. Ese desarrollo económico y el contacto con el exterior, ya bien sea a través de la emigración a Europa, o debido al boom del turismo, generan cambios sociales importantes y, sobre todo un cambio de mentalidad. Aunque el régimen no evoluciona casi en lo político, los españoles de los años sesenta tienen más preocupaciones políticas y deseos de consumo, piden, a gritos una apertura que no se dará hasta la muerte del dictador.
a) Los movimientos migratorios
El desarrollo económico trae profundos cambios. El primero y más importante es que la agricultura pierde el protagonismo económico que había tenido desde siempre, es sustituida por la industria y el sector servicios. Esto genera que un gran número de españoles abandone el campo y se vaya a vivir a las ciudades, esto se conoce como éxodo rural. Madrid, el País Vasco y Cataluña son las principales zonas de recepción de estos trabajadores rurales, creciendo de manera espectacular el volumen de estas ciudades sin existir, la mayoría de las veces, la planificación adecuada. Los recién llegados pasan a poblar barrios de la periferia sin las más mínimas condiciones de vida. Las zonas de salidas de estos desplazados son, mayoritariamente, las zonas del interior: Extremadura, Andalucía, las dos Castillas…
Los ajustes económicos del plan de estabilización generan el inicio de un flujo ininterrumpido de emigrantes españoles que de forma continua saldrán para la Europa desarrollada. Estos emigrantes saldrán con carácter temporal, pero en muchos casos fijarán su residencia definitiva en países como Alemania, Francia, Holanda o Suiza. Desde el punto de vista económico su papel será decisivo pues generan importantes capitales que son la base para la puesta en marcha de un gran número de negocios.
b) El crecimiento de la población
En los años sesenta la población experimenta un espectacular crecimiento que se ha dado en llamar el baby boom. Con una alta natalidad y una mortalidad en franco retroceso, el crecimiento vegetativo español era alto. Esto generó problemas de ajustes entre una población en crecimiento y las infraestructuras sanitarias y educativas del país que eran claramente insuficientes. Ante este reto el régimen tuvo que construir a marchas forzadas hospitales, escuelas e institutos. La mayoría de los nuevos centros educativos serán públicos, la enseñanza privada –casi toda de carácter religioso- no podía absorber ese incremento. Para sacar fondos para este fin se modificó el sistema de ayudas sociales en 1963 y reuniendo en la Seguridad Social una serie de prestaciones anteriormente dispersas. Esta reforma social copiaba, con retraso, el modelo europeo de posguerra del denominado estado del bienestar. De todas formas hemos de señalar que el gasto público fue escaso y caótico. Un problema crónico en España será el déficit de viviendas al que la administración no dará el tratamiento debido.
c) La modernización de la sociedad y el cambio de mentalidades
En esencia la población española sufrió una profunda transformación que le llevó a conocer cotas de bienestar y de consumo inimaginables en las etapas anteriores. El consumismo presidió la vida de los españoles frente a la simple supervivencia de la época anterior. El ejemplo típico fue la adquisición de un automóvil, teniendo en el famoso Seat 600 el caso más conocido. El consumismo conlleva un cambio de mentalidad y en parte sustituye a los valores tradicionales del primer franquismo. A esto se une una nueva generación que o no vivió la guerra o eran muy pequeños entonces y que pedían o demandaban cambios y mayores cotas de libertad. La modernización vino también de la apertura al exterior a través del turismo que en los años sesenta vivió un auténtico boom. El contacto con estos ciudadanos de la Europa comunitaria impregnó la vida de los españoles que veían en estos países el modelo a seguir, y no sólo en cuanto a las modas. La cerrazón del régimen y las limitadas libertades contrastaban profundamente con el modelo europeo.
La inauguración de TVE en 1956 fue otro símbolo del consumo y de la modernización. El poseer el famoso aparato se convertía en la aspiración máxima de todo trabajador y a la vez, aunque controlado por el régimen, era una ventana abierta al mundo.
Por último, otro síntoma de que la sociedad estaba cambiando fue el aumento importante de la población activa femenina, la incorporación de la mujer al mercado laboral rompía con uno de las características más destacadas del primer franquismo.
d) El aumento de las clases medias
Desde el punto de vista social el hecho más destacado, y común con todas las sociedades desarrolladas, es el incremento cuantitativo de las clases medias. Junto a los nuevos ejecutivos comerciales e industriales surgen con gran fuerza las nuevas clases medias: los empleados de banca, los técnicos, secretarios, maestros y profesores, etc. Entre los hijos de estos grupos surgirán las nuevas actitudes ante los temas tabú de la sociedad de posguerra: el sexo, la desvinculación del núcleo familiar, la insatisfacción y la crítica a la sociedad de consumo. Los jóvenes universitarios serán la punta de lanza de la protesta popular contra el régimen, en paralelo a la oposición obrera.
3. Oposición Política al Régimen
A. La Oposición desde la Fase Tecnocrática hasta 1973
Una de las características más importantes de la lucha contra el franquismo es el debilitamiento de la oposición exterior que sólo en los últimos años, y ante la inminencia de la próxima muerte de Franco, cobra fuerza. Por el contrario, en el interior se va diversificando y haciéndose socialmente más amplia, fenómeno paralelo a la disminución de la feroz represión de la etapa anterior.
a) La oposición social
Calificamos de social a esta oposición porque de forma espontánea creció el rechazo contra el régimen, y los grupos de oposición no estaban organizados políticamente por ningún partido clandestino. El único que tuvo fuerza y un cierto protagonismo fue el Partido Comunista. El fenómeno fue intenso y creciente, de tal forma que muchos grupos sociales anteriormente fieles al sistema o indiferentes en materia política o social se oponen abiertamente.
Las protestas obreras fueron en aumento desde 1962, la represión contra ellas fue menos contundente que en la etapa anterior. Asturias, País Vasco, Madrid y Barcelona y su cinturón industrial fueron los principales escenarios de la conflictividad obrera (manifestaciones, huelgas…), eran, evidentemente, las zonas más industrializadas. En 1964 surge el sindicato clandestino Comisiones Obreras como organización alternativa al sindicato oficial. Su táctica fue entrar en las organizaciones del régimen y aprovechar los cauces oficiales para organizar a los trabajadores. A finales del franquismo era el sindicato más importante. Otras organizaciones tradicionales como la UGT o la CNT no consiguieron levantar cabeza en estos momentos.
Las protestas universitarias cobraron fuerza a partir de 1965. Los actos de protestas se repetían frecuentemente y el régimen respondía con cargas policiales, detenciones, cierre de los centros universitarios… El movimiento estudiantil ya no se detuvo hasta el final del régimen y era el síntoma más claro de que el régimen no contaba con el apoyo de la juventud.
La propia Iglesia Católica ya no era la institución monolítica que apoyaba al régimen. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965) la jerarquía católica se aleja del franquismo, y era más abierto el rechazo por parte de los sacerdotes jóvenes, muchos de ellos empezaron a militar en organizaciones católicas de claro contenido social que apoyaron las protestas obreras: Hermandades Obreras de Acción Católicas (HOAC), Juventud Obrera Cristiana (JOC)… El Gobierno calificaba estas actuaciones como ingratas y traidoras.
b) La oposición política
De todos los movimientos que en el interior luchaban contra el franquismo, el más organizado y el que contaba con más apoyos era el PCE (Partido Comunista de España), partido dirigido por Santiago Carrillo. Su estrategia política consistía en el entrismo, es decir, en entrar en las organizaciones legales del Movimiento y en todo tipo de asociaciones más o menos legales: organizaciones estudiantiles, asociaciones de vecinos… Muy vinculado a este partido estaba el sindicato Comisiones Obreras. El PSOE no tenía ni con mucho la misma implantación, su dirección y casi todos sus mandos estaban en el exterior y los pocos núcleos del interior tenían poco margen de maniobra. Es un partido dividido entre los partidarios de un sistema republicano y la no colaboración con los comunistas por un lado y los partidarios de la monarquía constitucional y la colaboración con todos los partidos políticos para conseguir la democracia.
En la extrema izquierda surgieron variantes del comunismo que iban desde el PCE Marxista-leninista, hasta grupos terroristas como el FRAP. En la derecha la oposición al régimen estaba integrada por varias tendencias, entre ellas los monárquicos y la Democracia Cristiana. Este último grupo participó en 1962 en el Congreso del Movimiento Europeo en la ciudad alemana de Múnich, lugar de encuentro entre los grupos de oposición de dentro y de fuera del país. Estos grupos pidieron a la entonces Comunidad Económica Europea que no aceptara a España como miembro mientras no hubiera un sistema democrático homologable con los países de la citada organización. El régimen consideró esta reunión como una conspiración y lo denominó el “contubernio de Múnich” y muchos de los participantes en ese encuentro fueron arrestados al volver a España.
De la misma manera se vigorizó también la oposición de los partidos nacionalistas como Esquerra Republicana de Catalunya o el Partido Nacionalista Vasco, que se estructurarían en los últimos años del franquismo. En Cataluña se crea en 1972 la Asamblea de Cataluña que agrupaba a todas las fuerzas políticas del principado en la lucha por la libertad y la autonomía. De esta etapa es también ETA, que surgió en 1959 como una escisión del PNV que mezclaba principios marxistas y nacionalistas. A partir de 1968 adoptó la estrategia de la lucha armada contra el franquismo, al que castigaría duramente en sus últimos años, el atentado más famoso fue el que segó la vida del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco en 1973.
B. La Reorganización de la Oposición Política en Vísperas de la Muerte del Dictador (1974-1975)
La oposición es consciente de que el fin está próximo y se empiezan a realizar los primeros contactos para organizar la España democrática. Este periodo es clave para entender qué va a suceder en España tras el fallecimiento de Franco.
a) Fuerzas políticas en el exterior que se oponen a la continuidad del franquismo
- Dentro de la ilegalidad y actuando tanto dentro como fuera del país, las principales formaciones políticas opuestas al franquismo fueron:
- Monárquicos partidarios de retornar al sistema constitucional, con Juan de Borbón.
- PSOE. En el Congreso de Suresnes, celebrado en esa localidad próxima a París en 1974, fue elegido como Secretario General del Partido, Felipe González, imponiéndose la tendencia socialista de monarquía constitucional.
- PCE, se había renovado y rejuvenecido, promovía también la formación de un frente común antifranquista, defendiendo la reconciliación nacional y la superación de los rencores provocados por la Guerra. Su Secretario en el exilio fue Santiago Carrillo, partidario de un comunismo democrático, no sometido a los dictados de la URSS. Estos dos últimos partidos, rivales y muy activos, van tejiendo alianzas con fuerzas políticas distintas de cara a conseguir sus objetivos.
b) Los primeros pasos para formar alianzas
En Julio de 1974: se constituye en París la Junta Democrática, integrada por el PCE, Comisiones Obreras, Partido Socialista Popular (dirigido por Tierno Galván), Carlistas, políticos vinculados a Don Juan, entre otros. Reclama una total “ruptura” con la legalidad de la dictadura y la brusca desaparición del sistema franquista. Casi un año después, en Junio de 1975, el PSOE (cuyo secretario era ya Felipe González) animó a la formación de la Plataforma de Convergencia Democrática, a imitación de la iniciativa Comunista. A la Plataforma se adhieren los democristianos y liberales, algunos carlistas y partidos de extrema izquierda. Optaron por la vía de la “reforma” o “ruptura pactada”, es decir, la transformación de la dictadura en democracia partiendo de su propia legalidad, e incluso contando con la voluntad de las fuerzas aperturistas. De nuevo se manifiestan las discrepancias entre comunistas y socialistas, pero ambas tendencias coinciden en la necesidad de acabar con la dictadura, la no colaboración en la política del presidente Arias Navarro y la necesidad de una reforma constitucional.
c) El papel de los aperturistas en el interior
Además de estas fuerzas “ilegales”, en el escenario que decide cuál será el futuro político de una España sin Franco también cuenta el papel político desempeñado por el cada vez más fuerte sector aperturista del franquismo (Fraga, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas…), reclaman una reforma constitucional a partir de las instituciones y las leyes franquistas. En este punto coinciden con las ideas de la Plataforma de Convergencia Democrática.