Transformación y Desafíos: La Economía Española en el Siglo XIX

La Desamortización y la Economía Española en el Siglo XIX

La Agricultura y la Cuestión de la Tierra

La economía española del siglo XIX se basaba principalmente en la agricultura. Sin embargo, esta agricultura era precaria, dependía en gran medida del secano y tenía rendimientos muy bajos. El sistema de propiedad de la tierra era desigual, con grandes latifundios en manos de la nobleza y la Iglesia, mientras que muchos campesinos, especialmente en Andalucía, no tenían tierras.

Para abordar este problema, las Cortes de Cádiz iniciaron un proceso de abolición del régimen feudal y los mayorazgos, que limitaban la venta de tierras. Gobiernos liberales posteriores continuaron este proceso, culminando con la abolición del régimen señorial en 1837.

Las Desamortizaciones

Las desamortizaciones fueron un intento de liberalizar la propiedad de la tierra y obtener ingresos para el Estado. Durante el reinado de Isabel II se llevaron a cabo tres desamortizaciones principales:

  • Desamortización de Mendizábal (1837): Afectó principalmente a los bienes del clero regular.
  • Desamortización de Espartero (1841): Se centró en los bienes del clero secular.
  • Desamortización de Madoz (1855): Abarcó tanto bienes eclesiásticos como municipales.

Los objetivos de las desamortizaciones eran:

  • Reconocer el derecho de propiedad libre.
  • Reducir la deuda pública.
  • Aumentar el número de medianos propietarios.
  • Financiar la guerra contra los carlistas.
  • Modernizar el país (en el caso de la desamortización de Madoz, que financió la red de ferrocarril).

Consecuencias de las Desamortizaciones

Las desamortizaciones no lograron los resultados esperados. La estructura de la propiedad de la tierra se mantuvo en gran medida en manos de la oligarquía, y muchos campesinos no se beneficiaron. Esto condujo a crisis de subsistencias y malestar social.

La Industrialización: Intentos y Limitaciones

Los gobiernos liberales del siglo XIX intentaron fomentar la industrialización en España. Sin embargo, se enfrentaron a numerosos obstáculos:

  • Falta de tradición industrial, con la excepción de la industria textil catalana.
  • Escasez de capital.
  • Falta de iniciativa empresarial por parte de las clases dominantes.
  • Dependencia del sector agrario.

A pesar de estos desafíos, se desarrollaron algunas industrias, como la textil (especialmente el algodón) y la siderúrgica. La minería también experimentó un crecimiento significativo, aunque España se convirtió principalmente en un proveedor de materias primas para otros países.

El Ferrocarril y las Comunicaciones

El desarrollo del ferrocarril se consideró crucial para la modernización de España. La primera línea ferroviaria se inauguró en 1848 (Barcelona-Mataró), y la Ley General de Ferrocarriles de 1855 impulsó la construcción de nuevas líneas.

Sin embargo, la construcción del ferrocarril también tuvo sus problemas:

  • Gran parte del capital era extranjero.
  • El ancho de vía español era diferente al europeo, lo que limitaba las conexiones internacionales.
  • La rentabilidad fue escasa en muchos casos.

Comercio y Sistema Financiero

El comercio español se vio obstaculizado por la falta de un mercado interior unificado y la dependencia de las exportaciones de materias primas. La balanza comercial era deficitaria, lo que llevó a la adopción de políticas proteccionistas.

El sistema financiero español también era débil. El primer banco español se fundó en 1782, pero no fue hasta la creación del Banco de España en 1856 que se logró una cierta estabilidad. La peseta se estableció como moneda única en 1868.

Conclusiones

sobre la industrialización en España durante el siglo XIX encontramos que fue muy escasa pese a los intentos de los gobiernos liberales por incentivarla ya que solo se desarrollaron la industria textil y la siderúrgica que era un poco competitivos además del predominio del capital extranjero,  baja capacidad productiva y debilidad del mercado interno por la insuficiente demanda nacional.  En cuanto al sistema de comunicaciones, La orografía española complicaba el transporte interior de mercancías y personas, supuso un elemento añadido al subdesarrollo. El transporte terrestre como el fluvial se vieron obstaculizados por unos condicionantes poco favorables que son los sistemas montañosos, por lo que el transporte interior se limitaba y a partir de 1840 se prendieron programas de construcción y mejora de caminos y carreteras, además de los medios de transporte.  En cuanto al ferrocarril, para potenciar las industrias siderometalúrgica se necesitaban unas infraestructuras con las que España no contaba por lo que se sumó a ejemplos de otros países que habían empezado a desarrollar una red ferroviaria en 1840, pensando que ese facilitarían los intercambios y se animaría la creación de industrias. La primera línea construida en España fue la de Barcelona-Mataró en 1848 seguida por la de Madrid a Aranjuez. Pero el auténtico impulso se dio tras aprobarse la ley general de ferrocarriles en 1855, Que fomentaba la creación de compañías privadas de construcción y explotación. El gobierno, destinó fondos económicos, aunque la mayor parte del capital era francés y belga. La Ley de Ferrocarriles tuvo como consecuencia un rápido impulso en la construcción de líneas. Se creó una red radial en torno a Madrid y con un ancho de vía de 1,67 metros mayor que el europeo. Sin embargo, fracasó los objetivos deseados activar la industria española ya que las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras, el diferente ancho de vía español, limitó las interconexiones con Europa, y por último, su rentabilidad fue muy escasa. Siguiendo así el transporte marítimo experimentó grandes mejoras durante este siglo, con la incorporación de barcos de vapor y veleros rápidos como el Clipper.

 También se reformaron los puertos aunque el comercio se concentraba en los de Cádiz, Barcelona, Santander, Bilbao, Málaga y La Coruña. En cuanto al comercio español, éste carecía de un mercado interior único. Contaban con una gran disparidad de pesos y medidas a nivel regional y distintas unidades monetarias. En cuanto al comercio exterior, el volumen de éste se centró en Europa. Gran Bretaña y Francia fueron los principales clientes. España exportaba materias primas e importaban productos industriales y manufacturados, lo que hizo que la balanza comercial fuese deficitaria. Para conseguir recuperar el déficit se recurrió a políticas proteccionistas, imponiendo aranceles sobre productos procedentes del exterior. Así frente al proteccionismo, se posicionaron los librecambistas que defendían que el Estado debía intervenir lo menos posible en la economía y su influencia se manifestó en la ley de ferrocarriles y en la de minas con las que se pretendía atraer el capital extranjero. Finalmente, el primer banco español apareció en 1782 que fue el banco nacional de San Carlos y tras su quiebra se creó el banco español de San Fernando en 1829 , y durante el reinado de Isabel II, los bancos de Isabel II y de Barcelona. La rivalidad entre el Banco de San Fernando y el de Isabel II, llevó al gobierno a fusionarlos creando el Banco de España en 1856. Con deseo de unificar y modernizar el sistema monetario, se estableció en 1868 la peseta que fue posteriormente sustituida por el Euro. Con la nueva moneda se modernizó el sistema bancario, que tras el desastre colonial de 1898 se dio un nuevo impulso al sector bancario al fundarse el Banco Hispano Americano.  España tampoco contaba con un sistema fiscal ni eficiente, ni paritario. Las principales rentas apenas contribuían, pero con la llegada del régimen liberal se quiso acabar con privilegios y establecer un modelo fiscal en la que todos los ciudades estaban obligados a tributar. Así en 1845 se intentó crear un sistema de hacienda eficaz con la reforma de Alejandro Mon pero este no pudo acabar con el déficit del Estado ante la insuficiencia de ingresos.

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