Transformaciones clave en la era de la industrialización: siglos XVIII-XIX

Revolución demográfica

A mediados del siglo XVIII, Europa inicia un proceso de crecimiento demográfico que se amplía de forma orgánica. Las causas principales fueron el aumento de la producción de alimentos y los progresos en la higiene y la medicina. Como consecuencia, se produjo una disminución de la mortalidad y un ligero incremento de la natalidad.

Revolución agrícola

El incremento de la población provocó un aumento de la demanda de alimentos y, como resultado, el alza de los precios agrícolas. Esto se consiguió gracias a la privatización del suelo y la aplicación de nuevos métodos y técnicas de cultivo. La tierra se convirtió en una propiedad privada. Las innovaciones más destacadas fueron la sustitución del barbecho por plantas forrajeras (sistema Norfolk), la progresiva mecanización de las tareas agrícolas y la introducción de nuevos cultivos.

Sistema Norfolk

El sistema Norfolk consistía en no dejar ninguna porción de tierra en reposo y obtener cultivos herbáceos para poder alimentar al ganado. También se mejoraron los sistemas de siembra mecánica y se utilizaron nuevos arados.

La máquina de vapor y las fábricas

La innovación tecnológica fue clave en este periodo. Inicialmente, las máquinas funcionaban con fuerza humana, luego con energía hidráulica. La energía que revolucionó la producción fue el vapor, patentada por James Watt en 1769, que utilizaba el carbón como combustible. El sistema fabril de producción se basaba en la concentración de obreros y máquinas en grandes edificios industriales: las fábricas.

Industria textil

En Gran Bretaña, el primer sector en mecanizarse fue la industria del algodón. Para fabricar más cantidad se implementaron innovaciones como la lanzadera volante (1733), que aumentó la velocidad del proceso de tejido, las máquinas de hilar, que incrementaron la producción de hilo, y el telar mecánico (1785).

El carbón y el hierro

El sector pionero de la industrialización fue la siderurgia. La producción de hierro aumentó gracias al uso del carbón de coque (1732). Posteriormente, se inventó un convertidor para transformar el hierro en acero.

El ferrocarril y el barco de vapor

El ferrocarril se utilizaba inicialmente para transportar mineral en las minas. Las primeras innovaciones fueron un nuevo sistema de raíles de hierro y ruedas con pestañas que impedían el descarrilamiento. Stephenson inventó en 1829 la locomotora, que accionaba el ferrocarril mediante una máquina de vapor. Los barcos de vapor, construidos con hierro, sustituyeron a los de vela.

Incremento del comercio

La Revolución Industrial dio paso a una economía de mercado, donde se producía para la venta en mercados cada vez más amplios. La mejora del transporte permitió el aumento del comercio interior. El comercio exterior también se incrementó considerablemente.

Liberalismo y capitalismo

Pensadores británicos definieron el liberalismo económico. Adam Smith estableció los principios del liberalismo: el interés personal y la búsqueda del máximo beneficio como motor de la economía, la ley de la oferta y la demanda, y la no intervención del Estado en la economía. Los medios de producción son de propiedad privada de un grupo reducido, la burguesía. El capitalismo se caracteriza por la falta de planificación y las crisis económicas que se repiten cíclicamente.

La banca y las finanzas

Los bancos se convirtieron en un elemento clave del capitalismo. Suministraban capital a las empresas (préstamos), eran inversores directos (compra de acciones) y facilitaban los pagos mediante cheques y letras de cambio. Actuaban como intermediarios entre los ahorradores y los industriales. El capital de las empresas se fraccionó en acciones, que eran vendidas y adquiridas en la bolsa de valores.

Expansión del capitalismo industrial

En el siglo XIX, la industrialización se extendió a Francia y Bélgica. Entre 1850 y 1870, Rusia, Alemania, Estados Unidos y Japón también se industrializaron. En el sur de Europa coexistieron regiones industrializadas y zonas rurales. Europa oriental se mantuvo al margen hasta el siglo XX.

Nuevas fuentes de energía y nuevas industrias

La invención del dinamo permitió producir electricidad. Sus aplicaciones abarcaron la industria, el transporte, los sistemas de comunicación, el ocio y la iluminación. El petróleo cobró importancia en el siglo XIX, utilizándose como combustible para los automóviles. El motor diésel aumentó la rapidez y la capacidad de los barcos. La metalurgia experimentó un gran impulso con la producción de acero inoxidable y aluminio. La industria automovilística se desarrolló con la invención del coche utilitario por Henry Ford. La industria química fabricó nuevos abonos, pesticidas, productos químicos y farmacéuticos.

Nueva organización industrial

A finales del siglo XIX, la organización industrial se orientó hacia la fabricación en serie. El taylorismo se basaba en la fabricación en cadena, donde cada obrero realizaba una parte específica del proceso. Surgieron nuevas formas de concentración empresarial como el cártel (fusión de empresas), el holding (grupo financiero que posee la mayoría de las acciones de un conjunto de empresas y bancos) y el monopolio (derecho exclusivo de una empresa para comerciar un producto).

La burguesía

La burguesía se convirtió en el grupo social dominante. La gran burguesía estaba compuesta por banqueros, rentistas y propietarios de grandes empresas. La mediana burguesía incluía a profesionales liberales, funcionarios y comerciantes. La pequeña burguesía estaba formada por empleados y tenderos.

Los obreros

Los trabajadores de las fábricas formaban el proletariado industrial y urbano. Realizaban su trabajo a cambio de un salario. Era el grupo más numeroso y desfavorecido, con jornadas laborales muy duras y remuneraciones insuficientes. Mujeres y niños también trabajaban en las fábricas.

Primeras asociaciones obreras

El maquinismo, que consistía en la destrucción de máquinas y el incendio de establecimientos industriales, fue una de las primeras formas de protesta obrera. Para defender sus intereses, los trabajadores crearon organizaciones como las Sociedades de Socorros Mutuos. En 1825 se fundaron los primeros sindicatos, que reunían a trabajadores del mismo ramo. Los objetivos del sindicato eran mejorar las condiciones de trabajo, reducir la jornada laboral, aumentar los salarios y regular el trabajo infantil.

Marxismo y socialismo

Karl Marx y Friedrich Engels denunciaron la explotación de la clase trabajadora y defendieron la necesidad de una revolución obrera para destruir el capitalismo. En el último tercio del siglo XIX, los marxistas propusieron la creación de partidos obreros socialistas. Sus objetivos eran realizar la revolución proletaria y participar en las elecciones para llevar representantes al parlamento nacional.

Anarquismo

Proudhon, Bakunin y Kropotkin fueron algunos de los pensadores anarquistas más destacados. Tenían en común la exaltación de la libertad individual, la crítica a la propiedad privada, la defensa de formas de propiedad colectiva y el rechazo a la autoridad. Proponían la creación de una nueva sociedad colectivista e igualitaria.

Internacionalismo

A partir de la iniciativa de Marx, se creó la Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional), que agrupaba a marxistas, anarquistas y sindicalistas. Las grandes discrepancias ideológicas entre marxistas y anarquistas acabaron con la asociación. En 1889, los dirigentes socialistas fundaron en París la Segunda Internacional, exclusivamente socialista. Su objetivo era la coordinación de programas y actuaciones de los diferentes partidos socialistas. Crearon símbolos como el himno de La Internacional y la fiesta del Primero de Mayo (Día de los Trabajadores).

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