Las reformas del Bienio Reformista o Progresista
La cuestión religiosa
Uno de los primeros objetivos fue limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española.
Estas intenciones se plasmaron en la Constitución, que estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión del presupuesto de clero y culto.
También se permitieron el divorcio, el matrimonio civil y la secularización de los cementerios.
El temor a la influencia de las órdenes religiosas llevó al gobierno a prohibirles dedicarse a la enseñanza. El proceso se completó con la Ley de Congregaciones, que limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas y previó la posibilidad de su disolución en caso de peligro para el Estado.
El enfrentamiento más grave se produjo con los jesuitas, por la existencia de un cuarto voto de obediencia al Papa profesado por esta orden. Acusados de depender de un poder extranjero, la Compañía de Jesús fue disuelta, y sus bienes nacionalizados.
Una parte de los sectores católicos percibió la nueva legislatura como una agresión al catolicismo. Resurgieron los viejos movimientos populares anticlericales, que incendiaron conventos y edificios religiosos, ahondando esos temores.
La jerarquía eclesiástica no dudó en manifestar su antagonismo hacia la República y en movilizar a los católicos en su contra.
(texto=España ha dejado de ser católica)
Cuestión militar
El gobierno republicano estaba convencido de que el ejército necesitaba una profunda transformación.
Manuel Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático. Para ello creyó necesario reducir los efectivos militares (macrocefalia), poner fin al fuero especial de los militares, asegurar su obediencia al poder civil y terminar con la intervención del ejército en la vida política.
Con esta finalidad se promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad, que establecía que todos los oficiales en activo debían prometer su adhesión a la República, pero se les daba la oportunidad de retirarse con el sueldo íntegro si lo deseaban.
Más de la mitad de la oficialidad aceptó la oferta.
Se redujo el número de unidades y oficiales y se cerró la Academia Militar de Zaragoza; vivero de los sectores más golpistas del ejército.
Posteriormente, se creó la Guardia de Asalto, una fuerza de orden público fiel a la República, que contrastaba con el poder de la Guardia Civil.
La reforma, técnicamente bien planteada, tuvo resultados limitados.
Se consiguió la disminución de los gastos del ejército, pero dificultó la modernización del material, del armamento y de los equipamientos.
Además, la reforma fue recibida por algunos sectores, sobre todo por los africanistas, como una agresión a la tradición militar y al poder del ejército.
La derecha aprovechó ese descontento para animar la revuelta militar contra la República.
Reforma agraria
La reforma de la agricultura fue el proyecto de mayor envergadura de la República.
Se pretendía poner fin al predominio del latifundismo y mejorar las condiciones de vida de los campesinos pobres.
Esta reforma era esencial teniendo en cuenta el papel que desempeñaba la agricultura en la economía española.
Una serie de primeros decretos, que perseguían proteger a los campesinos sin tierra y a los arrendatarios, establecieron la prohibición de rescindir los contratos de arrendamiento.
También fijaron la jornada laboral de ocho horas en el campo y determinaron el establecimiento de salarios mínimos.
Pero la verdadera reforma consistía en la elaboración de una Ley de Reforma Agraria, aprobada por las Cortes en 1932. El objetivo era la modernización de la agricultura.
La Ley permitía la expropiación sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza, mientras las cultivadas deficientemente, las arrendadas sistemáticamente o las que, pudiendo ser regadas no lo eran, se podían expropiar indemnizando a sus propietarios.
La aplicación de esta ley se encomendó al Instituto de la Reforma Agraria (IRA), que contaba con un presupuesto para indemnizar a los propietarios expropiados y facilitaba los asentamientos de familias campesinas.
Las razones de su fracaso fueron la lentitud y las dificultades burocráticas para su aplicación, la falta de presupuesto para las indemnizaciones y la resistencia de los propietarios.
La aplicación originó un considerable aumento de la tensión social: por un lado, los grandes propietarios se opusieron abiertamente a la reforma y se aliaron con los enemigos de la República. Por otro lado, los campesinos quedaron decepcionados con los resultados y se orientaron hacia posturas más revolucionarias.
La reforma autonómica/regional
La configuración de un Estado que permitiera a las regiones con sentimientos nacionalistas tener una organización propia y acceder a la autonomía, era una cuestión pendiente.
En Cataluña, Francesc Macià, presidente de Esquerra Republicana, había proclamado la República Catalana.
La negociación entre el gobierno provisional de la República y los dirigentes políticos catalanes permitieron la anulación de esta decisión, a cambio de la formación de un gobierno autonómico provisional (Generalitat) cuya primera tarea sería la elaboración de un estatuto de autonomía (Estatuto de Nuria).
El régimen autonómico catalán contaba con un gobierno y un parlamento propios con competencias en materia económica, social, educativa y cultural, y se reconocía la cooficialidad del catalán.
Las primeras elecciones legislativas dieron la victoria a Esquerra Republicana de Catalunya y Francesc Macià fue elegido presidente de la Generalitat.
En el País Vasco, nacionalistas de PNV y carlistas aprobaron un proyecto de estatuto (Estatuto de Estrella). Pero su aprobación se retrasó debido a la oposición del republicanismo de izquierdas y de los socialistas que consideraban este proyecto como demasiado democrático e incompatible con la Constitución republicana.
José Antonio Aguirre, principal dirigente del PNV, fue elegido primer lendakari.
Reforma educativa
Otra reforma importante fue la de la enseñanza.
Por un lado, el objetivo primordial era promover una educación liberal y laica. El centro de su actividad fue la enseñanza primaria, y se crearon 10000 escuelas y 7000 plazas para maestros. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa, y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligada y gratuita.
Por otro lado, los dirigentes republicanos estaban convencidos de la necesidad de mejorar el nivel cultural de la población, y se promovieron campañas culturales destinadas a los sectores más humildes, las llamadas Misiones Pedagógicas (maestros, intelectuales) que llevaban a las zonas rurales bibliotecas, cines, conferencias, coros y grupos de teatro como La Barraca (Federico García Lorca).