Siglo XIX España se va incorporando al Contexto europeo de la Revolución industrial, en la transformación económica Hacia un capitalismo industrial. Sin embargo, el ritmo de incorporación será Lento, por unas estructuras económicas anquilosadas en el pasado, poco Productivas y en lenta transformación.
La reforma del régimen de propiedad de la tierra y la introducción de Innovaciones técnicas, de cultivo y de gestión.
El objetivo final era cambiar el sistema de propiedad vinculada del Antiguo Régimen hacia la consolidación en sistema de propiedad privada plena, Que, en realidad, fue una mera trasferencia de propiedad desde la Iglesia o los Municipios al Estado Liberal y de ahí a las élites económicas. No creó ninguna Clase media en el ámbito rural y tuvo efectos devastadores para campesinos Pobres y trabajadores agrícolas.
Desamortización de Mendizábal Mandoz, dio lugar a la Abolición de los señorios y a la desvinculación de mayorazgos à en 1855 el 100% de las Tierras pasan a manos particulares.
El crecimiento agrario, sin embargo, fue limitado
La agricultura fue incapaz de ser motor del cambio industrial, y creó Una gran masa de campesinos, cuyos niveles de renta estarán en el origen de la Conflictividad social rural en el siglo XIX. Además, el desarrollo del ferrocarril y el transporte marítimo transoceánico provocó la introducción de Productos extranjeros más competitivos.
Entre el fracaso o el atraso respecto De otros países europeos, la Industrialización en el XIX se asentará sobre los Frágiles cimientos de la insuficiencia técnica, el escaso excedente, la baja Productividad y la localización geográfica.
En la Guía del Ministerio de la Gobernación Para 1836 se proporcionaba una descripción de las “fábricas existentes en todas Las provincias”, revelando el predominio de las viejas fórmulas de producción De autoabastecimiento a escala local o cuando más provincial (jabón, tejidos, Sombreros, mantas, aguardiente); en Madrid y Barcelona se añadieron artículos De lujo (cronómetros, botones, alfombras, anteojos,…). Solo tienen un mercado Más amplio (nacional o internacional) los tejidos de seda de Requena, Málaga y Valencia, las ferrerías de Vizcaya, las navajas y cuchillos de Albacete y, Sobre todo, las textiles de Tarragona y Barcelona. En este primer tercio de Siglo la minería, que pertenecían a la corona y eran explotadas sin recurrir a Medios mecánicos, ofrecía recursos prácticamente vírgenes, dada la limitación De la demanda. Se concentraban en el Mercurio (Almadén) y cobre (Río Tinto); el Carbón mineral estaba aún en fase preliminar.
En el desarrollo industrial a partir del Triunfo político del liberalismo se inicia siguiendo estas premisas:
1.Minería. La Ley de minas (1868) facilitó la llegada
De capital extranjero. Así, la exportación de minerales (sobre todo hierro)
Supónía 1/3 de total. Parte del beneficio se reinvirtió en España (ej: puerto
De Bilbao) y en torno a las minas se desarrollaron otras industrias y redes de
Ferrocarril (ej: Puertollano, Ciudad Real). Otros enclaves se desarrollaron
Pero quedaron poco a poco aislados (Río Tinto, Huelva). El carbón de Asturias y
León, debido a los costes de su extracción y a su dificultad de transporte y
Comercio, no pudo competir con el procedente de Inglaterra. Por ello, fue de
Autoconsumo, localizándose en Asturias, en un primer momento, buena parte de la
Siderúrgica.
2
Industria siderúrgica
Se distingue entre fundiciones
Y fábricas de hierro y acero: con la excepción del hierro, sólo tuvo la
Función de transformación del mineral en metal para su exportación. Tres focos se desarrollan sucesivamente a lo
Largo del Siglo XIX: Málaga, Asturias y Vizcaya. En los años 80 se produce el
Salto cualitativo de la siderurgia vasca gracias a la exportación de hierro
A Gran Bretaña y la importación de carbón inglés (Altos Hornos, La
Vizcaya….).
3.Industria textil. Cataluña será la
Regíón que actúe como punta de lanza de la industrialización española,
Cambiando el artesanado industrial para asentarse en el vapor (introducida por
Bonaplata, en 1835 había 27.000 husos en funcionamiento en la regíón), en la organización
De la fábrica y en la presencia de una burguésía industrial. Otras industrias. Eran las verdaderamente
Representativas del Siglo XIX en España, y se bastaban para la escasa demanda
De los nacientes núcleos urbanos: agroalimentaria (harinera, conservera
Y vitivinícola), química (colorantes para tejidos, explosivos), de
Fabricación de maquinaria y de fabricación de transportes
(astilleros). La orografía,
Los conflictos bélicos, las extensas zonas despobladas, los ineficientes
Sistemas de transporte (diligencias) y la inexistencia de vías fluviales
Internas (ríos navegables, canales) hicieron que el desarrollo de vías de
Comunicación para el transporte y comercio interior no se viera hasta la
Introducción del ferrocarril.
La creación
De una red ferroviaria fue impulsada en 1844[1],
Aunque en unos primeros momentos el ministro de Gobernación podía autorizar con
Una simple orden la construcción de líneas, siendo las compañías que
Solicitaban una u otra línea, dibujasen la red. Esto hizo que, en un principio
Hubiera enormes deficiencias (construcción tardía, precipitada, poco
Planificada y muy dependiente del capital francés). La Ley General de Ferrocarriles
de 1855 establecíó una línea divisoria en la evolución del sistema
Ferroviario. Así, en 1866, al terminar la época de las grandes construcciones,
ESP contaba con 5.000 kms. De explotación y estaban concedidos 2.000 más, repartidas
En cinco redes: Norte, Este, Mediterráneo, Mediodía y Portugal. Los cambios políticos siguientes retrasaron
El desarrollo de las obras hasta la Restauración: en 1877 se consiguió definir
El trazado de la red ferroviaria por una decisión política que no dejara fuera ninguna
Capital de provincia.