Transformaciones Económicas y Laborales: Del Siglo XIX al Fordismo

El crecimiento económico: Desde mediados del siglo XIX, algunos países como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Estados Unidos y Japón, iniciaron una etapa de gran crecimiento económico. Los nuevos sistemas económicos aplicados al sistema de transporte y comunicación y a la industria, con la utilización de los ferrocarriles, permitieron un importante aumento de la producción, sobre todo en la siderurgia, en la química y la electricidad. Como las transformaciones económicas fueron tan profundas en esta etapa, se la denominó Segunda Revolución Industrial. A diferencia de las otras, demandó mucho más capital, innovaciones tecnológicas más sofisticadas y mano de obra especializada.

La Segunda Revolución Industrial

Se produjo por la combinación de distintos factores. La mayor disponibilidad de capital y la abundante demanda de maquinarias favorecieron al transporte y la comunicación (ferrocarriles y telégrafo).

El Fordismo

Apareció en el siglo XX promoviendo la especialización, la transformación del esquema industrial y la reducción de costos. La diferencia que tiene con el taylorismo es que esta innovación no se logró principalmente a costa del trabajador, sino a través de una estrategia de expansión del mercado. La razón es que si hay mayor volumen de unidades de un producto cualquiera (debido a la tecnología de ensamblaje) y su costo es reducido (por la razón tiempo/ejecución) habrá un excedente de lo producido que superará numéricamente la capacidad de consumo de la élite, tradicional y única consumidora de tecnologías con anterioridad. El fordismo (con ayuda anterior del taylorismo) llega para romper con ese monopolio del trabajo, por un trabajo alienante con características que llevan al obrero a perder ese «monopolio» y, por ende, perder el control de los tiempos de producción. Además, antes de esta nueva clase trabajadora, los obreros estaban sindicalizados, lo cual les brindaba un respaldo frente a la opresión capitalista. Esta forma de agrupamiento llegó a Estados Unidos a través de la primera oleada de inmigrantes europeos, fuertemente ligados al trabajo de los artesanos y gremios de trabajadores.

El Taylorismo

Con la utilización de nuevas tecnologías y fuentes de energía, se introdujeron cambios en la organización del trabajo industrial. Frederick W. Taylor (1856-1915) propuso un conjunto de criterios organizativos para aumentar la producción, disminuir el desperdicio del tiempo y esfuerzo en el trabajo fabril y obtener la mayor producción posible en la jornada laboral. Taylor explica su sistema a través de una experiencia que consistía en pagar en función de la cantidad y calidad de lo que se producía. Durante un breve tiempo, el supervisor estimuló la producción de todos los trabajadores aumentando el sueldo a los que producían más y mejor, y despidiendo a los obreros cuya lentitud y falta de atención era incorregible. También se escogió la forma más sencilla de ejecutar para eliminar todos los movimientos lentos o inútiles y reunir en una secuencia a los más rápidos, pero este estudio demostró que los trabajadores perdían más tiempo hablando entre ellos, por eso se los colocaron a distancias donde no podían hablar con los demás. Eso hizo que las horas de trabajo se redujeran.

Resultados del Taylorismo:

  • 35 obreros hacían el trabajo que antes realizaban 120.
  • Los obreros ganaban 35 francos por semana en lugar de los 17 anteriores.
  • Se trabajaba 8:30 en lugar de 10:30.
  • La precisión del trabajo aumentó.

Desarrollo Desigual

Hacia fines del XIX, el desarrollo industrial no era igual en todos los países del continente europeo. Gran Bretaña, Francia y Bélgica tenían un gran desarrollo económico. Entre ellos se destacaba Gran Bretaña, que era la principal potencia económica mundial. En cambio, países como España, Italia y Rusia eran países agrarios en los que la industria crecía en pocas y aisladas regiones. Fuera de Europa, solo EE. UU. y Japón habían alcanzado un significativo desarrollo industrial y un lugar respetable en el reducido círculo de las grandes potencias.

Expansión Capitalista

Implicó el intercambio de capitales, mercaderías, personas. Hubo una división internacional del trabajo que divide el proceso de producción mundial:

  • Países periféricos: Producción primaria.
  • Países centrales: Producción industrial.

El período 1850-1914 implicó:

  • El desplazamiento de poblaciones empobrecidas de países centrales a países periféricos (Argentina, Brasil y Canadá), por lo que en esos países estaba iniciando la producción en industrias y se necesitaba mucha cantidad de mano de obra.
  • Intervención de capitales de países centrales para ferrocarriles, producción de alimentos y producción de materia prima en los países periféricos.

La Crisis de 1873

Esta época de prosperidad finalizó con una crisis generalizada de alcance mundial. Las crisis que ocurrían antes en las ciudades agrarias eran debido a una disminución del rendimiento de las cosechas o por el crecimiento exagerado de la población o por ambos motivos, o se producía menos de lo que se necesitaba. Pero en este caso, la crisis fue por el exceso de producción que produjo que los precios caigan y con ellos los beneficios obtenidos por los capitalistas. Cuando las ganancias caían demasiado, las empresas quebraban. En particular, hubo una fuerte caída de los precios agrícolas a causa de la expansión de la agricultura de exportación en América, Australia y Nueva Zelanda. Recién a mediados de 1890 el capitalismo europeo inició un nuevo ciclo de ascenso. Sin embargo, el intervalo de la crisis había provocado profundas transformaciones en el capitalismo. Algunos estados empezaron a intervenir en la economía y protegieron a sus industrias de la competencia de los productos importados mediante los incrementos en los precios aduaneros. Los vínculos entre el estado y los bancos se hicieron más estrechos y se formaron grandes conglomerados empresariales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *