Transformaciones Económicas y Políticas en la Edad Moderna: Auge Europeo, Mercantilismo y Comercio Global

El Nuevo Rol de Europa en el Mundo durante la Edad Moderna

Europa adquiere un papel protagonista en el orden mundial. Por primera vez en la historia, se organiza una estructura comercial mundial que comprende la práctica totalidad de las grandes regiones habitadas del planeta. Una primera «globalización». Europa controla políticamente el continente americano y establece relaciones comerciales estrechas entre África y América (comercio de esclavos), y con Asia por vía marítima. La producción industrial europea crece con fuerza, así como su participación en el PIB mundial, si bien el peso económico (y demográfico) de Asia sigue siendo mayor. El circuito de la plata América-Europa-Asia constituye un eje fundamental en esas relaciones. Europa adquiere una creciente importancia política gracias al dominio de los mares. Las claves de ese cambio fueron:

  • Innovaciones tecnológicas en la navegación y el armamento.
  • Apertura de nuevos mercados y acceso a materias primas.
  • Cambios institucionales vinculados al desarrollo del capitalismo.

Producción y Distribución Mundial de la Plata en la Edad Moderna

La mayor parte de la plata producida en la Edad Moderna se obtuvo del Imperio español en América, donde era extraída en minas que empleaban mano de obra forzada. Dicha plata llegaba a Sevilla, o directamente a Ámsterdam. Tampoco permanecía mucho tiempo allí, pues se exportaba a la India y otras naciones orientales como pago por las importaciones de diversos productos: especias, tejidos, etc. En resumen, cerca de tres cuartas partes de la plata americana terminaban en Asia. La mayor escasez relativa de la plata en Oriente con respecto a Occidente, y los déficits crónicos de Europa con respecto a Asia, explican que la plata migrara de un continente a otro.

Fuentes de Financiación de los Estados Modernos

Son fundamentalmente tres:

  • Patrimonio: Su explotación o venta era una fuente tradicional de financiación, aunque la creciente necesidad de ingresos de los Estados modernos llevó a una ampliación de la oferta, como la venta de oficios públicos, títulos de nobleza o privilegios comerciales.
  • Impuestos: Era la principal fuente de financiación. Debido a restricciones institucionales, lo habitual fue la imposición indirecta, es decir, impuestos sobre el comercio y el consumo, como la alcabala (transacciones comerciales) en Castilla, las aides y gabelas en Francia, o los derechos de aduanas en Inglaterra.
  • Deuda: Debido a las crecientes necesidades de los Estados (en primer lugar, el Imperio de los Austrias españoles) se recurrió a los préstamos de banqueros internacionales y, posteriormente, a la deuda consolidada, como los juros castellanos o las rentes francesas, títulos semejantes a los actuales de deuda pública.

Importancia de los Estados Nacionales en la Europa Moderna para el Desarrollo del Capitalismo

El desarrollo del capitalismo se vio impulsado por la propia construcción de los Estados modernos a través de varias vías:

  • Los impuestos contribuyeron a la monetización de la economía, haciendo más corriente el uso del dinero y, por tanto, aumentando la extensión y profundidad de los mercados.
  • Los Estados propiciaron el desarrollo del comercio, ya que una gran parte de la recaudación procedía de esa actividad.
  • Por el mismo motivo, los Estados favorecieron la expansión colonial. Los impuestos de aduanas constituían una parte relevante de la recaudación.
  • La necesidad de los Estados de endeudarse con los banqueros hizo que estos tuvieran un poder de negociación para introducir reglas de mercado capitalista.
  • El desarrollo de la deuda consolidada y los impuestos jugó un papel similar. Desde los parlamentos y otras instituciones, la burguesía ejerció ese poder de negociación.
  • El desarrollo de los Estados modernos generó nuevas posibilidades de negocio a la incipiente burguesía, como las contratas públicas.

No obstante, conviene advertir que ni el poder de los Estados modernos era igual en toda Europa, ni su construcción careció de aspectos negativos, como el freno económico de la imposición fiscal, el carácter regresivo de la deuda pública o los conflictos políticos.

El Mercantilismo en la Europa Moderna

Más que un programa económico coherente, es un conjunto de ideas, medidas y autores que tratan de dar respuesta a problemas económicos concretos. Básicamente, los mercantilistas defendían el fortalecimiento del Estado, centrando sus preocupaciones en el comercio exterior y el logro de una balanza comercial positiva que permitiera la acumulación de metales preciosos (de ahí su bullionismo, la identificación entre disponibilidad de metal precioso y prosperidad). Entre las medidas que proponían estaba el establecimiento de fuertes aranceles a la importación, la reserva del comercio portuario a los navíos nacionales, el fomento de la industria nacional a través de las manufacturas reales, la constitución de compañías comerciales privilegiadas, y la prohibición de las salidas de metales preciosos.

Efectos de la Conquista y Colonización Europea en América

  • La principal consecuencia fue la ocurrencia de una enorme mortandad debida a la propagación de enfermedades infecciosas llegadas con los europeos, y frente a las cuales los amerindios no estaban inmunizados. También el trabajo forzado o la propia conquista.
  • Las estructuras políticas preexistentes fueron sustituidas por otras nuevas, los imperios español y portugués, con sus propias instituciones, como los virreinatos.
  • Instituciones económicas nuevas para el control y la organización económica de la población nativa, como el repartimiento, la encomienda o la mita, se convierten en claves para el desarrollo de la economía colonial, con un importante coste humano.
  • Se introdujeron vegetales y animales desde Europa.
  • En Brasil y el Caribe se estableció una economía de plantación basada en el azúcar, para lo cual se estableció el tráfico de esclavos entre África y América, que se ampliaría en los siguientes dos siglos.

Bases del Crecimiento Económico en China durante el Siglo XV

Durante la dinastía Ming, China había asentado las bases para el desarrollo de un notable comercio internacional. Tenía una economía de tamaño considerable, colonias en el exterior, y técnicas y medios de navegación superiores a los europeos. Estaba en condiciones de iniciar una política de expansión exterior similar a la que llevaron a cabo Portugal y España en la segunda mitad del siglo XV. A partir de la década de 1430, el gobierno imperial chino renunció a esa política, y cerró el país a las relaciones con el exterior, incluso abandonando el arte de la navegación. China siguió siendo una gran potencia económica, gracias a su avanzada economía agrícola. El Estado no era especialmente gravoso, y los impuestos eran bajos en comparación a otras civilizaciones. Pero a falta de competidores políticos, y sin necesidad de más ingresos, el Estado chino optó por una opción «autárquica» que, a la larga, resultó empobrecedora.

La Crisis del Siglo XVII y su Repercusión en Distintos Territorios de Europa

Desde 1600 se va a producir un agotamiento del modelo de crecimiento extensivo europeo, que era el principal, y que desembocará en la llamada crisis del siglo XVII, más o menos entre 1620 y 1650. Puede interpretarse como una crisis maltusiana. No obstante, sus efectos fueron muy diferentes de unas regiones a otras. Dentro de esa diversidad podemos distinguir tres modelos:

  • Sur de Europa (Portugal, Castilla, Italia) con estancamiento y depresión económica, donde la especialización productiva retrocedió.
  • Este de Europa (al este del Elba) donde se consolidaron las formas tradicionales del feudalismo (segunda servidumbre) y se redujo la importancia de los mercados y la vida urbana.
  • Regiones situadas alrededor del mar del Norte (Holanda e Inglaterra), donde persistió una senda de crecimiento smithiana basada en la división del trabajo, la difusión de los mercados, un marco capitalista y el comercio internacional.

Factores que Impulsan el Crecimiento de Holanda durante el Siglo XVII

Holanda optó por una senda de crecimiento smithiano (mejor organización de los factores productivos) basada en la división del trabajo, la difusión de los mercados, un marco económico capitalista y el aprovechamiento del comercio internacional. Para ello especializó su sector primario en productos de alto valor añadido con demanda en las ciudades. Estas completaban su abastecimiento gracias a las producciones llegadas del mar Báltico. El control de las rutas comerciales hizo posible ese tejido urbano, lo que fue posible por el extraordinario crecimiento de la flota holandesa. Se desarrolló una industria muy diversificada que satisfacía los mercados internacionales en los que el país estaba interesado. Ámsterdam se convirtió en el principal centro financiero de Europa.

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