Evolución demográfica
Aumento considerablemente la población. Tanto los censos (recuento de la población) como los registros parroquiales afirman un crecimiento demográfico continuo pero desigual: más intenso en la periferia peninsular y menor en el interior. Diversos factores: descenso de las mortalidades catastróficas, aumento de la natalidad, mejoras económicas, avances higiénicos y sanitarios, menos guerras. Tiene rasgos antiguos la demografía española: natalidad alta y mortalidad elevada, crecimiento natural bajo, tasa de mortalidad infantil alta, esperanza de vida en los 35 años, … Una parte del crecimiento se concentró en las ciudades.
Actividades económicas
La agricultura
Es la más importante, mantenía una estructura tipo feudal. Los rendimientos agrícolas seguían siendo muy bajos y muy irregulares debido a las incidencias meteorológicas como el escaso desarrollo tecnológico. El aumento de la producción se lograba mediante el aumento de la superficie cultivada.
- Una parte de la superficie agrícola estaba amortizada, no podía venderse.
- Mala calidad, y por ello, rendimientos disminuían rápidamente.
Este panorama generaba una relación población-recursos muy inestable. Hubo una crisis de subsistencia. Las mejoras en los transportes y la liberalización del comercio de granos a partir de 1765 mejoraron el abastecimiento, pero no las evitaron. Se dedicaban a los cereales y en algunas zonas periféricas a la patata, maíz, … Reformas para mejorar su productividad. No lograron una transformación del campo español. La resistencia de los privilegiados, las formas de propiedad y explotación y la oposición general ante las medidas liberalizadoras lastraban las reformas.
La producción manufacturera
La industria era muy escasa y su producción estaba orientada hacia los mercados locales. Predominio del taller artesanal, bajo regulación gremial. A lo largo del siglo, se generaron las bases para la industria moderna llamada protoindustria. La política económica era tipo mercantilista, pretendía lograr un mayor autoconsumo industrial. Para fomentar el desarrollo usaron diversas estrategias:
- Medidas proteccionistas para fomentar las manufacturas nacionales y evitar la salida de capitales al exterior.
- La creación de manufacturas públicas, denominadas Reales Fábricas.
En el reinado de Carlos III
Se impuso una política económica que concedió el papel principal a la iniciativa privada y buscaba la colaboración entre la industria y la agricultura. El balance fue desigual. Se mejoró la cantidad y la variedad y el Estado se implicó, pero por otro lado, la escasez de materias primas y la poca demanda impedían el avance de las manufacturas. Si bien la expansión manufacturera se extendió por toda España, solo generó dinámicas industrializadoras en Cataluña. Las prohibiciones de importar tejido de algodón facilitaron la creación de fábricas en Cataluña. Se dirigía al mercado español, interior y colonial y se benefició de la política proteccionista.
El comercio
Crecieron favorecidas por el crecimiento económico, por el aumento demográfico y por la política económica mercantilista. El comercio interior tuvo problemas: Transportes deficientes, abundaban aduanas y peajes, el mercado interior se hallaba escasamente integrado. Para solucionarlos se emprendieron obras públicas, se suprimieron aduanas y peajes, la más destacable la de la aduana entre la corona de Aragón y la de Castilla, con excepción de Navarra y las Provincias Vascas. El comercio interior logró mejorar, pero siguió siendo un lastre para el desarrollo económico español, persistió la mala comunicación entre algunas regiones.
Continuidad social
Su modelo social se denomina antiguo régimen. La sociedad del Antiguo régimen se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y pueblo llano o tercer estado. Cada uno con un régimen jurídico y económico propio, que implicaba una división social basada en los privilegios. Era una sociedad con una muy escasa movilidad social denominada “desigualdad de origen”. Solo el clero permitía un ascenso social, aunque muy limitado. La nobleza y el clero mantenían sus privilegios mientras que los no privilegiados pagaban impuestos, desarrollaban actividades productivas y no podían acceder a puestos de la administración.
España continuaba siendo un país rural
Con un campesinado numeroso y muy diverso. Este panorama varió con el ascenso de la burguesía, impulsada por el desarrollo comercial y el manufacturero. Este grupo fue creciendo en poder económico y en preparación intelectual, aunque le era difícil acceder a los órganos de poder, a menudo monopolizados por la nobleza, era muy minoritario. El ascenso de la burguesía no supuso su dominio de las estructuras políticas, ni económicas. Principal mérito conseguir la paulatina aceptación por los gobernantes y las élites de unos valores considerados como propios de la burguesía: trabajo, educación, desempeño un importante papel la Ilustración.