Transformaciones Sociales en España: Siglo XIX y Primer Tercio del Siglo XX
El siglo XIX y el primer tercio del siglo XX fueron períodos de grandes transformaciones demográficas en España. Tras siglos de estancamiento, la población experimentó un crecimiento estable, aunque moderado en comparación con el resto de Europa. Este crecimiento se caracterizó por:
- La persistencia del régimen demográfico antiguo en el sur, con altas tasas de natalidad y mortalidad debido a hambrunas, guerras y epidemias.
- Importantes movimientos migratorios, especialmente entre 1830 y 1900.
- El crecimiento de ciudades como Madrid y Barcelona, impulsado por la llegada de población rural a los ensanches urbanos.
- Una tendencia al crecimiento demográfico en las zonas litorales e industriales.
De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases
La sociedad estamental del Antiguo Régimen dio paso a una sociedad de clases. En esta nueva estructura social, encontramos los siguientes grupos:
La Nobleza
Aunque perdió influencia, la nobleza supo adaptarse a las nuevas circunstancias. Conservó cierta relevancia política, con presencia en el Senado, y se alió con la burguesía financiera para mantener su estatus.
El Clero
El clero sufrió la pérdida de la mayoría de sus bienes con las desamortizaciones y la reclusión de las órdenes religiosas. La supresión del diezmo y la pérdida del monopolio de la enseñanza debilitaron su posición social, llevándolo a oponerse al liberalismo y la separación Iglesia-Estado.
La Burguesía
La burguesía se convirtió en la protagonista del siglo XIX, logrando fortuna y ascenso social mediante diversas actividades: préstamos al Estado, administración de servicios urbanos, etc. Se distinguen varias categorías dentro de la burguesía:
- Burguesía de negocios: comerciantes, banqueros y propietarios de deuda pública.
- Burguesía regional: vinculada a actividades industriales y comerciales fuera de las grandes ciudades.
- Clase media burguesa: abogados, periodistas, funcionarios.
La burguesía promovió un modo de vida centrado en la familia, diferenciándose de otros grupos sociales por sus intereses económicos, aspiraciones políticas y estilo de vida.
El Mundo Rural
En el siglo XX, el sector primario seguía siendo crucial, representando casi la mitad del producto interior bruto y empleando al 70% de la población activa. En el campo, se distinguían:
- Grandes propietarios agrícolas: vinculados a la vida económica del país, incluyendo nobles.
- Campesinos: la mayoría de la población rural, divididos en:
- Pequeños y medianos propietarios (clase media rural): vulnerables a las fluctuaciones del mercado.
- Arrendatarios y aparceros (clase media baja).
- Jornaleros: trabajadores de latifundios con salarios bajos, principalmente en el sur de la península.
Los Trabajadores Urbanos
La ciudad albergaba una gran diversidad de trabajadores:
- Magnates: núcleo cerrado de la alta burguesía y la aristocracia.
- Clases medias: pequeños industriales, comerciantes y profesionales liberales.
- Proletariado industrial: con duras condiciones de vida, experimentó un gran crecimiento entre 1914-1918.
- Marginados: pobres y mendigos.
El Movimiento Obrero
El siglo XIX vio el desarrollo del movimiento obrero en España, impulsado por las malas condiciones económicas y laborales. La clase obrera, aunque pequeña, era significativa en Madrid y Barcelona. Las duras condiciones laborales (salarios bajos, largas jornadas, trabajo infantil, condiciones insalubres) llevaron a la creación de sociedades de ayuda mutua en la década de 1830.
En 1840, se fundó la Asociación de Protección Mutua de Trabajadores del Algodón en Cataluña, el primer sindicato obrero de España. Surgieron también partidarios del socialismo utópico, aunque con poca repercusión. Entre 1842-1855, se crearon organizaciones de ayuda mutua, culminando en la primera huelga general en Cataluña en 1855.
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) llegó a España en 1868, introduciendo las ideas anarquistas y socialistas. La AIT se dividió en 1872 entre socialistas (marxistas) y anarquistas (bakuninistas), reflejando la división del movimiento obrero español.
Anarquismo
Los anarquistas se organizaron en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) en 1881. Sin embargo, la represión y las divisiones internas llevaron a su disolución en 1888. Algunos sectores adoptaron la propaganda por el hecho, recurriendo al terrorismo.
Socialismo
En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que buscaba la abolición de las clases y la emancipación de los trabajadores. En 1888, se creó la Unión General de Trabajadores (UGT), vinculada al PSOE.
Sindicalismo Católico
En el último cuarto del siglo XIX, surgió el sindicalismo católico, promovido por religiosos como Antonio Vicente. Buscaba la cooperación entre obreros y patrones basada en la doctrina social de la Iglesia, reflejada en la encíclica Rerum Novarum (1891). Estas asociaciones tuvieron un desarrollo limitado en comparación con los movimientos anarquistas y socialistas.