Para comprender este camino es necesario reparar en otras transformaciones de fondo que van a alterar de manera decisiva el mundo que transitaba del siglo XIX al XX. El primer cambio fue el ascenso de Estados Unidos y Japón, que significó el paso de un concierto europeo a un concierto mundial de potencias. Dos guerras en el tránsito de siglo ejemplifican esta transformación: la guerra hispano-norteamericana de 1898 y la guerra ruso-japonesa de 1905.
El segundo cambio vino propiciado por las transformaciones tecnológicas de la Segunda Revolución Industrial. El dominio de las nuevas tecnologías e industrias provocó una nueva correlación de fuerzas entre las potencias. La cada vez más poderosa Alemania comenzó a desafiar la hegemonía británica. Este desafío se concretó en dos terrenos: la creciente competencia de la economía alemana y el acelerado rearme naval alemán.
La tercera transformación la encontramos en la expansión colonial europea de fines del siglo XIX. La extensión de los imperios coloniales exacerbó la pugna por territorios marcados. La competencia no solo se dio por razones económicas, sino que a menudo cuestiones políticas, geoestratégicas o de prestigio estuvieron detrás de los conflictos coloniales. La expansión colonial tuvo importantes consecuencias:
- Los roces y conflictos entre las potencias tuvieron lugar en un marco geográfico mucho mayor, pudiendo tener lugar en cualquier sitio del mundo.
- La tendencia de los imperios a crear economías cerradas imperiales propició una feroz lucha por territorios. El proteccionismo comercial fue otro elemento que enrareció las relaciones internacionales. En este contexto, las rivalidades territoriales entre las potencias europeas se agudizaron.
Dos conflictos estuvieron en el origen de la Primera Guerra Mundial: la rivalidad franco-germana, ineludible desde la anexión de Alsacia-Lorena por Alemania en 1870, y la rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría por la hegemonía en los Balcanes.
Un último elemento que no debemos olvidar es la rivalidad psicológica entre los pueblos. El nacionalismo fue sistemáticamente alentado por la prensa y por las campañas de opinión de militares y grandes industriales, y fue aceptado con entusiasmo por partes significativas de la población.
La formación de las alianzas: 1893-1907
En un ambiente de creciente hostilidad entre las potencias en los años previos al conflicto se configuraron dos grandes alianzas, la Triple Entente y la Triple Alianza, en torno a las cuales se formaron los bloques enfrentados en la Primera Guerra Mundial. Bismarck había construido una compleja red de tratados internacionales cuyo elemento clave era la Triple Alianza que ligaba a Alemania con Austria-Hungría e Italia. El principal objetivo del canciller alemán era el mantenimiento de un status quo que él consideraba beneficioso para Alemania. Sin embargo, la nueva actitud de Alemania ambiciosa y agresiva desencadenó un proceso de competencia y desconfianza del que nacieron dos bloques de potencias.
El primer resultado de la política internacional del nuevo káiser fue lo que más había temido Bismarck: el fin del aislamiento de Francia. En 1893 se firmó la alianza franco-rusa, acuerdo que recogía un compromiso de ayuda militar en caso de guerra contra Alemania. En 1905, ante la sorpresa mundial, Rusia era derrotada en la guerra que le enfrentó a Japón. Este fracaso hizo que Rusia abandonara sus ambiciones en el Extremo Oriente y se centrara su atención en los Balcanes, lo que llevó inevitablemente al choque con Austria-Hungría. Empujadas por la creciente agresividad y ambición colonial de Alemania, Francia y Gran Bretaña pusieron fin a sus diferencias coloniales y firmaron la Entente Cordiale en 1904. Por último, animadas por Francia y tras resolver sus problemas en Asia Central, Gran Bretaña y Rusia firmaron en 1907 el Acuerdo Anglo-Ruso. Se ponían así las bases de la denominada Triple Entente entre Francia, Gran Bretaña y Rusia.
El camino hacia la guerra: 1905-1914
Durante la década anterior a la guerra se sucedieron cuatro crisis internacionales que marcaron la evolución hacia el conflicto generalizado. Dos tuvieron como escenario Marruecos, en 1905-1906 y en 1911. Alemania desafió la hegemonía francesa en el territorio, pero su intento fue en vano. El desafío germano confirmó la solidez de la Entente Cordiale y propició la firma en 1907 del Acuerdo Anglo-Ruso. Nacía así la Triple Entente, uno de los bandos que se iban a enfrentar en la Primera Guerra Mundial. Las otras dos crisis tuvieron lugar en los Balcanes. Tras la anexión austriaca de Bosnia-Herzegovina en 1908, la región se vio sacudida por las guerras balcánicas en 1912-1913. Dos guerras sucesivas en las que se vieron involucrados todos los estados balcánicos. Las guerras concluyeron con el Tratado de Bucarest en 1913, que supuso un vuelco en la situación en la zona:
- Turquía quedó reducida.
- Serbia, aliada de Rusia, se consolidó como principal estado de la región.
- Austria-Hungría llegó a la conclusión de que solo una guerra preventiva impediría que Serbia, alentada por Rusia, encabezara un levantamiento general de los esclavos.
- Rusia estaba decidida a intervenir en el caso de que Austria-Hungría atacase a Serbia.
Francia, a su vez, era mucho más proclive a apoyar a Rusia que en 1908. El ambiente bélico se extendía por las diversas capitales europeas. El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador Francisco José I y heredero al trono austro-húngaro, fue asesinado en Sarajevo, Bosnia.
1914: La guerra de movimientos
En los inicios del conflicto, nadie esperaba una guerra que se extendería durante más de 4 años. El ataque alemán en el frente occidental siguió un viejo plan de su Estado Mayor (Plan Schlieffen): se trataba de avanzar sobre el norte de Francia pasando por la neutral Bélgica. Tras la sorpresa inicial, las tropas francesas, bajo el mando de Joffre, consiguieron frenar el avance alemán en la batalla del Marne en otoño de 1914. En adelante, el frente tendió a estabilizarse. En el oriente, las tropas alemanas vencieron en la batalla de Tannenberg en agosto de 1914, pero su victoria no fue decisiva. Mientras tanto, Austria-Hungría mostraba su impotencia ante rusos y serbios. Dos nuevas potencias entraron en guerra: Japón al lado de la Entente y Turquía junto a los Imperios Centrales. Japón se anexionó Tsingao, posesión alemana en China, y en adelante se desvinculó del conflicto.
1915-1916: La guerra de posiciones
En 1915, el frente occidental se estabilizó. Los ejércitos se parapetaron a lo largo de miles de kilómetros de trincheras desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza. Los intentos de romper el frente se saldaron en sangrientas carnicerías que apenas significaron avances de pocos kilómetros. Era la guerra de trincheras. En abril de 1915, comienza la guerra química. En febrero de 1916, el general alemán Falkenhayn atacó Verdún, en el norte de Francia. La batalla de Verdún saldó con casi un millón de bajas, entre muertos y heridos, sin avances militares significativos. La superioridad naval de la Entente asfixiaba la economía alemana. Como respuesta, Alemania inició la guerra submarina en la que hundió barcos norteamericanos. Estados Unidos comenzó a plantearse el ingreso en la guerra. En 1915, Italia entraba en guerra junto a los aliados y se abría un nuevo frente en los Alpes entre Italia y Austria-Hungría. Mientras tanto, en el frente oriental, los alemanes avanzaban y ocuparon la Polonia rusa y Lituania. En los Balcanes, la situación era favorable a los Imperios Centrales. Bulgaria se unió a ellos en 1915 y cuando Rumania entró en guerra al lado de la Entente en 1916, fue rápidamente conquistada. En torno a Turquía se abrieron dos frentes: en el Cáucaso, frente a los rusos, y en el Oriente Medio, frente a los británicos. En el primero, la población armenia, simpatizante de los rusos, fue desplazada a la fuerza lejos del frente. El éxodo causó cientos de miles de muertos en uno de los episodios más trágicos del conflicto: el genocidio armenio.
1917: El momento clave de la guerra
El enorme coste de vidas en los frentes, las penurias de la población civil y la conciencia de que la guerra no iba a concluir pronto extendieron el desánimo en los países contendientes. Los ejemplos son múltiples: oleada de huelgas en Gran Bretaña en 1916, motines en el ejército francés en 1917, aumento de las demandas nacionalistas en Austria-Hungría. Tras muchas dudas, Alemania reanudó en enero la guerra submarina. Esta decisión fue clave: las cuantiosas pérdidas económicas y humanas de Estados Unidos decidieron al presidente Wilson y Estados Unidos entró en guerra en abril de 1917. Esta nueva noticia para la Entente contrastaba con la práctica defección de la Rusia revolucionaria. En diciembre, los bolcheviques firmaron el armisticio con los alemanes, a la vez que Alemania ocupaba grandes territorios en la zona occidental del antiguo Imperio zarista. Los frentes secundarios aportaron noticias contradictorias. Mientras los italianos sufrían una dura derrota en Caporetto frente a los austriacos, los británicos avanzaban en Oriente Medio.
1918: El desenlace
Tras el armisticio con Rusia y la firma del Tratado de Brest-Litovsk con la Rusia bolchevique en marzo de 1918, Alemania pudo desplazar tropas al frente occidental y lanzó una serie de duras ofensivas en primavera y verano. Fue su último ataque. La llegada masiva de tropas norteamericanas permitió a la Entente organizar una contraofensiva. Fue la ofensiva definitiva. Hindenburg y Ludendorff, los principales jefes del ejército alemán, comunicaron al káiser Guillermo II la imposibilidad de continuar la guerra. En el otoño de 1918, los Imperios Centrales se derrumbaron. Turquía, con las tropas británicas en Anatolia, firmó el armisticio. Finalmente, ante la evidencia de la derrota militar, la revolución estalló en Alemania. El káiser abdicó y huyó a Holanda, mientras se proclamaba la República el 9 de noviembre. Dos días después, el 11 de noviembre de 1918, la delegación de la nueva República Alemana firmaba el armisticio en Rethondes. La mayor tragedia que la humanidad había vivido hasta ese momento concluía. Millones de muertos, heridos, inválidos… millones en pérdidas económicas. Rencor, dolor, desolación…