Transición a la Segunda República Española: Reformas y Tensiones (1930-1933)

De la caída de la monarquía al bienio reformista (1930-1933)

Tras la renuncia de Primo de Rivera, el rey nombró jefe de Gobierno al general Dámaso Berenguer, quien pretendía restablecer el sistema parlamentario y la Constitución de 1876, así como salvar la figura de Alfonso XIII. Sin embargo, la opinión pública y la oposición lo rechazaron.

Berenguer no convocó elecciones, lo que llevó al reforzamiento de la oposición y a la firma del Pacto de San Sebastián en 1930. El objetivo de este pacto era dar un golpe de Estado, pero fracasó y el Comité Revolucionario fue detenido. Poco antes, Ortega y Gasset publicó un artículo titulado El error Berenguer, que pedía el fin de la Monarquía.

La suma de estos acontecimientos supuso la dimisión de Berenguer y su sustitución por el almirante Aznar, quien creó un gobierno liberal-conservador. Aznar convocó un proceso electoral íntegro, comenzando por las elecciones municipales de abril: se autorizaron todos los partidos, se otorgó libertad de propaganda y se puso en libertad a los miembros del Comité Revolucionario. La victoria para los socialistas y republicanos fue clara. Este éxito provocó movilizaciones en las ciudades para forzar la abdicación de Alfonso XIII, y tras una primera resistencia, el 14 de abril el rey optó por abandonar España para evitar una posible guerra civil y por falta de apoyos. Ese mismo día se proclamó la Segunda República (1931-1939).

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931

Se creó un gobierno provisional reflejo de lo acordado en el Pacto de San Sebastián. Se adoptaron las primeras medidas y reformas, dando lugar a conflictos como enfrentamientos entre anarquistas y socialistas, y protestas del Ejército y de la Iglesia.

El gobierno provisional convocó elecciones en junio de 1931, que dieron la victoria a la coalición republicano-socialista. Más tarde, se creó una comisión de diputados para preparar un proyecto constitucional, que generó un gran rechazo por parte de los sectores conservadores. La Constitución de 1931 se basaba en los siguientes aspectos:

  • Consolidar un régimen democrático basado en la soberanía nacional, con derecho de voto a las mujeres y reconocimiento sin limitaciones de los derechos individuales, a los que se unieron derechos colectivos y sociales.
  • Potenciar el poder legislativo con Cortes unicamerales, suprimiendo el Senado.
  • Creación del cargo de Presidente de la República, elegido por los diputados para un mandato de seis años sin reelección y con atribuciones escasas.
  • Creación del Tribunal de Garantías Constitucionales.
  • Separación de Iglesia y Estado, por la cual el Estado se declaró aconfesional y se autorizó la libertad de cultos. Se prohíben los centros educativos dirigidos por órdenes religiosas, se aprueba el matrimonio civil, el divorcio y los derechos de los hijos ilegítimos.
  • Creación de autonomías regionales que requería iniciativa municipal, plebiscito popular regional y aprobación en el Congreso de los Diputados.
  • Derecho de expropiación de las tierras.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras aprobarse la Constitución, se inició una nueva etapa con un gobierno presidido por Azaña, el Bienio Reformista (1931-1933), que implementó las siguientes medidas en un periodo de crisis:

Reformas Sociolaborales

Obra del ministro de Trabajo Largo Caballero. Entre ellas, se decretó un salario mínimo, se crearon los Jurados Mixtos para sustituir a los Comités Paritarios y se promulgaron normas para proteger a los jornaleros.

Reformas Militares

Impulsadas por Azaña como ministro de Guerra. Su objetivo era impedir intervenciones militares y conseguir un ejército moderno y eficaz. Entre sus medidas, suprimió la Ley de Jurisdicciones, revisó los ascensos de la etapa de la Dictadura y creó la Guardia de Asalto.

Reformas Educativas y Culturales

Dirigidas por Fernando de los Ríos. Se pretendía mejorar la enseñanza y erradicar el analfabetismo con un sistema laico, gratuito, unificado y público. El movimiento fue debilitándose por falta de dinero y la oposición de la Iglesia.

Reforma Agraria

Buscaba entregar parcelas a los campesinos más pobres y disminuir el poder de los grandes terratenientes (Ley de Bases para la Reforma Agraria). Las tierras de labranza no explotadas directamente por sus propietarios fueron declaradas expropiables por la Ley mediante indemnización, pasando a control estatal, para luego ser destinadas en régimen de arriendo a campesinos sin tierras.

Reforma Autonómica

Maciá había proclamado la República Catalana dentro de la Federación Ibérica, pero el Gobierno de Madrid inició negociaciones para la elaboración del Estatuto de Autonomía en 1932. La autonomía vasca y gallega se aprobaron años más tarde.

Reforma Religiosa

El objetivo fue reducir la influencia de la Iglesia, suprimiendo la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas y la retirada de símbolos religiosos de lugares públicos.

Oposición y Fin del Bienio Reformista

La actividad reformista encontró oposición en los sectores conservadores: algunos mandos militares prepararon un golpe para intentar recuperar el poder, con el general Sanjurjo al frente, pero fracasó por su falta de organización (La Sanjurjada, 1932). Esto supuso un cambio de estrategia en los sectores de derecha con la creación de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). También se opusieron los anarquistas, con una ofensiva revolucionaria que provocó huelgas generales e incidentes violentos (Casas Viejas). Estos problemas dieron lugar a la ruptura de la coalición republicano-socialista y la dimisión de Azaña en 1933. Tras un breve gobierno del partido radical de Martínez Barrio, Alcalá-Zamora, el Presidente de la República, decidió disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones.

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