Transición Española: De la Segunda República al Régimen Franquista y la Democracia

La Proclamación

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 fueron muy importantes. Los republicanos y socialistas ganaron en las ciudades grandes, lo que llevó a un cambio de gobierno. El 14 de abril, Niceto Alcalá Zamora anunció la Segunda República española y Alfonso XIII tuvo que irse al exilio. El gobierno provisional estaría formado por miembros de los partidos participantes en el Pacto de San Sebastián: Miguel Maura, Alejandro Lerroux, Manuel Azaña (partidos republicanos de izquierdas), Francisco Largo Caballero (PSOE); Santiago Casares Quiroga y Nicolau d ́Olwer. La gente estaba contenta porque la República significaba cambios positivos, como modernizar el país y dar más derechos a la población.

El gobierno republicano:

  • Restauró la Generalitat hasta la aprobación del Estatuto de Autonomía, después de que se proclamase unilateralmente la república catalana.
  • Abordó el problema agrario. Se promulgaron los decretos de laboreo forzoso, el de términos municipales y se aprobó el seguro de accidentes laborales, la jornada laboral de ocho horas y se prohibió expulsar de sus tierras a los pequeños arrendatarios.
  • Impulsó un proyecto educativo. Se reformó y mejoró la educación para convertirla en motor de la transformación social. Su objetivo era construir más escuelas, formar al profesorado y erradicar el analfabetismo.
  • Llevó a cabo la reforma y despolitización del ejército. Se firmó el decreto de retiros y se cerró la Academia General Militar de Zaragoza para asegurar un ejército moderno, con menos oficiales y leal a la República.
  • Atendió la cuestión del orden público. Se creó la Guardia de Asalto para asegurar el orden público en las ciudades, aunque a veces se recurrió al ejército.

La jerarquía católica, terratenientes, industriales y financieros reaccionaron con temor ante el nuevo régimen. Este conflicto fue aprovechado por una minoría anarquista que incendió iglesias y conventos.

El 28 de junio se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes a través de sufragio universal masculino y se rebajó la edad mínima a 23 años. La coalición de republicanos y socialistas obtuvo el 90% del Parlamento. Se definió a España como una república democrática de trabajadores de toda clase y se contempló un amplio abanico de libertades políticas y derechos sociales como el voto femenino, el matrimonio civil, el divorcio o el acceso gratuito y obligatorio a la enseñanza primaria. Se respetaba la propiedad privada, pero esta podía ser objeto de expropiación forzosa en caso de interés nacional. Además, se contempló la posibilidad de nacionalizar ciertos sectores de la economía.

La República se configuraba como un “Estado integral” donde varias provincias podían componer una región autónoma. No obstante, la elaboración de cada estatuto de autonomía debía ser aprobado por las Cortes. Se declaraba la no confesionalidad del Estado, la libertad de culto, la separación Estado-Iglesia y el fin de la financiación estatal a la Iglesia. Tres meses después, la Constitución sería aprobada el 9 de diciembre de 1931. Su redacción fue fruto de la coalición republicano-socialista, por lo que la derecha monárquica no la aceptó como suya. Además, las Cortes dictaminaron que Alfonso XIII era culpable de alta traición, condenándolo al destierro perpetuo, por su responsabilidad en el golpe de Estado de Primo de Rivera.

El debate sobre el voto femenino dio lugar a un acalorado debate sobre la idoneidad de las mujeres para ejercer el derecho al voto. En él se enfrentaron las tres diputadas defensoras del feminismo: Clara Campoamor, de larga trayectoria feminista y republicana, defendió en solitario la aplicación inmediata del sufragio femenino, mientras que Victoria Kent y Margarita Nelken, diputadas por los partidos Radical Socialista y PSOE, adujeron que las mujeres no estaban preparadas aún para votar por considerar que estaban tuteladas por el clero o sus maridos, y proponían el aplazamiento de esta medida. Clara Campoamor consideró este aplazamiento un error histórico, al recordar en la cámara las palabras de Humboldt. Esta división entre las feministas se produjo tanto en el seno de los partidos de izquierda como en los de derecha. Finalmente, en la sesión del 1 de octubre de 1931, los partidarios del voto femenino se impusieron con 160 votos a favor y 121 en contra. El resto se abstuvo y dos meses después se volvió a votar por haber solicitado un diputado retrasar esta medida: en esta segunda votación el sufragio femenino se hizo realidad definitiva por solo cuatro votos de diferencia.


El Bienio Reformista

Alcalá Zamora encargó a Manuel Azaña la formación de un gobierno que estaría al frente de la República entre diciembre de 1931 y septiembre de 1933. Lerroux, líder del Partido Radical, rechazó permanecer en el gobierno si también se mantenían los socialistas, ante lo cual, Azaña optó por la alianza de los republicanos de izquierdas y los socialistas.

La instauración de la República coincidió con la Gran Depresión del 29. Los efectos en España fueron menores que en otros países europeos, por lo que el sector más afectado fue el comercio exterior. Eso no quita a que la economía española aún estaba muy atrasada: falta de inversión, producción poco competitiva, escasa demanda debido a los bajos salarios, etc. Esto, sumado al déficit que había dejado la dictadura con su plan de obras públicas, dificultó la ejecución de todas las reformas que se estaban tratando de implantar, lo que aumentó la conflictividad social y perjudicó la imagen de la República.

Durante la Segunda República española, el gobierno republicano realizó reformas significativas para reducir la influencia de la Iglesia en el Estado y la sociedad. Entre estas medidas se encontraba la disolución de la Compañía de Jesús y la nacionalización de sus bienes, además de la creación de leyes como la del divorcio y la regulación de congregaciones religiosas. Asimismo, se estableció la educación gratuita y laica en 1932, con el objetivo de construir un gran número de escuelas primarias y fomentar la cultura, aunque estos esfuerzos se vieron limitados por problemas presupuestarios. Al mismo tiempo, el gobierno republicano liderado por Largo Caballero impulsó leyes laborales progresistas, como la regulación de los contratos de trabajo y la protección del trabajo femenino e infantil. Sin embargo, estas reformas enfrentaron una fuerte oposición por parte de las patronales y sectores conservadores de la sociedad.

La Constitución intentó resolver un problema que se arrastraba desde la Restauración: el reconocimiento del derecho a la autonomía de las regiones con conciencia nacionalista o autonomista:

  • Cataluña. Fue la primera región en lograr el Estatuto de Autonomía (1932), aunque este sufriese recortes en su paso por las Cortes. Obtuvo competencias exclusivas en derecho civil y régimen administrativo, en la red secundaria de transporte, sanidad y servicios sociales. Además, de competencias compartidas en educación, orden público y Hacienda.
  • País Vasco. Se aprobó en 1936 e incluía a las tres provincias vascas y Navarra.
  • Galicia. Se retrasó por la falta de un partido nacionalista fuerte. Finalmente, el Partido Galeguista presentó un proyecto de estatuto, pero el estallido de la Guerra Civil impidió su ratificación.
  • Valencia y Andalucía presentaron un anteproyecto, mientras que las aspiraciones autonómicas de Aragón y Baleares se vieron frenadas por la Guerra Civil.

El sector agrario presentaba serios problemas como sus rasgos arcaicos y la estructura de la propiedad. Estos problemas se agravaron con la crisis económica internacional, lo que impulsó el paro y la actividad sindical. La ley de reforma agraria de 1932 fue bastante moderada: pretendía la modernización técnica y acabar con el latifundismo estableciendo cuatro tipos de tierras expropiables mediante indemnización: antiguos señoríos, tierras mal cultivadas, las permanentemente arrendadas y las de regadío que no estuviesen regadas. La aplicación de la ley quedó en manos del Instituto de Reforma Agraria (IRA), que contaba con un escaso presupuesto y una alta desorganización, por lo que sus resultados fueron bastante limitados. Si el plan era asentar a 75.000 familias en dos años, solo se establecieron unas 12.000. La lentitud de su aplicación derivó en protestas radicales e insurrecciones anarquistas.

La oposición conservadora durante la Segunda República española adoptó dos enfoques distintos: la vía conspirativa, liderada por la derecha monárquica y los fascistas a través de Renovación Española y los carlistas con la Comunión Tradicionalista; y la vía pacífica, encabezada por la derecha católica a través de la CEDA, liderada por José María Gil Robles. La CEDA contó con el respaldo del Vaticano y movilizó a los católicos en defensa de la religión, la familia, el orden y la propiedad, con características similares al fascismo italiano. En medio de tensiones internas y externas, el gobierno de Azaña enfrentó la presión de organizaciones empresariales, sindicales y políticas, incluida la CNT y su líder, así como la división dentro del PSOE. El crecimiento de la CEDA llevó a la dimisión de Azaña y a la convocatoria de nuevas elecciones en noviembre de 1933, con Lerroux encargado de formar gobierno.


El Bienio de la CEDA

En las elecciones de 1933, las mujeres votaron por primera vez en un clima político tenso. La CEDA movilizó a los católicos, mientras que los socialistas radicales, liderados por Largo Caballero, buscaron la revolución social, y los anarquistas promovieron la abstención. José Antonio Primo de Rivera fundó la Falange Española un mes antes de las elecciones, que luego se transformó en Falange Española y de las JONS en 1934. Las derechas, principalmente la CEDA y el Partido Radical, ganaron las elecciones, ya que se presentaron unidos para revisar las reformas del primer bienio, mientras que los partidos de izquierda se presentaron divididos. Esto reflejó un desplazamiento del electorado hacia la derecha, dejando un Parlamento muy fragmentado y polarizado con más de veinte partidos políticos.

Durante el primer año, los radicales de Lerroux formaron una coalición con otros partidos republicanos de centro, apoyados por la CEDA, que buscaba revisar las reformas. Se realizaron modificaciones en la política religiosa, la legislación laboral y la reforma agraria, y se revirtieron algunas medidas, como la ley de términos municipales y la devolución de tierras confiscadas a los latifundistas. Las Cortes también aprobaron una ley de amnistía que incluyó a los golpistas de 1932, lo que provocó la escisión del ala izquierda del Partido Radical en la Unión Republicana. Además, en 1934 surgieron conflictos sociales y tensiones autonómicas, incluyendo huelgas generales en el sector agrario, conflictos de competencia con la Generalitat en Cataluña y el bloqueo del estatuto de autonomía vasco por parte de la mayoría radical-cedista.

La entrada de la CEDA en el gobierno tras las elecciones de 1933 generó tensiones políticas y sociales, intensificando conflictos y desencadenando reacciones en diferentes regiones. Sin embargo, la oposición y la confrontación no lograron una transformación significativa, y la represión gubernamental reprimió los levantamientos, como la huelga general en Asturias. Lerroux se vio obligado a formar otro gobierno radical-cedista con una mayoría de ministros de la CEDA, lo que aceleró la reversión de las reformas del bienio anterior. Las reformas sociales y laborales fueron desmanteladas, se anularon los jurados mixtos y Gil Robles, ministro de la Guerra, entregó los mandos militares a antiazañistas de dudosa lealtad a la República, como Fanjul, Mola y Franco. Se consideró una reforma constitucional, pero una crisis en el Partido Radical por escándalos de corrupción, incluyendo estraperlo y el asunto de Nombela, lo detuvo. Gil Robles esperaba este momento, sin embargo, Alcalá Zamora se negó a entregarle el cargo de jefe de gobierno. Ante rumores de un golpe de Estado, Zamora intentó crear un gran partido republicano de centro. Sin embargo, al no poder gobernar sin apoyos parlamentarios, disolvió las Cortes y convocó elecciones para febrero de 1936.

Los partidos de izquierda, republicanos, socialistas y comunistas, preocupados por el avance del fascismo, se unieron para formar el Frente Popular y acordaron un programa común para las elecciones, que serían las últimas democráticas durante más de 40 años. A pesar de una victoria ajustada, el Frente Popular obtuvo una amplia mayoría de diputados en las Cortes. Alcalá Zamora designó a Azaña para formar el gobierno, pero los socialistas rechazaron volver a una coalición con los republicanos, a pesar de las recomendaciones de Indalecio Prieto. El gobierno tomó medidas urgentes, como la amnistía general de los encarcelados en octubre de 1934, incluido Lluís Companys, y restableció la autonomía de Cataluña. Obligó a los empresarios a readmitir a los trabajadores despedidos y reanudó el proceso reformista. La entrada de la CEDA en el gobierno tras las elecciones de 1933 desencadenó tensiones políticas y sociales, exacerbando conflictos en diferentes regiones. Sin embargo, la respuesta gubernamental logró contener los levantamientos, como la huelga general en Asturias, aunque no se alcanzó una transformación significativa a pesar de la oposición y la confrontación.

La conspiración militar liderada por figuras como Sanjurjo, Varela, Franco y Mola, respaldada por las oligarquías monárquicas y los católicos de la CEDA, buscaba restaurar el orden social mediante un golpe de Estado. A pesar de los intentos del gobierno por desarticularla, el plan incluía sublevaciones violentas en múltiples guarniciones militares. El fracaso del golpe en la mayoría de las grandes ciudades junto a que las sublevaciones no ocurrieron simultáneamente desencadenó una guerra civil que duró tres años.


La Guerra Civil

La historiografía de la Guerra Civil española es un campo complejo que aborda cómo se ha interpretado y narrado el conflicto a lo largo del tiempo. Analiza causas, actores, consecuencias y legado, ofreciendo diversas perspectivas ideológicas y sociales. Este estudio dinámico nos permite comprender mejor uno de los episodios más significativos de la historia española.

El golpe de Estado liderado por monárquicos, carlistas, falangistas y la extrema derecha, inicialmente planificado para el 18 de julio, comenzó anticipadamente en Melilla. Franco declaró el estado de guerra en Canarias y se dirigió a Marruecos para liderar el ejército de África, desde donde la rebelión se propagó por el país. Aunque lograron tomar varias regiones, fracasaron en las grandes ciudades y zonas industriales debido a la lealtad a la república de las fuerzas del orden y la resistencia popular. Este fracaso desencadenó una prolongada Guerra Civil que duró casi tres años. Desde el 20 de julio, España quedó dividida entre las grandes ciudades y zonas industriales en manos del gobierno, y las zonas agrícolas controladas por los sublevados. Aunque el gobierno inicialmente tenía superioridad en medios aéreos y navales, los rebeldes recibieron apoyo de aviones italianos y alemanes. La decisión de armar a las milicias provocó caos y una situación revolucionaria. Los sublevados, llamados «nacionales», buscaban acabar con la anarquía, respaldados por la oligarquía, pequeños propietarios y partidos de derecha. Los republicanos, conocidos como «rojos», defendían la democracia frente al fascismo, con un espectro político y social diverso.

Los sublevados, liderados por Franco, intentaron conquistar rápidamente Madrid, pero su avance se detuvo en la sierra de Guadarrama. Franco decidió liberar el Alcázar de Toledo antes de atacar la capital, lo que permitió la resistencia republicana en Madrid. El gobierno republicano se trasladó a Valencia, mientras en Madrid se formó una Junta de Defensa liderada por José Miaja. Las fuerzas republicanas resistieron los bombardeos y recibieron apoyo de tanques soviéticos y Brigadas Internacionales.

Franco evitó un ataque frontal, lo que resultó en batallas en Jarama y Guadalajara, donde los republicanos lograron victorias. Por otro lado, Queipo de Llano ocupó Málaga y atacó a civiles en su huida hacia Almería. El fracaso en la conquista de Madrid llevó a un cambio en la estrategia sublevada, que adoptó una táctica de desgaste y ocupación sistemática del territorio republicano, apoyada militarmente por Hitler y Mussolini. Franco se dirigió al norte industrial y minero bajo control republicano, buscando minar la resistencia. Aviones alemanes bombardearon Durango y Guernica, causando devastación.

Las tropas franquistas ocuparon Gijón en octubre de 1937, asegurando el control del norte de la península, incluyendo minas y siderúrgicas clave. Tomado el norte, Franco se volvió hacia Madrid. El gobierno republicano, liderado por Juan Negrín, lanzó una ofensiva en Teruel para defender la capital. Franco contraatacó y ordenó la reconquista de Madrid. La derrota en Teruel en febrero de 1938 fue devastadora para la República en términos de pérdidas humanas y de armamento. Franco continuó con una ofensiva en el frente de Aragón, alcanzando el Mediterráneo en abril de 1938, dividiendo la España republicana en dos zonas y aislando a Cataluña. Decidió dirigirse hacia Valencia, deteniendo su avance en Castellón por la resistencia republicana.

Juan Negrín estableció un gobierno en Alicante, defendiendo la resistencia. Un golpe de Estado liderado por el coronel Casado en Madrid el 5 de marzo llevó a la formación del Consejo Nacional de Defensa, buscando negociar la paz con Franco. Negrín y los comunistas marcharon al exilio, mientras que Franco exigió la rendición incondicional. Finalmente, los franquistas tomaron el control de Madrid, Alicante y Cartagena a finales de marzo, poniendo fin a la Guerra Civil española el 1 de abril de 1939.

Durante la guerra civil española y la posterior represión, se estima que hubo alrededor de 600,000 muertes, de las cuales menos de 200,000 ocurrieron en combate y unas 190,000 fueron víctimas de la represión. El resto falleció debido a bombardeos, hambruna y enfermedades. Tras la guerra, una gran cantidad de republicanos se exiliaron. La primera ola de exiliados ocurrió tras la caída del País Vasco, destacando los niños de la guerra. Los hombres fueron internados en campos de concentración en condiciones precarias en el sureste de Francia, mientras que el resto de la población fue distribuida en centros de acogida por todo el país. Desde marzo de 1939, el puerto de Alicante se convirtió en otra vía importante de escape.


Evolución Política

La Guerra Civil Española se desató en un momento tenso de relaciones internacionales, con las democracias occidentales temiendo una nueva guerra mundial y optando por una política de no intervención para no alienar a Alemania. Mientras tanto, los sectores conservadores y católicos la veían como una lucha contra el comunismo, y los izquierdistas como un enfrentamiento por la libertad frente al fascismo. A pesar del Acuerdo de No Intervención firmado por varias naciones, las democracias occidentales se negaron a apoyar al gobierno republicano, obligándolo a buscar ayuda en la URSS, que llegó más tarde en 1936.

El bando franquista recibió ayuda de Hitler, Mussolini y la dictadura del Estado Novo portugués, quienes proporcionaron tropas, armamento y apoyo logístico, lo que fue fundamental para su avance sobre Madrid y la victoria final. Además, recibieron ayuda financiera de capitalistas españoles y multinacionales angloamericanas. Por otro lado, la República tuvo dificultades para adquirir armas y combustible, dependiendo principalmente de la ayuda militar de la URSS, aunque esta asistencia era irregular y pagada con reservas de oro. La participación de las Brigadas Internacionales, aunque no tuvo un gran impacto militar, elevó la moral de la retaguardia y los combatientes republicanos.

El golpe de Estado, inicialmente concebido para evitar una revolución, terminó desencadenándola. Tras el fracaso de Casares Quiroga en disolver las guarniciones rebeldes el 18 de julio, el poder efectivo de la República cayó en manos de milicias. Surgieron comités y juntas autónomas en todo el territorio español, dando lugar a una verdadera revolución social. Durante los primeros meses de 1937, se desató un caos provocado por milicias y tribunales populares contra los sublevados, conocido como el «terror rojo«, que incluyó asesinatos e incendios de iglesias y conventos, destacando el asalto a la cárcel Modelo de Madrid y los «paseos».

La CNT y la UGT lideraron una revolución social que se manifestó principalmente a través de las colectivizaciones en industrias y servicios esenciales. En Cataluña, la CNT controló la mayoría de las industrias y servicios. Sin embargo, republicanos, socialistas y comunistas se opusieron a esta revolución, priorizando la victoria militar sobre los sublevados. En Cataluña y Valencia, los trabajadores se distanciaron de la revolución debido a problemas como el aumento del trabajo, salarios insuficientes, inflación y escasez de alimentos. A pesar de esto, estas regiones continuaron proporcionando suministros para el frente.

José Giral dimitió debido al rápido avance de los sublevados y la falta de intervención extranjera. Largo Caballero formó un nuevo gobierno de coalición en septiembre, incluyendo a comunistas y nacionalistas catalanes y vascos. En noviembre, se integraron ministros anarcosindicalistas, como Federica Montseny, en un gobierno que priorizaba la victoria en la guerra sobre la revolución. Se formó el Ejército Popular de la República y se centralizó el mando militar. Aunque se restauró el orden público, Cataluña y el País Vasco mantuvieron cierta autonomía. Surgieron tensiones entre socialistas y comunistas debido a las colectivizaciones anarquistas, especialmente en Barcelona.

Tras los enfrentamientos de mayo de 1937 en Barcelona, dirigentes socialistas y el PCE se distanciaron de Largo Caballero, abogando por un gobierno más centralizado para ganar la guerra. Azaña nombró a Juan Negrín presidente del gobierno en mayo de 1937. Durante la guerra, el PCE amplió su influencia con un enfoque en la defensa de la República y la centralización de esfuerzos militares y económicos. Se estableció un gobierno más autoritario, se reforzó el ejército y se ilegalizó a grupos revolucionarios como el POUM. Sin embargo, las diferencias sobre cómo afrontar la guerra provocaron la ruptura entre socialistas y comunistas en la crisis de abril de 1938. A pesar de los esfuerzos de Negrín por resistir, la caída de Cataluña en 1939 y el reconocimiento internacional del gobierno de Franco por parte de Francia y el Reino Unido, llevaron al colapso final de la República. El golpe de Estado de Casado en marzo de 1939 aceleró su caída.

En 1938, Franco estableció su primer gobierno, centralizando todos los poderes en sí mismo y derogando las reformas republicanas, mientras fortalecía la posición de la Iglesia Católica. Internacionalmente, el régimen fue gradualmente reconocido por potencias como Alemania, Italia, Portugal, el Vaticano, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos, consolidando su legitimidad. La alianza entre la Iglesia y el régimen se fortaleció con la carta colectiva de los obispos españoles en 1937.


El Franquismo

El resultado de la Guerra Civil fue la consolidación del régimen dictatorial establecido por los sublevados desde octubre de 1936. Este régimen perduró hasta la muerte del dictador en 1975. Durante casi cuarenta años, el franquismo se mantuvo como una dictadura firme, aunque sus instituciones experimentaron evoluciones. Se distinguen dos etapas principales del franquismo: La primera, hasta 1959, caracterizada por el intento de establecer un Estado totalitario inspirado en el fascismo y basado en la autarquía económica. La segunda etapa, iniciada en la década de 1950, fue marcada por el fracaso de la política económica y la necesidad de reconocimiento internacional, lo que llevó a la liberalización económica. Esto resultó en un período de crecimiento económico y modernización social durante la década de 1960.

Como vencedor de la Guerra Civil, Francisco Franco impuso una dictadura conservadora de base militar, ejerciendo un poder personal y absoluto al concentrar todos los poderes del Estado. Utilizó la represión sistemática contra sus opositores y adaptó su régimen a las circunstancias internas y externas. Durante los primeros años, mantuvo rasgos del fascismo totalitario, pero tras la Segunda Guerra Mundial, eliminó algunos de estos aspectos para congraciarse con los aliados. Los medios de comunicación lo mitificaron como un líder providencial.

En la instauración y consolidación del régimen franquista, tres instituciones clave colaboraron estrechamente:

  • El Ejército, que mantuvo su lealtad al generalísimo Franco y fue fundamental para garantizar la unidad nacional. Sus altos mandos disfrutaron de privilegios y cargos ministeriales, aunque hubo desacuerdos internos sobre ciertos aspectos de la política del régimen.
  • La Falange, sometida al control de Franco desde 1937, sirvió como enlace entre el líder y la sociedad, contribuyendo a consolidar su poder personal. A pesar de que su influencia política disminuyó después de la Segunda Guerra Mundial, Franco mantuvo su control sobre el sindicato único y la Secretaría General del Movimiento.
  • La Iglesia colaboró estrechamente con el régimen, respaldando su política represiva y conformando el nacionalcatolicismo, que influyó en los valores y comportamientos de la sociedad española.

Además, Franco recibió apoyo social y económico de empresarios, comerciantes y terratenientes, mientras que muchas clases medias y populares se mantuvieron al margen de la política para evitar represalias. Las «familias» del régimen franquista en 1936, compuestas por fuerzas políticas, sociales y religiosas, compartían el rechazo a las reformas de la Segunda República pero diferían en sus visiones de Estado y sociedad. Franco actuó como árbitro entre ellas, asignándoles roles según su voluntad. Los militares controlaban aspectos de orden público, los falangistas asumían responsabilidades sociales, y los católicos, incluido el Opus Dei, influían en educación y economía. Los monárquicos, divididos entre carlistas y juanistas, también tenían presencia en el régimen.

El control social e ideológico franquista adquirió formas autoritarias a través de la educación, la cultura y la censura generalizada. Además, se utilizaban todos los instrumentos propagandísticos y de comunicación: radio, prensa, cine, y también la televisión desde 1956, se utilizaron para ensalzar la figura del caudillo e imponer la moral nacionalcatólica. El régimen se valió de las organizaciones de FET y de las JONS, como Frente de Juventudes, Sección Femenina o el Sindicato de Estudiantes Universitarios para inculcar los valores de la tradición española: valentía, disciplina, obediencia. La Sección Femenina se encargó de controlar y educar a las mujeres a través de medios como el Servicio Social obligatorio. Modeló el nuevo tipo de mujer que necesitaba la España nacional católica, reducida al cumplimiento de sus deberes como esposa y madre, relegada al ámbito de la familia y el hogar, y siendo despojada de sus derechos políticos y civiles. El Frente de Juventudes educaba a los niños en el amor a la patria y a los valores de raza, imperio y religión. El adoctrinamiento estaba en todos los ámbitos: camisa azul para los vencedores, el retrato de Franco era saludado brazo en alto, etc.

El sistema educativo de la Segunda República fue reemplazado por disposiciones del bando franquista, con respaldo eclesiástico, que otorgaron a la Iglesia el control de la enseñanza primaria y secundaria. Se introdujo el estudio obligatorio de la Religión en todos los niveles, y la Formación del Espíritu Nacional, impartida por la Falange, propagó los principios del Movimiento Nacional. La educación se convirtió en un medio de adoctrinamiento en los valores nacionalcatólicos, con clases segregadas por sexo y rituales diarios como el Cara al sol y el homenaje a la bandera.


Institucionalización del Régimen

El Estado franquista se institucionalizó mediante leyes fundamentales, promulgadas gradualmente hasta 1967, al carecer de una constitución. Entre ellas destacan el Fuero del Trabajo (1938) y la Ley Constitutiva de las Cortes. Se estableció un sistema de participación corporativa, controlado por Franco. Durante la Guerra Civil, se promulgaron leyes sindicales y sociales inspiradas en el fascismo italiano, consolidadas en 1940 con la Unidad Sindical y la Organización Sindical Española, estableciendo el sindicato vertical controlado por la Falange. Girón de Velasco impulsó leyes sociales, incluyendo seguro de enfermedad y el Plan de Universidades Laborales.

Franco buscó reconocimiento internacional con el Pacto Antikomintern, consolidado tras la Segunda Guerra Mundial con el concordato con la Santa Sede y pactos con EE. UU. Durante la guerra, España mantuvo una aparente neutralidad, aunque simpatizó con el Eje. Intentó unirse a la guerra, pero Hitler rechazó las condiciones en Hendaya. Cambió a no beligerancia, apoyando logísticamente al Eje y enviando la División Azul en 1941. Tras la entrada de EE. UU. en la guerra, volvió a la neutralidad y retiró la División Azul. Adoptó una imagen católica y conservadora, reduciendo el poder de la Falange y aprobando leyes para convertirse en reino en 1947. Sin embargo, su apoyo pasado al Eje y régimen dictatorial la aislaron diplomáticamente.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos bloques liderados por EE. UU. y la URSS, iniciando la Guerra Fría. Franco fue considerado un aliado anticomunista, y España, una base estratégica por EE. UU. y el Reino Unido. La presión de países árabes y latinoamericanos llevó a la revocación de la condena de la ONU en 1950, permitiendo a España acceder a organismos internacionales. La confirmación de su salida del aislamiento llegó con el concordato con la Santa Sede y los Pactos de Madrid con EE. UU., que otorgaron asistencia económica y militar. A pesar de intentos de presentarse como democrático y católico, el franquismo enfrentó una crisis multifacética desde 1945, desencadenando cambios en el gobierno en 1957.

Franco mantuvo el poder gracias a los acuerdos con EE. UU. y la Santa Sede, el ingreso a la ONU (1955) y la visita del presidente Eisenhower. La crisis de 1957 llevó a una remodelación del gobierno y al Plan de Estabilización de 1959, liderado por economistas como Navarro Rubio y Alberto Ullastres. Este plan incluyó medidas fiscales para reducir la inflación, liberalizar el comercio y aumentar la inversión extranjera, lo que permitió a España un desarrollo sin precedentes en la década de 1960. Desde 1957 hasta finales de los años 60, el régimen franquista implementó nuevas leyes y libertades para asegurar su continuidad, incluyendo la Ley de Régimen Jurídico de la Administración Civil del Estado para descentralizar la administración, la Ley de Prensa e Imprenta que eliminaba la censura, y la Ley Orgánica del Estado que desarrollaba el sistema seudodemocrático con representación a través de familia, municipio y sindicato.

A finales de 1969, las facciones aperturistas y continuistas en el régimen de Franco evidenciaron diferencias sobre el futuro del país tras su muerte. Los tecnócratas enfrentaron un escándalo financiero, exacerbando estas tensiones. El proceso de Burgos en 1970 y el asesinato de Carrero Blanco en 1973 por ETA marcaron hitos importantes, acelerando el final de la dict

adura franquista.El sucesor de Carrero Blanco, Arias Navarro, enfrentó desafíos significativos,incluida la crisis del petróleo de 1973, el aumento del terrorismo y la caída deotros regímenes dictatoriales en Europa. El gobierno respondió con medidas represivas, incluso ejecuciones que generaron protestas internacionales. La muerte de Franco en 1975 marcó el fin del régimen dictatorial y el inicio del camino hacia la democracia con Juan Carlos I. Los medios de comunicación,tanto nacionales como extranjeros, siguieron de cerca la evolución de la enfermedad de Franco debido a las incertidumbres sobre el futuro deEspaña:La prensa nacional, controlada por el régimen, se ajustó a la versión oficial, elogiando a Franco y lamentando su pérdida, aunque algunos periódicos fueron más audaces al elogiar al futuro rey.La prensa extranjera, a menudo censurada por el régimen, aprovechó la oportunidad para criticar a Franco, lo retrataron como un represor y un autócrata mediocre, y señalaron su pasado fascista y su relación con Hitler.

11.3 TRANSFORMACIONES El modelo económico impuesto por Franco se basó en dos ideas principales: la autarquía nacional y la intervención estatal, siguiendo el ideario fascista italiano. El gobierno intervino y controló todas las actividades económicas, lo que resultó en escasez de divisas y desabastecimiento continuo de productos básicos. Se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, inspirado en el IRI italiano, para fomentar y nacionalizar la industria, especialmente en sectores estratégicos como el militar, naval, siderúrgico y automotriz. Se controlaron la producción y los precios, especialmente en la agricultura,mediante el Instituto Nacional de Colonización (INC) para mejorar las condiciones del sector. Además, se impulsó la construcción de embalses para optimizar los recursos hídricos y aumentar la producción de electricidad y el riego.La política económica del régimen franquista agravó las condiciones de vida de la población de varias maneras: Retrasó la recuperación económica, no alcanzando la renta per cápita previa a la guerra hasta los años cincuenta.; Se convirtió en un eficaz medio de control y represión social; Produjo restricciones y desabastecimiento de productos básicos; Los años cuarenta fueron conocidos como «malogrados», marcados por hambruna, pobreza y miseria. El gobierno abrió comedores servidos por el Auxilio Social y unas 260.000 personas emigraron a Latinoamérica entre 1950 y 1954 en busca de mejores condiciones; Se implantaron cartillas de racionamiento entre 1939 y 1952 para regular la escasez de alimentos y controlar los precios, lo que dio lugar al surgimiento del estraperlo, un mercado negro con precios exorbitantes; Se generó una corrupción generalizada,enriqueciendo a quienes estaban cerca del régimen, mientras que el hambre y la miseria se utilizaron como herramientas de control y represión para mantener la división social y el miedo.La crisis económica de los años cincuenta fue resultado del fracaso de la política autárquica, el aislamiento internacional y la falta de inversiones extranjeras, lo que generó una fuerte crisis social debido a la inflación, la congelación de los salarios y las precarias condiciones de vida. Esto provocó un aumento significativo de las huelgas laborales y las protestas estudiantiles,especialmente en la universidad, que se convirtió en un foco antifranquista.Ante esta crisis, Franco remodeló el gobierno en 1957, nombrando técnicos para los ministerios de Hacienda y Economía con el objetivo de modernizar las estructuras y liberalizar la economía para evitar la quiebra financiera. España ingresó en organismos internacionales como la OECE, el FMI y el BIRD en 1958, lo que proporcionó ayuda financiera y técnica para ejecutar estas medidas. El Plan de Estabilización de 1959 incluyó medidas fiscales como la congelación de salarios, reducción del gasto público y aumento de impuestos, así como medidas para liberalizar el comercio interior y exterior, facilitando inversiones extranjeras y devaluando la peseta para impulsar las exportaciones. Aunque estas medidas empeoraron las condiciones de vida a corto plazo, España experimentó un desarrollo sin precedentes durante la década de 1960.La crisis del petróleo en 1975 interrumpió el tercer plan, aumentando el desempleo y la inflación.Durante el período de 1960 a 1975, el sector industrial fue fundamental para el crecimiento económico de España, con la renta nacional triplicándose y el PIB creciendo a una tasa anual del 7%. Factores como el aumento de la producción, la competitividad y el uso de nuevas tecnologías contribuyeron a este desarrollo, junto con la migración de mano de obra rural hacia áreas industriales, turísticas y de servicios. La creación de pequeñas y medianas empresas nacionales, así como la llegada de multinacionales,posicionaron a España como una gran potencia industrial. Sin embargo, este modelo productivo dependía en gran medida de factores externos, como las exportaciones al mercado exterior, la modernización tecnológica impulsada por la inversión extranjera en industrias rentables.Durante el período del baby boom en España, mejores condiciones económicas y sanitarias llevaron a un descenso de la mortalidad, aumento de la esperanza de vida y un crecimiento demográfico significativo. Ante la falta de empleo, muchas personas emigraron al extranjero, especialmente a Europa y América Latina. Aunque la mayoría regresó, algunos fueron influenciados por ideas democráticas. Este éxodo rural y crecimiento demográfico transformaron la distribución geográfica y las relaciones sociales, con una rápida urbanización y cambios en la demanda de vivienda y los hábitos de vida.


11.4 LA REPRESIÓNDurante y después de la Guerra Civil española, alrededor de 500.000 personas huyeron de España para evitar represalias. La mayoría se refugió en Francia,donde muchos fueron internados en campos de concentración, mientras que otros buscaron asilo en el norte de África. Los intelectuales y especialistas encontraron refugio en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Las instituciones republicanas se establecieron primero en México y luego en París, brindando apoyo a los exiliados, pero sin éxito en sus intentos de derrocar aFranco. Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos exiliados fueron indultados, mientras que otros fueron recluidos en campos de exterminio. Algunos españoles también formaron parte de La Nueve, la división que liberó París en 1944.Durante el régimen de Franco, se aplicaron leyes excepcionales para detener, y ejecutar a los enemigos políticos, como la Ley de Responsabilidades Políticas, la Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo, y la Ley de Seguridad del Estado. Esto llevó a la detención de más de 270.000 personas y al paso de medio millón por campos de concentración. Las purgas sociopolíticas, denuncias y sentencias arbitrarias por tribunales militares fueron comunes. Lapoblación carcelaria disminuyó por ejecuciones, hambre y enfermedades, así como por el trabajo forzado.También se depuró a funcionarios y profesores sospechosos de republicanismo, se mantuvo la división entre vencedores y vencidos, y se prohibieron los nacionalismos periféricos y el uso público de sus lenguas.El primer frente de oposición al régimen franquista fue protagonizado por excombatientes republicanos que se refugiaron en zonas montañosas, llevandoa cabo acciones de guerrilla. En el exilio, las organizaciones republicanas esperaban el derrocamiento del Eje por parte de los aliados y la restauración de la república española. El PCE introdujo maquis a través del valle de Arán en1944, pero su actividad armada cesó en 1948, continuando en núcleos aislados hasta los años sesenta. Las demandas laborales también aumentaron con huelgas, principalmente en Madrid, Asturias, Cataluña y el País Vasco. En el entorno del régimen, la oposición surgió de los falangistas puros y los militares monárquicos que abogaban por la coronación de Juan de Borbón.Durante los años 60 y 70, la falta de libertades en España cohesionó a diversos sectores de la sociedad en oposición al régimen franquista. La represión estatal persistió mediante los cuerpos de seguridad y la judicatura. El desarrollo industrial propició el surgimiento del movimiento obrero, representado por lasComisiones Obreras (CC.OO), a pesar de la ilegalización y encarcelamiento de sus dirigentes. La universidad se convirtió en un foco de oposición, mientras el movimiento vecinal luchaba contra la especulación urbanística. Por otro lado, la Iglesia adoptó posturas renovadoras, alejándose del nacionalcatolicismo y abogando por la reconciliación y los derechos humanos.La oposición política al régimen de Franco se manifestó tanto desde el exilio como dentro del país, a pesar de la represión. Destacaron grupos como el Partido Comunista de España (PCE), que organizó una huelga general en1959, y surgieron nuevas organizaciones como la Unión de Fuerzas Democráticas y el Partido Socialista del Interior. La diversidad interna condujo a la formación de la Junta Democrática de España y la Plataforma de Convergencia Democrática, mientras que en 1974 se creó la Unión Militar Democrática (UMD).Durante la dictadura de Franco, la cultura estuvo marcada por valores tradicionales, católicos y nacionalistas, bajo estricta censura y sin influencias extranjeras. Las facciones del régimen, como los falangistas y los católicos,tuvieron diferencias ideológicas en este ámbito. La arquitectura siguió esquemas conservadores, destacando proyectos de reconstrucción urbana y edificios religiosos, como el Valle de los Caídos. En el cine, se promovían los valores del régimen y la glorificación de su figura. La cultura de oposición al franquismo surgió a finales de los años 60 debido a la falta de espacios de participación cultural. Destacaron medios disidentes como el diario Madrid y revistas como Cuadernos para el Diálogo y Triunfo.Profesores universitarios como López Aranguren, Tierno Galván y Vicens Vives fueron expulsados de sus cátedras en 1966 por su oposición al régimen. La narrativa, la poesía, el cine y la arquitectura experimentaron un florecimiento con un tono político y crítico. España se convirtió en uno de los países europeos con mayor número de artistas reconocidos internacionalmente en la década de 1970.


12.1. LA EVOLUCIÓN La confirmación de Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno generó críticas por su vínculo con el franquismo. A pesar de expectativas de reformas,el gobierno apenas progresó. La Ley de Asociación Política fue aprobada pero no aplicable debido a restricciones legales. La falta de avance represión, como en Vitoria en marzo de 1976. La Coordinación Democrática propuso una ruptura democrática con el franquismo, buscando un gobierno provisional para garantizar amnistía y elecciones. Adolfo Suárez reemplazó a Arias Navarro en julio de 1976, comprometiéndose con la democracia. Su gobierno enfrentó oposición y desconfianza, pero logró aprobar la Ley de Amnistía en octubre de 1977. La Plataforma de Organismos Democráticos negoció con el gobierno, perdiendo influencia, mientras los sindicatos
convocaron una huelga general en noviembre de 1976. La sociedad civil demandaba mejoras económicas, sociales y políticas, incluyendo amnistía y autonomía regional.La Ley para la Reforma Política fue crucial para la transición democrática en España. Estableció la recuperación de la soberanía popular, la elección de Cortes por sufragio universal y la legalización de todos los partidos políticos.Aprobada con amplio respaldo en 1976, sentó las bases para una democracia parlamentaria y la unidad nacional, aunque no contó con el respaldo total de la oposición democrática. El referéndum de 1976 legitimó el proceso reformador del gobierno. Aunque los partidos políticos seguían siendo ilegales, sus líderes actuaban con relativa libertad. La legalización de los partidos llegó en febrero de 1977, excluyendo al PCE inicialmente.En julio, España solicitó negociaciones para ingresar en la CEE, y en noviembre fue aceptada en el Consejo de Europa. Este proceso, iniciado con la Ley para la Reforma Política,definió la transición democrática en España. Los objetivos principales eran las fuerzas armadas, la policía y la Guardia Civil, buscando obstaculizar las reformas democráticas y promover la independencia del País Vasco. La crisis económica mundial desencadenada por el encarecimiento del petróleo en 1973 afectó a España, cuya respuesta inicial fue lenta. A partir de 1975,aumentaron la inflación, el desempleo y el déficit estatal, causando cierres de empresas y disminución de reservas de divisas. Para abordar la crisis, se alcanzaron los Pactos de la Moncloa en octubre de 1977, centrados en sanear la economía, reformar el sistema tributario y avanzar en reformas políticas ysociales. Aunque apoyados por CC.OO., UGT y USO, fueron criticados por su incumplimiento y motivaron manifestaciones entre 1978 y 1982. Las patronales,disconformes, formaron la CEOE. En las elecciones de 1979, Suárez formó gobierno con mayoría simple, pero enfrentó la oposición de algunos sectores de su propio partido. Aunque avanzaban las reformas, la crisis económica, el terrorismo y la desconfianza en UCD y en Suárez aumentaron. Felipe González presentó una moción de censura en mayo de 1980, que no prosperó. Suárez, presionado por la falta de apoyo y la pérdida de confianza, dimitió en enero de1981, siendo sucedido por Leopoldo Calvo Sotelo.Desde 1977, algunos sectores civiles y militares se opusieron a las reformas de Suárez, como la operación Galaxia en 1978 para impedir la firma de la Constitución. Tras la inesperada dimisión de Suárez, un golpe de Estado liderado por el teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Congreso el 23 de febrero de 1981, mientras el capitán general Jaime Milans del Bosch desplegaba tanques en Valencia. La sociedad recibió la noticia con inquietud,pero el rey Juan Carlos I condenó el golpe por televisión, garantizando así la democracia y la obediencia constitucional. Calvo Sotelo fue investido presidente tras el 23-F. Los golpistas fueron detenidos y juzgados, alegando obediencia a órdenes superiores. El gobierno reformó el Servicio de Inteligencia y parcialmente unió a España a la OTAN en diciembre de 1981.


12.2. LA CONSTITUCIÓN En junio de 1977, tras unas elecciones sin carácter constituyente, los diputados se centraron en redactar una constitución inclusiva. Tras desmantelar el antiguo régimen, comenzó un periodo legislativo y constituyente. El rey, en su discurso oficial el 22 de julio de 1977, enfatizó la soberanía nacional y la convivencia democrática. La Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso redactó el texto, aprobado por el Congreso y el Senado el 31 de octubre de 1978. El 6 de diciembre de 1978, la Constitución fue sometida a referéndum y aprobada por el 87% de los votantes. La Constitución de 1978,con sus 169 artículos, reflejaba los principios esenciales de las democracias occidentales y del constitucionalismo español, buscando establecer una sociedad democrática avanzada». El Título Preliminar definía a España como un «Estado social y democrático de Derecho», destacando valores como la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Reconocía la soberanía nacional en el pueblo español y establecía la monarquía parlamentaria,garantizando el derecho a la autonomía dentro de la unidad nacional.Asimismo, separaba los poderes: legislativo en las Cortes, ejecutivo en el gobierno y judicial en jueces y magistrados independientes.El surgimiento del proceso autonómico está vinculado a la aparición de fuerzas políticas nacionalistas que fueron perseguidas durante la dictadura.Convergencia Democrática de Catalunya, liderada por Jordi Pujol, unió varios grupos en el Pacte Democràtic per Catalunya (PDC), mientras que el nacionalismo vasco abarcaba diversas ideologías, desde el PNV hasta el independentismo socialista y el terrorismo de ETA. Tras las elecciones de junio de 1977, estos grupos obtuvieron cierta representación, lo que marcó el inicio de la descentralización del Estado. En Cataluña se restableció la Generalitat y se elaboró un estatuto de autonomía, mientras que en el País Vasco se constituyó el Consejo General Vasco y se preparó un estatuto propio, a pesar de la violencia terrorista. Finalmente, en 1979, se aprobaron los estatutos de autonomía y en 1980 se celebraron las primeras elecciones autonómicas en ambas regiones. Este movimiento reflejaba el deseo generalizado de todas las regiones por obtener autogobierno, aunque en ocasiones las decisiones respondían más a intereses políticos que a consideraciones históricas o nacionalistas. Tras la aprobación de la Constitución en 1978, estos sistemas preautonómicos allanaron el camino para la elaboración de estatutos de autonomía en otras regiones. De esta manera, se completó este complejo proceso de descentralización. Tras las elecciones de junio de 1977, estos grupos obtuvieron cierta representación, marcando el inicio de la descentralización estatal. Cataluña inició el proceso con la reinstauración de la Generalitat y la elaboración de un estatuto de autonomía, seguido por el País Vasco, a pesar de la violencia de ETA. Los estatutos fueron refrendados por las Cortes y aprobados por vascos y catalanes en 1979,celebrando elecciones autonómicas en marzo de 1980.El desarrollo del sistema autonómico en España ha sido complejo y ha estado influenciado por los partidos nacionalistas, especialmente en Cataluña y el País Vasco. La cuestión territorial ha sido históricamente controvertida, marcada por tensiones entre el modelo centralizado y las demandas descentralizadoras.Tras la creación de las autonomías, surgieron conflictos entre el Estado y las comunidades por la transferencia de competencias. Intentos legislativos como la Ley de Armonización del Proceso Autonómico en 1983 no resolvieron las tensiones.La primera demanda soberanista surgió con el Plan Ibarretxe, buscando la autodeterminación del País Vasco, pero fue rechazado por el Congreso en 2005 al no cumplir con la Constitución. El proceso independentista catalán, conocido como el «procés», se inició tras la suspensión de partes del Estatut de Catalunya en 2010. En 2012, el Parlament aprobó una resolución para celebrar un referéndum de autodeterminación. En 2014 se realizó una consulta no reconocida por el gobierno central. En las elecciones de 2015, el independentismo obtuvo mayoría. A pesar de la negativa del gobierno central, se llevó a cabo un referéndum en 2017, seguido por una breve proclamación de independencia por parte del presidente catalán, Carles Puigdemont, que no fue reconocida y llevó a la aplicación del artículo 155 por parte del gobierno central.

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